Descripción general del tercer viaje de C. S. Peirce a Europa
(13 de septiembre-18 de noviembre 1877)



 

 

El tercer viaje de Charles S. Peirce a Europa tuvo lugar entre el 13 de septiembre de 1877 y el 18 de noviembre de ese mismo año. Con una duración de poco más de dos meses constituye la estancia más breve de todas las que Peirce realizó en Europa, y se produce con motivo del encuentro de la International Geodetic Association en Stuttgart, Alemania, del 27 de septiembre al 2 de octubre, en el que Peirce quería defender su tesis sobre la flexión del péndulo y su influencia en la exactitud de las medidas de la gravedad. Se trata, por tanto, de un viaje centrado principalmente en su actividad profesional en el que, además de Stuttgart, visita Leipzig, Berlín y París.


Cubierta de la ponencia de C. S. Peirce
comunicada por E. Plantamour, 27 de agosto de 1877

 

 

1. Antecedentes



Pendulum Station
Stevens Institute,
Hoboken

En octubre de 1876 Peirce se había trasladado a Nueva York con la idea de hacer los preparativos para establecer una estación inicial en Estados Unidos para las determinaciones gravimétricas con el péndulo. En concreto, se instala en el Stevens Institute de Hoboken, Nueva Jersey. El Stevens Institute, fundado en 1870 por una familia de ingenieros, tenía unas excelentes instalaciones de laboratorio y un profesorado de alto nivel en física como Lewis M. Rutherfurd, quien había desarrollado mediciones de la difracción de la luz que Peirce esperaba usar en sus propios experimentos. Zina no acompañó a su esposo a Nueva York, consolidando de esta manera la ruptura que se había producido durante su segundo viaje a Europa. Nunca volvieron a estar juntos, aunque Charles continuó durante algún tiempo con la esperanza de una reconciliación.

El trabajo gravimétrico de Peirce, que había recibido un gran impulso durante el segundo viaje a Europa,  progresaba satisfactoriamente en el año 1877. En febrero, Peirce logró esclarecer el estado de sus cuentas, que habían supuesto uno de los mayores problemas durante el segundo viaje a Europa de 1875-76. Además de sus experimentos gravimétricos, Peirce comenzó a desarrollar en esa época, usando la medición de las difracciones de Rutherfurd, lo que denominó un "spectrum metre" [un espectrómetro] con el que pretendía determinar, de manera más exacta de lo que permitían los instrumentos entonces existentes, una medida para el metro usando la longitud de onda de la luz de sodio.

 

A pesar de su aparente satisfacción con el trabajo para el Coast Survey, Peirce había amenazado en junio de 1877 con abandonarlo, y estaba considerando la posibilidad de una oferta en la Johns Hopkins University, institución a la que seis meses antes le había recomendado William James. Parece que Peirce no estaba muy satisfecho con el trato que recibía en el Coast Survey, en parte porque pensaba que el salario era menor de lo que su valor como científico merecía, y en parte también debido al creciente disgusto —que se había puesto de manifiesto en algunas de las cartas del segundo viaje a Europa— por la manera descuidada en que le trataban.

A pesar de todo Peirce decide continuar en el Coast Survey, tal y como escribe al superintendente C. P. Patterson en una carta de 15 de junio de 1877: "He decidido (…) que no voy a pensar en nada parecido a abandonar el Survey, al que estoy ligado tanto por una honorable obligación como por mis mejores intereses". Continúa por lo tanto su actividad científica y, en septiembre, Peirce escribe a Patterson diciéndole que debería asistir al encuentro de la International Geodetic Association en Stuttgart para defender allí su controvertida afirmación de que la flexión del soporte del péndulo afectaba de forma sustancial a la exactitud de las mediciones pendulares.

Esa controversia sobre la flexión del soporte del péndulo se había iniciado durante el segundo viaje de Peirce por Europa, tal y como él mismo relataría en 1911 —más de treinta años después— en su valiosa carta biográfica a James H. Kehler (L 231):

En el Coast Survey me convertí especialmente en maestro en la cuestión de pesos y medidas. Más tarde me pusieron al cargo de todas las investigaciones del Survey sobre la gravedad. Conseguí permiso para viajar a Europa y estudiar allí los métodos para investigar la gravedad. Mientras estaba en París  sucedió que hubo allí uncongreso de todos los Surveys europeos. Tenía lugar en el Palais des affaires étrangères. Recibí una invitación para asistir a los encuentros. En el primero al que asistí se discutía el tema de la gravedad, y me tomó completamente por sorpresa cuando el presidente, General Ibáñez, me preguntó mi opinión acerca del trabajo que había estado haciendo. Por supuesto, estaba obligado a expresar mi verdadera opinión. Ellos pensaban que estaban midiendo la gravedad con errores que no excedían en 1 millonésima parte, o como mucho en 2. Pero se hacía oscilar el péndulo sobre un trípode de bronce y yo expresé mi opinión muy decididamente a causa del examen que había hecho de ese trípode en Ginebra, que se bamboleaba a causa del péndulo hasta un punto que, aunque no era directamente observable, yo había sido capaz de calcular, midiendo cuánto se movía la parte sobre la que se apoyaba el péndulo mediante una tracción horizontal de un kilo. De donde concluí que todos los valores de la gravedad que habían estado publicando durante los últimos diez años eran demasiado pequeños en aproximadamente 1/10.000 de su valor, o cien veces el error que ellos pensaban que estaban excluyendo.
Ahora bien, se puede pensar que normalmente se requiere unas cien veces más de trabajo de todas clases para reducir un error a 1/10 de su valor anterior. Es decir, si en un mes hubieran logrado medir algo hasta un milímetro, entonces podría esperarse que se necesitarían cien meses de trabajo mental y físico para medir una cosa de forma exacta hasta la décima parte de un milímetro. Si recuerda esto, ¡podrá ver cómo sonó mi afirmación de que su error era cien veces más grande de lo que ellos suponían! Bien, la idea evidentemente era completamente nueva para ellos, y no se atrevieron a decir mucho sobre ello. Sin embargo, al año siguiente tuvieron otro encuentro en Bruselas donde tres de los miembros que supuestamente eran más competentes informaron de ciertos experimentos, en mi opinión de la naturaleza más ridícula. Por ejemplo, uno de ellos había puesto un delicado nivel sobre el soporte de un péndulo de medio segundo, y el nivel no se había movido. Esto se parecía mucho realmente a un avestruz escondiendo su cabeza bajo la arena. (¡Esos niveles delicados requieren casi un minuto para oscilar!). De todos modos informaron de que lo que había encontrado "nuestro colega americano", era, en breve, un fraude. Yo no recibí el informe de ese encuentro hasta casi un año después, aproximadamente entre una quincena y tres semanas antes de un tercer encuentro. Mientras, con el aparato que había conseguido en el extranjero, un duplicado de su modelo más probado hecho para mí con el mayor cuidado por el primer mecánico de Europa, había hecho un montón de trabajo y estaba para ese momento perfectamente seguro de que la magnitud del error que había sostenido en París era tan exactamente correcta como había afirmado. También había mandado que me hicieran un soporte rígido y había probado que el péndulo oscilaba más rápido en ese soporte en la cantidad calculada.

La Geodetic Association estaba entonces debatiendo si invitar a Peirce o no, pero dada la polémica y la necesidad de Peirce de explicar y justificar sus hallazgos,  él sostenía que en cualquier caso debía ir. Sin embargo, según él mismo relata en la carta a Kehler, no le resultó fácil conseguir el permiso (y la financiación para el viaje) del Coast Survey:

 
De modo que solicité de forma inmediata permiso para ausentarme. Bueno, la gente en Washington estaba impresionada por la fama de los caballeros que habían informado en contra de mí en Bruselas. Además, estaban esos celos que revuelven el estómago —¡agh!— hacia un hombre de ciencia que considera el trabajo científico como un acto humilde de adoración a su Dios y a su Creador, ¡no hay palabras! De modo que el permiso para ausentarme me fue denegado. Yo estaba en Nueva York, detenido allí por una orden oficial. Sucedió que en el mismo momento estaba en el Brooklyn Navy Yard o en algún lugar (estoy seguro de que he olvidado dónde, pero en algún lugar cercano) otro compañero del Coast Survey que pensaba que de algún modo estaba en deuda conmigo, y que era un perfecto maestro del inglés de los periódicos. Le envié recado para que se reuniera conmigo a la mañana siguiente en el Century Club (la vieja casa de la 15th St.). Y él y yo preparamos allí media docena de párrafos que mi amigo copió con su exquisita caligrafía después de que hubimos unido nuestras cabezas en su redacción. Entonces, tomé un coche para estar en Park Row cerca de medianoche —apenas un poco más tarde— y corrí a cada uno de la media docena de periódicos matutinos importantes y le dije al muchacho de recepción con aire de gran autoridad: "Suba esto al editor nocturno y dígale que lo publique sin dudarlo", y después me volví a marchar con la misma prisa. A la mañana siguiente, por supuesto, tres de los mejores periódicos tenían nuestros párrafos, y entre ellos el Tribune
.

 


New York Tribune, 21 agosto 1877, p. 4

Cuando lo vi me reí de verdad, pues el párrafo tenía casi el tono de una orden imperativa que debía ejecutarse de inmediato, y sentí que la cosa estaba hecha. Temprano —pienso que era alrededor del mediodía— tenía no un permiso para ausentarme, sino una orden para irme y representar al Survey. Puede creerse que subí a bordo del primer vapor.




2. Desarrollo del viaje

 

 


Vapor Suevia en el que C. S. Peirce viaja de Nueva York a Europa
(13-24 septiembre 1877) [Fuente: Library of Congress]

De esta manera, Peirce parte el 13 de septiembre de 1877 hacia Europa en el vapor Suevia. Durante la travesía Peirce aprovechó para redactar la mayor parte del segundo artículo ("How to Make Our Ideas Clear") de la serie que se publicaría en el Popular Science Monthly al año siguiente, así como la traducción al francés del primero ("The Fixation of Belief"). En ese segundo artículo Peirce enunciaba por primera vez su máxima pragmática, y así lo relataba él mismo treinta años después, afirmando que había ocupado su viaje en escribir un artículo en el que enunciaba esa máxima lógica:

Solo había cuatro pasajeros de primera clase además de mí, dos señoras que viajaban solas y dos caballeros que también viajaban solos, igualmente indefensos. Congeniaron bien mutuamente y se emparejaron. Esto hizo que la sala de fumadores quedara entera para mí, y estuve ocupado escribiendo un artículo en el que enunciaba una máxima lógica (MS 328, c.1905).

 

Esos dos artículos, junto con los cuatro restantes que conforman la serie publicada en 1878, ponían de manifiesto la experiencia y la dedicación de Peirce a la ciencia experimental durante una década, una dedicación en la que los dos primeros viajes a Europa habían jugado un importante papel. Peirce, convencido del valor de la ciencia y animado por los elogios que había recibido de importantes científicos y lógicos europeos, se propone explicar cómo funciona la ciencia y comienza a expresar de manera formal su método científico, que entiende como una lógica de la ciencia. Peirce ataca el fundacionalismo cartesiano y ofrece un punto de partida falible desde la experiencia.

A su llegada a Plymouth el lunes 24 de septiembre, Peirce pasa por Londres y sigue viaje por la noche a través de Dover y Ostende hasta Bruselas, donde toma el tren nocturno hasta Stuttgart. Como describe en sus cartas allí encuentra a viejos amigos que le dispensaron una gran acogida, entre ellos Theodor von Oppolzer y el viejo general Baeyer. En la carta a Kehler de 1911 relata ese encuentro de la siguiente manera:

Llegué al hotel por la tarde durante la cena. Sabía que había dos hombres que creían en mí, o más bien uno y un tercio. El uno era el General Baeyer, el líder de la geodesia europea. El tercio era una fracción de Mr. Emile Plantamour, que me había visto trabajar en Ginebra. Me encontré con el General Baeyer y su hija en el pasillo del hotel cuando me iban a mostrar la habitación, y el viejo general, que había estado luchando por mí todo el día pero que realmente no sabía mucho acerca de la cuestión, estaba tan encantado de verme que ¡me rodeó con los brazos y me besó en las dos mejillas!

Hotel Marquardt hacia 1900, Stuttgart
[Fuente: Wikiwand]


A la mañana siguiente se inicia el encuentro, que Peirce describirá así:

Era una reunión particularmente distinguida, ya que había allí varios hombres que no eran geodestas regulares, como Henry St. Claire DevilleM. Faye, etc. Comencé con la teoría matemática a la que —al encontrarla— había logrado dar una forma en la que cualquiera de aquellos hombres podría ver que era correcta. Después describí el instrumento mediante el que había registrado automáticamente los instantes del paso del péndulo por la vertical, mientras estaba oscilando sobre el trípode de bronce y cuando estaba oscilando sobre un soporte apropiadamente rígido. Tenía las hojas del cronógrafo conmigo y toda la demostración estaba completa, y cuando me senté los tres antagonistas de Bruselas se levantaron uno detrás de otro y admitieron muy generosamente que tenía toda la razón. Desde ese momento se me reconoció como la cabeza de esa pequeña rama o ramita de la ciencia.

El congreso de Stuttgart se celebra entre los días 27 de septiembre y 2 de octubre de 1877. En una carta al superintendente Patterson (29 de septiembre de 1877) Peirce describirá de esta manera lo que podría considerarse como el momento culminante de su carrera científica:

Todos los asistentes se levantaron y el presidente me dio la bienvenida a la asociación, a lo que respondí agradeciéndole en mi nombre y en el del Coast Survey. Después de que se leyeran los informes habituales de diversos países (…) se comenzó de inmediato, aunque no era lo que tocaba, con el asunto del péndulo. El profesor Plantamour, como presidente del comité especial sobre ese tema, abrió la discusión y describió los experimentos que había llegado a hacer como consecuencia de mis investigaciones. (…) Todo el mundo habla de mi trabajo como muy importante y como algo que marca una época en el trabajo pendular.

En el volumen de las actas del encuentro de Stuttgart, se publicó como Anexo Ib la memoria en francés que Peirce había enviado por adelantado a través de Plantamour sobre el efecto de la flexión en el soporte y las oscilaciones del péndulo reversible. Se publicaron junto a ella las notas de Cellerier (Anexo Ia) y de Oppolzer (Anexos Ic y Id) que venían a confirmar los hallazgos de Peirce. Su participación en el congreso supuso además la primera representación formal de una agencia científica americana en las sesiones de una asociación científica internacional.

Durante las discusiones del encuentro, Hervé Faye, presidente de la Oficina de Longitudes de París, sugirió que la oscilación del soporte podía evitarse oscilando desde el mismo soporte dos péndulos con amplitudes iguales pero con fases opuestas. Peirce realizaría después una investigación mecánica analítica de la propuesta de Faye, concluyendo que era tan sólida como brillante ["On a Method for swinging Pendulums for the determination of Gravity, proposed by M. Faye", The American Journal of Science and Arts 118 (agosto 1879), 112-119].

Tras el éxito de Stuttgart, Charles S. Peirce viaja a Leipzig donde intenta infructuosamente publicar sus artículos en una revista. De Leipzig pasa a Berlín, donde coincide con Plantamour en el Observatorio dirigido por Foerster. Allí realiza durante los días 15-18 de octubre comparaciones entre el péndulo norteamericano y el prusiano, como puede verse su cuaderno de Berlín.

De Berlín viaja a París: allí organiza la publicación en la Revue Philosophique de los artículos preparados durante el viaje, visita el Observatorio y a los Brunner, fabricantes de instrumentos. Pasa un día con Deville en su laboratorio y atiende una sesión de las cinco Academias en el Instituto de Francia donde Faye impartía una brillante conferencia.

 

El día 1 de noviembre viaja a Rouen, donde admira su catedral, y el 2 de noviembre de 1877 regresa desde El Havre a los Estados Unidos en el vapor Herder. Llegará el día 18 y poco después sufrirá una crisis nerviosa, quizá causada por el exceso de trabajo y de actividad de los meses anteriores.

 


Vapor Herder

 

 Este tercer viaje a Europa y la participación de Peirce en el encuentro de la International Geodetic Association supuso un importante triunfo para su carrera profesional, y tanto el superintendente Carlile P. Patterson como su padre Benjamin Peirce quedaron muy satisfechos con el éxito de Charles, por lo que fue recomendado para un aumento de sueldo.

 



Fuentes


Autora: Sara Barrena (2016)

Proyecto de Investigación "La correspondencia del tercer viaje europeo de Charles S. Peirce (septiembre-noviembre 1877)"

Fecha del documento: 18 de octubre 2016
Última actualización: 15 de junio 2022
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