La observación del eclipse de sol en Catania
(15-22 de diciembre 1870)



Charles S. Peirce había visitado Catania el 20 de septiembre de 1870 en su viaje exploratorio inicial. No conservará un buen recuerdo de esa estancia. Así escribe a su esposa en la carta del 22 de septiembre:




Strada Atenea, Catania, foto de Giorgio Sommer, c. 1870
Cuando llegué a Catania fui al Gran Hotel de Catania —un lugar infame donde mi factura por un día era de ¡28 francos y 70 céntimos! Lo peor es que debo volver allí porque envié gran cantidad de ropa a la lavandería. Las antigüedades de Catania son muchas e insignificantes, y por tanto del todo calculadas para aburrir al visitante.

La única cosa que me interesó fue un bello busto de Faustina, que no podía cansarme de mirar. Marco Aurelio y yo somos quizás las únicas personas que hemos apreciado alguna vez a esta gran criatura. He ahí otra cosa que no puede ser reproducida. La memoria misma no puede hacer justicia a ese bello trabajo.
Además de eso vi un gran monasterio —uno de los más grandes en Europa. Regocijó mi corazón ver esa enorme y silenciosa casa para el estudio, ver ese semillero para la castidad, verla, digo, ocupada por soldados y saber que ahora no quedan más que dos monjes.

Desafortunadamente, los italianos están tan abrumados por su historia y sus reliquias y se han convertido de la gente más severa y seria en tan poéticos y poco prácticos que nunca pueden llegar a nada. Es una pena, pues podrían llegar a ser una buena raza si no fuera por eso.



Claustro de los Benedictinos, Catania, foto de Giorgio Sommer, c. 1870


A Charles S. Peirce le impresionaron el Etna y las masas de lava arrojadas por sus erupciones. El día 21 de septiembre viajará en tren a Lentini, donde se contagiará de unas fiebres que le durarán varios meses. Después siguió su viaje, pasando por Siracusa y embarcándose en vapor hacia Nápoles. Regresará tres meses después con la expedición norteamericana para la observación del eclipse en las proximidades de Catania.




La expedición norteamericana encabezada por Benjamin Peirce llegó a Catania en torno al 15 de diciembre de 1870 para hacer los oportunos preparativos para la observación del eclipse que tendría lugar el día 22 de diciembre hacia el mediodía. Según el reportaje de Zina Fay, se alojaron en el Monasterio de los Benedictinos. Reproducimos aquí su crónica de la llegada a Catania:




Monasterio de los Benedictinos de Catania en la actualidad
[Fuente: Monastero dei Benedittini Catania]
Sicilia es, sin duda, una tierra encantada. Yo no pensaba lo mismo cuando a las diez de la noche llegamos a Catania y fuimos recibidos en la estación por la vanguardia de la expedición, que informó al profesor Peirce de que las autoridades de la ciudad habían puesto el monasterio vacío de los Benedictinos al servicio de las expediciones americana e inglesa del eclipse, y que el hotel era "excelente".

Pronto llegamos a él y lo encontramos grande y nuevo, rodeado de un jardín y cuidado por un generoso alemán de cara honrada [Herr Werdenberg], que nos daba el máximo del confort que uno puede obtener en el continente. Todo estaba fresco, limpio y aireado; y aunque no había fuegos encendidos [chimeneas], las alfombras en los suelos (cosa casi desconocida en Sicilia) proporcionaban el calor extra que requería la época.

Era el 12 de diciembre, pero mi gran ventana estaba completamente abierta, las cortinas revoloteaban en una brisa suave, y desde mi balcón podía o bien mirar abajo a un rosal floreciente en el jardín, o por encima de los tejados a la cima nevada del Etna, que con toda su majestad llenaba el horizonte norte y parecía dominar toda la región alrededor de ella. La copa de nuestro contento se desbordó completamente cuando, habiendo encontrado Sicilia, Catania, nuestro hotel, y nuestras habitaciones todo encantador, fuimos llamados abajo para un "desayuno de tenedor" [fork-breakfast], como libremente lo tradujimos, y nos sirvieron un pescado delicioso, un hermoso bistec, patatas fritas, café y vin ordinaire tanto como uno pudiera querer.


Es probable que el alojamiento de una expedición tan numerosa estuviera distribuida entre el antiguo monasterio de Benedictinos y el Grande Albergo, pues se conserva el telegrama del 22 de diciembre de Gaetano Cacciatore desde Augusta dirigido a Benjamin Peirce en el Grande Albergo de Catania. En el informe de W. H. C. con instrucciones para el viaje de Londres a Catania se dan las siguientes instrucciones sobre el alojamiento en esta ciudad:

"El hotel en el que alojarse, si es posible es el Grande Albergo, que lleva Herr Wenderberg, en el que hay todo confort, el salón muy pequeño se salva por la agradable sala de billar. Las habitaciones delanteras miran hacia el norte y son frías e inadecuadas para inválidos pero permiten (especialmente las del tercer piso) una vista muy espléndida del Etna, los amaneceres y atardeceres vistos desde ellas son soberbios. Las habitaciones de detrás son mucho más cálidas pero por supuesto no tienen vistas a Mongibello. El Grand Hotel Central es un establecimiento italiano en la Piazza della Università y puede ser considerado como el segundo, aunque muy inferior al alojamiento primeramente mencionado". [Fuente: W. H. C. "From London to Catania", Nature 3/56 (24 de noviembre 1870), 68]






La expedición norteamericana incluía a un buen número de observadores, además de Benjamin y Charles S. Peirce. Formaban parte del grupo Charles A. Schott (1826-1901), William Eimbeck (1841-1909), James C. Watson (1838-1888), Christian Henry Frederick Peters (1813-1890), Henry Larcom Abbot (1831-1927), Henry (Harry) Giles Fitz (1847-1939), Andrew Burgess (1837-1908), Jonathan Homer Lane (1819-1880) y el fotógrafo Daniel C. Chapman. Venían también en la expedición su esposa Zina Fay Peirce, que hará un dibujo de la corona solar en el eclipse, su hermano pequeño Herbert H. D. Peirce (1849-1916) y Anna M. Parsons (1821-1881), esposa de T. W. Parsons y su cuñado Luigi Monti (1830-1914), cónsul americano en Palermo. Además, hubo un grupo del Observatorio Naval de los Estados Unidos asentado en Siracusa, formado por William Harkness (1837-1903), Asaph Hall (1829-1907), John R. Eastman (1836-1913) y su esposa, Mary J. Ambrose. También participó en la observación en Siracusa George L. Tupman (1838-1922). Pueden verse aquí debajo las dos fotos "oficiales" que se conservan del grupo norteamericano:


Fotografías del grupo de observadores norteamericanos el 23 de diciembre de 1870, jardín del monasterio de los Benedictinos, Catania, Sicilia. Para la identificación de las personas que en ellas aparecen puede verse: "Grupo de observadores americanos del eclipse solar 23 diciembre 1870, Catania, Sicilia" (A) y "Grupo de observadores americanos del eclipse solar 23 diciembre 1870, Catania, Sicilia" (B).


Como indicará con cierto orgullo Benjamin Peirce en su informe oficial, incluido en el Coast Survey Report de 1871 (Appendix nº 16a): "Las observaciones de ese eclipse tuvieron como resultado general la reivindicación triunfante de las observaciones americanas del año anterior [Eclipse de sol, Shelbyville, Kentucky, 7 agosto 1869], cuya novedad las había hecho algo sospechosas en Europa, así como el establecimiento de la superior precisión de las predicciones lunares americanas. Se observaron algunas características nuevas en la corona y en la cromosfera, y se multiplicaron otras observaciones". Se reproducen a continuación algunos párrafos selectos de ese informe con algunas ilustraciones:


Benjamin Peirce c. 1870
El grupo organizado para el servicio en Sicilia tenía asignada la triple misión de hacer medidas de precisión, incluyendo la determinación de la posición geográfica y la hora local de contacto, de conseguir impresiones fotográficas de las distintas fases del eclipse y de la corona, y de analizar la corona por medio del polariscopio y del espectroscopio. Los fenómenos acompañantes también tenían que ser registrados. Para aumentar tanto como fuera posible las posibilidades del clima, el grupo fue diseminado a lo largo de un área tan grande como podía convenientemente abarcarse, una precaución que resultó de gran valor, como puede deducirse del relato de los trabajos del grupo.
Durante toda nuestra estancia se mantuvo una cooperación muy cordial con el grupo de observadores británicos, varios miembros del cual tomaron posiciones en Catania. Durante la estancia en Inglaterra y en el continente, de camino al lugar de observación, se aprovechó la oportunidad para conseguir instrumentos adicionales requeridos para nuestro propósito.

Como se explica en "Segundo viaje de Benjamin Peirce a Europa (13 octubre 1870-enero 1871)" con gran detenimiento y aportando la documentación disponible, fue Benjamin Peirce en su estancia previa en Londres quien consiguió que el primer ministro Gladstone apoyara y pusiera en marcha la expedición británica encabezada por J. Norman Lockyer. El informe de Benjamin Peirce prosigue agradeciendo el apoyo de los cónsules y de otras autoridades para el éxito de la expedición y describe la distribución del grupo de observadores y los resultados obtenidos:

El grupo está en deuda con el Sr. Wilding, nuestro vice-cónsul en Liverpool, y con el Signor Cattaneo, cónsul italiano en ese puerto, por facilitar el paso de nuestros instrumentos a través de la aduana de Mesina. Debemos agradecimiento especialmente, por la muy eficaz ayuda prestada para recibir, almacenar y enviar nuestros instrumentos y devolverlos a Nueva York, a nuestro cónsul en Mesina, Sr. F. W. Behn, y al vice-cónsul en Catania, Sr. Augustus Peratoner. Estábamos en deuda, también, con el Prof. Lorenzo Madden y el Prof. Orazio Silvestri, de Catania, por su ayuda, y con las autoridades municipales por el permiso para usar los terrenos ocupados por los observadores.
Se mencionará brevemente la distribución del grupo en las inmediaciones de Catania y la naturaleza de los resultados obtenidos.
Nuestro asentamiento principal fue en el jardín del Convento Benedictino de San Nicolò, en la parte oeste de la ciudad, una situación seleccionada por el Asistente Charles A. Schott, quien determinó, a principios de diciembre, la latitud y la longitud, y también la hora local.

El Señor L. M. Rutherfurd de Nueva York proporcionó aparatos fotográficos para su uso por el Sr. H. G. Fitz, óptico, que fue enviado a cargo del ecuatorial, y fue ayudado por el Sr. D. C. Chapman y Sr. Burgess, fotógrafos. Para determinar el tiempo y la latitud el Sr. Schott usó el telescopio meridiano portátil, C. S. Nº 9, y el cronómetro sidéreo, Kessels, 1287, que fue calibrado en Washington y comprobado en Londres, Berlín, Munich y Nápoles.

Para comparaciones de la hora local el grupo está en deuda con el Dr. Förster, director del observatorio de Berlín; con el Dr. Lamont, director del observatorio de Munich; y con el prof. De Gasparis, director, y el Sr. Fergola, asistente, del observatorio de Capo di Monte en Nápoles.

Charles A. Schott en la tienda de observación
instalada en el jardín del Monasterio de los Benedictinos


Como muestra el informe de Benjamin Peirce, los siete días anteriores al eclipse (22 de diciembre) fueron dedicados a hacer determinaciones para garantizar la exactitud de los aparatos de medición. Puede leerse aquí la cuidadosa descripción que hace Benjamin Peirce de estos preparativos:




Grupo de observadores ingleses en el jardín del monasterio. [Fuente: Fotografía de Carl Vogel, Darwin Archive 238.7:29, reproducida de The Correspondence of Charles Darwin, vol 18: 1870, Cambridge University Press, p. 320].
Se registraron tránsitos durante cinco noches, y se observaron trece pares de estrellas por latitud; la longitud depende de la de Nápoles y Munich. Para asegurar la exactitud, el Sr. H. H. D. Peirce comparó los tiempos del cronómetro en Siracusa con el grupo de observadores del Observatorio Naval de Estados Unidos, verificando así la determinación de la longitud de los respectivos asentamientos.

Unos cuantos cronómetros fueron calibrados por adelantado para el uso de los observadores, y se hizo una pequeña triangulación uniendo las estaciones del eclipse en el jardín con la triangulación del Dr. Peters y el barón Waltershausen, que estudiaron esas inmediaciones con anterioridad al año 1841. Es gratificante señalar la estrecha concordancia entre las determinaciones astronómicas tempranas y aquellas que realizamos treinta años después.

Las señales de tiempo de los heliotropos fueron enviadas y recibidas por los observadores en Catania y en el asentamiento de Monti Rossi. Mr. Schott incluyó, en su serie de posiciones geográficas, los tres lugares ocupados en el jardín del convento, dos por el grupo inglés a cargo del Sr. J. Norman Lockyer, y el otro por el Sr. J. H. Lane, de la Oficina de Pesos y Medidas de los Estados Unidos que, aunque plenamente preparado para las observaciones espectroscópicas, no pudo registrar resultados especiales por el clima desfavorable.


El grupo fotográfico consiguió cuarenta y cinco negativos del sol, diecisiete durante el eclipse y antes de la totalidad, y catorce después de ella, a intervalos regulares, aprovechando los claros entre las nubes. La dirección de un paralelo de declinación fue indicada por la imagen de una línea, tan ajustada antes del eclipse que podría verse un punto solar moviéndose a lo largo de esa línea durante el tránsito. El Sr. Fitz manejó el ecuatorial y midió el tiempo de las fotografías. Se hizo un intento de asegurar una impresión durante la aparición momentánea de una porción de la corona mediante una cámara ordinaria. El momento del primer contacto fue anotado por el Sr. Schott, que fue avisado mediante una pistola disparada por un miembro del grupo inglés (la información acordada), indicando que el Sr. Lockyer ya había observado espectroscópicamente la aproximación del limbo de la luna a la cromosfera solar. Las densas nubes que vinieron por la dirección del Monte Etna, y hacia su oeste, estropearon todos los intentos de observar los momentos de los contactos interiores y del último contacto. Sin embargo, el Sr. Schott vio, a través de una rendija en las nubes, una parte de la corona, hacia el norte y el este del centro del sol, durante aproximadamente tres segundos. Aparecía en vivo contraste, casi concéntrico con el limbo de la luna, de una luz blanca plateada, extendiéndose, según la estimación, hasta aproximadamente un tercio del radio de la luna. La luz teñida de naranja-amarillo que acompaña usualmente a los eclipses totales fue vista alrededor del horizonte sur y este. El primer contacto o comienzo del eclipse, tal y como se predijo a partir de los datos en el American Ephemeris, fue sólo 3.9 segundos antes de la hora efectivamente señalada en la observación de Catania.

Grupo de observadores británicos en una terraza
del patio del Monasterio de Benedictinos, Catania
[Fuente: Royal Astronomical Society. Sciencephotolibrary 
RAS Archives, ADD. 94, n. 40, Syracuse 1870]


Mi propio asentamiento estaba unas tres millas al norte de Catania, en la villa del Marqués de San Giuliano, cuya atenta cortesía es motivo de un agradecido recuerdo. El clima fue allí más favorable que en la ciudad, y proporcionó una visión completa de la corona, cuyo estudio se convirtió en un objeto especial. El Sr. C. S. Peirce observó con un polariscopio y obtuvo buenos resultados. La Sra. de C. S. Peirce tuvo éxito al dibujar la corona, y reconoció claramente las hendiduras oscuras que habían llegado a ser materia de discusión, y que fueron fotografiadas por el Sr. Brothers, del equipo británico, en otro asentamiento.



[Fuente:Appendix No. 16. Reports of Observations
upon the Total Solar Eclipse of December 22, 1870
]

[Fuente: Richard A. Proctor: The Sun,
Londres, Longmans, Green, 1872, p. 400]

[Fuente: Henry E. Roscoe, 
The Life & Experiences of Sir Henry Enfield Roscoe Written by Himself,
Londres, MacMillan, 1906, 161].

Más hacia el norte estaban situados Brevet Brigadier-General H. L. Abbot, ingeniero de los Estados Unidos, Prof. Roscoe, de Inglaterra, y Signor Almerico da Schio, Dr. Vogel, de Berlín y otros. Su objetivo era observar los fenómenos del eclipse a la mayor altura posible en la ladera sur del Monte Etna, para compararlos con observaciones similares realizadas en asentamientos cercanos al nivel del mar. Hay que lamentar mucho que este grupo fuera sorprendido por una tormenta de nieve, que oscureció el cielo y les obligó a descender durante el tiempo del eclipse.
Unas pocas millas hacia el oeste y el norte de Catania, en una de las señales trigonométricas en la cumbre oeste del Monti Rossi, el Dr. C. H. F. Peters, de Hamilton College, Clinton, Nueva York, y el Sub-Asistente W. Eimbeck seleccionaron una posición para observar el eclipse. El Dr. Peters tenía un aparato-espectroscopio, y el Sr. Eimbeck un buscador de cometas. Este grupo también tuvo clima desfavorable, pero pudo anotar los momentos del primer contacto y del último; el último a través de una densa neblina. Los contactos interiores se perdieron a causa de una tormenta de granizo que pasaba. El Sr. Eimbeck también ayudó al Sr. Schott a registrar tránsitos y otras observaciones en Catania.
El Prof. J. C. Watson, de Ann Arbor, Michigan, ocupó un asentamiento en las tierras altas cercanas a Carlentini. El clima allí fue favorable durante el tiempo de la totalidad. El Prof. Watson hizo observaciones, que resultaron en dos dibujos a color de la corona, con un detalle y una exactitud sin par [puede verse a la derecha el dibujo con la visión telescópica y en PDF la visión a simple vista]. El Dr. T. W. Parsons, en Siracusa, también hizo una elaborada representación en color del eclipse.

Se verá de este modo que mi equipo en Sicilia estaba distribuido en el norte de la trayectoria del eclipse total, mientras que los asentamientos en el sur estaban ocupados por el grupo del Observatorio Naval de Estados Unidos. Los asentamientos en la línea central estaban ocupados por los astrónomos italianos, incluyendo al Padre Secchi, al Prof. Cacciatore y otros.

[Fuente: Coast Survey Report for 1870, Appendix nº16]


Panorama de Catania, foto de Giorgio Sommer, c. 1886

Se encontrará una explicación detallada de los resultados de las observaciones en el Apéndice Nº 16 del Informe de 1870. Se trata de las cartas dirigidas al superintendente por parte de los seis observadores siguientes:

-Charles A. Schott, Coast Survey Office, 1 de mayo 1871 [pp. 115-120].

-J. Homer Lane [pp. 120-125].

-Charles S. Peirce, Washington 30 de junio 1873 [p. 125].

-Zina Fay Peirce, Report of Mrs. Charles S. Peirce [pp. 125-127].

-Henry L. Abbot, Willet's Point, N. Y., 9 de febrero 1871 [pp. 128-129].

-James C. Watson, Observations made at Carlentini, Ann Arbor, marzo 1871 [pp. 129-134].

Resulta también muy interesante el informe del fotógrafo Daniel C. Chapman sobre su viaje a Sicilia y las fotos obtenidas: "Photographing the Solar Eclipse of 1870", Transactions, American Institute (1870-71).

En el cuaderno de notas de Christian Henry Frederick Peters (1813-1890), que se conserva en los Hamilton College Archives, hay una página manuscrita con una distribución muy completa de los observadores en los diversos emplazamientos que Peters debió de utilizar para preparar su informe de la observación; este informe se publicó en el Report of the superintendent of the United States Coast Survey, showing the progress of the Survey during the year 1871 (Government Printing Office, Washington, 1874, 180-184).

Para la historia del desarrollo de Catania a partir de 1870 puede consultarse la espléndida obra editada por Irene Donatella Aprile, Catania 1870-1939: Cultura, memoria, tutela, Palermo, Servizio Soprintendenza per i Beni Culturali e Ambientali di Catania, 2011. De esta publicación hemos extraído las siguientes ilustraciones:



[Fuente Catania 1870-1939: Cultura, memoria, tutela, p. 8]


Plano incluido en la "Memoria I Sull’ingrandimento del Porto di Catania",
Carmelo Sciuto Patti, 1863


Plano incluido en el informe del 4 marzo 1865 "Progetto per la traversata di Catania"


Proyecto de Investigación "The Cosmopolitan Peirce": los viajes europeos de Charles S. Peirce (1870-1883)"

Fecha del documento: 28 de julio 2020
Última actualización: 27 de octubre 2022
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