3. 1. The first proyects
BRAMANTE in the VATICAN
Serlio transmitió el proyecto de Bramante para el patio que unía los palacios pontificios del Vaticano con una pequeña villa de descanso -el Belvedere-; hoy forma el patio central de los museos vaticanos. Pervive con bastantes cambios. Al fondo de ese patio se encontraba una monumental escalera circular dentro de un nicho (que todavía subsiste).
El primer proyecto de Bramante fue rápidamente corregido, con mayores grosores de muros. Intervino en él, al parecer, Baldasarre Peruzzi, que trabajaría también con Rafael, y llegaría a ser un arquitecto brillantísimo.
Rafael de Urbino intentó después convertir los inicios de la planta central, en una gran basílica longitudinal.
Sin embargo, el primer proyecto definitivamente realizable se debió a Antonio de Sangallo el joven, que llevó adelante las obras de los cruceros hasta su muerte. Era una especie de solución de compromiso entre un volumen longitudinal presidido por una pareja de torres en fachada, y un espacio centralizado.
Es un proyecto en sí mismo muy interesante, tanto en la concepción general como en los detalles.
Sangallo se enfrentó con el problema de dotar de un alzado consistente a un edificio que presentaba alturas muy diferentes, todas ellas de dimensiones extraordinarias.
Puede achacarse a Sangallo que, frente a Rafael, Peruzzi o Miguel Ángel, resultaba demasiado convencional. Pero poseía un gran dominio del potencial monumental inherente al clasicismo arquitectónico. Y en este proyecto, aplicó de manera ingeniosa las lecciones que se aprendían de los antiguos : se basó en combinaciones regulares de órdenes y arcos y grandes áticos, que permitían "absorver" en fachada las alturas correspondientes a las bóvedas, Sobre ellos se disponían otros órdenes flanqueando arcos, y coronados por otros áticos.
La fachada principal es, dentro de este juego de órdenes, un acierto. Aunque Sangallo se vió obligado a hacer malabarismos para articular coherentemente las altas torres. El proyecto, del que se conservan algunos planos y una maqueta de gran tamaño y muy detallada, ofrecía una apariencia unitaria y extraordinariamente noble, en cierto modo consciente de su tamaño inaudito.
Su proyecto fue enteramente eclipsado por el de Miguel Ángel, que, aunque tuvo que aprovechar los pilares centrales, hizo de moler las partes ya construidas de las grandes girolas que se trazaban en torno a los cuatro ábsides de la basílica.
