5. 2. Level one : the types

Las formas generales que adopta un edificio son variadísimas. Lo común es presentar "tipos" de edificios. Pero cualquier experto en historia del arte sabe lo inútil que resulta una clasificación así : los tipos, aunque sean ideas compartidas (o porque lo son), parecen muy imprecisos. Y cabe encontrar una infinidad de ellos, en cada cultura y tiempo.

Será más práctico recordar algunos de los temas elementales que entran en la composición de los tipos. Esos temas aparecen en todas las civilizaciones; pueden ordenarse de distintos modos, y recibir distintas denominaciones. Aquí los llamaré "arquetipos" y, como tales, son recursos de dignificación que operan en el nivel de las configuraciones generales.

the ARchetypeS

Este término tiene una cierta historia y no siempre se ha considerado del mismo modo 18. En este caso, los consideramos como fórmulas efectivas sin significación precisa; simplemente dignifican. Se distinguen entre ellos algunos que ordenan singularmente el espacio, constituyendo lugares (fig 1).

El hito : constituído por cualquier señal, preferentemente una eminencia, un elemento vertical de cierto tamaño o notoriedad. El hito induce a su alrededor un cierto campo de gravedad : todo el espacio circundante queda referido a él. Y sugiere inmediatamente lo estable, lo perdurable, y lo memorable. Hitos son los menhires, obeliscos, estelas funerarias, las piedras miliares y las torres. Su efectividad invita a cargarlos de significados convencionales 19.

La vía : ordena igualmente el espacio que surca y que queda referido a ella. Y apunta y realza su propia dirección y meta, que puede ser, precisamente, un hito. Al contrario que éste, sugiere ideas de transcurso, de constante fluir, de precariedad. Con facilidad queda recogido este recurso en imagen poética de la vida y del tiempo. Y cargado de connotaciones religiosas para el cristianismo y el budismo.

La encrucijada : marca un punto fijo en el devenir del camino, que resulta de referencia fácil para las vías convergentes y el espacio circundante. Igualmente sugiere confluencia, encuentro feliz, y complejidad; fácilmente se convierte en imagen literaria.

Otros arquetipos se refieren a la acotación de ámbitos (fig 2).

La zona : representa cualquier hecho ordenador del espacio que produce una acotación, aunque sea meramente psicológica. Debe sugerir una cierta extensión, no sólo un punto. Domina su espacio una presencia que se siente de mil modos, y lo caracteriza. Esto es el genius loci 20.

El umbral : es consecuencia del anterior. La zona puede tener una entrada privilegiada; el umbral divide el espacio en dos partes distintas y sucesivas. Sugiere la idea de nueva etapa; y supone a veces adentrarse en lo desconocido, transformarse, y olvidar cuanto precede. También se usa como imagen literaria.

Existen también arquetipos de cualificación de ámbitos, es decir, fórmulas básicas que otorgan cualidades al espacio limitado (fig 3).

Bastaría mencionar el ámbito longitudinal o de pasaje, que suscita fuertes tensiones que lo atraviesan, y destacan sus testeros, convirtiéndolos en presidencias. Y por otro lado, el ámbito central o de acogida, que crea en su centro una tensión misteriosa, capaz de realzar cuanto ahí se coloque.

Existen algunos especialmente interesantes, los arquetipos de jerarquía, que en un conjunto destacan y enaltecen elementos singulares. Provienen directamente de usos humanos universales (fig 4).

Axialidad orgánica : las reglas de la dignidad parecen prescribir que el edificio ha de presentar una forma unitaria : aunque sea complejo debe verse como unidad. Para conseguir aunar lo complejo y vario deberá cobrar la condición de un organismo.

Los edificios complejos presentan con frecuencia una organización que recuerda, aunque sea vagamente, un organismo animal, perfectamente centralizado en torno a un eje, o una familia de ejes; o bien, con un plano de simetría que establecen la dirección de gravedad y la dirección de movimiento principal. Las plantas de un hospital, una iglesia y un palacio suelen adoptar formas vagamente orgánicas (fig 5) 21.

Figura 4B

Frontalidad : todo edificio suele presentar una extraña similitud con nuestro modo de percibir el cuerpo humano. El hombre no es un objeto cualquiera; su cuerpo presenta una marcada orientación : una cara y una espalda 22; y por tanto, impone a su alrededor un delante y un detrás. La relación de un ser humano con otro se realiza cara a cara 23. En general, los edificios también tienen una cara que mostrar, unos costados irrelevantes, y una espalda que guardar. Hay una fachada principal y otra trasera : basta contemplar la planta para percibirlo (fig 6, 7).

No obstante, un edificio se diferencia de un cuerpo humano en que puede tener varias caras, ser auténticamente polifacético.

El estrado : la eminencia física, lo sobresaliente, es inmediata expresión de autoridad. Tiene aplicación directa a la arquitectura. Si el pedestal se multiplica se convierte en escalinata (fig 8, 9, 10).

La corona : la cabeza enriquecida y engrandecida por algún ornato es muestra inequívoca de jerarquía. Esta idea la aprovechan los frontones y cúpulas (fig 8, 9).

La custodia : los custodios flanquean, defienden y enmarcan la persona principal. Diversos elementos, como torres, columnas, etc. aprovechan esta idea. Su iteración produce una formación, una batería de custodias, que resulta un recurso muy efectivo (fig 8, 9) 24.

El baldaquino : cualquier protección situada sobre alguien —una sombrilla, palio, tejaroz, dosel, pabellón— parece realzarlo, darle vigor, estatura, prometerle de algún modo asistencias superiores, y ampararle de insidias. También es directamente aplicable a la arquitectura (fig 10, 11) 25.

western temple. ancient times

La historia del templo en Occidente constituye el nervio de la tradición ornamental. Los requisitos prácticos de un templo son mínimos : un receptáculo para reunir una congregación. Bastaría algo muy elemental, pero como ha de ser máximamente digno, la configuración general se enriquecerá, como veremos, hasta aglutinar en una unidad los arquetipos más efectivos. Ese intento de cualificar el ámbito dará lugar a ingeniar la mejor serie de concepciones estructurales que haya visto el mundo : grandes estructuras, ricamente presentadas para servir de marco a ceremonias litúrgicas (fig 12).

Los templos de mayor tamaño introdujeron en su interior, para disminuir luces, hileras de columnas, nuevas formaciones, que subrayaban la dirección de la nave hacia la presidencia, que ocupaba la imagen. Los templos romanos tomaron la misma forma, aumentando únicamente sus acentos ornamentales (fig 13).

Pero en la arquitectura civil romana se produjeron avances insospechados en el tratamiento de configuraciones generales. Desde los primeros tiempos del imperio, un nuevo material, la argamasa romana, permitió la construcción de interiores con formas de cubierta continua : bóvedas y cúpulas; ámbitos de mucha mayor cualificación espacial. Tras experiencias en obras de poca imagen, esta técnica se aplicó de un modo feliz en las residencias imperiales, como la Domus Aurea, del emperador Nerón 26; y en templos, como el inmenso Panteón. Este edificio y más todavía las grandes termas, los descomunales baños públicos de Roma, muestran las posibilidades y las limitaciones de la arquitectura romana (fig 14). Sus ámbitos pueden enlazar algunos temas elementales : cúpulas y ábsides, pero rara vez superan ese nivel de complejidad.

Los cristianos prefirieron edificios más modestos, con capacidad suficiente. La basílica cristiana tomó su modelo de la romana : edificio alargado, con formaciones de columnas, un arco triunfal —un umbral— y un ábside, espacio de acogida, recuerdo de un ámbito central (fig 15).

Se construyeron también baptisterios o monumentos martiriales que repetían los últimos sepulcros romanos de planta central; estos sepulcros representaban un tipo novedoso que integraba la idea de los pequeños templos circulares griegos, con la idea de túmulo, habitual en las grandes tumbas romanas. El resultado es un linternón central apoyado sobre columnas, y rodeado de una nave anular; el linternón se eleva sobre ella, apareciendo un cuerpo de luces, y rematándose con cúpula de argamasa, de ladrillo, o armadura cónica de madera; están ahí la idea de baldaquino, espacio central, formación de columnas, y corona exterior (fig 16).

El edificio con linterna y la basílica reciben connotaciones especiales, al construirse de ese modo, a principios del siglo IV, los dos principales monumentos de la cristiandad : la gran linterna del Santo Sepulcro en Jerusalén, y la basílica de San Pedro en Roma. San Pedro inaugura además la tradición de la planta cruciforme; al término de las naves principales, antes del ábside de remate, cruza otra nave trasversal; la encrucijada señala el punto singular del sepulcro del apóstol. La disposición en cruz quedará ya como forma simbólica.

Las basílicas cristianas rechazan parecerse a los templos paganos, con sus imponentes pórticos de columnas; pero necesitan un rostro solemne; y, poco a poco, decoran sus frentes, con las guarniciones de su umbral y de sus ventanas, y con dibujos y figuras : es decir, adquieren fachada. Además se impone la costumbre de convocar a los fieles con toques de campana. Algunos edificios italianos reciben unas torres circulares altas para colocar campanas. En el atrio de la basílica de San Pedro se levantará la primera gran torre cuadrada 27.

western temple. the middle ages

Los siglos que siguen a la desmembración del imperio son poco propicios para grandes empeños. Escasean los medios, y se olvidan las técnicas. Perduran ideas vagas de cómo fueron las cosas, y pesa el ejemplo, desdibujado y lejano, de los monumentos mencionados. El afán de monumentalidad se expresa pobremente, pero esos balbuceos ansían integrar las grandes ideas, arquetipos, que presidieron la arquitectura romana, o los primeros grandes monumentos cristianos.

Los elementos que se conjugan en un templo cristiano comprenden las naves con sus formaciones de columnas, la nave crucera, los ábsides y las criptas que intentan formas circulares, y se sitúan, a veces, bajo los presbiterios, sirviéndoles de estrado. Y por otro lado, persisten baptisterios y monumentos en linterna central, y las torres redondas o cuadradas. Adquieren cada vez mayor importancia las portadas.

Los tanteos iniciales parecen encontrar poco a poco un sitio apropiado para cada elemento. Son fundamentales los avances que se producen en tiempos de Carlomagno. Las Iglesias colocan grandes cimborrios —coronas y baldaquinos sobre los cruceros, y experimentan con las formas y lugares de las torres. Se descubrirá que pueden flanquear, como custodias, la puerta principal, y se intentará fundir el edificio central con el extremo de la basílica. Hay que esperar a los desarrollos del siglo XI para encontrar todos los temas perfectamente fundidos, integrados en una auténtica armonía espacial 28.

Aunque el gusto por múltiples ámbitos y volúmenes diversos persistirá en algunas regiones de Europa Central, el intercambio de ideas que favorecen las numerosas fundaciones monásticas y las peregrinaciones, termina por crear primero, la gran iglesia monacal, y poco después, el organismo perfecto de la iglesia románica de peregrinación, cuya expresión más acabada se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela (fig 16), punto de confluencia y foco de irradiación de muchas ideas relevantes 29.

Como en una melodía se incoan motivos, que se desarrollan y contrastan con otros, así en la Iglesia de peregrinación se suceden con la mayor oportunidad los temas, fórmulas efectivas, cargadas de sugerencias. A sus pies se levanta imponente una fachada, con un umbral enfatizado por la ornamentación y escoltado por dos poderosas torres. La nave transcurre acompasadamente con sus ritmos de arcos y columnas hasta alcanzar el punto culminante del crucero; ahí confluyen las alas con la misma parsimonia, y en ese momento se eleva, majestuosa, la linterna coronada de luces, enalteciendo y señalando ese culmen; el conjunto encuentra su final en el ábside, espacio de acogida, rodeado de su guardia de columnas, que transparenta el corredor que lo rodea. Los volúmenes exteriores presentan la misma unidad orgánica y armónica.

Esta configuración resulta tan perfecta que se perpetuará en las grandes catedrales góticas como Amiens (fig 17), que muestran la misma ordenada disposición interior e interior, con sutiles variaciones; repetirán el modelo hasta la Edad Moderna 30. En esta última época sufrirá alguna importante transformación. Pero la idea que todavía tenemos de lo que es —ha sido— una Iglesia, conserva gran parte de los temas descritos.

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FIGURAS

(los dibujos son míos)

  1. Vía, hito, encrucijada
  2. Umbral, zona
  3. Espacio longitudinal y espacio central
  4. Axialidad con eje central y axialidad con plano de simetría
  5. Frontalidad del cuerpo y frontalidad de una iglesia
  6. Frontalidad de un palacio
  7. Estrado, custodia, corona reales
  8. Estrado, custodia, corona arquitectónicas
  9. Corona arquitectónica
  10. Baldaquino personal
  11. Baldaquinos arquitectónicos
  12. Santuario griego imaginario con templos rectangulares y circulares
  13. Templo griego (Apolo en Bassai), templo romano (Baco en Baalbek), sala central de termas imperiales
  14. Basílica de San Pedro en Vaticano, tal y como se veía en el siglo VIII
  15. Anástasis, o recinto circular del Santo Sepulcro de Jerusalem, tal y como se veía en el siglo XVII, con la planta original del IV. Basado en P. Corvo y grabados antigos
  16. Basílica de Santiago de Compostela, antes de las reformas barrocas del XVII. Basado en J. K. Conant, y dibujos antiguos.
  17. Catedral de Amiens
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NOTAS

18. Las ideas que se describen aquí tienen su origen más directamente en mi maestro LUIS MOYA, quien las expuso -de un modo sólo lejanamente relacionado con JUNG- en El código expresivo en la arquitectura actual, Pamplona 1972. Un tratamiento menos ideológico aplicado a otra escala, se encuentra en la famosa exposición "La imagen de la ciudad y sus elementos" de LINCH, K., La imagen de la ciudad, Buenos Aires 1973. Para los elementos singulares, que aquí no trato, existe el estupendo libro de THIIS-EVENSEN, T., Archetypes in Architecture, Oxford 1987. Muy brevemente, pero con enjundia, está tratado todo esto en el apartado "Más allá de los límites del cuerpo" de BLOOMER, K. C., y MOORE, C. W., Cuerpo, memoria y arquitectura, Madrid 1982.

19. Esos temas y alguno de los que siguen fueron tratados por Mircea ELIADE en El mito del eterno retorno, Buenos aires 1952.

20. NORBERG SCHULTZ, C., Genius Loci, London 1980. Véase el estudio "Simbolismo del centro" de ELIADE, Mircea, Imágenes y símbolos, Madrid 1955.

21. El parecido de los edificios complejos con el cuerpo humano obsesionó a algunos tratadistas clásicos; puede verse; FRÍAS, M.A., Abstracción y figuración en Arquitectura, Pamplona 1987. Para la axialidad, véase los apartados de "Symetrie et asymetrie" y "Les axes" en LURÇAT, A., Formes, composition et lois d'harmonie IV, Paris 1955. Y también el capítulo "The Canon of Nomber" en EDWARDS, Trystan, The Things which are Seen, London 1947.

22. Véase EGENTER, Nold, "Soeder's surface prospecting" en Architectural Anthropology, Lausanne 1992, 91-94. También el apartado "La teoría de la imagen corporal" en BLOOMER, K. C., y MOORE, C. W., Cuerpo, memoria y arquitectura, Madrid 1982.

23. Está bonitamente estudiada en HALL, E. T., La dimensión oculta, Madrid 1973, y es aplicable a los edificios.

24. Véase apartado "La vitalité" de BELCHER, J., Les principes de l'architecture, París 1912.

25. Véase SMITH, E.B.,The Dome. A Study in the History of Ideas, Princeton (N.J.), repr. 1978. Y especialmente el artículo "Heavenly Mansions" en SUMMERSON, J., Heavenly Mansions and Other Essays, London 1963.

26. WARD-PERKINS, J.B., lo entiende como un hito fundamental en la historia del espacio : Arquitectura Romana, 2ª ed. Madrid 1989.

27. El lector puede seguir esta historia con el libro magnífico de KRAUTHEIMER, R., Arquitectura Paleocristiana y Bizantina, 2ª ed. Madrid 1988.

28. SMITH, E. B., Architectural Symbolism of Imperial Rome and the Middle Ages, Nueva York repr. 1978. Expuso por primera vez de forma convincente, sugestiva, y todavía aleccionadora la supervivencia de "temas" o ideas a lo largo de la Alta Edad Media.

29. El lector tiene la oportunidad de consultar una de las obras maestras de la Historia de la Arquitectura : CONANT, K. J., Arquitectura Carolingia y Románica 800-1200, Madrid 1982. Kennet Conant dirigió las excavaciones de la Abadía de Cluny y de la basílica de Santiago de Compostela; defendía que la introducción de las bóvedas en la arquitectura eclesiástica se debió a sus portentosas condiciones acústicas.

30. Se encuentra una concisa y bonita historia de este proceso en WILSON, CH., The Gothic Cathedral. The Architecture of the Great Church. 1130-1530, Londres 1990.

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

I. Sense of Order

5. Formulas, recipes, tricks

5. 1. Three levels of formulas
5. 2. Level one : the types
5. 3. Level two: the outlines
5. 4. Level three: the motifs
  1. Vía-Hito-Encrucijada
  2. Umbral-Zona
  3. Espacio longitudinal-Espacio central
  4. J. Lorda: arquetipos antropomorfos
  5. Axialidad con eje central-Axialidad con plano de simetría
  6. Umbral-ZonaUmbral-Zona
  7. Umbral-Zona
  8. Estrado, custodia, corona reales
  9. Estrado, custodia, corona arquitectónicosEstrado, custodia, corona arquitectónicos
  10. Baldaquino personal
  11. Baldaquino figuradoBaldaquino arquitectónico
  12. Santuario griego imaginario
  13. Templo griego (Apolo, en Bassai). Templo romano (Baco, en Baalbek). Sala central de termas imperiales
  14. Basílica de San Pedro del Vaticano. Siglo VIII
  15. Anástasis. Santo Sepulcro de Jerusalén
  16. Basílica de Santiago de Compostela
  17. Catedral de Amiens
 
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