6. 1. Atlantes and caryatids

CARyatids and ATLANTES

A veces se distingue entre atlantes, que serían masculinos y cariátides femeninas; se emplean con el cuerpo entero o de medio cuerpo; pero pueden encontrarse combinaciones diversas donde la cabeza y los pies asoman de un cuerpo geométrico o cualquier fantasía.

Es muy fácil ver en los soportes verticales, en un poste y en una columna, algo humano, pues la figura humana es eminentemente vertical.  Esta intuición antropomorfa se materializa fácilmente : por ejemplo, señalando una zona de cabeza : de ahí viene "capitel" o encabezado. Además de citas literarias, se encuentran en el mundo antiguo elementos de este género mixto. Y los más famosos son las cariátides, en concreto las del Erechteion, que ya fueron famosas en el mundo antiguo. La idea se repitió muchas veces, llegando a ser una solución frecuente : los foros imperiales de Augusto y Trajano mostraban un friso con cariátides. Poco después, en la Villa Hadriana en Tívoli se colocaron cariátides muy semejantes a las clásicas griegas.

Pero en el mundo antigo eran mucho más usuales los termes. Los termes eran estelas más o menos geométricas -muchas veces en forma de pirámide invertida y muy estirada-; solían acabar en una cabeza humana; y con frecuencia mostraban los órganos genitales masculinos. Estas estelas recibían culto, pero combinaciones de formas humanas y abstractas eran habituales e la decoración y mobiliario de la antigüedad.

Los arquitectos del renacimiento tuvieron suficientes ejemplos de estas transformaciones. Atlantes y cariátides son motivos excesivamente poderosos : pues, después de la cara, el cuerpo humano es lo más conspicuo para la vista humana : lo primero que detecta. Introducir unos atlantes en una fachada suele ser un golpe demasiado fuerte : acapara toda la atención; y resta cualquier importancia que tuvieran a los demás elementos. Es un gesto demasiado marcado, demasiado llamativo, y lo que en la arquitectura efímera pasaba por una chispa de imaginación, en la perdurable sería una insistencia cansina y molesta.

Algunos autores presentaban variantes como exhibición de ingenio : y es muy conocida la colección que publicó Hugues Sambin (fig 2); pero eran simples láminas; aunque a este mismo autor se le atribuye un edificio con termes, de escala muy moderada. Son célebres algunas puertas de Milán y Bolonia con figuras particularmente exageradas. Sus propietarios estaban condenados a salir y entrar todos los días por una broma arquitectónica, que conocía toda la ciudad : demasiada broma para todos los días (fig 2). En ese sentido, es célebre por lo chocante la vivienda de Federico Zucaro en Roma, cuya puerta es una gran boca, lo mismo que las ventanas.

Las arquitecturas con menor talante clásico del XVII europeo abundan en termes, y muchos de ellos proceden de las innumerables combinaciones que difundieron los grabadores flamencos desde el último tercio del siglo XVI.

En la arquitectura clásica entre el XVI y XVIII no son muy frecuentes, pero abundan en el XIX, cuando los registros ornamentales subieron de tono. La tradición más importate es la francesa. Pierre Lescot dispuso unas cariátides en la impresionante sala baja del sector que construyó en el palacio del Louvre. En un interior, las cariátides resultan impresionantes, una solución hermosa y de un empaque desconocido hasta entonces. Todavía hoy no se sabe cómo pudo inspirarse tan de cerca en las cariátides atenienses (fig 1). Con ese precedente, el ejemplo posterior más importante de cariátides sería la gran puerta a la sala desde la escalera del interior del teatro de Bordeaux, de Victor Luis; y de ahí saltaría a la puerta similar de Garnier en la Ópera, desde donde se traslada a otros ejemplos, entre los que se incluyen algunas notables portadas de Bancos, hasta que esta fórmula llega a hacerse trivial.

AMORINI Y GENIes

Las figuras humanas tienen una preferencia perceptual, son captadas inmediatamente. Por eso poseen una importancia ornamental muy grande, tanto que sólo se colocan en algunos lugares muy determinados, y no suelen proliferar.

Las más frecuentes son las figuras de niños, en general desnudos y siempre varones, tomadas de la ornamentación romana. Dan un toque de amabilidad; y como son bastante flexibles, se acomodan a cualquier esquema compositivo. Suelen denominarse en italiano "putto" (en plural putti), "amorino" (amorini), que se traduce a veces al español como "amores". Quizá habría que reservar amorini para los niños que tienen alas y recuerdan al eros clásico, el infantil dios del amor.

Cuando representan una edad juvenil, pueden llamarse genios, si se trata de algo antiguo; pero se utiliza la misma forma para representar ángeles cristianos. Son masculinos.

VICTORIeS

Las victorias son personajes femeninos que llevan una corona de laurel en actitud de coronar a alguien : un tema de la antigüedad griega y romana, con precedentes en Oriente Medio. Desde luego puede ser una escultura independiente, pero, como su contorno es más o menos triangular, las victorias resultan una solución idónea para adornar las enjutas de los arcos, como muestran los principales arcos de triunfo romanos; y desde luego los que podían verse en la ciudad de Roma : los de Tito, de Septimio Severo, y de Constantino; con ese precedente, la solución se repitió en obras renacentistas, no sólo en arcos aislados, sino en las arquerías más ricas del clasicismo europeo, como la Libreria Marziana.

GRIFfins and chIMERAS

Sirven de ornamentación algunos animales fantáticos compuestos con las curvaturas sinuosas típicas del clasicismo, terminadas en garras de león y largas colas. Las cabezas son de águila en el caso de los grifos, y suelen llevar alas. En las quimeras, las cabezas son de felino, con alas de águila.  En ocasiones se emplea una cabeza de carnero, que se injerta también en un cuerpo felino; y hay otras combinaciones que entrarían en el amplio dominio de las esfinges. Las garras se disuelven a veces en zarcillos de acanto, los mismo que las cabezas; y las alas adquieren con frecuencia el perfil de cuchara, propio de las acanaladuras. Además en las coyunturas entre cabeza y cuerpo o en los arranques de las patas aparece con frecuencia el acanto o sus sucedáneos.

Estos seres fantásticos proceden de antiguas mitologías, donde se les adjudicaba un carácter más o menos infernal, pero en las etapas clásicas no representan nada en particular. Los ejemplos más logrados son los pródomos, las parejas unidas por el torso que sirve como apoyo de tablas de mesa en mármol. Los que se representa aquí aparecen en los frisos de los foros imperiales. Presentan una evidente pesadez en la silueta y densidad en la textura, que recuerda a sus antecedentes asiáticos, para sugerir majestad y poder : y es bastante común; pero estos seres intermedios se acomodan fácilmente a cualquier carácter. Desde el renacimiento son muy frecuentes pero es raro que aparezcan como motivo independiente.

escallops

La venera es antes que nada un ornamento esquemático vivificado : no imita y no desea imitar una variedad de concha en particular. Aunque no resulta tan conspicua como el mascarón, la venera tiene un atractivo especial por su forma radial : un punto que irradia rayos; en lo que se parece un poco a la hoja de acanto, con la que acepta todo género de mixturas. Las ondulaciones se pueden transformar en acanaladuras, y cobrar un aspecto arquitectónico. Aparecen variantes de venera en todas las ápocas. Aunque la venera es el emblema de Venus (que nació de la espuma del mar) ordinariamente no significa nada. Es un motivo suficientemente conspicuo para servir de centro en una composición menor; y desde luego, es un modo generoso de ornamentar nichos, y ahí aparece frecuentemente.

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

II. Ornaments

6. Figures and symbols

6. 1. Atlantes and caryatids
6. 2. Medallions and maskes
6. 3. Trophies and attributes
6. 4. 19th century emblemes
  1. A. Ragenet: trofeo
 
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