2. 2. Personal response

El objetivo de estas asignaturas es que el alumno aprenda a disfrutar las obras de arquitectura de su tradición. Son una historia de la arquitectura dedicada a futuros arquitectos.

Para ello se exponen las fórmulas de distintos niveles -motivos, esquemas y modelos- que han sido acuñadas a lo largo del tiempo en la tradición occidental o española y mexicana.

Se trata de acercarse lo más posible a la composición, más que narrar la historia de la supervivencia mineral del edificio. Por eso se da preferencia a los proyectos sobre la obra realizada.

Se supone que ese conocimiento detallado hará posible el disfrute de las obras de arquitectura. El disfrute es la condición previa para que el alumno adopte la actitud de respeto adecuada ante los monumentos y conjuntos monumentales, y en la medida que le corresponda, cuide de ellos en el futuro. Además, del conocimiento de las maneras de componer y de los elementos, el alumno podrá extraer las lecciones que crea conveniente para su propia manera de diseñar.

LA RESPUESTA PERSONAL

Hay muchas historias en que no se requiere una reacción específica de quien las aprende. La historia del chocolate puede entenderla quien no le guste el chocolate.

Una historia social de la arquitectura, que es perfectamente válida, no precisa ningún género de reacción estética. Lo mismo da una iglesia que otra, un candelabro que otro. Pueden estudiarse los monumentos y objetos, clasificándolos como si fueran lombrices, o las hojas de un herbario.

Una historia del diseño arquitectónico precisa una reacción personal por parte del alumno. Ante cada objeto o edificio importante se requiere aprender sus circunstancias, fecharlo o situarlo en su entorno; pero lo más importante es comprender que son muy bellos. Fueron creados para ser bellos. Si el diseñador acertó, si tuvo un acierto con su diseño, será hermoso.

Se precisa no tener prejuicios; y se precisa también familiaridad y gusto. Prejuicios los hay con frecuencia. Es necesario procurarse un gusto ecléctico: no cerrarse a apreciar lo que la tradición señala como excelente. Precisamente, es necesario distinguir los aciertos de los desaciertos: los grandes diseños, de los mediocres y fallidos. Reconocer y apreciar un objeto hermoso significa disfrutarlo. Una historia del diseño debe perseguir una respuesta personal.

La ventaja que tiene una historia del diseño sobre cualquier otra historia es que los monumentos hablan por sí mismos. Los diseños tienen la capacidad de provocar la respuesta.

Si nos gustan, hemos comenzado a comprenderlos; y si nos gustan mucho los hemos comprendido casi enteramente. Esa era la respuesta que esperaba de nosotros el autor.

Y el criterio que necesita el estudio de la arquitectura es el valor: solo pertenecen a la historia de la arquitectura monumental los grandes monumentos: sean o no grandes sus dimensiones grandes, y hayan costado mucho o no mucho dinero y mucho tiempo.