Carta de Charles S. Peirce a su familia
(Leamington, 18.04.1875)



Esta extensa carta, escrita por Peirce desde Leamington, Inglaterra, a su familia el 18 de abril de 1875, ofrece una pormenorizada descripción de sus visitas turísticas durante los días 16, 17 y 18 de abril en Inglaterra, acompañado de su esposa Zina.

El original se conserva entre los Charles S. Peirce Papers en la Houghton Library (MS Am 1632, L 341) de la Universidad de Harvard. La reproducción digital de la carta ha sido hecha a partir de la fotocopia disponible en el Peirce Edition Project. Para la transcripción se ha tenido en cuenta la que preparó Max Fisch [VBla(4)#5], accesible también en Indianapolis.
Letter transcription
Anterior / Siguiente

 

Domingo


Leamington1, 18 abril 1875

Fui a esa tienda de Chester donde papá compró su reloj2. Había allí ciertamente una bonita colección de cosas. Los precios eran para Marqueses y Duques. El hombre quería que yo comprase un armario tallado que él pensaba que quedaría muy bien en Arrow St. nº 63. Su pareja había sido comprada por el Duque de Argyll. Acordaos de las novelas de Scott y recordad qué clase de tipo es el Duque de Argyll4. Para este otro armario, el hombre pensaba que mejor yo debería construir una habitación nueva. Me encantaron unas sillas de ébano,

pero el Duque de Westminster había estado antes que yo y había dado una garantía de 25 libras por cada una. Las cosas que tenía el hombre eran realmente buenas y, aparte de su palabrería, creo que era honrado.

El viernes 16 a las dos de la tarde salimos de Chester hacia Leamington. El camino atravesaba un poco del norte de Gales, vía Wrexham y Ruabon hasta Shrewsbury. Un paisaje muy interesante que hizo que me quedara con las ganas de conocer más de Gales. Cuando vuelva debo ver por lo menos el castillo de Conwy. Nos pareció que la torre de la iglesia de Wrexham era muy bonita. Debo intentar conseguir una fotografía. Una de esas elaboradas torres "perpendiculares" con arbotantes en la esquina y torrecillas irregularmente situadas en lo alto. Desde Shrewsbury fuimos vía Wolverhampton,



Wednesbury, Birmingham y Warwick a Leamington. El camino atravesaba la "comarca negra", así llamada por la cantidad de fraguas, minas de carbón, etc. etc. Desde Wolverhampton a Birmingham, una distancia de más de diez millas, había hasta donde la vista podía alcanzar un bosque de altas chimeneas, todas encendidas o echando humo. El sol estaba oculto por el humo, y su olor y su sabor le mareaban a uno. Me impresionó mucho el aspecto de esta región que era más infernal de lo que había imaginado. Pronto, después de dejar Birmingham, entramos en la encantadora comarca de Warwickshire (de hecho creo que Birmingham pertenece a esa comarca), el corazón de Inglaterra, como la llaman, y llegamos a Leamington a las 6:35. Allí nos depositamos, nosotros y nuestro equipaje,

 

en un "fly" para que nos llevara al hotel. Un "fly" es un vehículo con un caballo y en América difícilmente llevaría todo nuestro equipaje sin un cargo extra. Llevábamos con nosotros lo siguiente:

  1. El baúl de Saratoga de Zina
  2. Mi baúl de madera, casi igual de grande
  3. La "sombrerera" cúbica de Zina
  4. Otra igual que esa
  5. Mi baúl de piel
  6. Mi maleta
  7. Mi sombrerera5
  8. Mi bolso de mano
  9. Mi manta española6
  10. Otra manta
  11. Cronómetro
  12. Sextante

Leamington es una ciudad nueva y limpia. Es más difícil darle a una persona que no ha visto Inglaterra una idea suya que de un lugar como Chester. Es también muy característica de Inglaterra. El tono predominante de las casas a los lados del camino y de todo es un alegre gris o castaño claro. Los ladrillos

 

son beises. El estuco con el que están cubiertas las cuidadas y sencillas casas es beis. La piedra de las bonitas aceras es del mismo color, y también lo son los limpios y lisos caminos. Las casas están singularmente desprovistas de todo intento de adorno o, donde hay alguno, es de un carácter super-sencillo. El conjunto tiene ese aspecto elegante y acicalado que pertenece a todo lo inglés. Estamos viviendo aquí en el Regent Hotel con una tarifa ruinosa. Tenemos una habitación, un amplio vestidor lo suficientemente grande para ser una habitación individual y una sala cubierta por una alfombra de Bruselas de 7 de ancho por 11 de largo. La sala tiene una ancha ventana en la mitad

 

de su longitud (todas las ventanas inglesas son muy anchas, lo que es muy bonito) y otra al fondo. Una chimenea abierta con un fuego al fondo, bronces en la repisa y un espejo sobre ella. En el lado largo contrario a la ventana hay un gran aparador de caoba con incrustaciones de madera blanca. Sobre este aparador hay un reloj dorado y de alabastro y dos jarrones dorados, todos bajo campanas de cristal, y un espejo ocupa toda la longitud del aparador y sobre él cuelga uno de esos espejos redondos que disminuyen. Hay otro aparador de caoba con la superficie de mármol y espejo sobre él en uno de los extremos de la habitación. Hay una mesa alargada de caoba con un mantel en la mitad de la habitación, sujeta por una especie de garra. En cada ventana hay una pequeña base de caoba. La del fondo de la habitación es una mesa de ajedrez y backgammon. Fuera, en la habitación, en el extremo

 

debajo de la ventana hay un escritorio de caoba de buenas dimensiones y en cada lado de la repisa hay un tablero de whist de caoba. En el lado largo de la habitación hay un sofá a cada lado de la ventana. Hay dos sillones delante del fuego. Hay dos sillas de costura y seis sillas comunes. Un gran biombo y dos pantallas de chimenea completan el mobiliario de la habitación.

La habitación mide 6 por 7 ½. El mobiliario es todo de caoba. Hay una cama con cuatro postes y dosel. Lavabo con superficie de mármol. Una cómoda alta, un espejo de pie, un tocador cubierto de encaje con espejo, mesilla, sillas, etc. El vestidor tiene justo la mitad de tamaño que la habitación y contiene un lavabo similar, tocador, bañera, cómoda, etc.

Todas las ventanas tienen doble cortinaje, además de las cortinas para oscurecer. Por supuesto tomamos las comidas en nuestra habitación. Si tocamos la campana de la sala, aparece el camarero, una criatura como nunca se ha visto en América, un elegante joven

 

con traje negro y acento extranjero. Si se toca la campana de la habitación o del vestidor viene la doncella, una joven inglesa limpia y rolliza. Todo está tan limpio como la cera y todo está tal y como deseamos. Ninguna preocupación por un servicio pobre, sino que más bien resplandecemos de agradable contento al encontrar que nuestros deseos reciben más atención de la que esperábamos.

Para desayunar, por ejemplo, tenemos té, beicon a la plancha, huevos pasados por agua, tostadas, panecillos y magdalenas inglesas –o podemos tomar lenguado a la plancha o gachas.

Para comer (a la una o las dos) carne fría y ensalada o pastel frío de pichón o algo parecido y cerveza amarga.

Para cenar (a las siete o siete y media) sopa, salmón, costillas, ensalada, tortillas dulces, queso, etc. con una pinta de jerez.

Nuestra cuenta para los dos equivale a 30 o 35 chelines por día. Es más de lo que me puedo permitir, pero ya veis lo que puede conseguirse por esa suma.

 

Nuestra sala tiene una araña de gas con cinco quemadores. Tenemos dos velas en el dormitorio y fuego todo el día en una habitación. Cobran tres chelines al día por el fuego y las luces.

El dormitorio, el vestidor y una de las ventanas de la sala dan a un jardín inglés. La hierba es intensamente verde. Están ya cortando el césped. Las hojas están comenzando a aparecer. Algunos árboles están en plena floración. Margaritas, prímulas, botones dorados entre las flores silvestres; entre las flores de jardín el azafrán y los narcisos son muy abundantes. Hace demasiado calor para llevar abrigo y no hemos tenido una gota de lluvia desde que hemos llegado.

La casa es tan silenciosa que nadie imaginaría que hay más almas en ella además de nosotros mismos.

Ayer fuimos al castillo de Warwick7 y

 

a Stratford-on-Avon (no pronunciado Avvon sino Ayvon). Warwick está a unas dos millas de Leamington. Parece casi tan viejo como Chester, aunque no tan curioso. Pasamos al entrar y salir de la ciudad por debajo de unas puertas imponentes con torres. Cuando cruzábamos el puente sobre el Avon tuvimos una bonita vista del castillo, que incluyo8. El puente no está donde estaba antiguamente. Antes estaba más cerca del castillo y una de las altas torres lo dominaba y lo recogía. Nosotros nos apeamos en la puerta del castillo correspondiente a la muralla exterior y entramos a pie. Pasamos junto a un camino que desembocaba en un profundo foso con paredes perpendiculares de 20 pies de alto. Está excavado en la roca. Era un desfiladero terrible para las fuerzas enemigas. Cuando salimos, el castillo con toda su grandeza aparecía por encima de nosotros. No puedo decirte

 

qué altura tienen esas torres, pero supongo que las murallas están, digamos, 100 pies por encima de donde tú estás, que es aproximadamente unos 25 pies más abajo que la parte inferior del castillo. Después las torres alcanzan todavía unos 70 pies más. Puedo decirte que desde ese punto son terriblemente majestuosas. No pude conseguir una vista desde ese punto, lo que me molestó mucho. Al entrar al castillo nos encontramos en un gran patio cubierto de hierba. Fuimos a una pequeña puerta trasera del castillo por donde nos dejaron entrar y nos mostraron algunas de las habitaciones. Tendré que describir esto muy brevemente y omitir toda mención al gran número de cosas que nos interesaron, porque son cosas que tienen que verse, ya sabes, y una descripción suya equivale a poco más que a una fila de signos de exclamación. Sabes por supuesto que la entrada y las mejores habitaciones

 

fueron destruidas por el incendio hace unos pocos años. Las reparaciones están ahora casi terminadas, pero no se ha colocado el mobiliario en las habitaciones y no se enseñan.

La primera habitación que vimos se llama el salón rojo. Las paredes están forradas con pequeños paneles de madera y están todas pintadas de un rojo uniforme, un poco más brillante que el bello cuero ruso, y los paneles tienen un pequeño borde dorado. La habitación es de tamaño moderado, aproximadamente del tamaño de la sala presidencial en el Capitolio o, digamos, la mitad del Harvard Hall. Tiene una ventana. Todas las ventanas del castillo son necesariamente ventanas salientes desde el interior, ya que las muros exteriores tienen 10 o 12 pies de grosor. Esta ventana da a un parque (el castillo está en una finca de 8.000 acres) y el río corre formando un torrente a los pies del castillo, a donde te asomas. No sé cómo describir esta habitación.

 

El suelo, como la mayoría de los del castillo, es de roble encerado y pulido (solo unos pocos suelos son de piedra) y está casi cubierto por una alfombra turca que no está en absoluto desgastada pero parece vieja. Todas las cubiertas de los muebles parecen viejas. Eran de un damasco floreado brillante. Las sillas eran todas doradas. Los armarios, etc. eran de marquetería con incrustaciones, esto es, de una madera pulida muy bonita toda cubierta de arabescos de metal incrustados. Se dice que una de las mesas de mosaico, amatista, ónix, sardónice, ágata, lapislázuli, etc. vale 10.000 libras. Un reloj Luis XIV está sobre la repisa en un soporte.

 

Hay algunas porcelanas (platos, etc.) que pertenecían a Dudley, Conde de Leicester, y son más bonitas de lo que yo suponía que tendrían en esa época. En las paredes de esta habitación hay obras maestras de Van Dyck, Rembrandt, Rubens y Paolo Veronese, varios retratos de cada uno, y uno de Rafael.

La siguiente habitación era la más grande de todas las que vimos, y las paredes y techo eran todos de cedro. La repisa era de una clase muy rara de mármol. Había ventanas en los dos lados. En cuanto al mobiliario, no puedo intentar describirlo. Pero me admiró particularmente un busto de mármol de Minerva muy bien terminado y que me parece que era una antigüedad.

La siguiente habitación está pintada de un verde pálido muy delicado y elaboradamente dorada y con un motivo grabado. Esta es la habitación más rica que vimos. La repisa era de mármol blanco con un león tallado en ella, bastante sencilla comparada con otras, y

 

sin embargo tan exquisitamente hecha como para hacer que uno quiera más tiempo para admirarla. Hay un gran retrato de Rubens (a tamaño completo) de Ignacio de Loyola. Otras bellas pinturas de Van Dyck, Rubens, Murillo, etc.9

La siguiente habitación era la habitación principal. Todo era de terciopelo carmesí bordado con seda verde y amarilla. El mobiliario es de marquetería con incrustaciones. La Reina Isabel durmió aquí una vez y hay un retrato de ella extremadamente interesante, definitivamente el más satisfactorio que he visto nunca. La Reina Ana también durmió aquí una vez y parece que se olvidó su baúl cuando se marchó (o si no se lo quedaron por no pagar la cuenta),

 

pues permanece aquí todavía, y supongo que otras reinas han dormido aquí. Quizás Victoria, que me parece que visitó el castillo en 185910.

Después venía el tocador de la condesa (el tocador principal, me imagino). No puedo imaginarme que ella se arregle normalmente en este lugar. Estaba empapelado con seda verde y contenía muchas obras de arte preciosas. Desde las ventanas vimos cerca de nosotros grandes cedros del Líbano que se supone que fueron traídos por los cruzados.

Después vimos la Sala de Armas, la Capilla, etc. Luego continuamos hasta las murallas y subimos a una de las grandes torres, visitamos algunas de las mazmorras, etc. Después fuimos a ver los jardines, que son muy agradables. Como sabes un jardín inglés implica hierba y árboles, arroyos y piedras, así como sencillamente camas de flores. Vimos fuera una magnolia en plena floración y también vimos la famosa rosa de Warwick, cuya forma

 

te es familiar.

A la salida, la anciana portera nos llevó a una habitación en la casa del guarda donde tenía algunas curiosidades para enseñarnos, principalmente reliquias de un mítico Conde de Warwick al que ella llamaba el Gigante Sajón, Guy de Warwick. Para mí nada resultaba tan curioso como ver a esa vieja bruja recitando esos cuentos absurdos y mostrando las cosas que tenía como evidencias de su verdad. Primero nos mostró la armadura de Sir Guy, cuyo yelmo pesaba 7 libras, el escudo 32, la espada 20 y la coraza 52. Nos dijo que él medía 9 pies y medio, pero no creo que la armadura perteneciera a un hombre gigantesco, y para muchos hombres que conozco el peso de la armadura no sería nada después de que se hubieran acostumbrado a ella. Después nos mostró la costilla de la gran vaca parda que Sir Guy mató en el brezal de Dunsmore. En realidad pertenecía a un elefante fósil que pudo haber

 

 

vivido después de que hubiera hombres en Inglaterra, pero muchos miles de años antes de que la raza celta que César encontró habitando Bretaña deambulara por Europa. Nos mostró otras reliquias de esa "vaca parda" que sin duda eran todas partes del mismo elefante. Me pregunto cómo se originó la idea de que un animal tan terrible era una vaca y no un toro, y también cómo llegó a ser llamada una "vaca parda". Después nos mostró el bol para las gachas de Guy de Warwick con una capacidad de unos 100 galones. Explicó que ahora se usa como ponchera y dijo que ella misma había visto llenarla y vaciarla dos veces en una sola noche. Dijo cuáles eran los ingredientes del ponche (todo esto en una especie de recitado): trein-ta galones de brandy, vein-te galones de ron, ci-en libras de azúcar,

 

cin-cuenta galones de agua, etc. Entonces mostró el tenedor de carne de Guy de Warwick, que tenía aproximadamente el tamaño de una horca, con el que ella hacía como si rascara el borde del bol y lo dejaba vibrando con un sonido tan fuerte como puedas imaginarte.

Después de dejar Warwick continuamos en el coche hasta Stratford, donde fuimos primero al Red Horse Inn y almorzamos en el salón de café. Después dimos una vuelta y contemplamos las vistas. Primero fuimos a New Place, donde Shakespeare se hizo construir una casa. La casa fue derribada hace más o menos un siglo

 

por un amable clérigo llamado Gastrell, al que pertenecía, porque quería evitar el pago de los impuestos de la iglesia sobre la casa. Gastrell se inmortalizó por esto y su nombre merece ser recordado. El gran Gastrell dejó después la ciudad secretamente en plena noche para evitar encontrarse con alguno de sus conciudadanos, pero su nombre todavía se recuerda en Stratford y se recordará durante mucho tiempo. Si tiene descendientes, probablemente se habrán cambiado de nombre. Aunque la casa ha desaparecido, sin embargo Mr. Halliwell11, el gran estudioso de Shakespeare, ha comprado toda la tierra que le pertenecía, unos tres acres, y la mantiene lo más parecida a lo que Shakespeare la tenía. El prado no se ha

 

tocado desde entonces. Es la misma hierba por la que Shakespeare caminaba. Los cimientos de la casa se conservan y muestran que era una buena casa de considerable extensión con una ventana saliente detrás, que daba al prado, y sentado en el mismo banco que todavía se conserva el Inmortal escribió La Tempestad, Cuento de Invierno, Otelo y la mayoría de sus más maduras y poderosas obras. Allí se sentó y escribió estas líneas:

 

"Our revels now are ended. These our actors,
As I foretold you, were all spirits and
Are melted into air, -into this air:
And, like the baseless fabric of this vision
The cloud-capp’d towers, the gorgeous places,
The solemn temples, the great globe itself,
Yes, all which it inherit, shall dissolve
And like this unsubstantial paggeant faird
Leave not a rack behind. We are such stuff
As dreams are made of,
and our little life
Is rounded with a sleep"
12.

 

¡Cómo nos maravillamos ante el hombre que pudo escribir una música tan rica y solemne! ¡Cómo

 

nos gustaría saber más de él y averiguar más sobre qué clase de hombre era!13 Con qué nostalgia miramos esas cosas que sus ojos encontraron cuando escribió esas líneas para ver si podemos descubrir en ellas de alguna manera la fuente de su inspiración. Después de dejar New Place, cuyo inquilino le entregó a Zina un pequeño ramo de flores cultivadas en el jardín de Shakespeare, fuimos a visitar la escuela donde él solía asistir a clase. Es maravilloso cómo todo en Stratford está lleno del recuerdo de Shakespeare y consagrado a él. Encontramos varias copias de sus obras en esa escuela, donde juzgamos por varios indicios que todavía se mantiene como una escuela excelente y sensata, tal y como debía de ser entonces. Fuimos después a la iglesia donde está enterrado. Es una iglesia muy bonita. Incluyo fotografías de ella. Una exterior y una interior. También una del mausoleo. El busto es de mármol pero coloreado después. Está hecho

 

al estilo monumental, y está por lo tanto algo falto de expresión. Su efecto es demasiado robusto, demasiado flemático. Sabemos que Shakespeare era una persona muy viva. Debía de ser desbordante, de conversación despierta, adaptándose con perfecta exactitud al estado de su interlocutor, pero llevándole al suyo propio. Sin embargo, a una persona sin brillo pudo haberle parecido sin brillo. Su busto parece apagado. Después, en el lugar donde nació vimos un retrato suyo, conocido como el retrato de Stratford, ya que lleva en la ciudad desde tiempo inmemorial. Es extremadamente parecido al busto. Tan parecido que pienso que no pueden ser independientes. Sin embargo, es mejor que el busto. Mucho mejor, aunque muy insatisfactorio todavía. Sin embargo, el mejor de todos sus retratos. Compré una fotografía de él, pero la fotografía es muy inferior al original.

 

Su lugar de nacimiento es bastante interesante. No es en absoluto una casa tan humilde como Hawthorne presenta sino tolerablemente buena, quizá podríamos decir bastante buena para esos tiempos. La habitación donde nació tiene las paredes y techo completamente cubiertos de nombres de visitantes escritos, de modo que no queda espacio para escribir ni uno más ni siquiera con la letra más pequeña. También la ventana está cubierta de nombres grabados con diamantes. Vi el de Walter Scott. En la casa hay un Museo de Shakespeare con todo aquello que ilustra de alguna manera la vida u obras del hombre. Contiene muchas cosas valiosas.

Hoy Zina y yo hemos ido en coche al castillo de Kenilworth. No hemos podido entrar por ser domingo, pero hemos caminado alrededor de las espléndidas e inmensas ruinas. Se ha convertido en una ruina por la misma causa por la que se han arruinado todas las demás grandes construcciones, a saber, se ha usado como cantera. Pero, ¿quién puede haber cometido algo tan bárbaro en los tiempos modernos? La respuesta: Cromwell lo permitió y sus seguidores lo ejecutaron, bastante indiferentes

 

al hecho (incluso aunque lo hubiesen sabido) de que estaban convirtiendo esa enorme mole en un gran monumento a su propia infamia, que quizás duraría tanto como las colinas imperecederas y mantendría viva una amarga abominación en los pechos de todos aquellos que contemplaran su obra por muchas generaciones. Incluyo algunas fotografías de las ruinas.

De camino a casa hemos parado para ver una propiedad llamada Guy's Cliff y hemos dado un pequeño paseo en el que hemos visto a mucha gente de clase media, y nos hemos hecho una idea de cómo parecen en el corazón de Inglaterra. Mañana por la mañana salimos para Londres.

 

Lista de fotografías incluidas que han de conservarse para CSP.

 

1 Chester. Puerta de la abadía

2   "    Muralla y una torre

3  "    Bishop Lloyd's House

4  "    Ruinas del Priorato de San Juan. Normandos

5   "    Eastgate St.

6  "     Catedral desde la muralla

7   "   Corredor en Watergate St.

8  "     God's Providence House

9   "    Sala Capitular

10   "  Claustro

11 Castillo de Warwick desde el puente

12 Capilla de Beauchamp

13 Stratford. Exterior de la iglesia parroquial

14 Stratford. Presbiterio de la iglesia parroquial

15 Stratford. Tumba de Shakespeare

16   "           Lugar de nacimiento de Shakespeare

17 Kenilworth, vista general

18    "         capilla

19    "         interior

20 Guy’s Cliff. Avenida

21 Capilla de King's College

22             (estilo perpendicular)

23

 

   

 

 

 


Notas

1. Esta carta, escrita desde Leamington, famoso balneario de la época, es una continuación de la precedente escrita desde Chester. De hecho las hojas aparecen numeradas en su esquina superior de la 22 a la 45 y forma en su conjunto un relato unitario de sus primeras jornadas en Inglaterra.

2. En 1874 Benjamin Peirce y su esposa estuvieron en Inglaterra y probablemente visitaron Chester adquiriendo un reloj. Sobre este viaje a Inglaterra puede leerse Edward R. Hogan: Of The Human Heart: A Biography of Benjamin Peirce.

3. En marzo de 1871, a su regreso del primer viaje por Europa, Charles S. Peirce y su esposa Zina se trasladaron a vivir a un modesto alojamiento en el n. 6 de Arrow Street [Fuente: J. Brent, Peirce. A Life, p. 82].

4. El Duque de Argyll se casó con la princesa Luisa, cuarta hija de la Reina Victoria, el 21 de marzo de 1871. Un antecesor suyo, el segundo Duque de Argyll, John Campbell (1678-1743) juega un papel relevante en la novela The Heart of Midlothian de Sir Walter Scott. Entre los libros que la viuda de C. S. Peirce entregó a la Biblioteca de Harvard se encuentra el tomo II de The Waverley Novels (Parry & McMillan, 1859), que comienza precisamente con la obra The Heart of Mid-Lothian, pp. 1-161. Las anotaciones de C. S. Peirce en ese volumen son solo relativas al número de páginas que ocupa cada relato, como puede verse en la imagen de la derecha.

5. En el museo de la Pike County Historical Society se conserva un sombrero hongo y un sombrero de copa que pertenecieron a C. S. Peirce. En la foto que le hizo Carl Suck en Berlin en 1875, Peirce tiene sobre la silla un sombrero de copa semejante al del museo.

6. Se trata muy probablemente de la "manta horrible, pero muy cómoda, de lana española con bordados gitanos feos y vulgares" que compró C. S. Peirce cinco años antes en su viaje por España "buena para calentarme en los trenes", tal como le contaba a su madre en la carta del 16 de noviembre de 1870.

7. Puede hacerse una excelente visita virtual al Castillo de Warwick tal como está en la actualidad. En su artículo en el Boston Post (18 de agosto de 1877), Melusina Fay describirá con gran detalle este castillo incluyendo una curiosa observación de su marido: "El foso está ahora lleno de bellos arbustos y árboles que se apoyan sobre las paredes del castillo, y que hirieron mucho el sentido de lo adecuado de mi compañero. Pensaba que debería dejarse tan desnudo y triste como en los días en que era realmente una fortaleza". Quizá Peirce tenía en su cabeza lo que escribirá muchos años después sobre la ciencia y el asalto de la ciudadela de la verdad: el investigador forma siempre parte de una comunidad expandida en el espacio y en el tiempo a la que contribuye con sus aciertos e incluso con sus fracasos, pues estos sirven a otros para llegar más lejos que él hasta completar el asalto de la ciudadela de la verdad trepando sobre los cadáveres de las teorías y experiencias fallidas (CP 6.3, 1898).

8. Se trata probablemente de la postal del fotógrafo Francis Bedford que incluyó con el número 11 en el listado final de la carta.

9. En Works of Art and Artists in England (John Murray, Londres, 1838) puede leerse la descripción de estos cuadros publicada por G. F. Waagen. Esta accesible también en Google ebook.

10. Puede leerse una crónica de la visita de la Reina Victoria a Warwick Castle en Warwick Castle and Its Earls, from Saxon Times to The Present Day by the Countess of Warwick (Hutchinson, London, 1903, pp. 798-802) que incluye una ilustración.

11. Aunque C. S. Peirce escribe "Hallowell" se trata, sin duda, del estudioso de Shakespeare, James O. Halliwell-Phillipps (1820-1889)

12. Se trata de un famoso pasaje de La Tempestad (acto IV, escena I) en el que Shakespeare en boca de Próspero dice:

Nuestra fiesta ha terminado.
Los actores, como ya te dije, eran espíritus
y se han disuelto en aire, en aire leve,
y, cual la obra sin cimientos de esta fantasía,
las torres con sus nubes, los regios palacios,
los templos solemnes, el inmenso mundo
y cuantos lo hereden, todo se disipará
e, igual que se ha esfumado mi etérea función,
no quedará ni polvo. Somos de la misma
sustancia que los sueños, y nuestra breve vida
culmina en un dormir.

13. Para valorar estos comentarios de C. S. Peirce y la contenida emoción que muestran estos párrafos de la carta dedicados a su visita a Stratford, conviene tener presente que Peirce era un buen conocedor de la obra de Shakespeare y que incluso, once años antes, había publicado con J. B. Noyes un trabajo sobre "Shakespearian Pronunciation" (North American Review, abril 1864, XCVIII, 342-369; W1: 117-143).


Traducción de Sara Barrena (2012)
Una de las ventajas de los textos en formato electrónico respecto de los textos impresos es que pueden corregirse con gran facilidad mediante la colaboración activa de los lectores que adviertan erratas, errores o simplemente mejores traducciones. En este sentido agradeceríamos que se enviaran todas las sugerencias y correcciones a sbarrena@unav.es
Proyecto de investigación "Charles S. Peirce en Europa (1875-76): comunidad científica y correspondencia" (MCI: FFI2011-24340)

Fecha del documento: 27 de abril 2012
Última actualización: 12 de septiembre 2022
[Página Principal]