Charles S. Peirce en Hendaya
( ¿14 de noviembre? 1870)

 

Sabemos con seguridad que Charles S. Peirce estaba en Granada el 7 de noviembre por su firma en el libro de visitantes de la Alhambra. Su paso por Sevilla y Córdoba es una conjetura razonable por las menciones en los textos de Peirce de la catedral de Sevilla y de la mezquita de Córdoba.

El siguiente documento que se conserva del viaje de C. S. Peirce por España es el salvoconducto expedido en la Legación de los Estados Unidos en Madrid el día 12 de noviembre. No conservamos ningún otro documento del viaje excepto la carta del 16 de noviembre desde Chambéry, Saboya, donde relata a su madre algunos de los pormenores de su viaje por España y el sur de Francia.


[Fuente: M. Michelena, "Hendaye: son histoire", 1987, 251]

Haciendo un resumen de su viaje, Charles S. Peirce narra a su madre que:

Desde que estoy en Europa he oído hablar no menos de dieciocho lenguas totalmente distintas. 1 inglés 2 holandés 3 alemán 4 bohemio, una lengua muy extraña 5 húngaro, igualmente extraño pero sin relación con el bohemio 6 eslavo 7 valaco 8 turco 9 árabe, el más inarticulado de todos 10 persa 11 armenio 12 griego 13 malayo, el más dulce y más musical de todos 14 italiano 15 francés 16 español 17 gitano 18 vascuence, una lengua que no tiene relación con ninguna otra del mundo. Con la excepción del malayo he estado en lugares donde estas lenguas se hablaban habitualmente.

Como es claro, esta enumeración confirma el paso de Charles S. Peirce en tren por Irún y Hendaya el 13 o 14 de noviembre de 1870, pues cuando enumera las dieciocho lenguas diferentes que ha oído hablar a lo largo de su prolongado viaje europeo, es precisamente el vascuence la decimoctava que enumera después del gitano y del español. Como no era posible el viaje de Madrid a Viena a través de Barcelona por la epidemia de fiebre en esta ciudad, Peirce debió optar por hacer el viaje en tren desde Madrid cruzando la frontera por Irún y Hendaya a través del Puente Internacional (junto al puente de Santiago), y de ahí seguir hasta Narbona y Saboya.

El Puente Internacional de Hendaya fue inaugurado en 1864. A los lados de los tajamares del puente se dispusieron las iniciales y escudos de Napoleón III, emperador de Francia, y de la reina de España Isabel II. Pueden verse aquí debajo los cuatro escudos en la actualidad:


[Fuente: Repères frontaliers franco-espagnols]

[Fuente: Repères frontaliers franco-espagnols]


Se conservan fotos de la época tanto del Puente Internacional como de la estación de Hendaya:


J. Laurent, Puente Internacional de Irún-Hendaya, c.1870.
[Fuente: Cazando puentes]

Puente Internacional de Irún-Hendaya
[Fuente: Cazando puentes]


[Fuente: CPArama.com]

[Fuente: Pays Basque d'antan]

Puede encontrarse más documentación sobre la estación de Hendaya y esta línea ferrea en:

-"La gare d'Hendary-Hendaia en Labourd au Pays Basque en août 1912"

-"Le chemin de fer" (2014)

-Jacques Artola, Jean García, Hendaye d'hier & d'aujourd'hui, Éditions du Mondarrain, 1996.

-Maurice Culot, Dominique Delaunay, Geneviève Mesuret, Hendaye, Irun, Fontarrabie: villes de la frontière, París, Norma, 1998[?].

-M. Michelena, Hendaye: son histoire, Haize Garbia, 1987.

Charles S. Peirce y el euskera

Tiene algún interés el estudio de la relación de Charles S. Peirce con el euskera. El vascuence que oyó hablar Peirce en Irún durante su viaje de 1870 y que le pareció una lengua sin relación con ninguna otra, aparece en sus escritos en diversas ocasiones, en particular a partir de 1900. Según un comentario incidental en una carta a Lady Welby parece haber estudiado el vascuence de alguna manera en los últimos años de su vida. Escribe (SS 95-96, 1909):

La gramática de mi lenguaje estaba, no hace falta siquiera decirlo, modelada de manera general como la gramática latina, como son hasta el día de hoy casi todas las ideas de gramática. En particular, tenía las partes latinas de la lengua, y nunca se me ocurrió que pudieran ser de otra manera de como son en latín. Desde entonces he comprado Testamentos en lenguas tales como el zulú, dakota, hawaiano, jagalo, magiar (en el vascuence he profundizado de otra manera; y aprendí un poco de árabe de Edward Palmer a quien conocí en Constantinopla y después en Cambridge). Estos estudios han hecho mucho para ensanchar mis ideas acerca del lenguaje en general, pero no me han hecho un buen escritor pues mis hábitos de pensar son muy diferentes de los de la generalidad de la gente1.

 

El vascuence figura en cuatro de los listados de los nombres de los diez primeros números en diferentes lenguas (MS 1248, 1249, 1251 y 1590), y aparece en otros varios pasajes que vamos a revisar brevemente. En primer lugar, todavía en relación con los números, el vascuence figura entre el caucásico y el bantú en una larga lista de los pueblos que cuentan mediante decenas (NEM I, 241; MS 53, c.1912?).

Se refiere también a los vascos en una carta a Edward S. Holden, de 5 de enero de 1900, en la que menciona que para determinada editorial (American Book Company) hay que decir que todos los europeos son descendientes de los antiguos arios, excepto los húngaros, los finlandeses y los vascos (L 200).


[MS 1251]

 

Pero hay algo más importante. A Peirce el estudio del vascuence le ha llevado a descubrir su peculiaridad respecto de la lengua griega y las lenguas romances. Merece la pena transcribir un pasaje del Syllabus de 1902 (CP 2.328, 1903

Sucede que es verdadero en una abrumadora mayoría de lenguas que no hay nombres generales de clase ni adjetivos que no sean concebidos como parte de algún verbo (incluso aunque realmente no exista ese verbo) y consecuentemente nada parecido a la cópula se requiere para formar oraciones en esas lenguas. Este autor (aun sin pretensiones de ser un lingüista) ha revisado las gramáticas de muchas lenguas en busca de una lengua construida del todo de la manera en que los lógicos se apartan de su camino para enseñar lo que todos los hombres piensan (pues incluso aunque lo hagan, eso no tiene nada que ver con la lógica). La única lengua así que he logrado encontrar es el vascuence, que parece tener sólo dos o tres verbos, y todas las demás palabras principales son concebidas como nombres. Todo lenguaje ha de tener nombres propios, y no hay verbo ninguno involucrado en un nombre propio. Por consiguiente, parece haber ahí una sugerencia directa de un verdadero nombre común o un adjetivo. Sin embargo, a pesar de esta sugerencia, casi todo hombre común piensa en las palabras generales como parte de los verbos. Esto parece refutar la psicología de los lógicos.

Algo similar escribirá Peirce en otro manuscrito de ese mismo año 1903 (MS 517, NEM 4, 245):

Incluso en las lenguas semíticas, que son llamativamente parecidas a la lengua aria, los nombres comunes son tratados como formas verbales y están completamente separados de los nombres propios. La concepción ordinaria de un término, sin embargo, supone que sea un nombre común en el más pleno sentido del término. Es bastante raro que de todas las lenguas que he examinado en búsqueda de algún apoyo para esta concepción ordinaria, sólo una lengua tan extraña como el vascuence es la única que he encontrado que parece estar construida totalmente de la manera en que los lógicos nos enseñan que todo ser racional debe pensar.

Como es sabido, los lógicos medievales entendían las proposiciones de ordinario como una combinación de términos, el término sujeto y el término predicado, unidos por la cópula del verbo "ser", mientras que los verbos ordinarios desaparecerían integrados en un termino sustantivado. Esto es, la lógica escolástica interpreta la proposición "Juan corre" como "Juan es corredor", y en esto el vascuence —sugiere Peirce— es la única lengua que se ajusta bien a la estrategia de los lógicos medievales. En la correspondencia con Lady Welby de estos años le explicará:

No considero al nombre común como una parte esencialmente necesaria de la lengua. De hecho, sólo está plenamente desarrollado como una parte separada de la lengua en las lenguas arias y en el vascuence, y posiblemente en alguna de las otras lenguas de por ahí (CP 8.337, SS 33-34, 12 octubre 1904).

Y en la carta del 9 de marzo de 1906, añade:

En la mayor parte de las lenguas no inflexivas no hay nombres comunes plenamente desarrollados, y una lengua como el vascuence (que tiene muy pocos verbos) es muy excepcional (SS 198, 1906).

En el álgebra universal de la lógica de Peirce no hay nombres comunes, sino rema, que es cualquier signo que no sea verdadero ni falso. En un texto de 1905 explica:

Pero ni el inglés ni ninguna de las lenguas modernas habladas al oeste del Poznan (el vascuence menos que todas), ni el latín están en absoluto adaptadas para expresar claramente la naturaleza del rema. El recurso al antiguo egipcio podría extraviar al lector; y este escritor, que no se ha dedicado a las lenguas, podría no ser capaz de aprender chino a tiempo para el próximo número [de una revista?]. Pero está el sistema de los "Gráficos existenciales" … (MS 280, 20, 1905)

En cierto sentido, Peirce adopta como pauta para sus gráficos existenciales la concepción estructural del antiguo egipcio, que es un contraejemplo del vascuence. La total sustantivación del vascuence hace que carezca de la estructura remática típica de la lógica peirceana. En tres de los borradores que se conservan del capítulo II de su Minute Logic 1902-1903 desarrolla una comparación entre el vascuence y otras lenguas: se asemeja al chino y al malayo en que, aun teniendo pocos verbos, estos verbos tienen tiempos; afirma que hay "media docena de puntos de semejanza entre el vascuence y la lengua de Adelaida o el tibetano" (MS 247, II 256), y después de poner en relación el ablativo vasco con el genitivo celta, añade2:

Puede advertirse que, junto con su lengua, la más difícil y la más fáctica del mundo, los vascos parecen haber heredado otra característica del tibetano o del chino, que es la de ser intensamente celosos de cualquier influencia extranjera, lo que ha preservado su lengua pura milenio tras milenio. Es verdad que algo así se ve en los húngaros, los escoceses, y otros pueblos del norte y de Asia superior. Quizás sea sólo mi prejuicio el que me hace ver un espíritu marcadamente diferente en los vascos. El príncipe Louis Lucien Bonaparte, cuyos conocimientos en lenguas eran formidables y que era, en particular, una gran autoridad, si no la mayor, en vasco, puso esta lengua dentro de la misma clase que el finés, el samoyedo, el turco, el manchú, el mongol, el yakuto, junto con el tamil, el georgiano, el lezguiano, y otros que él no nombra.

Sin duda, impresiona la atención que Peirce prestó a la clasificación genética de las lenguas y en particular lo que llama su prejuicio a favor de la peculiaridad del vascuence. El último texto en el que Peirce lo menciona es del año 1911, tres antes de su muerte, y en él vuelve a llamar la atención acerca de la fuerte sustantivación del vascuence en contraste con la lengua semítica. Se trata del manuscrito inédito "A Logical Critique of Essential Articles of Religious Faith" (MS 852, 1911), que termina así:

En las mentes de los viejos metafísicos, tales como Spinoza, está la idea de que la Sustancia es más independiente de sus accidentes de lo que el accidente lo es de la Sustancia. Pero cuando reflexiono acerca de que no podamos concebir una Sustancia separada de todos sus accidentes más de lo que podemos concebir un accidente que no esté en ninguna Sustancia, incluso aunque esto último no sea lo más concebible, me lleva a pensar que la idea de Sustancia es una idea indistinta conectada de alguna manera con la distinción entre el nombre común en singular y el verbo. Pero sobre esto recuerdo que hay lenguas, tales como el semítico, en las que la gran mayoría de los nombres comunes son meramente partes de verbos, y así son pensados por aquellos para quienes tales lenguas son vernáculas; mientras que hay otras lenguas que tienen muy pocos verbos, —el vasco, creo, sólo tres— yo [se interrumpe el MS]

Finalmente, puede reseñarse también un pasaje en que la lengua vasca figura en un ejemplo de silogismo. Se trata de un texto de 1904 y en él proporciona el siguiente ejemplo para estudiar el contraste entre el modo de la primera figura del silogismo, denominado Frisesomorum por los escolásticos, y la forma común de razonar (MS 693, 312, 1904; HP I, 847):

En la hipótesis de que

Algunos juglares conozcan la lengua vasca y de que

Entre los adoradores del fuego no haya ningún juglar;

Cómo llegas a estar seguro de que

Alguien que conozca la lengua vasca no es un adorador del fuego?

Me aventuraré a adivinar que, en la medida en que puedas lograrlo, descubres la conclusión imaginando un juglar que supiera vascuence y considerando que la ausencia de juglares entre los adoradores del fuego excluiría a este vascoparlante de ser un juglar, esto es, recurres a una imagen y no llevas a cabo tu razonamiento en los términos generales como prescribe la silogística.

Para un estudio más amplio y pormenorizado puede leerse el trabajo de Jaime Nubiola y Ainhoa Marin, "Charles S. Peirce y el euskera". Por otra parte, en el año 2005 vio la luz el volumen Artikulu eta hitzaldien bilduma en euskera con textos de Peirce, publicado en Klasikoak con el apoyo de prestigiosas entidades académicas y económicas del País Vasco, pero sin que en él se haga referencia a estas conexiones de Peirce con el mundo vasco.

 


Notas

1. Carta de Charles S. Peirce a Lady Victoria Welby, 31 enero 1909. La cursiva del inciso es mía: "Basque I have dipped into otherwise" [than through the Testament].

2. "Putting the subject in the genetive, which came as near to the Basks ablative as any case the Celtic noun afforded. It may be noticed that along with the language, the hardest and most matter of fact in the world, the Basques seem to have derived another Thibetan and Chinese characteristic, that of an intense jealously of foreign influence, which has preserved their language pure for millenium after millenium. It is true that something like this is seen in Hungarians, Scottians, and other peoples of Northern and High Asia. Perhaps it is only my prepossession which makes me see a distinctly different spirit in the Basques. Prince Louis Lucien Bonaparte, whose acomplishments in languages were stupendous and who was, in particular, a very high if not the highest authority upon Basque, put this language into the same class as Finnish, Samoyerde, Turki, Manchu, Mongolian, Yukat, together with the Tamil, Georgian, ///Logic II 258// Lesghian, and others which he does not name." (MS 427, c.1902). En MS 1574 agrupa al vascuence con el tártaro, el mongol y el chino.



Autor de la página: Jaime Nubiola

Proyecto de investigación: "The Cosmopolitan Peirce": los viajes europeos de Charles S. Peirce (1870-1883)

Fecha del documento: 5 de febrero 2020
Última actualización: 20 de marzo 2020
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