2. 2. Francisco Iñiguez (1901-1982)

Francisco Íñiguez fue uno de los arquitectos historiadores más eminentes de su generación y quizá el mejor dibujante español de arquitectura. Durante muchos años fue uno de los pilares fundamentales de la naciente Escuela de Arquitectura de Pamplona (fig 1).

Deseaba hacer una historia de la arquitectura muy asequible y con muchas imágenes para los alumnos : tenía un especial aprecio por la arquitectura mexicana, y participó en uno de los primeros cursos que se dieron conjuntamente en España sobre barroco español y mexicano. Creemos que le hubiera gustado esta iniciativa, que recoge esa idea e intenta difundir el material que él reunió a lo largo de su vida : sus propios dibujos, y también libros antiguos, tratados de arquitectura o vistas de España.

A quienes tuvimos la suerte de aprender de él, nos enseñó a apreciar y querer los monumentos como un patrimonio común, que es necesario conservar como un servicio a la sociedad. Pero, además de su extraordinaria valía como profesor de Historia de la Arquitectura, su amable humanidad dejó un recuerdo imborrable.

 

Francisco Íñiguez. Su vida. Texto de Luis Cervera Vera.

Francisco Íñiguez. Su obra. Texto de Luis Cervera Vera.

Francisco Íñiguez. Sus dibujos. Texto de Mª Antonia Frías.

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Francisco Íñiguez. Su vida

Texto de Luis Cervera Vera

Nacimiento y hogar paterno

En el seno de un hogar ilustrado y católico nace en el observatorio Astronómico de Madrid, el día 22 de marzo de 1901, Francisco de Asís Íñiguez Almech. Fue bautizado en la parroquia madrileña de San Jerónimo el Real.

Su padre, el riojano don Francisco Íñiguez Íñiguez (1853-1922), natural de Cameros (Logroño), fue catedrático de Astronomía en la entonces Universidad Central de Madrid y Director del Observatorio Astronómico de nuestra capital, donde disfrutaba de la vivienda en que nació su hijo Francisco. Por sus notables contribuciones en el avance de las ciencias astronómicas y sus estudios acerca de la climatología española, le condecoraron con la Gran Cruz de Isabel la Católica, falleciendo cerca de Cetina (Zaragoza) en el año 1922.

Su madre, doña María del Pilar Almech, natural de Zaragoza y una distinguida dama de esta capital, dedicó su atención al cuidado de su familia. Fueron sus hermanos : el catedrático de Matemáticas don José María y doña María del Pilar.

Primeros estudios y bachillerato

Integrado en esta ejemplar familia, prototipo de la española que laboriosa, austera e intelectualmente forjó la firme capa social que sirvió de base para la estabilidad y progreso de nuestra Nación, inició sus estudios primarios. De su padre recibió las primeras enseñanzas científicas y matemáticas; y su tío Santiago, sacerdote, le introdujo en las Letras y Humanidades. Nada tiene de extraño que con una sólida base terminara en 1917 con la calificación de sobresaliente sus estudios de Bachillerato en el madrileño Instituto de San Isidro.

Arquitecto a los veinticuatro años

Sin pérdida de tiempo comienza su preparación para ingresar en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Estudia los dos primeros cursos de Ciencias Exactas en la Universidad Central, y practica el dibujo y la acuarela en las clases de la Escuela de Bellas Artes bajo la dirección de Luis Ferrant. Con éxito ingresa en la Escuela, distinguiéndose como gran dibujante y acuarelista.

Al mismo tiempo, con ocasión de haber convocado el 31 de julio de 1923 un concurso la entonces «Diputación Foral y Provincial de Navarra» para la «Reconstrucción y conservación del Palacio Real de Olite», se presentó al mismo el gran caballero e ilustre arquitecto José Yárnoz Larrosa, años más tarde académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, quien solicitó a su buen amigo, nuestro inolvidable y gran maestro de arquitectos, Modesto López Otero, la elección de dos alumnos aventajados y que fueran buenos acuarelistas para que le ayudaran a presentar los diseños de su proyecto bien acuarelados.

El tiempo apremiaba a Yárnoz por haber dedicado muchas jornadas a la investigación en archivos y bibliotecas, así como a viajar para conocer personalmente los castillos de la misma época : Carcasonne, Avignon, Pierrefonds y otros. Don Modesto le recomendó a Francisco Íñiguez y a Felipe Trigo.

Los dos comenzaron a trabajar con Yárnoz de inmediato. Ambos eran muy trabajadores, aunque con carácter diametralmente opuesto. La sensatez y seriedad de Íñiguez contrastaba con el humor alegre, dicharachero y versátil de Trigo.

A lo largo de estos trabajos, realizados bajo el rigor y entrega con que Yárnoz desarrollaba sus restauraciones, Íñiguez, según su propia confesión, se sintió influido por aquél, naciéndole una fuerte vocación por la apasionante labor en la que había colaborado. A continuación Yárnoz ganaba el concurso, hecho que debió acrecentar la vocación de Íñiguez, pues continuó trabajando con él después de finalizar sus estudios.

Obtuvo el título de Arquitecto con veinticuatro años y con fecha 15 de junio de 1925 le expidieron el certificado oficial. Seis años después, el día 15 de agosto de 1931, se incorporó al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid con el número 251.

En aquel mismo año ganó por concurso libre la reforma y reestructuración del Casino Mercantil de Zaragoza. Después, su labor se concentró en la conservación y restauración de monumentos arquitectónicos.

Su vocación y aprendizaje

Entretanto, y luego de su inicial proyecto zaragozano, se afianza en don Francisco su afición por los estudios y teorías arquitectónicas, quizá influido por el ambiente intelectual e investigador creado por su padre y hermano, al mismo tiempo que aumentaba el amor despertado a los monumentos durante la época en que ayudó a Yárnoz.

Emplea los años siguientes a un intenso aprendizaje de aquellos temas. Con gran vocación y sin maestros, pues los dedicados a las disciplinas que le interesaban habían desaparecido : Repullés en 1922, Lampérez y Velázquez Bosco en el año siguiente, todos ellos Miembros de nuestra Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Tareas docentes

Demostrando interés por la docencia, en 1931, es nombrado, en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, Profesor auxiliar de las cátedras denominadas Teoría y Composición e Historia del Arte y Arquitectura, en las que continúa hasta 1935. En este mismo año le nombran encargado de la cátedra Teoría del Arte y Composición de Edificios, cuya oposición, a la que debió concurrir, se suspendió por coincidir con el 18 de julio de 1936. Como encargado de aquella cátedra «cesó» en la misma durante los años 1937 y 1938, a la que volvió como Profesor interino en 1940.

Transcurridos tres años es convocada a concurso-oposición la cátedra de Teoría del Arte y Teoría de Composición de Edificios, la cual ganó brillantemente y tomó posesión de la misma el día 16 de marzo de 1943. En esta cátedra formó a sus alumnos durante siete años.

En 1950 le nombran, por Orden Ministerial del día 5 de julio. Delegado del Consejo de Investigaciones Científicas y Director de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma. Como consecuencia de su nombramiento en los anteriores prestigiosos cargos se le concede la «excedencia activa» en su cátedra de la Escuela Superior de Arquitectura, que el 19 de julio de 1955 se convierte en «excedencia voluntaria». El motivo de esta «excedencia voluntaria» fue por haber ingresado en la Escuela de Arquitectura su hijo José Antonio, hoy arquitecto, y, por delicadeza, no deseaba con su presencia influir en el Claustro de Profesores.

En Roma realiza una valiosa labor. Terminada su misión retorna a Madrid, y con fecha 11 de enero de 1958 solicita su reingreso en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, que le es concedida el día 3 de marzo siguiente, asignándole la cátedra de Historia comparada de las Artes plásticas y, posteriormente, nueve meses después, el 24 de noviembre del mismo año, le encomiendan la enseñanza de la Historia de la Arquitectura.

Luego de dedicarse durante cinco cursos a divulgar las anteriores disciplinas, con fecha 14 de octubre de 1963 se hace cargo de manera efectiva de la cátedra de Historia del Arte, en su primero y segundo curso, y le acumulan la Historia de la Arquitectura. Se dedica con intensidad a la formación ilusionada de sus alumnos durante dos años y el 27 de agosto de 1965 solicita su paso a supernumerario que le es concedido dos meses después. A los seis años, el 22 de marzo de 1971, alcanza por su edad la jubilación forzosa en su calidad de Catedrático numerario en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.

Ha finalizado su etapa como profesor en la Escuela de Madrid, dejando en ella el recuerdo de su brillante labor. Entretanto, cuando en el año 1965 obtuvo en ésta su condición de supernumerario no lo fue para abandonar la enseñanza, sino, por el contrario, para dedicarse con mayor intensidad a ella. El primero de octubre de aquel año -1965- es nombrado Profesor ordinario de la asignatura Historia del Arte e Historia de la Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Navarra. Seis años después nombran a don Francisco Subdirector de la Escuela navarra, quien, al mismo tiempo, prosigue las enseñanzas de su cátedra. En ellas continúa hasta el primero de enero de 1982 en que por enfermedad hubo de suspender su actividad docente. Durante aquel tiempo, además de restaurar el Hórreo de Iracheta y la Iglesia de San Miguel de Aralar, se dedica a redactar un largo estudio titulado Arte Medieval Navarro (Pamplona, 1971), magna publicación en cinco tomos en los que utiliza el material fotográfico, y en parte gráfico, de don José Esteban Uranga, que siempre fue de don Francisco Íñiguez un gran colaborador y amigo.

Académico

Académico correspondiente y, después, de honor de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza.

En el año 1950, la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza, la prestigiosa Corporación que, con la Real de San Fernando de Madrid y la Real de San Carlos de Valencia, fue una de las tres que inició sus actividades artísticas en el siglo XVIII, eligió a don Francisco Íñiguez Académico correspondiente.

Treinta años después, en 1980 esta Real Academia, premiando su labor en las restauraciones de la Aljafería zaragozana, le nombró Académico de Honor.

Académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Al fallecimiento del prestigioso profesor don Modesto López Otero, maestro de varias generaciones de arquitectos, queda vacante su sillón en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Para sucederle, el día 4 de febrero de 1963, proponen los académicos numerarios don Pascual Bravo, don Luis Menéndez Pidal y el marqués de Lozoya, a don Francisco Íñiguez Almech.

La Sección de Arquitectura, con fecha 11 de marzo siguiente, le clasificó en primer lugar sobre el otro arquitecto presentado, don Manuel Martínez Chumillas.

En primera convocatoria, celebrada el 25 de marzo de 1963, obtiene veintiún votos a su favor, número superior al de su contrincante. En la segunda convocatoria, que se celebró el siguiente día 8 de abril de 1963, fue elegido por unanimidad académico de número. Comunicado el éxito de la votación para cubrir la vacante de don Modesto, Director que había sido de la Real Academia, don Francisco, con fecha 22 del mismo mes de abril, agradeció «la honra inmerecida» de su elección para ocupar «la vacante causada por» su «maestro inolvidable» don Modesto López Otero.

Transcurren cerca de dos años hasta que don Francisco Íñiguez presente su Discurso de ingreso, que titula Las trazas del monasterio de S. Lorenzo de El Escorial. Es un trabajo laborioso donde expone documental y gráficamente largos años de estudios e investigaciones, que se ha convertido en obra de obligada consulta para quienes investigan sobre aquel magno monumento.

La Comisión de Censura de la Real Academia, luego de examinar su Discurso, informó «que su lectura sea autorizada», lo que en nombre de la citada Comisión comunicó a la Corporación Académica su Censor, don Diego Ángulo, el día primero de febrero de 1965. Pasados más de tres meses, el día 23 de mayo de aquel año 1965, leía don Francisco Íñiguez su Discurso, recibiendo su Diploma y la medalla académica número cinco que ostentó durante toda su vida.

Distinciones y condecoraciones

Por lo que se refiere a distinciones fue merecedor de las siguientes :

Españolas

Gran Cruz del Mérito Civil, Encomienda de Isabel La Católica., Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio, Medalla de Plata del Milenario de Castilla, Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Extranjeras

Oficial de la Legión de Honor de Francia, Medalla de Plata de París., Encomienda del Rey Leopoldo I de Bélgica, Medalla de Oro del Instituto Ibero-Americano de BERLÍN.

Trofeos : Trofeo «RICARDO MAGDALENA 1964» concedido por la Excma. Diputación de Zaragoza por las obras de Restauración de la ALJAFERIA, 1965.

Trofeo RICARDO MAGDALENA concedido por la Excma. Diputación de Zaragoza por las obras de Restauración de la LONJA zaragozana.

Su familia

Tres años después de obtener su título de arquitecto, el 8 de septiembre de 1928 contrae matrimonio con doña Pilar Herrero Serra, natural de Madrid, en la Capilla de Arquitectos de la Iglesia madrileña de San Sebastián.

El matrimonio Íñiguez vivía temporadas en la finca de don Félix Herrero Velázquez, abuelo de doña Pilar, su esposa. Esta finca estaba situada en la calle del Marqués de Ibarra, en Alcalá de Henares.

Por su cercanía a Madrid la dedicaba al estudio y a su vida familiar. Allí nacieron sus dos primeros hijos : José Antonio, el 3 de julio de 1929, hoy arquitecto; y Jaime, el 2 de octubre de 1931, licenciado en Ciencias Químicas.

Después nacieron de su matrimonio otras dos hijas en Madrid : María Isabel, casada, y María Dolores.

Su personalidad humana

Humanamente, don Francisco Íñiguez poseyó valores sobresalientes. Era un hombre con extensos conocimientos que exponía conversando, de manera sencilla, con su característica sonrisa y de forma más bien parecida a una pregunta que una afirmación dogmática. Jamás hablaba dogmáticamente y con presunción. Como científico siempre manifestaba sus dudas, mientras no tenía la certeza documental de cualquier afirmación.

Son prueba de ello nuestras largas conversaciones, principalmente sobre Juan de Herrera y acerca de El Escorial, uno de sus temas favoritos y tema de su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Su trato personal estaba presidido por una extremada corrección acompañada de caballerosa sencillez. Siempre escuchaba, y respondía, incluso cuando no estaba conforme con las afirmaciones de su interlocutor, de manera clara y concisa, aunque atendiendo a las opiniones de su dialogante.

Es posible que uno de los días más expansivos de su vida docente lo fue aquel que en la Escuela de Arquitectura navarra tuve el honor de que, sin prisas, me mostrara su departamento, la biblioteca, su austero despacho y su ilusionada labor de profesor, luego continuada, sin interrupción, con un almuerzo seguido de una larga y encantadora sobremesa.

Por nuestra parte, sería descortés el no mencionar que fue uno de los firmantes de mi candidatura a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para suceder a otro gran maestro restaurador de monumentos, el inolvidable arquitecto don Luis Menéndez Pidal. Y es emocionante recordar que, después de firmada su presentación, con la habitual sonrisa que le caracterizaba, nos manifestó : Nunca he firmado una propuesta, pero esta tuya la firmé encantado y con alegría.

En los últimos años, por su delicada salud y ocupación, a las que prestaba su máxima atención, fueron muy escasas sus asistencias a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pero siempre recordaremos que al finalizar nuestras sesiones, sistemáticamente me preguntaba, con su natural cortesía, si le podía acompañar a su domicilio. Durante el trayecto conversábamos amigablemente sobre nuestras comunes vocaciones. El posterior viaje lo realizamos al terminar la Sesión del día 14 de abril de 1980; con ella había asistido a ciento cuarenta sesiones académicas desde que ingresara el 23 de mayo de 1965. Después nuestros contactos lo fueron a través de amigos comunes o compañeros.

Fue un hombre con profunda fe religiosa, aunque nunca hacía de ella alarde y, menos aún la suscitaba en sus conversaciones.

Enfermedad y muerte

En el mes de diciembre de 1981 comienzan a golpearle los síntomas cancerosos de su última enfermedad. Con gran resignación soportó el avance de sus dolencias. Cuando éstas se incrementaron ingresó en la Clínica Universitaria de Pamplona, donde se sometió voluntariamente a un nuevo procedimiento curativo en el que colaboraba con los médicos indicándoles el proceso diario de su enfermedad. Conociendo su dolorosísima e incurable dolencia, y con gran entereza, en aquella clínica pamplonica, falleció cristianamente, como había sido su vida, el día 6 de agosto de 1982, siendo enterrado en el panteón familiar de los arquitectos Yárnoz. Allí descansa un gran maestro, un vocacional restaurador de monumentos, un continuo estudioso, un magnífico dibujante de nuestra riqueza arquitectónica y, ante todo, un hombre ejemplar.

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Francisco Íñiguez. Su obra

Texto de Luis Cervera Vera

Restaurador de monumentos

En 1932, siendo profesor auxiliar en la Escuela de Arquitectura, es nombrado Arquitecto restaurador Jefe de la 2.a zona del Tesoro Artístico Nacional (Álava, Burgos, Guipúzcoa, Huesca, Logroño, Navarra, Soria, Vizcaya y Zaragoza). En cuyo cometido realizó restauraciones en : Álava : Santa María de Estíbaliz.

Burgos : Iglesia románica de San Pantaleón de Losa, Catedral (Cimborrio, Claustro, capilla del Condestable, etc.), Excavaciones en la iglesia y restauración del claustro románico de Santo Domingo de Silos, Iglesia plateresca y escalinata de Santa María del Campo, Iglesia, claustro románico y capillas moriscas del monasterio de Las Huelgas, Iglesia gótica de San Gil, Restauración e instalación del Museo en la Casa de Miranda, Puertas, portada y púlpito en Aranda de Duero, Monasterio y retablos platerescos en el monasterio de Santa Clara, de Briviesca, Colegiata de Santa María, en Covarrubias, Iglesia románica de Santa María, en el monasterio de Rodilla, Iglesia románica de Santa María, en Siones, Monasterio románico de San Quirce, Excavación y consolidación de la iglesia visigótica de Santa María, en Quintanilla de las Viñas, Cartuja de Miraflores.

Huesca : Catedral románica de Jaca, Monasterio mozárabe y románico de San Juan de la Peña, Iglesia prerrománica de San Pedro de Lárrede, San Caprasio, Santa Cruz de la Seros.

Logroño : Monasterio mozárabe de San Millán de la Cogolla.

Iglesia y retablo de Santa María de San Vicente de la Sonsierra.

Catedral de Santo Domingo de la Calzada.

Navarra : Iglesia gótica de Santa María la Real, en Olite, Monasterio de Leyre, Colegiata de Tudela, Monasterio de Iranzu.

Soria : Iglesia de San Esteban de Gormaz, Ermita de San Baudelio de Berlanga, Puerta musulmana de Ágreda, Muros y puerta del castillo musulmán de Gormaz, Iglesia románico-morisca de San Miguel de Almazán, Monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, Arco romano de Medinaceli.

Valladolid : Iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote, Castillo de la Mota, en Medina del Campo.

Zaragoza : Iglesia de la Magdalena, Iglesia de San Juan de los Pañetes, Muralla romana y torre de la Zuda, Claustros del monasterio del Santo Sepulcro, Castillo musulmán de la Aljafería, Capilla morisca de San Miguel (Parroquieta), en La Seo, Consolidación y reposición de columnas en La Lonja, Colegiata de Caspe, Iglesia morisca en Cervera de la Cañada, Iglesia morisca de Amiñón, Sala capitular, claustro, refectorio y dormitorios en el monasterio cisterciense en Rueda de Ebro, Nuestra Señora de Caberas, Almunia de Doña Godina.

 

Comisario General del Patrimonio Artístico Nacional

Terminada nuestra contienda civil, en 1939 le encomienda don Pedro Muguruza, en su calidad de Comisario General del Patrimonio Artístico y por orden de la Jefatura del Estado, la redacción del proyecto y dirección de las oportunas obras de reconstrucción, restauración y acondicionamiento del Castillo de la Mota en Medina del Campo. Obras a las que dedica su actividad desde 1939 a 1942. Durante el transcurso de esta restauración es nombrado, por Decreto del 24 de noviembre de 1939, Comisario General del Patrimonio Artístico Nacional, cargo que desempeñó con vocación y eficacia veinticinco años, y del que dimitió en marzo de 1964. Durante esta larga etapa, en la que tuvimos ocasiones de servir en diversas restauraciones, la labor de don Francisco fue ingente, tanto por la revisión de los proyectos que presentábamos los arquitectos, como por las visitas continuas que realizaba a las obras en ejecución.

Concejal madrileño de la Comisión de Cultura

Por su prestigio como restaurador de Monumentos fue nombrado Concejal de la Comisión de Cultura del Concejo madrileño por su alcalde, don José Moreno Torres, encomendándole el cuidado de los edificios artísticos de nuestra capital. En esta misión se ocupó de restaurar las iglesias de San Jerónimo, de San Pedro el viejo, la del Carmen -donde adaptó la portada de la desaparecida iglesia de San Luis-, la de San Nicolás de los Servitas, la de San Antonio de los Alemanes, el convento

de las Trinitarias, el acceso y el Salón Real de la Casa de la Panadería en la Plaza Mayor, la Hemeroteca Municipal y la Torre de los Lujanes.

Su integración en Entidades culturales

Por la extensión de sus conocimientos en historiografía-arquitectónica y su preparación humanística e investigadora, podemos citar en su elogio que fue designado : Miembro becario del CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS (Sección de Artes y Arqueología) desde 1926 a 1936.

Vocal-Consejero de Bellas Artes del PATRIMONIO NACIONAL (antiguo Patrimonio de la Corona), 1939-62.

Miembro del «INSTITUTO DIEGO VELAZQUEZ», desde la fecha de su constitución en 1940.

Vocal del Patronato «MARCELINO MENENDEZ PELAYO» 1940.

Miembro del «COLEGIO DE ARAGÓN», Zaragoza, 1948.

Miembro del Consejo Nacional de Educación y Presidente de Sección del mismo, desde su reorganización, 1942-51.

Presidente de la Delegación del CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS en ROMA, 1949.

Miembro de la «INSTITUCIÓN FERNANDO EL CATÓLICO», Zaragoza 1950.

Director de la ESCUELA ESPAÑOLA DE HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA en ROMA 1950.

Presidente de la Sección Española de la Comisión Internacional de Arte de la ALTA EDAD MEDIA durante los años 1953 a 62.

Consejero de número del Patronato «DIEGO SAAVEDRA FAJARDO», 1956.

Representante de España en la División de Monumentos y Museos de la UNESCO, 1958-64.

Vicepresidente del Patronato «DIEGO SAAVEDRA FAJARDO», 1959-64.

Miembro del CONSEJO INTERNACIONAL DE MUSEOS (ICOM), 1959.

Miembro del Instituto ARQUEOLÓGICO DE BERLÍN, 1959.

Miembro numerario del INSTITUTO DE ESTUDIOS MADRILEÑOS, 1965.

Miembro del Consejo Técnico Asesor del Patronato «DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO», 1971-77.

Presidente de honor de la Delegación del C.S.I.C., 1972.

Miembro de la «INSTITUCIÓN PRINCIPE DE VIANA», Pamplona.

Sus publicaciones

En todos sus proyectos y publicaciones manifestaba sus grandes dotes artísticas para representar gráficamente los monumentos que trataba y expresar los conceptos que definía. Fue un gran dibujante y delicado acuarelista además de dominar con gracia el grabado. De ello es prueba los originales de sus proyectos y los diseños de sus publicaciones.

En éstas estudió temas nuevos de nuestra historiografía arquitectónica, dio a conocer monumentos no bien conocidos y divulgó noticias útiles. Fue una de las facetas de su callada y austera labor, pero que supone un avance en los temas que trató.

Podemos reseñar sus principales publicaciones :

1. «Estudios sobre la iglesia parroquial de Ateca (Zaragoza), Arquitectura española, 1924.

2. «Arquitectura mudéjar aragonesa. La iglesia de Cervera de la Cañada (Zaragoza), A.E.A.A., t. VI Madrid, 1930, pp. 57-64.

3. «Sobre algunas bóvedas aragonesas con lazos» A.E.A.A., t. VIII Madrid, 1932, pp. 37-48.

4. «Un grupo de iglesias del Alto Aragón», en colaboración con R. Sánchez Ventura, A.E.A.A., t. IX Madrid, 1933, pp. 215-236.

5. «La iglesia de las Comendadoras de Santiago, en Madrid», A.E.A.A., t. IX, Madrid, 1933, pp. 21-36.

6. «La Torre de doña Urraca en Covarrubias (Burgos»), Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. I, 1934.

7. «Arcos musulmanes poco conocidos». Archivo Leonés, 1934.

8. «Las capillas de la Seo de Zaragoza», Arquitectura, Madrid, 1934.

9. «Notas para la geografía y la arquitectura mudéjar en Aragón», Bol. Real Sociedad Geográfica Nacional, t. LXXIV, Madrid, 1934, pp. 307-328.

10. «Ventura Rodríguez en el 150 aniversario de su muerte», Arquitectura, Madrid, 1935.

11. «Sobre los orígenes de la arquitectura románica. Estado actual del problema». Las Ciencias, Madrid, 1935.

12. «La reparación de la abadía de San Quirce en la provincia de Burgos» Arquitectura, t. XVII, Madrid, 1935, p. 323.

13. «Un sepulcro de la catedral de Burgos», A.E.A.A., t. XI, Madrid, 1935. pp. 201-204.

14. «Torres mudéjares aragonesas», A.E.A.A., t. XIII, Madrid 1937, pp.

173-190.

15. «Las yeserías descubiertas en el monasterio de las Huelgas Reales de Burgos», A.E.A., T. XIV, Madrid 1941, pp. 306-308.

16. «La ermita de San Pantaleón de Losa (Burgos)», Revista Nacional de Arquitectura, Madrid, 1942, p. 63.

17. «El arquitecto Martín López Aguado y la Alameda de Osuna», A.E.A., t. XVIII, Madrid, 1945, pp. 219-240.

18. «La figura de Cristo en el arte español», Arbor, Madrid, 1946.

19. «Más sobre el arquitecto D. Pedro de Rivera», Revista de la Biblioteca y Archivo del Ayuntamiento de Madrid, 1946, pp. 379-388.

20. «Notas para la Geografía de la Arquitectura española», Real Sociedad Geográfica Nacional, t. L

II, Madrid, 1946, pp. 355-440.

21. «La cárcel de Sevilla», Revista Bibliográfica y Documental, II, 1948.

22. «Juan de Herrera, arquitecto, matemático y filósofo». Arquitectura, Madrid, 1948.

23. «La Casa Real de la Panadería», R.B.A. y M. del Ayuntamiento de Madrid, 1948, pp. 129-155.

24. «Trujillo. Estudio histórico-artístico». Mundo Hispánico, 1949.

25. «Formación de D. Ventura Rodríguez», A.E.A., t. XXII, Madrid 1949, pp. 137-148.

26. «La restauración de la iglesia de San Jerónimo», Gran Madrid, 1949.

27. «Breve historia de Zaragoza», Arquitectura, 1949.

28. «Juan de Herrera y las reformas en el Madrid de Felipe II», R.A.B.

y M. del Ayuntamiento de Madrid, 1950, pp. 3-108.

29. Casas Reales y Jardines de Felipe II, Roma, 1952.

30. «Así fue la Aljafería». Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1952.

31. «Monumentos nacionales de Zaragoza en el último decenio», Zaragoza, Diputación, 1953.

32. «Límite y Ordenanzas de 1567 de la Villa de Madrid», R.A.B. y M. del Ayuntamiento de Madrid, 1955, pp. 3-38.

33. «La catedral de Jaca y los orígenes del románico español». Pirineos, 1957.

34. «Algunos problemas de las viejas iglesias españolas». Escuela Española de Historia y Arqueología, t. VII, Roma, 1953, pp. 9-180.

35. «Las excavaciones en la basílica del Apóstol». Conferencias del Colegio Mayor «La Estila», 1954.

36. Geografía de la arquitectura española, Dirección General de Bellas Artes, Madrid, 1957.

37. Veinte años de restauración monumental en España, Dirección General de Bellas Artes, Madrid, 1958.

38. «Velázquez Arquitecto». Villa de Madrid, 1959.

39. «Los ingenios de Juan de Herrera», El Escorial, 1563-1963, IV Centenario de la Fundación del Monasterio de San Lorenzo el Real, II, Arquitectura, Artes, Madrid, 1963, pp. 181-214.

40. «La ermita de Santas Cántela y Elena, de Siero (Burgos)», A.E.A., t. X, Madrid, 1934, pp. 135-138.

41. Las trazas del monasterio de S. Lorenzo de El Escorial, Discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, leído el 23 de mayo de 1965, y contestación del Excmo. Sr. Marqués de Lozoya, Madrid, 1965.

42. El monasterio de San Salvador de Leire (Navarra) Institución Príncipe de Viana, 1966.

43. «La escatología musulmana de los capiteles románicos». Príncipe de Viana, 91, Pamplona, 1967, pp. 108-109.

44. Sobre tallas románicas del siglo XII», ns. 112 y 113, Príncipe de Viana, Pamplona, 1968.

45. «La nueva liturgia en las iglesias tradicionales, Dirección General de Bellas Artes, 1969.

46. «Las empresas constructivas de Sancho el Mayor. El castillo de Loarre», A.E.A., t. XLIII, Madrid, 1970, pp. 363-374.

47. Arte medieval navarro, en colaboración con José Esteban Uranga, Caja de Ahorros de Navarra, 1971.

Dictámenes sobre monumentos y ciudades monumentales

Junto a las publicaciones citadas anteriormente realizó cuidados y valiosos informes acerca de monumentos y ciudades monumentales. Entre dichos informes aparecieron dieciséis de ellos, redactados a lo largo de ocho años, en ACADEMIA. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. Estos son : 1. «La plaza de Santa Teresa, de Ávila», n. 24, 1967, pp. 71-72.

2. «La ciudad de Arévalo (Ávila)», n. 26, 1968, pp. 86-87.

3. «El barrio de la Seo, en Zaragoza», n. 27, 1968, p. 85.

4. «Proyecto de obra en la primera Casa Consistorial de Madrid», n. 29, 1969, pp. 80-82.

5. «El palacio del Infantado, de Guadalajara», n. 29, 1961, pp. 82-83.

6. «La reparación del Acueducto de Segovia», n. 31, 1970, pp. 77-79.

7. «La iglesia parroquial de San Sebastián, de Madrid», n. 31 1970, pp. 80-81.

8. «El Nuevo Baztán (Madrid)», n. 31, 1970, p. 82.

9. «La iglesia Parroquial de San Nicolás, en Madrid», n. 32, 1971, pp. 106-108.

10. «Las Comendadoras de Santiago, en Madrid», n. 33. 1971, pp. 77-80.

11. «La iglesia de San Fernando, en Zaragoza», n. 35, 1972. pp. 78-79.

12. «El 'Torreón de Fortea', en Zaragoza», n. 35, 1972, p. 80.

13. «La villa de Frías (Burgos)», n. 36, 1973, p. 78.

14. «Viviendas para canónigos en el arcedianato de la catedral de Pamplona», n. 37, 1973, pp. 104-105.

15. «La iglesia y la cripta de San Martín en Orisoain (Navarra)», n. 38, 1974, p. 97.

16. «La iglesia parroquial de San Andrés, en Cizur-Mayor (Navarra)», n. 38, 1974, p. 98.

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

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2. Dedicatory

2. 1. San Josemaria Escriva (1902-1975)
2. 2. Francisco Iñiguez (1901-1982)
2. 3. Luis Moya (1904-1990)
2. 4. Other professors
  1. Francisco Íñiguez
 
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