Fuensaldaña es un castillo gentil y de buen mirar,
Alto y prieto entre trigales, será una gavilla más,
Sino que ésta, de hace siglos, se adelantó a madurar,
Y es dorada en primavera; otoño e invierno, igual.
Al mirarla, tan señera, quiérela el viento tumbar.
Ella, ni siquier se mueve; lo alto, sólo, al viento da.
Si la despeinaba el viento, le nacía un almenar