Referencias Charles S. Peirce a Edward H. Palmer



1870. En sus cartas del 2 de septiembre y del 4 de septiembre relata su encuentro con Palmer y sus andanzas en Constantinopla:
Conocí en el hotel a dos ingleses que habían viajado a Siria y que sabían árabe. Uno de ellos, en efecto, comprendía la mayor parte de las cosas dichas en turco, sabía también muy bien persa y bastante hindi. Hablaba el árabe tan bien como el inglés y mucho mejor que nadie aquí y ¡hablaba inglés con acento árabe! Ahora bien, como el árabe no suena como nada humano es un acento peculiar. Me hice muy amigo de esos caballeros y andando con ellos de un sitio para otro durante dos días pude ver muy bien algunas cosas. Por supuesto conocían a fondo todo sobre las mezquitas, etc. Me animaron mucho a ir a Inglaterra en mi camino de vuelta y a visitar a uno de ellos en Cambridge. Dijo "ahora quiero decir exactamente lo que digo, y no es una cuestión meramente formal cuando digo que mi casa es suya. Puedo darle habitación y comida mientras esté allí". Este caballero tiene la perspectiva de ser profesor de árabe en Cambridge y tuve una conversación muy interesante con él acerca del sufismo y de la adoración del Sol, etc. sobre la que pienso que debo escribir a Perry. Me resultó un hombre muy interesante y prometió enviarme un libro que había escrito y todo lo que escriba de aquí en adelante. Estos caballeros tenían un gran respeto por el mahometanismo y uno de ellos se acaloró bastante cuando alguien habló mal de las danzas derviches. El que acabo de mencionar (Mr. Palmer) siempre solía orientarse hacia la Meca en las mezquitas y decir una oración en árabe. Cuando estaban en Siria viajaban con el traje nativo, y lo que no soportarían y a lo que no estaban acostumbrados sería a ser considerados como "perros infieles", como los cristianos lo son en Constantinopla. Fui con ellos a la mezquita de Santa Sofía y cuando estábamos caminando en calcetines a través del vestíbulo el hombre pidió ver nuestro billete [?] o pase para entrar, lo que era otra manera de decir que quería su propina. Ahora bien, estos caballeros no darían una propina hasta que salieran, así que nos echaron a todos. Entonces soltaron una retahíla tal de maldiciones en árabe como nunca se ha oído; y el árabe es un lenguaje bien sonoro para ese propósito. Continuaron juntos con eso durante aproximadamente 5 minutos, después de lo cual escupieron en el suelo y se marcharon. No sé si la gente tenía miedo de que alguna de esas maldiciones cayera realmente sobre sus cabezas o no, pero el resultado fue que vinieron detrás de nosotros y nos dijeron que podíamos entrar sin ninguna propina. En la mezquita las lápidas con escritura árabe en ellas provocaron la admiración particular de mis amigos, y afirmaron que la quirografía árabe está al mismo nivel que la pintura, y que aquellas cosas debían compararse con los cuadros de Rafael. Había una lápida que parecía algo similar a esto, sólo que más regular, que yo habría supuesto que era un mero adorno, pero que ellos leyeron. Sin embargo, no era este tipo sino otro el que ellos admiraban tanto.

Y añade dos días después en la carta a Zina:

Confieso que nunca he pasado un tiempo tan entretenido como en Constantinopla, y conocer a Mr. Palmer mereció mucho la pena.


1890. The Nation 51, 25 de septiembre, [CN 1.94]: En una recensión de Locke, de Alexander Campbell Frazer, describe a Locke como una "figura frágil y diminuta, con hombros caídos, una cabeza dispuesta con gracia, una frente que parece baja por estar cortada por fuertes cejas que se elevan en ángulo sobre una larga nariz, puntiaguda y elevada. Sus ojos eran prominentes, su boca bien formada, su barbilla fuerte. Debía parecerse un poco al fallecido E. H. Palmer".


1892. "Pitágoras: La crítica histórica alemana" [MS 1278, HP 1.216-226]. En la sexta conferencia de las Lowell Lectures sobre Historia de la Ciencia, a propósito de los "milagros" de Pitágoras menciona los engaños de Palmer a los beduinos. Dice así:
Hay muy pocos hombres hoy que puedan ver algún daño en mentir a los bárbaros con el fin de lograr grandes objetivos que esos bárbaros no pueden comprender. Ahora bien, Burton y E. H. Palmer no eran más superiores a los beduinos entre los que viajaron de lo que Pitágoras lo era sobre el resto de la humanidad.


1893. [CP 4.48] En el capítulo VI de su proyectada Grand Logic or How to Reason, al hablar del estudio lógico de la aserción y su comparación con la aserción en lenguas indoeuropeas, indica que los gramáticos europeos, verdaderos hijos de Procusto, tratan de acomodar forzadamente las frases de otras lenguas a su misma fórmula. Y anota:
Una vez tuve el privilegio en Oriente de pasar algunas semanas [no pudo ser más que unos días] en la compañía de E. H. Palmer y tuve centenares de convincentes pruebas del gran respeto en que le tenían los árabes por su maravilloso dominio de su lengua, que sobrepasaba en mucho la de cualquier jeque nativo que encontramos. Me dio gran placer después de su muerte encontrar a un supersabio Regius Professor que criticaba la gramática árabe de Palmer porque seguía el sistema que parecía correcto a aquellos cuya lengua vernácula era el árabe, en lugar de "seguir los métodos griegos y latinos" (Cf. G. F. Nicholl, "Palmer's Work as an Oriental Scholar", en W. Besant, ed., The Life and Achievements of Edward Henry Palmer: Late Lord Almoner's Professor of Arabic in the University of Cambridge and Fellow of Saint John's College [on-line], Londres, John Murray, 1883, p. 375).


1894. En la carta de Peirce a Francis C. Russell de 8 de septiembre de 1894 [L 387] incluye el índice de el libro que estaba proyectando sobre "The Art of Reasoning". En su capítulo V, "Sobre la inferencia en general" enuncia que desea escribir acerca del "Ataque sobre la terminología gramatical en general y sobre el lecho de Procusto en el que los gramáticos europeos fuerzan a las lenguas. La absurda crítica del Prof. Nicholl de la Arabic Grammar de Palmer".


1901. En su extenso trabajo "On the Logic of Drawing History from Ancient Documents, Especially from Testimonies" [MS 690, CP 7.164-255, HP 705-800, EP 2.75-11], Peirce evoca a Palmer y a su amigo Charles Drake, a los que había conocido en Constantinopla en septiembre de 1870. Describe así a Palmer [MS 690, pp. 158-160]:
Edward Palmer, el estudioso de persa y árabe, fue un hombre de logros casi milagrosos; y el encanto personal que había en él excedía en mucho al de cualquier hombre que yo haya conocido. Era debido en parte a la exquisita dulzura y pureza de este hombre, en parte a su esprit e intelecto peculiar, pero sobre todo a su modestia infantil, a su naturaleza sencilla y a la completa ausencia de cualquier cosa semejante al egotismo. Pero su pasión por la mistificación era extrema. Una vez mientras estábamos saliendo juntos de una mezquita, donde él había estado leyendo un capítulo a la congregación por invitación del imán (quien, aunque no lo conocía, había advertido desde el principio su árabe exquisito), no pude refrenarme de decirle, "¿Qué hiciste para aprender a hablar esta lengua, mucho mejor que aquellos que la tienen como lengua nativa, y que además han sido especialmente entrenados en ello?". Ahora bien, si hubiese respondido la verdad, habría dicho, "Es porque tengo un genio para ello"; pero si hubiese dicho lo que a él le parecía ser la verdad, habría dicho, "Es el fruto del arduo trabajo, día y noche, incesantemente, durante largos años". Pero lo que dijo fue, "Oh, apenas lo sé. Se hablaba bastante en la mesa de mi padre". Ahora bien, su padre era un posadero inglés; y es posible que el profesor de árabe de Palmer cenara a menudo en la posada y hablara en árabe a Palmer. Drake, el compañero de sus vagabundeos en Arabia, donde vivieron con los beduinos, me dijo que el día en que salieron de Londres, cuando iban caminando por la Regent Street, Palmer vio en el escaparate de una tienda de juguetes una de esas serpientes compuestas con algo parecido a una hélice, una escalera en espiral de papel, o algún material similar; son cosa común. Él, inmediatamente, exclamó que eso era justo lo que necesitaba, y entró y la compró. Y así cuando estuvieron con los árabes salvajes, Palmer la sacaba y jugaba con ella, y era considerado por todos los beduinos como el más maravilloso encantador de serpientes; y esto realmente fue de gran utilidad para ayudarle a manejar a aquella gente. Ahora bien, lo que un árabe del desierto era para Palmer, lo era un ciudadano de Crotona para Pitágoras; criaturas a las que habría sido absurdo no gobernar, y absurdo tener escrúpulos con respecto a engañarlos para gobernarlos.


1902. [MS 427, NEN 4.viii]. En este manuscrito en el que Peirce describe su amplia formación intelectual recuerda que: "He hecho algunos estudios de una muy gran variedad de lenguas, mirando la estructura lógica de docenas de todas las familias. Más o menos he leído árabe y egipcio antiguo, recibiendo algunas clases del primero de mi amigo E. H. Palmer".


c.1905. [MS 1611] En la información biográfica que Peirce envió a Cattell para el volumen American Men of Science (1906) indica que "aprendió árabe de Palmer"1, aunque esto no se incluya en el breve texto sobre Peirce publicado en ese volumen.


1908. En la carta del 31 de enero a lady Welby [SS 95-96], recuerda Peirce que
de niño inventé un lenguaje en el que casi cada letra de cada palabra hacía una contribución definida a su significación (...) La gramática de mi lenguaje estaba, no hace falta siquiera decirlo, modelada de manera general como la gramática latina, como son hasta el día de hoy casi todas las ideas de gramática. En particular, tenía las partes latinas de la lengua, y nunca se me ocurrió que pudieran ser de otra manera de como son en latín. Desde entonces he comprado Testamentos en lenguas tales como el zulú, dakota, hawaiano, jagalo, magiar (en el vascuence he profundizado de otra manera; y aprendí un poco de árabe de Edward Palmer a quien conocí en Constantinopla y después en Cambridge). Estos estudios han hecho mucho para ensanchar mis ideas acerca del lenguaje en general, pero no me han hecho un buen escritor pues mis hábitos de pensar son muy diferentes de los de la generalidad de la gente.

Nota

1. Robin dató este MS en 1903 pero André De Tienne propone como fecha más probable el año 1905, pues en ese manuscrito menciona la "faneroscopia" que Peirce comenzó a utilizar solo a finales de octubre de 1904 y desarrolló en 1905-1906. Agradecemos a André De Tienne su ayuda para la fijación de esta fecha.



Proyecto de Investigación "Correspondencia europea de Charles S. Peirce: creatividad y cooperación científica" (Universidad de Navarra 2007-09)

Fecha del documento: 24 de junio 2008
Última actualización: 29 de marzo 2010
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