5. 2. Paris Opera Program and Plan

the plan

El edificio se sitúa en una parcela romboidal, con fachada en una de sus puntas: un punto de partida nada fácil. El diseño es una lección magistral de composición clásica.

Por fuerza, un edificio de este porte, en este momento de la tradición clásica, debía ser orgánico, estrictamente simétrico (con una simetría biológica, axial) en todas sus manifestaciones visuales: las que percibiría un espectador externo: volúmenes generales, fachadas y alzados, circulaciones y ámbitos interiores, y los elementos particulares; y las que detectaría un erudito al examinar sus plantas en detalle.

Pues el edificio, además de una enorme masa, sigue siendo un dibujo. Durante el siglo XIX, por el virtuosismo con que se componía (y dibujaba) en l'École des Beaux Arts de Paris, los proyectos de sus alumnos tenderán peligrosamente a ser bellos dibujos, antes que cualquier otra cosa. L'Opera es un dibujo precioso. Podría decirse que aprovecha la experiencia adquirida desde las Termas, para lograr un todo más variado y sin embargo más unitario. Obsérvese cómo espacios singularizados para su función se yuxtaponen sin desajustes. La sala curva se acomoda en el esquema reticular, y los salones se alargan o redondean la caja de escalera facilita el desahogo de curvaturas de las rampas y balcones. El grosor de los muros además de señalar la separación impuesta por razones de seguridad entre escenario y sala,

Opera de Paris. Planta principal

Pese a la suntuosidad del edificio en todas las escalas, su concepción es sencillísima. La planta es un rectángulo alargado; completado con cuatro elementos que se proyectan para ajustarse a las líneas oblicuas del rombo; y se destinan a señalar los accesos principales: delante, un pórtico para el acceso común (y para componer un paño de fachada); en los laterales, los pabellones destinados a entrada de abonados (pabellón del glacier) y entrada -en rampa- para el coche imperial (pabellón del Emperador), y al fondo, el patio de entrada con la zona destinada a los intérpretes y a la administración.

"Le Parti"

Le "parti" está limpiamente articulado en el eje principal, que ensarta la Sala, el corazón del edificio, a un lado con la escalera de gala y Grand Foyer, y al otro con el escenario y el Foyer de la Danse.

La parte trasera del edificio se confina las habitaciones accesorias, de escala doméstica, apropiadas para los actores y la administración. En un principio daba a calles poco importantes. Al poco se abrió una avenida posterior; Garnier habría dado mayor importancia a sus fachadas si hubiera podido preverlo.

El despliegue de volúmenes constituye el gran acierto de este edificio emblemático : la loggia adelantada, la gigantesca corona situada sobre la sala, y la tremenda torre de telares con su frontón clásico. Todo lo demás sirve para confirmar esa fundamental opción y subrayar y caracterizar sus componentes a las distintas escalas propias del diseño arquitectónico, manteniendo unidad.

El gran éxito del edificio es que expresaba rotundamente su función, como gustaba a los teóricos de la arquitectura desde finales del siglo XVIII : un edificio vivaz y suntuoso, una Opera superlativa, un monumento apropiado para la capital cultural de Europa. Julien Guadet lo puso repetidamente como ejemplo de "lo verdadero" en arquitectura. Cuando más de un siglo después, y desde otra tradición, contemplamos el edificio -y particularmente su sección- nos puede costar un poco apreciarlo así; pero hay que esforzarse.

Garnier, con ayuda de su equipo, diseñó hasta los picaportes. Hay que señalar que aunque hoy nos resulte difícil apreciarlos -pertenecen plenamente a su tradición, y no son curiosidades al modo de Sullivan o Gaudí-, también sus ornamentos son marcadamente originales; fueron muy estimados, y se publicaron con frecuencia. Son un ejemplo ilustrativo los mascarones, o máscaras teatrales, en una multiplicidad de variantes dispersas por el edificio, o más significativamente incluso el emblema de la lira, en honor de la música y Apolo, que aparece por todas partes, y en el que se aprecia más, por más pequeño y limitado, la imaginación del autor.

Pues, en cuanto a presencia, a aspecto exterior e interior de un edificio, nunca se ha diseñado con tanto refinamiento al modo clásico, con esa peculiar sensibilidad al dibujo, capaz de moldear con carácter desde el conjunto a los detalles. Los miles de dibujos que se trazaron para producirlos manifiestan el nivel alcanzado de calidad no solo del autor, sino de sus muchos colaboradores, y de la entera tradición francesa en ese momento.

El enorme caudal de dinero y la atención que se le dedicó permitió alcanzar una calidad muy poco frecuente. El arquitecto llevó hasta el final la obra, y sus aspiraciones se hicieron realidad, salvo en pocos casos, y en zonas secundarias que no se concluyeron.

La Opera muestra lo que daba de sí esta manera de hacer arquitectura -también sus limitaciones-; y, una vez extinta esta manera, no cabe esperar que se diseñe nada equiparable. Se puede pensar por tanto que este edifico es el cúlmen de la arquitectura clásica. Todo es exagerado en este edificio, y no cabe describirlo sino con un énfasis continuado. Pero esta afirmación no es una exageración.

 

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

VII. Theaters

5. Nouvel Opera Paris

5. 1. Paris Opera Story
5. 2. Paris Opera Program and Plan
5. 3. Paris Opera Exteriors
5. 4. Paris Opera Interiors
5 . 5. Paris Opera Machinery
5. 6. Monographie du Nouvel Opera
  1. Opera de Paris. Sección
  2. Opera de Paris. SecciónOpera de Paris. Sección
  3. Opera de Paris. Sección
 
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