3. 2. Michelangelo

Miguel Ángel (1546-1564). Y seguidores : Giacomo Della Porta, Vignola, etc.

La mayor parte de los edificios que estudia la Historia de la Arquitectura, y que estudiamos aquí, no representan un género común, sino un logro extraordinario, en el que, cuando se trata de edificios realmente construidos, se ha obtenido una adecuada cobertura económica.

En cualquier descripción de un monumento conviene ahorrar superlativos, para poder calibrar adecuadamente los planes, las intervenciones y los resultados, que habitualmente quedan por debajo de lo previsto. Hay que reservarlos, haciendo un uso moderado, para los grandes aciertos, que, aunque logros extraordinarios, son un número considerable (y serán más con la ampliación europea).

Esta prevención no vale para el proyecto de San Pietro de Miguel Ángel. Aunque fastidie repetir las alabanzas pedantes que le han dedicado sucesivos historiadores, no se puede prescindir de ellas, porque, en el limitado rango de la arquitectura monumental, San Pietro es un hito que parecería sobrehumano, si no supiéramos que ha sido levantado por generaciones de operarios.

El caso de San Pietro es excepcional dentro de las excepciones, pues concurrieron las circunstancias para elevar un monumento extraordinario : un edificio más magnífico todavía que gigantesco. Contando con dinero de toda la cristiandad, el proyecto fue conducido por el arquitecto más brillante que se ha dado en Europa. Sin este proyecto, la obra de Miguel Ángel, también como arquitecto, resultaría incomparable. Pero al recibir el encargo (que había deseado mucho antes) Miguel Ángel era un artista enteramente maduro, casi un anciano; creyó que su cometido era providencial, y quiso hacerlo como una donación.

Miguel Ángel alteró la planta concentrándola en los cuatro brazos iguales, con cortos ábsides y amplios corredores en ángulo para constituir las naves laterales. Si se desea entender a dónde puede llegar la arquitectura clásica, merece la pena estudiar detenidamente este diseño.

Como en cualquier edificio, planta y alzado están obviamente relacionados. En San Pietro esta relación obligada es mayor que lo común, pues -sin abusar de esta comparación- Miguel Ángel proyectaba arquitectura como si pudiera moldearla o esculpirla con sus manos, sintiendo el material ceder o consolidarse. Aunque sea una frase bonita, podía combinar recursos de una potencia sobrecogedora con detalles de delicadeza proverbial.

La planta no es una planta ni el alzado es solo alzado. Miguel Ángel juega con unas esquinas apretadas, estrechadas por parejas de órdenes superpuestos a fajas o lesenas (lo que a mí me gusta llamar plano medio, frecuente en sus obras, que constituye propiamente una caja), que parecen agobiar los paños rebajados donde se abren ventanas de diseño peculiar (también henchidas de empujes y contrastes intensos, que sería aburrido y contraproducente describir, y basta indicar). El plano medio facilita la resolución de los entrantes con pilastras en ángulo recto, que dan paso a chaflanes con el mismo tratamiento apretado de pilastras dobles, y a la segura, distendida, y acompasada superficie de los ábsides.

El alzado de San Pietro es tanto un logro impactante como un ejemplo de las limitaciones de la arquitectura clásica, o al menos de los órdenes clásicos. Miguel Ángel decidió que el alzado de Sangallo, solucionado con órdenes y áticos superpuestos era indigno de la gran basílica, y optó por un solo orden.

El tamaño de tal orden es mucho más que gigantesco : aparece, como criticarán autores franceses o del clasicismo académico, algo desmedido, incomparable con la escala humana. Desde ese punto de vista, el alzado de san Pietro es excesivo, pues con menor tamaño hubiera causado igualmente un gran impacto. Pero su desmesura es una manifestación de la terrible fuerza que el maestro confería a todo cuanto tocaba.

El alzado externo está diseñado en función de los extremos de las naves mayores. En los ángulos deja unos enormes huecos, donde se instalan, sin destino aparente, unas capillas elevadas, coronadas por cúpulas, que son subsumidas en la gigantesca masa.

La vista del alzado completo de un ángulo revela las intenciones de Miguel Ángel. En el proyecto de Miguel Ángel el alzado sería más expresivo, pues preveía un ático desnudo con grandes lunetos (puede verse en la perspectiva siguiente del edificio en construcción), sobre el cuerpo de órdenes clásicos, de forma que pareciera gravitar pesadamente sobre ese conjunto, sometido de por sí a una articulación enérgica.

La enormidad del diseño se hace patente al compararlo con las edificaciones que hasta muy avanzado el siglo XVIII se conservaron alrededor. Por ejemplo, el antiguo sepulcro romano de planta circular, que sirvió como Sacristía, llamada de San Andrés.

Por supuesto, Miguel Ängel no pudo ver terminada su obra. Pero a su muerte se había completado el alzado de uno de los lados, y avanzado lo suficiente para valorar el tambor de la cúpula.

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

IV. Great Churches

3. San Pietro di Roma

3. 1. The first proyects
3. 2. Michelangelo
3. 3. Maderno
3. 4. Bernini
3. 5. The 18th century
 
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