2. 2. Roman Villas
Las villas edificadas por los nobles romanos y grandes prelados constituye un brillante ejercicio de imaginación. Las mejores se construyeron en las afueras de la ciudad : traspuertas o fuerapuertas, apenas unos pasos tras las puertas y muralla de la ciudad.
Estos edificios no responden a ninguna fórmula común: comparten el carácter de levedad y simpatía que se espera de algo así. Por eso su valor arquitectónico es muy desigual. Y la atribución del diseño muy difícil. El edificio es menos unitario, y las intervenciones del Patrón en el curso del proyecto han sido numerosas, imprevisibles y decisivas; y por ser construcciones más provisionales, han recibido añadidos o sufrido destrozos de todo género.
Se encuentran verdaderas joyas, entre las que destaca el casino de Pio IV, en los jardines vaticanos, una pequeña villa de juguete (fig 1), con una espléndida decoración interior y exterior (1558-1565), dirigida por un experto anticuario, Pietro Ligorio (c. 1514-1583).
También subsisten villas con interés arquitectónico, aunque estén mal conservadas como la Villa Lante con diseños de Vignola (fig 2).
Entre las célebres villas romanas merece la pena recordar las siguientes, que se ordenan de más antigua a más reciente.
VILLA FARNESINA. ROMe
El historiador de los pintores y escultores (y arquitectos) del enacimiento, Giorgio Vasari, decía de este pequeño edificio que parecía que había nacido así, tal y como estaba, en su perfecta
VILLA MADAMA. 1526. ROMe
Villa d'Este. Tivoli
La Villa d'Este en Tivoli, junto a Villa Hadriana, fue diseñada en gran parte por Pietro Ligorio, pero muy alterada después; su importancia se debe a sus jardines, proyectados con grandes medios y una fertil imaginación, que fueron publicados tempranamente en grabados, y por consiguiente sirvieron de modelo para los jardines de otras residencias de recreo.
Al ajardinamiento vegetal acompañaban obras de envergadura para encauzar aguas que permitieron crear estanques, fuentes, juegos, saltadores y surtidores, e inclusive un célebre órgano hidráulico, recientemente restaurado. Se completaba con abundante escultura monumental; la cercana Villa del emperador Hadriano sirvió de emulación más todavía que de inspiración, y de cantera en algunos casos.
VILLA MEDICI. ROMe
VILLA BORGHESE. Rome
La Villa Borghese es la más conocida y frecuentada de las villas romanas. Su fama se debe a que se levanta en medio de su extenso parque, en medio de la capital, que fue cedido como jardín público a la ciudad de Roma.
El edificio principal es famoso porque alberga varias de las esculturas que el cardenal Borghese encargó a un joven Bernini, en cuyas geniales dotes se adivinaba un futuro muy prometedor.
Ese edificio fue proyectado y construido al menos en parte por Flamino Ponzio, y presentaba una alegre y variada decoración mural exterior, según se aprecia en el grabado de Falda, que se ha perdido en gran medida, lo que reduce considerablemente su atractivo arquitectónico, que nunca fue mucho.
Decididamente más interesantes son las pequeñas construcciones que se añadieron al parque durante el siglo XVIII, y constituyen uno de los exponentes más logrados del llamado Barochetto romano, el modo de diseñar desenfadado -pero experto- que emplearon algunos arquitectos romanos de mediados del siglo XVIII. El pabellón del reloj, la pajarera, y la estupenda cerca, con sus masas fantasiosas de colores alegres y líneas movidas constrastan con el aburrido casino. En ellas, aparte de temas orientales (a su manera), aparecen recurrentemente el dragón y el murciélago, signos heráldicos de los Borghese, que añaden más exotismo. La coronación de la barda, en particular, es un detalle inolvidable.
Villa Aldobrandini. Frascati
VILLA FALCONIERI. FRASCATI
Villa Albani: 1746. Rome
La Villa Albani es importante en la historia del arte y arquitectura antes que nada por su promotor, el cardenal Alessandro Albani, sobrino de Clemente XI, y, como el papa, aficionado a las artes, y experto coleccionista de antigüedades, con una amplia colección de esculturas y ornamentos antiguos. El secretario de Albani era el arqueólogo alemán Johann Joachim Winckelmann, quien cuidaría la colección, y desde allí podría escribir su Historia del Arte de los Antiguos, la primera historia del arte propiamente dicha, y uno de los puntos de arranque de las corrientes neoclásicas.
El arquitecto del Casino y las galerías fue Carlo Marchionni (1702-1786), amigo del cardenal, y por fortuna extrarodinariamente dotado (uno de los mejores dibujantes de su momento en Roma), que terminaría su carrera como architecto de la Basilica di San Pietro, para la que edificó su Sacristía, a partir de 1776.
El espacio principal de la Villa Albani se compone de un señorial casino de dos cuerpos, sobre una galería que se extiende a los lados; allí se acoge la parte más importante de la colección del cardenal: al otro lado del jardin se forma una exedra con parecidos elementos, como fondo de escenario.
Muchas de las piezas antiguas de la colección se integraron en la decoración desde el proyecto. Y el resultado fue realmente muy bello; de hecho son más interesantes estos ejerciciós de inserción, que el propio edificio, algo frío, cuyo mejor logro consiste en los registros poderosos y sabiamente manipulados que articulan la loggia.
montaje : Zigor Sanz, Aitor Acilu
