De: [UNAV-GEP] 188 (OCTUBRE 2011) / Noticias del GEP


Estimados colegas,

En este boletín damos noticia de las novedades en el proyecto "La correspondencia europea de Charles S. Peirce y de dos interesantes obras para la bibliografía hispánica pragmatista.

Un cordial saludo,

Izaskun Martínez
(webmastergep@unav.es)


1. NOVEDADES EN LA CORRESPONDENCIA EUROPEA DE C. S. PEIRCE

En el pasado abril instalamos en la web tres cartas de Amy Fay a su hermana Zina, esposa de Charles Peirce, desde Berlín los días 6, 21 y 25 de agosto. Se trata de unos documentos muy valiosos para completar la información del viaje de Charles S. Peirce por Alemania en el verano de 1870. En los últimos días hemos instalado una nueva carta particularmente impresionante, pues es la que escribió Amy desde Berlín a su hermana Zina  el 16 de mayo de 1870 a raíz de la muerte de su cuñado Benjamin Mills Peirce a la edad de 26 años en Ishpeming, Michigan.

Benjamin Peirce se había graduado en Harvard en 1864 y se trasladó a París a estudiar ingeniería en la École Polytechnique. Vivía en el Barrio Latino y los testimonios cuentan que era un hombre de talento brillante, pero de vida algo desordenada y turbulenta. Por el tenor literal de esta carta se advierte claramente que pocos años antes había tenido una relación sentimental con Amy Fay. Transcribimos algunos párrafos:

Mi querida Zina

Recibí tu carta con la noticia de la muerte de Ben anteayer, y como he logrado ahora la calma que da la desesperación puedo contestarla. Sufrí la más completa tortura durante toda la semana después de tu primera carta anunciándome su enfermedad, aunque no tenía mucha duda de que moriría, pues ese telegrama del médico fue suficiente para mí. Pero aun y todo "mientras hay vida hay esperanza", y parecía tan monstruoso que se marchara que no podía llegar a creerlo. Tu segunda carta puso fin a mi suspense, aunque no fue un alivio. He sufrido toda una agonía durante su enfermedad y su muerte, y supongo que seguiré agonizando hasta la mía. Pensar que ha tenido que estar enfermo durante tres largos meses y que ha visto cómo su fin iba aproximándose, (...). Yo me sentí muy intranquila hace dos meses cuando ella [Kate Fay] me dijo que tenía esa garganta llagada, pues sé por mi experiencia pasada qué peligroso y debilitante es una garganta ulcerada. No sabes cuánto me costó sobreponerme a los efectos de la mía, aunque yo solo estuve en cama dos semanas. Es también un sufrimiento terrible. Pobre querido Ben, qué habrá hecho consigo mismo todo ese tiempo. Es la cosa más triste que he escuchado nunca, y como tú dices no hay ninguna circunstancia aliviante. No creo que nada hubiera podido salvarlo, ni siquiera el mejor médico y la mejor enfermera del mundo, pues su constitución ya estaba rota por esa terrible enfermedad de hace un año, y el verano pasado yo pensaba con frecuencia que estaba tristemente cambiado, ya que estaba tan nervioso y tan delgado. Cada pocas semanas tenía pleuresía. Fue una completa locura suya haber vuelto a Ishpeming en lo más crudo del invierno, y en particular porque ya estaba enfermo cuando estaba en casa. (...)

Parece casi como si Ben deseara morir, ya que dio tal paso y después de enfermar no hizo ningún esfuerzo por salvarse. En muchos aspectos era perfectamente como un niño y era la última persona a la que debía dejarse sola. ¡Oh! Creo que si yo hubiera podido casarme con él y cuidar de él estaría hoy vivo y bien, o al menos si hubiera muerto habría tenido una buena enfermera hasta su último aliento, pues yo sé por instinto como arreglármelas con personas enfermas. Lo peor de todo es que hemos estado tan separados uno de otro los dos últimos años que todo el mundo ha sabido más de él que yo, quien más le amaba. Tú dices que quizás él esté ahora más cerca de mí y me conozca tal y como soy. ¡No! No lo creo. Él ya me conocía como soy en la tierra, pues era muy agudo y no creo que él se confundiera conmigo nunca en su vida, y creo que en lo secreto de su corazón todavía sentía afecto por mí. Por qué tenía que separarse de mí o tenía que permitir que las circunstancias nos separaran es uno de esos misterios inexplicables que no puedo comprender. (...)

¡Pobre Sra. Peirce! Puedo imaginarme que su corazón ha de estar en efecto roto, y Helen, también, debe sentirlo terriblemente. Todo el invierno me ha oprimido el pensamiento de la muerte, y nunca antes había tenido tanto en mente esa cuestión. Yo lo atribuía a estar en un lugar extraño y bastante sola, pero ahora pienso que sin saberlo debo haber tenido una sutil sintonía con Ben. Pero me parece tan extraño que haya podido morir y que haya sido enterrado sin que yo haya tenido ningún presentimiento de ello. Me alegra que no le pusieran en Mount Auburn, pues a mí tampoco me gusta, y es un gran consuelo para mí saber que yace en un nicho provisional y que no está todavía bajo tierra. Espero que su tumba esté en algún lugar cercano donde pueda ir a menudo y poner flores. (...)

Él había tenido durante varios años esa sensación de que no viviría mucho. ¿Tuvo al final una muerte tranquila? Me alegra mucho que enviara a buscar al sacerdote católico. Debe de haberle consolado mucho. Sé que tenía una inclinación hacia la Iglesia Romana, pues cuando estábamos prometidos a Ben le gustaba mucho hablarme acerca de San Sulpicio y Notre Dame, y solía decir que la Iglesia Romana era la Iglesia verdadera. Fue a ese gran servicio que tienen en la víspera de Navidad a una de esas iglesias de París y le causó una gran impresión. La música era tan maravillosa que casi le convirtió. Estoy muy ansiosa por saber de Kate y de cómo ha llevado ella esta aflicción, pues estaba unida a Ben de una forma peculiar y no me sorprendería que le hubiera hecho enfermar. ¡Oh! ¡Qué triste es esta vida! ¡Que podamos amar tanto a la gente y no seamos capaces de hacer nada por ellos, o de controlar la menor circunstancia de sus vidas! Podemos ofrecer nuestras oraciones por ellos día tras día y Dios hace oídos sordos. Nunca más voy a rezar por la gente. Pienso que es una tontería, y ayer estaba reflexionando acerca de que en la oración del Señor, que es nuestro modelo, no se hace ninguna mención a los propios amigos. El pan de cada día es la única cosa por la que se nos permite rezar fuera de nuestras cuestiones espirituales. [...]

Los originales de estas cartas se conservan en la Schlesinger Library del Radcliffe Institute en Harvard [78-M105--81-M126, Series I, Box 1]), entre los Fay Family Papers, 1800-1953. La reproducción de las cartas ha sido hecha a partir de fotografías de los originales. Para las transcripciones se ha tenido en cuenta las que preparó Sylvia (Wright) Mitarachi, sobrina nieta de Amy Fay, que se conservan también en la Schlesinger Library.


2. NOVEDAD EDITORIAL: Santayana: un pensador universal (2011)

Recientemente se ha publicado la obra Santayana: un pensador universal (Valencia, Universitat de València, 2011, 273 págs.) editado por José Beltrán, Manuel Garrido y Sergio Sevilla. Esta obra es fruto del Congreso Internacional sobre Jorge Santayana (III International Conference on George Santayana) celebrado del 16 al 18 de noviembre del 2010 en Valencia.

Como explica uno de sus editores, José Beltrán, en la "Introducción", "este volumen, siguiendo la estructura del propio Congreso, se estructura en tres parte bien diferenciadas y complementarias al mismo tiempo. En una primera parte —Santayana en el mundo— se recogen cinco textos que más que identificar estáticamente al pensador con doctrinas y lugares, ubicándolo en esquemas fijos de referencia, pretenden comprenderlo de una manera relacional y dinámica, cruzando fronteras geográficas y disciplinares desde una perspectiva que podríamos calificar de transversal. (…) La segunda parte del libro —Santayana y la filosofía— ofrece siete aportaciones acerca de la obra filosófica de Santayana. (…) Por lo que se refiere a la tercera parte —Santayana: arte, literatura y estética—, ésta se compone de cinco propuestas que nos aproximan a la dimensión cultural del filósofo. (…) No sería justo dejar de mencionar que a estas páginas se suman otras tantas, en formato de disco compacto (CD), que recogen las aportaciones de las comunicaciones que se presentaron en el Congreso, casi tantas como conferencias invitadas".


3. NOTICIAS DESDE ARGENTINA: Entre semiótica y filosofía: Peirce, Gramsci y Wittgenstein (2010)

Esta obra, Entre semiótica y filosofía: Peirce, Gramsci y Wittgenstein, publicada en Buenos Aires por la editorial Sb (2010) y escrita por  Hugo R. Mancuso (Director de la revista AdVersuS), "desarrolla una tesis potente: la emergencia y conformación de un Primer Programa Semiótico como respuesta anticipada a la crisis epistemológica y ética del positivismo filosófico del siglo XIX. No es la primera vez que el autor da cuenta de ella, pero aquí es presentada y fundamentada in extenso. En tal sentido, la actualización interpretativa del pensamiento de tres de sus integrantes y autores fundamentales de la teoría social contemporánea, Charles S. Peirce, Antonio Gramsci y Ludwig Wittgenstein, configura un programa original de lectura del núcleo de preocupaciones teóricas en torno a la redefinición de categorías centrales de la Modernidad. En efecto, en un lapso de cien años entre los siglos XIX y XX, la formulación del sujeto como cogito autónomo, es objeto de discusión y reflexión sistemática en los pensadores mencionados, propuestos como  fundadores de una meditación expandida sobre las nociones (entre otras) de conciencia, realidad y certeza.

Tal como afirma el autor, la refutación de la existencia de un metalenguaje absoluto, la posibilidad de legitimación (y por ello expansión) del derecho de producción sígnica, la reflexión sobre los contextos de acción y la característica liminar de ciertas prácticas consecuentes de su comprensión, afilia a estos pensadores en un común interés por la formulación de 'una filosofía práctica en cuanto praxis autocomprensiva de sus propios límites y por ello responsable, i.e. ética".

De lo decible también avanza, mediante la relación y remisión continua a las discusiones de la teoría social contemporánea, en un diagrama de un Segundo Programa Semiótico (segunda mitad del siglo XX) interesado en discutir y expandir gran parte de las problemáticas aquí planteadas, en algunos casos esbozadas y en otras elididas pero no descartadas: tal una teoría de la pertinencia, del texto, sus efectos y de sus condiciones de percepción y recepción; el problema de la conciencia y sus límites de resolución como también la relectura de la categoría de la alienación como sígnica, entre otros planteamientos presentes en las reflexiones de los autores discutidos".





"No llamo ciencia a los estudios solitarios de un hombre aislado. Sólo cuando un grupo de hombres, más o menos en intercomunicación, se ayudan y estimulan unos a otros al comprender un conjunto particular de estudios como ningún extraño podría comprenderlos, [sólo entonces] llamo a su vida ciencia". C. S. Peirce, "The Nature of Science", MS 1334, Adirondack Summer School Lectures, 1905.

La lista de distribución [UNAV-GEP] es un servicio del Grupo de Estudios Peirceanos, Universidad de Navarra, Pamplona, Spain: http://www.unav.es/gep/ Los números anteriores están almacenados en http://www.unav.es/gep/BoletinGEP.html Si desea cancelar la suscripción envie un mensaje webmastergep@unav.es con el texto "Cancelar suscripción".




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