4. 3. Chateau de Chambord

Official Webpage: http://www.chambord.org/index.htm

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Chambord es una maravilla de cuento de hadas; o, según preferirían juzgarlo sus contemporáneos, un portento de caballeros andantes y princesas encantadas. De hecho, una variante del palacio sirvió como ilustración del Amadís de Gaula de 1543 (véase Pérouse de Montclos, Histoire de l'architecture française, II).

Chambord era un palacio más dentro de la asombrosa serie de construcciones que promovió durante toda su vida el rey François I. El palacio fue proyectado en 1519, y drásticamente recompuesto en 1526. El proyecto definitivo se ejecutó al regresar François I de su humillante prisión en Madrid, tras ser capturado en la batalla de Pavía por las tropas imperiales.

El palacio castillo de Chambord constituye un diseño particularmente importante, pues fue casi acabado en líneas generales en un periodo relativamente corto de tiempo; y dentro de lo posible expone muy bien el gusto del momento y las posibilidades del diseño arquitectónico en este momento, el más imaginativo de la arquitectura francesa.

El edificio refleja tres ideas arquitectónicas fundamentales. Y lo hace con una maestría incomparable, aunque el resultado sea fruto de varias intervenciones sucesivas, con propósitos diversos.

a court circle

Chambord estaba previsto como una residencia ocasional, una entre varias, donde el rey encontraría descanso y diversión, rodeado de sus amigos y cortesanos. Y, como en otros ejemplos contemporáneos, esa función se refleja a posta en la planta : el conjunto está presidido por un edificio principal que recuerda a un donjon -un castillo, con torreones en los cuatro ángulos- que se asoma a un estanque (construido solo recientemente); el edificio principal se ve rodeado por tres alas de apartamentos (antecámara-cámara), que le hacen la corte, y forman con él una perpetua tertulia arquitectónica (fig 2).

Este propósito queda bien reflejado en las bellísimas láminas que dedica a Chambord Des plus excellents bastiments de France, de Jacques Androuet du Cerceau, de 1575-1576, de las que se conserva el dibujo original (en Windsor Castle). Du Cerceau conocía bien este edificio, y lo completó al dibujar las láminas; pero cuidó de representarlo con exactitud, respetando las leves asimetrías de las fachadas, que pasarían desapercibidas a un observador poco atento (fig 3).

El edificio dibujado por Du Cerceau apenas ha sufrido cambios. Fue completado el cierre del patio en el siglo XVIII (fig 4, 5, 6, 7);

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around a flight of stairs

La segunda idea que incorpora el proyecto, y es posiblemente la más importante -y desde luego la más sorprendente-, es la peculiar disposición de la escalera principal, que enlaza los apartamentos del cuerpo central.

Leonardo da Vinci, entonces en Blois, estaba al servicio del rey François I. La idea de la escalera de Chambord es tan original y sobre todo tan coherente que atribuirla a Leonardo es muy plausible : este destello genial ha debido ingeniarlo un genio.

De todos modos, Leonardo habría pergeñado simplemente la idea general; y el desarrollo, que es arquitectónicamente más sencillo y ornamentalmente más enrevesado, correspondería a los diversos maestros reales que llevaron adelante las obras.

La escalera se compondría de varias hélices, posiblemente cuatro, que se enroscarían una dentro de otra, y darían acceso independiente a los cuatro apartamentos de ángulo en cada piso. Entre los muchos dibujos sobrevivientes de Leonardo se hallan soluciones de este género. Años después, Palladio representó estas escaleras en su tratado.

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Además, en principio, la escalera estaría abierta en la fachada principal (lo mismo que estarían abiertas algunas de las galerías que se cerraron después). Esta bonita disposición desafiaba el clima, no siempre benigno.

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Finalmente, la escalera se redujo. Y se dividieron los cuatro brazos que quedaban entre los apartamentos en tres plantas, conservando la suntuosa bóveda, de directriz ovalada, en "anse de panier", para la sala superior, y forjados planos en las intermedias. También se colocaron chimeneas, lo que supone un cesión al sentido práctico, llamativamente ausente en el propósito inicial.

fantasizing silhouettes

La tercera idea que incorpora Chambord es una exageración reiterada y ferviente de las siluetas, que transfiguran las masas arquitectónicas en un verdadero festival de formas pétreas. Esta idea parece haberse incorporado en un segundo momento; sobrevive un dibujo que se atribuye a Domenico Da Cortona, donde aparece el cuerpo central con cubiertas marcadamente planas : quizá en su origen el edificio se preveía más "italiano".

A partir de entonces, se procuró comoponer por todos los medios una encrespada silueta; y el resultado es indescriptible. Era un rasgo apreciado; y los mejores castillos de finales del siglo XV poseían peculiares y contrastadas siluetas; pero Chambord se distingue de ellos por su particular énfasis : siluetas insistentes, atrevidas y variadas, amablemente ordenadas, eficazmente jerarquizadas y compuestas con una juguetona simetría (no estricta).

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LANTERNS

Para recordar la importancia de la escalera principal, se procuró que la elaborada linterna central presidiera el alborotado conjunto : gracias a sus arbotantes y al estirado templete de remate, asoma entre las linternas menores y otros variados elementos, que le sirven de cortejo.

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CHIMNEYS

Las chimeneas eran un síntoma de lujo, imprescindible en una residencia real; como hemos visto, algunas de ellas se añadieron después; pero lejos de dismularlas, fueron hipertrofiadas, haciéndolas sobresalir con un alzado esbeltísimo, y una rica ornamentación de templetes y balustres.

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LUCARNES

Las lumbreras, o ventanas sobre las cornisas responden a un cometido práctico : proporcionar luz natural a los amplios camaranchones, las grandes áreas bajo las cubiertas, pero evidentemente su función primordial es ornamental : y se demuestran un recurso estupendo. El diseño en detalle aglutina frontones, vasos, festones, y es común a otros palacios : se muestra desenfadado y un tanto bárbaro, y desconcertaría a un diseñador romano contemporáneo. Pero sin la libertad de que hace gala sería imposible confundir tan eficazmente las líneas horizontales, y coordinar los muros alisados con las vertientes de pizarra, las agujas, chimeneas y templetes de las vertientes y las cumbreras de los tejados.

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the pond faÇade

El edificio llevaría un foso en derredor, y un gran espejo de agua por delante, que llegaría al borde mismo de la edificación; pero no se terminó; y solo con las restauraciones del siglo XIX la fachada pudo reflejarse señorialmente sobre el agua, y realzar su efecto.

La fachada principal presenta un frente uniforme, pero si se obserba la planta con detenimiento se advierte que el cuerpo central del edificio, el donjon, se une a las torres angulares solo por unas estrechas galerías, que seguramente en un origen serían más ligeras, si no estaban enteramente caladas; pero finalmente se presentaron como cuerpos cerrados, con una convencional sucesión de ventanas.

La vida se impuso. El apartamento del rey, que originalmente quedaba confinado al donjon, se extendió hacia el ala izquierda del edificio, donde ocupó el torreón de ángulo, y dos enormes salas en las correspondientes plantas. Para esa torre, que alojaba al rey, se preparó una escalera suplementaria, que según muestra Du Cerceau conduciría a un desembarcadero. Quizá también se regularizó la fachada del cuerpo central; y donde debería verse a medias galería y ventanales, quedó todo en ventanales.

 

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OTher elements

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decorative details

El edificio, como otros de su condición, fue suntuosamente decorado, con ornamentación labrada de calidad. En estos detalles se quería imitar los motivos romanos antiguos, tal y como los ejecutaban los artistas italianos de comienzos del siglo XVI. Desde Carlos VIII, un importante equipo de artistas italianos, principalmente napolitanos, trabajó en los palacios reales franceses. Pero en las fechas en que se estaba ultimando Chambord intervenían ya artesanos locales. Los diseños parecerían sumamente ingenuos, desde el punto de vista italiano; y suelen clasificarse como renacimiento francés.

Las clasificaciones tan amplias son engañosas, y en este caso muy desafortunadas. Los detalles son muy bonitos, pero, evidentemente, no son tan italianos como los italianos; no son tan "renacentistas". Pero no deberían afectar a la valoración del palacio; es inútil pretender clasificar el conjunto como renacentista o no renacentista. Es un edificio magnífico, que no podría haberse diseñado ni construido en Italia; aunque, si se hubiera labrado en Italia, algunos detalles decorativos serían más consistentes.

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montaje : Aitor Acilu

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

VI. Villas

4. Chateaux de France

4. 1. Loire
4. 2. Les plus excelents bastiments
4. 3. Chateau de Chambord
4. 4. Saint-Germain-en- Laye
4. 5. Chateaux modernes
4. 6. Maisons-Laffitte
4. 7. Vaux-le-Vicomte. The Building
4. 8. Vaux-le-Vicomte. The Gardens
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