6. 5. The Reichskanzlei. Berlin

Die neue Reichskanzlei Die neue Reichskanzlei

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central court

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hall, Mosaiksaal. Rotunda

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the Marmorgalerie and Grossier Empfangssaal

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The Reichskabinetssaal

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the KANZLER ROOM

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Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

I. Sense of Order

6. Expressiveness

6. 1. Memorial and Monument
6. 2. A powerful talisman
6. 3. Classical equilibrium
6. 4. The Petit Trianon
6. 5. The Reichskanzlei. Berlin
Aunque la Nueva Cancillería de Berlín, construida rápidamente por Albert Speer en 1938, se edificó mucho después de las fechas en que acaba nuestro estudio, la presentamos porque es una especie de síntesis palaciega : las piezas importantes del palacio se elevan a una potencia desconocida.
La vieja cancillería reunía un antiguo palacete del siglo XVIII y dos viviendas particulares de cierto tono, edificadas en el siglo XIX. Todo ello se incluyó en el nuevo proyecto.
El nuevo edificio se construyó con un absoluto sentido ceremonial : y la vivienda del Kanzler y las oficinas de la Kanzlei ocupan espacios residuales.
El edificio contiene principalmente una prolongada secuencia de ámbitos impresionantes : que ensartaba el Patio de Honor, Vestíbulo, Sala de los Mosaicos, Rotonda, Galería de los Mármoles hasta llegar al Gran Salón de Recepciones.
El Kanzler salía de su despacho por un corredor paralelo a la Marmorgalerie, hasta salir a la sala de recepciones, donde se encontraría el visitante.
Para entonces, el visitante había recorrido casi 200 metros, lo que, además de cansarle, le intimidaba.
Aunque Speer conocía bien la arquitectura clásica y la Reichskanzlei se edificó sin parar en gastos; es un gran edificio; aunque, como sucede con otras obras del gobierno nacional-socialista, su mayor defecto es precisamente  su desmedida grandeza, que lo hace incongruente en sí mismo y con los edificios de su entorno. Es demasiado grande para ser magnífico.
Los alzados debían recoger las líneas principales de lo edificios anteriores y anejos. Speer dispuso una gigantesca fachada a la calle lateral, que contiene en su centro la Marmorgalerie; los empalmes son hábiles; y el alzado central (y en el fondo sigue al Petit Trianon) es bastante impresionante, aunque no saca el partido conveniente de su descomunal escala.
En cambio, el patio de honor -un recinto cerrado con un tratamiento severo sin ninguna concesión- es quizá lo mejor del proyecto, y causaría considerable impacto. En este lugar, los visitantes, desembarcaban de los coches.
Contra lo que se podía esperar, El vestíbulo no tenía una escala excesiva, y la decoración lo convertía en un recinto casi doméstico.
Quizá por contraste resultaría abrumadora la sala de los mosaicos, desnuda y con todos sus paramentos en púrpura oscura y brillante, reflejando la iluminación cenital.
La sala redonda permitía desviar un poco el eje del recorrido.
Desde allí se ingresaba en la Marmorgalerie, que era el espinazo de la planta, y el espacio al que se subordinaba todo lo demás. El angustiado visitante recorrería la enceradísima superficie, experimentando la sucesión aparentemente interminable de ventanas, abiertas en un muro forzadamente grueso (ver planta) : engruesado con el solo propósito de crear una mayúscula impresión de fortaleza. Es pena que, desde proyecto, a esta galería se le añadieran detalles pequeño-burgueses, apliques y sillas, que desdicen de la monumentalidad procurada con tanto esfuerzo por los elementos arquitectónicos.
La gran sala carecía de los elementos intermedios que harían valer sus descomunales dimensiones : hay que fijarse en el mobiliario.
Los despachos del gabinete y del Kanzler -del Fuhrer- eran lo más atractivo del conjunto : su tamaño era grande, pero no inconmensurable (Speer se disculpaba de no haber ampliado el despacho del Kanzler). Estaban empanelados con composiciones de maderas de muchas vetas y techados con casetones, todo ello tratado con seriedad y elegancia : con un señorío propio del diseño alemán anterior en muchos años a la victoria nazi.
Hitler utilizó poco su cancillería, aunque en momentos célebres; en todo caso, sobre su mesa aparecían invariablemente libros y papeles que se colocaban allí expresamente para las fotos de propaganda.
Y, en realidad, el edificio mismo es un modelo de sentido propagandístico (por eso es tan interesante) : seriedad -el destino no admite puerilidades-, grandeza y eficacia : un poder que durará mil años.
Fue machacado repetidamente por la aviación aliada.
 
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