CARTA A WILLIAM JAMES
Extracto


Charles S. Peirce (29.02.09)

Traducción castellana de Ignacio Redondo (2006)



29 de febrero de 1909

Un signo es un cognoscible que, por una parte, está determinado (esto es, restringido, bestimmt) por otra cosa diferente de sí mismo, llamada su Objeto (o en algunos casos, ―si, por ejemplo, el Signo es la oración "Caín mató a Abel", en la que Caín y Abel son igualmente Objetos Parciales― sería más conveniente decir que lo que determina el Signo es el Complejo, o Totalidad de los Objetos Parciales. Y en todos los casos, el Objeto es exactamente el Universo del que el Objeto Especial es miembro o parte); mientras que, por otra parte, determina alguna Mente real o potencial ―determinación que llamo el Interpretante creado por el signo― de modo tal que la Mente Interpretante está en ese sentido mediatamente determinada por el Objeto.

Esto implica considerar el asunto de manera insólita. Se puede preguntar, por ejemplo, cómo un Signo mendaz o equivocado está determinado por su Objeto, o cómo el Signo pone en existencia al Objeto, lo que ocurre no sin frecuencia. La perplejidad que esto causa indica que se está tomando la palabra "determinado" en un sentido demasiado restringido. La mente de una persona que dice que Napoleón era una criatura abúlica está, evidentemente, determinada por Napoleón. Pues, de lo contrario, no podría prestarle atención en absoluto. Pero aquí se da una circunstancia paradójica. La persona que interpreta esa oración (o cualquier otro signo) debe estar determinada por el Objeto [de dicha oración o signo] a través de la observación colateral independientemente de la acción del signo. De otro modo, no tendría un pensamiento de dicho objeto. Si nunca antes ha oído hablar de Napoleón, la oración no significará para él más que que alguna persona o cosa, a la que se asocia el nombre de "Napoleón", fue una criatura abúlica. Pues Napoleón no puede determinar la mente del intérprete a menos que la palabra en la oración dirija su atención hacia la persona correcta, y eso sólo puede ocurrir si, de manera independiente, se ha establecido [un] hábito en él por el cual esa palabra convoca una variedad de atributos de Napoleón, el hombre. Lo mismo es verdad con respecto a cualquier signo. En la oración, la instanciación de Napoleón no es el único Objeto. Otro objeto parcial es "abulia"; y la oración no puede transmitir su significado a menos que la experiencia colateral le haya enseñado a su intérprete qué es la abulia, o qué es lo que significa esa "abulia" en esta oración. El Objeto de un Signo puede ser algo que va a crear el Signo. Pues el Objeto de "Napoleón" es el Universo de Existencia, en la medida en que está determinado por el hecho de que Napoleón es un miembro de aquel. El Objeto de la oración "Hamlet estaba loco" es el Universo de la creación de Shakespeare, en cuanto determinado porque Hamlet forma parte de él. El Objeto de la orden "¡Descansen armas!" es la acción inmediatamente posterior de los soldados, en la medida en que está afectada por la molición1 expresada en la orden. No se puede entender a menos que la observación colateral muestre la relación del hablante con el rango de los soldados. Puedes decir, si quieres, que el Objeto está en el Universo de cosas que desea en ese momento el Capitán al mando. O que, puesto que se espera la obediencia total, se encuentra en el Universo de sus expectativas. De todos modos, determina al Signo aunque vaya a ser creado por el Signo por la circunstancia de que su Universo es relativo al estado momentáneo de la mente del oficial.

Pasemos ahora al Interpretante. Estoy lejos de haber explicado completamente lo que es el Objeto de un Signo; pero he llegado al punto en que toda explicación adicional debe suponer alguna comprensión de qué sea el Interpretante. El Signo crea algo en la mente del intérprete que, habiendo sido creado por el signo, también ha sido, de manera relativa y mediata creado por el Objeto del Signo, aun cuando el Objeto es esencialmente otra cosa diferente del Signo. Y esta creación del Signo se denomina Interpretante. Lo crea el Signo; pero no el Signo en cuanto miembro de cualquiera de los Universos a los que pertenece; sino que ha sido creado por el Signo en su capacidad de llevar la determinación impuesta por el Objeto. Se crea en una Mente (en qué medida debe ser real esta mente es algo que veremos más adelante). Toda esa parte de la comprensión del signo para la que la Mente Interpretativa ha necesitado de observación colateral está fuera del interpretante. Por "observación colateral" no entiendo familiaridad con el sistema de signos. Lo que se así se infiere no es COLATERAL. Es, por el contrario, el prerrequisito para captar cualquier idea significada por el Signo. Pero por observación colateral entiendo familiaridad previa con aquello que el Signo denota. Así, si el Signo es la oración "Hamlet estaba loco", para entender lo que esto significa uno debe saber que los hombres se encuentran a veces en esa extraña situación. Uno debe haber visto locos, o debe haber leído algo sobre ellos; y será mucho mejor si uno conoce específicamente (y no se deja llevar por una suposición) cuál era la noción de locura que tenía Shakespeare. Todo esto es observación colateral y no forma parte del Interpretante. Pero la función principal de la formación de Interpretantes es juntar los diversos aspectos que el signo representa como relacionados. Cojamos como ejemplo de Signo una pintura de género. Generalmente, en dicha pintura hay un montón de cosas que sólo se pueden entender a partir del conocimiento de las costumbres. El estilo de las vestimentas, por ejemplo, no es parte de la significación, esto es, de la intención de la pintura. Sólo nos dice cuál es el sujeto de dicha pintura. Sujeto y Objeto son la misma cosa excepto por nimias distinciones (y la moda alemana de establecer entre ellos una gran brecha en el pensamiento es o bien una gran disparate, o bien un ejemplo estremecedor del desprecio de la moral de la ciencia ―que, de hecho, no son capaces de "maldecir"). Pero lo que el pintor pretendía señalar presuponiendo que tendrías toda la información colateral necesaria, es decir, justamente la cualidad del elemento comprensivo de la situación, generalmente algo muy familiar, ―algo de lo que probablemente nunca te habías dado cuenta antes― eso es el Interpretante del Signo ―su "significación".

Ahora bien, hasta aquí todo esto es muy confuso, debido a la ausencia de ciertas distinciones que indicaré a continuación, aunque será arduo hacerlas totalmente comprensibles.

En primer lugar, se debe observar que en la medida en que el Signo denota a su Objeto, no reclama ninguna inteligencia o Razón particular de parte de su Intérprete. Para leer un Signo cualquiera, y distinguir un Signo de otro, se requieren percepciones sutiles y un conocimiento de las cosas concomitantes habituales de tales apariencias, y cuáles son las convenciones de los sistemas de signos. Para conocer el Objeto, la Experiencia previa de ese Objeto Individual es un requisito. El Objeto de cualquier Signo es un Individuo, normalmente una Colección Individual de Individuos. Sus Sujetos, esto es, las Partes del Signo que denotan los Objetos Parciales, o bien son indicaciones para encontrar los Objetos, o bien son Cyrioides, esto es, signos de Objetos individuales. (He formado la palabra la palabra a partir de κυριον ονομα, nombre propio, literalmente, el nombre regular, legítimo, literal, de, κυροζ, autoridad; que, según Liddell y Scott son junto con todos sus análogos totalmente post-homéricos, a pesar del hecho de que la raíz es la misma que la del latín fortis. Pero parece muy dudoso que tenga algo que ver con el latín fortis = forctis). Por ejemplo, así son todos los nombres abstractos, que son nombres de caracteres singulares, los pronombres personales, y los pronombres relativos y demostrativos, etc. Por indicaciones para encontrar los Objetos, para los que hasta ahora no he inventado más nombre que el de "Selectivos", me refiero a aquellos como “cualquier” (por ejemplo, “cualquiera que desees”), “algún” (es decir, uno seleccionado correctamente), etc. Conocer el Interpretante, que es lo que el signo mismo expresa, puede requerir la mayor capacidad de razonamiento.

En segundo lugar, para adquirir nociones más claras de lo que es en general el Objeto de un Signo, y lo que es en general el Interpretante, es necesario distinguir dos sentidos de "Objeto" y tres de "Interpretante". Sería mejor llevar esta división más allá; pero estas dos divisiones son suficientes para ocupar los años que me quedan. Otros deberán llevar el estudio más allá cuando yo me haya ido, que será, me temo, demasiado pronto para que pueda explicar el trabajo que he realizado. (De hecho, hay algunos estudios que ocuparían años, y de los que jamás espero ser capaz de decir palabra: sólo cabrá seleccionar lo poco que se pueda. Si la Carnegie2 o alguna otra adinerada institución me colocara en la misma posición en la que están estudiosos más afortunados todo sería diferente. Es de lo más irritante tener que sentirme dependiente de personas que necesitan todo su dinero ellas mismas. Y al mismo tiempo, no puedo negar que siento una inmensa felicidad al sentir que poseo la cálida amistad de almas como la tuya; mientras me gustaría eximirme de haberte puesto en tan grandes y desconocidos apuros, y por los gastos y contrariedades).

En cuanto al Objeto, puede denotar el Objeto en cuanto conocido en el Signo y por tanto una idea, o puede ser el Objeto tal como es independientemente de cualquier aspecto particular de sí mismo, el Objeto en aquellas relaciones que sólo el estudio ilimitado y final pondrá al descubierto. Al primero lo llamo Objeto Inmediato, al último, Objeto Dinámico. Pues el último es el Objeto que puede investigar la Ciencia Dinámica (o en lo que en esos días podría llamarse ciencia "Objetiva"). Tomemos, por ejemplo, la Frase "el Sol es azul". Sus Objetos son "el Sol" y la "azulidad". Si por "azulidad" entendemos el Objeto Inmediato, que es la cualidad de la sensación, sólo se puede conocer por el Sentimiento. Pero si se refiere a esa condición "Real", existencial, que hace que la luz que se desprende tenga un bajo medio de longitud de onda, Langley3 ya ha probado que la proposición es verdadera. Así, el "Sol" se puede referir a la ocurrencia de varias sensaciones, y entonces se trata del Objeto Inmediato, o se puede referir a nuestra interpretación habitual de dichas sensaciones en términos de lugar, masa, etc., cuando se trata del Objeto Dinámico. Es cierto de ambos, Objeto Inmediato y Dinámico, que la familiaridad no la da una Imagen o una Descripción, ni ningún otro signo que tenga al Sol por Objeto. Si una persona lo señala y dice, "¡Mira allí! Eso es lo que llamamos el 'Sol' ", el Sol no es el Objeto de ese signo. Es el Signo del sol, la palabra "sol" sobre la que trata esta afirmación; y debemos familiarizarnos con esa palabra por experiencia colateral. Supongamos que un profesor de francés pregunta a un estudiante anglo-parlante "Comment appelle-t-on ça?", señalando al Sol. "C'est le soleil". Comienza a amueblar esa experiencia colateral hablando del Sol mismo en francés. Supongamos, por otra parte, que dice "Notre mot est 'soleil'"; entonces, en lugar de expresarse él mismo en el lenguaje y describir el mundo, ofrece un puro Icono de él. Ahora bien, el Objeto de un Icono es completamente indefinido, equivale a "algo". Virtualmente dice "nuestro mundo es como esto:", y emite el sonido. Informa al pupilo de que la palabra (significando, por supuesto, cierto hábito) tiene un efecto que dibuja acústicamente. Pero un puro retrato sin una inscripción sólo dice "algo es como esto". Verdaderamente, él añade lo que hace las veces de inscripción. Pero eso sólo hace su proferencia análoga a un retrato, digamos, uno de Leopardi con Leopardi escrito debajo. Transmite su información a una persona que sabe quién fue Leopardi, y a cualquier otra persona sólo le dice: "alguien llamado Leopardi se parecía a este retrato". El pupilo se encuentra en el mismo estado de una persona que está suficientemente segura de que hubo un hombre llamado Leopardi, pues está suficientemente seguro de que debe haber una palabra para el sol en francés y ya está, por tanto, familiarizado con ella. Lo único que no sabe es cómo suena al decirla o qué forma tiene al escribirla. Creo que por ahora deberías entender qué quiero decir cuando digo que un signo no se puede entender ―o al menos, que ninguna proposición se puede entender― a menos que el intérprete tenga "conocimiento colateral" de cada uno de sus Objetos. En cuanto al mero sustantivo, hay que tener presente que no es una parte indispensable del habla. Las lenguas semíticas parecen ser descendientes de una lengua que no tenía "nombres comunes". Realmente esa palabra no es sino una forma vacía de proposición en la que el Sujeto es el espacio en blanco, y un espacio en blanco sólo puede significar "algo" o incluso algo más indefinido aún. Entonces creo que ahora puedo dejar que consideres cuidadosamente si mi doctrina es correcta o no.

En cuanto al Interpretante, esto es, la "significación" o, más bien "interpretación" de un signo debemos distinguir uno Inmediato y uno Dinámico, como hicimos con los Objetos Inmediato y Dinámico. Pero también debemos observar que, ciertamente hay una tercera clase de Interpretante, al que llamo Interpretante Final, porque es ese que al final resultaría ser la verdadera interpretación, si se llevara tan lejos el tratamiento del tema como para alcanzar una opinión definitiva. Mi amiga Lady Welby dice que ha dedicado toda su vida al estudio de los significados (significs), que yo describiría como el estudio de la relación de los signos con sus interpretantes; pero me parece que ella se ocupa principalmente del estudio de las palabras. Ella también llega a la conclusión de que hay tres sentidos en los que las palabras se pueden interpretar. Los llama Sentido (Sense), Significado (Meaning) y Significación (Significance). La Significación es el más profundo y elevado de los tres y, por lo tanto, se corresponde con mi Interpretante Final; y Significación me parece un nombre excelente para ello. El Sentido parece ser el análisis lógico o la definición, para lo cual yo preferiría introducir el antiguo término de Acepción o Aceptación. Por Significado ella entiende la intención del emisor. Pero me parece que todos los síntomas de enfermedad, los signos del tiempo, etc., no tienen emisor. Pues no creo que podamos decir con propiedad que Dios profiere algún signo cuando Él es el Creador de todas las cosas. Pero cuando ella dice, como lo hace, que esto está conectado con la Volición, en el acto observo que el elemento volitivo de la Interpretación es el Interpretante Dinámico. En la Segunda Parte de mi Ensayo sobre el Pragmatismo, en el Popular Science de noviembre de 1877 y Enero de 1878, propuse tres grados de Claridad de Interpretación. El primero era una Familiaridad tal que otorgaba a una persona familiaridad con un signo y capacidad para usarlo o interpretarlo. En su conciencia le pareció estar en casa con el signo. En síntesis, es la Interpretación en el Sentimiento. El segundo era el Análisis Lógico = el Sentido de Lady Welby. El tercero era el Análisis Pragmaticístico, y parecería ser un Análisis Dinámico, pero se identifica con el Interpretante Final.


Notas

1. En una carta a James del 17 de diciembre de 1909, Peirce define volición como "volición menos todo deseo y propósito, el mero esfuerzo de cualquier tipo" Cfr. CP 8.303 (1909).

2. Peirce está hablando de la Institución Carnegie, a la que presentó en 1902 una solicitud de ayuda para ordenar sus escritos en lógica y que, desafortunadamente no le concedieron. Véase al respecto J. Ransdell, "La relevancia de la solicitud de Peirce a la Carnegie Institution", estudio introductorio a C. S. Peirce, "La lógica considerada como semiótica" (L75 [1902]), trad. de Claudia Carbonell (consultada versión electrónica en http://www.unav.es/gep/CarnegieInstitutionRansdell.html) [Nota del T.].

3. Samuel Pierpont Langley (1834-1906), astrónomo estadounidense y amigo de Peirce, realizó importantes descubrimientos acerca de la naturaleza de la radiación solar [Nota del T.].


Fin de: "Carta a William James" (29.02.09). Fuente textual en EP 2:492-97.

Fecha del documento: 28 de agosto 2006
Última actualización: 26 de enero 2011


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