Si breves, dos, tus senos, Amazona,   
Cien(2) lunas, codiciaron vencimiento         
En gana a repletarse del sustento  
Que Natura apercibe, da Latona.

Con pinchos, de azahares la corona    
Se te erizaba y, la crinera al viento,          
A cazas diste y cabalgar violento  
Por intacta, intangible, tu persona.

Armada, en fin. Pero, aquel solo pecho,          
Que, en desafío, se volcó de lecho,          
Pedernal a las flechas de tu liza

Disimulaba el otro, protegido, 
Llorando, en el aprieto de su nido,           
Recónditas nostalgias de nodriza.