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Eugenio d'Ors
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SERIES DE PRENSA DEL GLOSARIO
GLOSARIO en La Libertad
Eugenio d'ORS, «Glosario», La Libertad, Madrid (7-I-1920—21-XII-1922)          

 
Einstein y su eficacia (Entrevistas en Londres / Copérnico y la ciencia / Copérnico y la vida moral / Nihil mirare) (12-VII-1921, pp. 1-2)          
Entrevistas en Londres
Ha hecho bien Einstein en afirmar a sus interrogadores de Londres que la Teoría de la Relatividad no era una filosofía. Hubiera podido añadir, sin embargo, que yacía en aquélla una opulenta posibilidad de efectos filosóficos, y que acaso en este dominio, más que en el de la pura mecánica o de la pura física, cabía esperar que obtuvieran las tesis del relativismo una gran eficacia.
Como Cultura es vida, y vida muy especialmente sensible, los efectos de un cambio en aquélla déjanse sentir a menudo en lugar muy lejano al lugar en que se producía originariamente la alteración. Así, en un organismo, un desarreglo del estómago se traduce en jaqueca, y una emoción óptica, en náusea; así, en el dominio de la Cultura, el descubrimiento biológico trae una revolución a la pedagogía, y el sueño de un místico puede tras­tornar la manera como se entiende la historia natural… Hay en el funcionamiento del espíritu universal saltos muy finos y delicados. Aquí arriba, excitación; allí abajo, respuesta. Si aquí la causa actúa, aparece el efecto donde menos se esperaba.
Copérnico y la ciencia
Si a un astrónomo le dijéramos hoy que los efectos de la reforma de Copérnico se habían dejado sentir, no en la esfera de la ciencia, sino más bien en la esfera de la moral, acaso se mostraría el astrónomo un poco sorprendido. Nada más cierto, sin embargo. Ni en ciencia pura ni en ciencia aplicada, la victoria del heliocentrismo sobre el geocentrismo, llegó a mudar gran cosa. Fue en orden distinto, en el núcleo mismo de la vida moral, allí donde la obra espiritual va acompañada de continuas producciones y renovamientos de valores, donde hubieron de recogerse pronto frutos abundantes y ardientes.
Una parte, por lo menos, de la astronomía moderna, toda ella tal vez, hubiera podido constituirse sin diferencia, lo mismo sobre la hipótesis de Ptolomeo que sobre la de Co­pérnico. Tiene ésta, principalmente, la ventaja que los modernos críticos han puesto en relieve, de ser una explicación más «económica», más corta, inteligible, clara, de los he­chos observados. Según la otra hipótesis, con más o menos incomodidad, con mayor o menor simplicidad constructiva, los mismos hechos hubieran podido también racionalmente explicarse. Las adquisiciones inventivas hubieran sido idénticas; la estructura del conjunto no diferiría sensiblemente.
Esto, respecto a la ciencia pura. ¿Qué trascendencia alcanzó la adopción del copernicismo en la ciencia aplicada? Continuaron los hombres contando el tiempo como antes. El calendario no se modificó. Los relojes marcaron el tiempo con distribución idéntica. No se alteró el curso de las estaciones ni la marcha de los trabajos agrícolas ligados a ellas. Navegaron los hombres igual a como navegaran siempre; incluso los descubrimientos geográficos, algunos tan importantes como la invención de América, no exigían en modo alguno el heliocentrismo por postulado y principio de dirección. Podía la tierra continuar siendo el centro del universo y tener, no obstante, una forma esférica. La prueba encontrámosla en el hecho de que algunos estudios, como, según parece, la Universidad de Salamanca, continuaron enseñando, en pleno siglo XVIII, el sistema de Ptolomeo, sin que por eso hubiera de prescindir de la noticia irrecusable que los navegantes habían traído del mundo occidental.
Copérnico y la vida moral
Mas si de esta esfera, concretamente científica, pasamos a otra más dilatadamente humana; si prescindimos ya de las invenciones de astronomía, para pensar en los cambios en la tabla de los valores, ¡qué cambio enorme, con la adopción de la hipótesis copernicana!… La tierra, «humillada» por el universo; el hombre «humillado» por la tierra; el naturalismo, sustituyendo al antropomorfismo. El naturalismo, y, por consiguiente, Reforma, «Aufklärung», Barroquismo, Romanticismo, Revolución… ¡Casi toda la Edad Moderna!
Nihil mirare
Dije que el buen astrónomo se sorprendería oyéndonos esto. Digamos más bien que empezaría por sorprenderse. Explicadas con algún reposo las cosas, seguramente acabaría no sorprendiéndose tanto.
Como no debería sorprenderse el profesor Einstein si le dijesen que el mejor día las tesis del Relativismo van a trascender a la trata de blancas.

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Última actualización: 1 de abril de 2009