III Jornadas "Peirce en Argentina"
11-12 de septiembre del 2008

La noción de comunidad en C. S. Peirce


Marinés Bayas


La filosofía de Peirce tiene la característica de ser decididamente anti-cartesiana y uno de los rasgos esenciales de este anti-cartesianismo es el acento en lo comunitario frente a lo individual: el pensamiento peirceano intentó con fuerza socavar los presupuestos epistemológicos cartesianos en los que lo central es el sujeto que piensa y el método de la duda, el que permite el acceso a la verdad. La cuestión de la revalorización de lo social y comunitario, del pensar dentro de una tradición y con otros me parece relevante hoy en día, pues a pesar de que mucha de la filosofía del siglo XX se ha caracterizado por su reacción a la epistemología cartesiana, el paradigma de la búsqueda propia y aislada de la verdad sigue rigiendo, tanto en los ambientes académicos como en los no académicos.

Por otra parte, el relativismo que se ha seguido de la exacerbación de una búsqueda individual de "verdades" puede tener un fuerte antídoto en la revalorización de nociones como las de "comunidad" en general y "comunidad de investigación" en especial. Aunque aquí no tocaré el tema de la crítica al relativismo que se puede derivar de la filosofía de Peirce, me parece que estas consideraciones acerca de la importancia de lo comunitario podrían arrojar luz a quien quiera reflexionar sobre la cuestión. Vale la pena por todo esto fijar nuestra atención de nuevo en los motivos que tenemos para salir del aislamiento e intentar buscar la verdad con los demás y el pensamiento de Peirce es muy iluminador al respecto.

El fin de esta ponencia es aclarar el concepto de comunidad en Peirce con apoyo textual. Para ello, me centraré, en primer lugar, en la importancia de la comunidad en su pensamiento en relación con las nociones de verdad y realidad; en segundo lugar, mostraré la importancia que Peirce atribuye a la comunidad para la vida de la ciencia.

1. La centralidad de la noción de comunidad en el pensamiento de C.S.Peirce

Para quien esté familiarizado con los escritos de Peirce es sencillo caer en la cuenta de por qué es tan central la noción de comunidad para toda su filosofía: dicha noción está estrechamente ligada a la de verdad, pues para Peirce, es comunitariamente como se la alcanza. Como veremos con más detalle es en comunidad como se hace la ciencia y en un futuro lejano la verdad se identificará con la opinión final de la comunidad de investigadores. Es natural pues que el individualismo y el egoísmo, que hacen al hombre alejarse de la acción y pensamiento comunitario, hayan sido calificadas por Peirce como actitudes irracionales.

La primera vez que el término "comunidad" aparece es en el texto de 1868 "Some Consequences of Four Incapacities"1 y justamente en el contexto de la crítica a las concepciones cartesianas de duda y certeza:

En las ciencias en las que los seres humanos llegan a acuerdos, cuando se esboza una teoría se considera que está a prueba hasta que se alcanza aquel acuerdo. Una vez alcanzado, resulta ociosa la cuestión de la certeza, porque no queda nadie que la ponga en duda. Individualmente no podemos confiar razonablemente en alcanzar la filosofía última a la que aspiramos, sólo la podemos buscar, por tanto, para la comunidad de filósofos2.

Aquí el acuerdo, como se ve, tiene más bien un carácter temporario pero basta para poner fin a la duda. Sin embargo, Peirce piensa que además de existir acuerdos provisionales sobre determinadas cuestiones se dará un acuerdo final de la comunidad de investigadores. Esta noción de opinión final que será alcanzada funciona como polo regulador de toda la vida científica y se identifica con la verdad.

Se puede discutir ampliamente sobre si esta noción de verdad es realista o no y sobre todo si hace depender, como parece, la verdad del consenso de la comunidad. No puedo detenerme ahora en esa discusión pero quisiera señalar que la mayoría de textos en los que Peirce habla sobre el tema implican una noción de la realidad que va más allá de las opiniones individuales, pues para Peirce la realidad se impone a los individuos a pesar de sus creencias, y esto hace posible afirmar que, si se investiga en suficiente detalle y por el suficiente tiempo, finalmente se llegará a esa verdad unificada. Postular que se pueda llegar a un acuerdo total señala justamente en dirección opuesta al consenso tal como lo entendemos hoy en día. Hay consenso donde hay diferentes opiniones y unos tienen que ceder ante la opinión de otros por necesidad de alcanzar un fin práctico. Sin embargo, una unificación total de las opiniones sólo parece poder darse si la realidad va más allá de esas opiniones y tiene la fuerza para imponerse frente a ellas. Es decir, la realidad sólo es capaz de hacer que las opiniones lleguen a ser una sola si ésta es independiente de ellas y de las mentes de los investigadores individuales.

Hay muchos textos que se podrían traer a colación para profundizar sobre este problema que es el centro de discusión de muchos debates hoy y que evidentemente no pretendo solucionar ahora. Quisiera simplemente citar a manera ilustrativa algunos de estos textos donde, creo yo, se ve claramente este matiz realista de la concepción de la verdad pues importa para entender la concepción de comunidad de investigadores. Lo importante es notar que la opinión final de la comunidad de investigadores va más allá de la opinión de los investigadores particulares:

Lo real no es lo que se nos pueda ocurrir pensar, sino aquello a lo que no le afecta lo que del mismo podamos pensar. (...) Tiene que haber una cosa, ya que nuestras opiniones nos vienen dadas; hay algo, por tanto, que influye en nuestros pensamientos y no ha sido creado por ellos3.

Y en el mismo artículo más adelante:

La arbitrariedad de la voluntad, y otras peculiaridades individuales en un número suficientemente amplio de mentes, puede posponer indefinidamente el acuerdo general en una opinión; pero no puede afectar a lo que será la característica de esta opinión cuando se la alcance. Esta opinión final es, pues, independiente, no, en efecto del pensamiento en general, sino de todo aquello que es arbitrario e individual en el pensamiento (...)4.

Podemos también traer a colación el tan conocido artículo "Fixation of Belief", en el que es notable el realismo:

Hay cosas reales cuyas características son enteramente independientes de nuestras opiniones sobre las mismas; estas realidades afectan a nuestros sentidos siguiendo unas leyes regulares, y aun cuando nuestras sensaciones son tan diferentes como lo son nuestras relaciones a los objetos, con todo, aprovechándonos de las leyes de la percepción, podemos averiguar mediante el razonar cómo son real y verdaderamente las cosas; y cualquiera teniendo la suficiente experiencia y razonando lo bastante sobre ello, llegará a la única conclusión verdadera5.

En este texto se ve el contraste entre las diferentes posibles percepciones individuales y la corrección a la que éstas pueden someterse a través de algo superior a ellas, en este caso, las leyes de la percepción, que funcionan para todos. Aparece entonces la idea de la corrección de lo subjetivo a partir de juicios que están por encima de lo subjetivo. Sólo si hay algo que es independiente de los gustos y juicios personales puede darse tal acuerdo final que Peirce postula. Sólo como consecuencia de la fuerza con que la realidad tiende a imponerse a las apreciaciones subjetivas es que puede darse esta opinión en acuerdo. Así, la verdad no se funda en el acuerdo, sino que más bien éste es consecuencia de la fuerza de la verdad. Como aclara De Waal, el argumento peirceano tendría más o menos la siguiente forma: "If a group of inquirers would study something that is independent of what each may think about it long enough, this independence would ensure (assuming this reality to be sufficiently stable) that their beliefs would eventually gravitate to one another and become settled in one shared belief"6.

Y más adelante en el texto ya citado "Some Consequences of Four Incapacities" aparece claramente la realidad como independiente de las opiniones privadas:

Lo real, pues, es aquello a lo que, más pronto o más tarde, aboca la información y el razonamiento, y que en consecuencia es independiente de los antojos tuyos o míos. Por lo tanto, el auténtico origen del concepto de realidad muestra que el mismo implica esencialmente la noción de COMUNIDAD, sin límites definidos, y susceptible de un crecimiento definido del conocimiento7.

Es entonces la comunidad de investigadores y no el individuo el sujeto que conoce la verdad propiamente. Vemos que en el texto aparecen algunos rasgos característicos de esta comunidad a la que Peirce se refiere: ésta no tiene límites y es capaz de aumentar su conocimiento. Esto tiene que ver con el hecho de que Peirce, cuando habla de comunidad de investigadores, no quiere significar comunidad de investigación actual, sino que el concepto abarca a todos los seres capaces de razonar, actuales, posibles y futuros8. Análogamente, la opinión final a la que todos los miembros de la comunidad llegarían en un futuro lejano no es pensado por Peirce como algo que llegará necesariamente, sino que es algo postulado a manera de polo regulativo al que se debe tender y que es como el faro al que mira toda la ciencia. Es necesario para toda la vida de la ciencia y de la razón que los investigadores se sientan parte de esa dicha comunidad y es necesaria la creencia de que ésta alcanzará la verdad. El texto que sigue es impactante pues muestra la cuestión como algo vital para todos. Vibran en estas palabras que nos ha dejado Peirce la grandeza que tenía para él ese postulado:

La suposición de que el hombre o la comunidad (que puede ser más amplia que el ser humano) llegue alguna vez a un estado de información superior al de un grado concreto y finito es algo que carece por completo de razones que lo prueben. No puede haber ni una chispa de evidencia que muestre que en algún momento no puedan ser aniquilados todos los seres vivientes a la vez y de que después no vaya a haber vida inteligente en el universo nunca jamás. A decir verdad, esta propia asunción lleva consigo un interés supremo y trascendente y, por ello, por su propia naturaleza no es susceptible de ser probada. Esta esperanza infinita que todos tenemos... es algo tan augusto y trascendental, que cualquier razonamiento en referencia a ello es una impertinencia insignificante. No queremos saber cuál es el peso de las razones a favor y en contra, es decir, la probabilidad de la empresa a largo plazo -porque no hay largo plazo en el caso. La cuestión es única y suprema, y TODO depende de ella. Estamos en la condición de un hombre en lucha por la vida o la muerte; si no tiene fuerzas suficientes es completamente indiferente para él cómo actúe, pues el único supuesto sobre el que puede obrar racionalmente es sobre la esperanza del éxito. Entonces, este sentimiento es demandado inflexiblemente por la lógica (...)9.

II. La importancia de la comunidad para la vida de la ciencia

Hasta aquí hemos visto por qué la noción de comunidad toma su importancia de su relación estrecha con el concepto de verdad que será alcanzada en un futuro lejano. Pero Peirce resaltó con fuerza y pasión la importancia de la comunidad no sólo en relación a ese futuro sino en conexión con toda la actividad científica. Esto quiere decir que el concepto de comunidad tiene importancia siempre en un ahora, pues es en presente que hacemos ciencia. Uno de los textos paradigmáticos en relación a este tema y que todos conocemos bien, es aquel de "La naturaleza de la ciencia" de 1905 y del que me permito reproducir también un fragmento largo por su claridad y fuerza:

No llamo ciencia a los estudios solitarios de un hombre aislado. Sólo cuando un grupo de hombres, más o menos en intercomunicación, se ayudan y se estimulan unos a otros al comprender un conjunto particular de estudios como ningún extraño puede comprenderlos, llamo a su vida ciencia. No es necesario que todos trabajen sobre el mismo problema, o que todos estén completamente familiarizados con todo lo que otro de ellos tiene necesidad de saber; pero sus estudios deben estar tan estrechamente ligados que cualquiera de ellos pudiera hacerse cargo del problema de cualquier otro después de algunos meses de preparación especial y que cada uno entendiera bastante minuciosamente en qué consiste cada uno de los trabajos de los otros; de modo que al juntarse dos de ellos, estarían completamente informados uno de las ideas del otro y del lenguaje que éste hablara y se sentirían como hermanos.

La investigación tiene principalmente la forma comunitaria y esto es lo que permite que se vayan apartando poco a poco prejuicios e ideas falsas. "Toda opinión y pensamiento humano contiene un elemento accidental, arbitrario, dependiente de las limitaciones de las circunstancia, del poder y de las inclinaciones del individuo, en suma, un elemento de error"10. Es la corrección mutua y la complementariedad de las percepciones acerca de las mismas cuestiones la que permite que se vayan eliminado todas estas individualidades del pensamiento y hace que la investigación avance. Un ejemplo bastante ilustrativo al respecto se encuentra en la recensión de "Las obras de Berkeley, de Fraser" de 198811 en el que un hombre sordo y uno ciego son testigos de un asesinato. Uno oye a un hombre declarar que va a matar a otro, luego oye el disparo y a la víctima llorar mientras que el sordo es el testigo ocular. Evidentemente las percepciones individuales son distintas, pero son complementarias y acerca de la misma realidad, por lo cual, dice Peirce, si hablan lo suficiente acerca de sus sensaciones tendrán conclusiones iguales y esa opinión conjunta estará libre de toda parcialidad o como lo llama Peirce, del "one-sidedness" que es característica de las idiosincrasias y de los juicios de los particulares.

Es también necesario destacar además que Peirce en conexión con lo dicho anteriormente da gran importancia al tema de saber escuchar a la tradición en determinada materia para hacer avanzar la ciencia. Para Peirce es necesario tomar en cuenta a quienes nos preceden en el trabajo científico o filosófico. Esta idea me parece que es de gran importancia en este momento en el que se valora poco o casi nada el concepto de tradición12. Podemos ver esta valoración positiva que hace Peirce de la tradición tanto en su artículo "La ética de la terminología" como en su pequeño texto "Formas de vida".

En "La ética de la terminología"13 se muestra el valor que da Peirce a la tradición a través de las reglas del uso de la terminología científica. En concreto Peirce sugiere que se introduzcan términos científicos nuevos sólo en el caso de que los antiguos ya no sirvan para el propósito determinado, es decir, para introducir un determinado concepto que es nuevo en determinada rama de la ciencia. En caso contrario, se deben conservar lo más fielmente posible los términos de la tradición filosófica.

En "Formas de vida" habla de los tres tipos de hombres, los de sentimiento (artistas), los prácticos o de acción y los buscadores de la verdad o científicos. Al explicar quienes son los hombres de ciencia hace una reflexión en sintonía con lo que dijimos anteriormente. Quisiera concluir mi exposición con la lectura del pasaje de este artículo que es conmovedor pues toca algo muy personal de la vida de Peirce: la esperanza de que el esfuerzo del hombre de ciencia no sea vano:

Ningún individuo de esta sociedad [de la sociedad de los científicos] espera hacer él mismo, algún avance grande hacia la verdad completa y perfecta, sino que continúa los trabajos de sus predecesores y espera que sus sucesores continúen los suyos. Apenas se pregunta a sí mismo cuánto tiempo puede calcular razonablemente que durarán sus trabajos. Quizá piense que, aunque la raza humana haya recorrido ya la mayor parte de su trayectoria y puede estar cerca de la extinción, es su deber no perder el valor, sino continuar trabajando para sacar la verdad a la luz con la esperanza de aquello que él hace no sea vano. Sin sentirse competentes para pronunciarse acerca de tal cuestión, muchos científicos están animados por una profunda adoración hacia algo más allá de la naturaleza. En cualquier caso, los métodos de la ciencia son tal y como serían si todo problema estuviera destinado a encontrar finalmente una solución definitiva que no pudiera ser perturbada más de lo que ha sido la ley de la gravedad. (...)14.


Notas

1. CARNICER, David, Comunidad y cooperación en Charles Sanders Peirce, Tesis doctoral, Universidad de Valencia, 2003, p. 26.

2. PEIRCE, Charles S., "Algunas consecuencias de cuatro incapacidades", (1868), traducción de Jose Vericat (1988).

3. PEIRCE, Charles S., "Las obras de Berkeley, de Fraser" (1871),traducción de José Vericat (1988).

4. Idem

5. PEIRCE, Charles S., "La fijación de la creencia" (1877), traducción de José Vericat (1988).

6. DE WAAL CORNELIS, On Peirce, Wadsworth: Belmont, California, 2001, p. 36.

7. PEIRCE, Charles S., "Algunas consecuencias de cuatro incapacidades", (1868), traducción de Jose Vericat (1988).

8. Es necesario aclarar que "tal y como Peirce lo enuncia, es miembro de la Comunidad todo ser de cualquier especie con el que podamos tener una 'relación intelectual inmediata o mediata', es decir, todo aquél con el que podamos establecer comunicación. Desde el punto de vista espacial la Comunidad se define como abierta a otros seres y especies, más allá de los humanos, con los que pueda haber comunicación. Desde el punto de vista temporal abarcaría tanto los seres presentes como los del pasado y del futuro". CARNICER, David, op.cit.

9. CP 5.357.

10. PEIRCE, Charles S., "Las obras de Berkeley, de Fraser" (1871), traducción de José Vericat (1988).

11. Idem

12. Voces como las de Pieper o McIntyre además de Gadamer han revalorizado estos conceptos y sin embargo la mayoría de los ambientes se tiene un fuerte prejuicio ante ellos.

13. PEIRCE, Charles S., "La ética de la terminología" (1903), traducción de Marinés Bayas (2002).

14. PEIRCE, Charles S., "Formas de vida", (1905-1906), traducción de Sara Barrena (2005).


Bibliografía


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Fecha del documento: 10 de diciembre 2008
Ultima actualización: 10 de diciembre 2008

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