De: [UNAV-GEP] 178 (MARZO 2011) / Noticias del GEP


Estimados colegas,

En este boletín damos noticia de la instalación de un texto de bibliografía hispana sobre William James y de una novedad editorial.

Un cordial saludo,

Izaskun Martínez
(webmastergep@unav.es)


1. BIBLIOGRAFÍA HISPÁNICA: H. B. van Wesep, "William James. Pragmatista primitivo" (1965)

Recientemente hemos instalado en la página "Artículos on-line sobre William James" un nuevo texto. Se trata del capítulo titulado "William James. Pragmatista primitivo" pertenecientes a la obra de H. B. van Wesep, Siete sabios y una filosofía. Itinerario del pragmatismo (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1965, pp. 119-167). En este texto, traducido por Ernesto Córdoba y Diana Montes, el autor hace un extenso repaso por los temas centrales y obras más relevantes que ocuparon a James, al que llama "nuestro primer profesional", durante su vida.

A continuación transcribimos unas líneas en las que van Wesep caracteriza la forma de ser y actuar de William James dentro del pensamiento norteamericano y en relación a la filosofía europea:

"A muchos les parece que James es a la filosofía norteamericana lo que Walt Whitman es a la poesía. Es cierto que con James la filosofía norteamericana irrumpe con un matiz que le es inconfundible. Si Franklin fue nuestro Sócrates y Emerson nuestro Platón, entonces, en cierto sentido, James es nuestro Aristóteles nativo, o, más bien, junto con Dewey integra nuestro Aristóteles. Como Aristóteles, James poseía una inclinación por las ciencias. Y así como Aristóteles podó algunos de los excesos poéticos de Platón, James atemperó algunos de los ecos trascendentalistas que resonaban en Emerson. Así como Aristóteles elaboró la lógica de su época antes de escribir su Metafísica, James lanzó la nueva ciencia de la psicología antes de darle nueva forma a una filosofía basada en ella.

De alma yanqui, James se acostumbró desde la infancia a ponderar los puntos de vista norteamericanos comparándolos con los europeos. El resultado fue a la vez internacional y científico. Lo que elaboró finalmente no fue de ningún modo puritanismo, ni trascendentalismo, ni ningún otro ismo religioso. De sus Varieties of Religious Experience (Las variedades de la experiencia religiosa) no surgió ninguna nueva secta o movimiento. Acaso su gran simpatía por las psicologías anormales y las amplias experiencias religiosas de toda especie hizo que evitase cuanto tuviera algo de sectario o estrecho. Interpretó las experiencias religiosas como un momento legítimo de un espectro mucho más amplio, tanto de las experiencias humanas inusitadas como de las corrientes.

James estaba cobrando conciencia del papel mucho más amplio que Estados Unidos estaba llamado a desempeñar en el escenario mundial. Si cabe, advirtió aún mejor que Franklin o Emerson que el centro de gravedad del pensamiento internacional se desplazaría por algún tiempo a este lado del Atlántico. De ahí que su presentación del punto de vista norteamericano haya perdido todo vestigio de colonialismo. Ya ni remotamente James se excusaba por lo que Estados Unidos tuviera que decir. A este respecto, como lo observó Alfred North Whitehead, no fue un pensador aislado, sino un conductor que inauguró una nueva era para toda la filosofía. Era la Voz de América con un tono conductor, que transmitía como un país adulto transmite a otro.

James puso en claro que ser un hombre, ayudar al prójimo y mantener seca la pólvora no eran simplemente ademanes de pionero, sino los ingredientes de una actitud básica para necesidades que superaban con mucho a las de los primeros períodos de la historia norteamericana. James filosofó con una voz que, a pesar de todo su encanto nativo, poseía un indudable acento cultivado. Cuando niño fue a escuelas francesas y alemanas en Europa y nunca le resultó trabajoso incluir en el Viejo Mundo en sus consideraciones. Su hermano Henry se convirtió en un expatriado. Tal vez Henry James asimiló demasiado de Europa. Pero William solo lo suficiente y no en exceso. Volvió definitivamente a Estados Unidos y se arraigó aquí profundamente".


2. NOVEDAD EDITORIAL: Representación, relación triádica en el pensamiento de Charles S. Peirce (2010)

Acaba de ver la luz un nuevo libro sobre Charles S. Peirce escrito en castellano por Mariluz Restrepo titulado Representación, relación triádica en el pensamiento de Charles S. Peirce (Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2010). El libro cuenta con un prólogo de Armando Silva titulado "El mundo se le hizo tres" del que transcribimos a continuación las líneas en las que se hace presente la esencia de esta obra:

"No sabíamos con tanta claridad que el origen de las palabras proviene de una primera categoría lógica de los signos donde están las cualidades de las cosas, el inicio de un trayecto emocional. Y esto es lo que nos demuestra en este libro la profesora Mariluz Restrepo, en una rigurosa y muy grata lectura del que quizá sea el más grande de los pensadores americanos de fines del siglo XIX a inicios del XX, Charles S. Peirce.

(…)

He escuchado decir a Mariluz Restrepo que luego de conocer a Peirce el mundo se le hizo tres y no puede pensar de otra manera. Y creo que esta condición de trialidad ontológica que le transmitió su maestro Peirce a lo largo de muchas obras que ha tenido la oportunidad de leer en su lengua original, es lo que nos trae de presente en este escrito. Si uno observa la tabla de contenidos, como un primer acercamiento esquemático a su ensayo, ella misma ha logrado un plan maestro de arquitectura sígnica construida en tres partes: ser triádico, como fundamento de la representación; signo, concreción de la representación; interpretar, sentido de la representación. A su vez, quien entre en su lectura podrá descubrir que cada parte se subdivide en tres: la primera en primeridad, segundidad y terceridad; la segunda en semiosis, interpretante y tricotomías; la tercera en interpretabilidad, cognoscibilidad y abducibilidad, y así se podría seguir abriendo esta especie de fractalidad cognitiva para indicar algo fundante: que leyendo este libro se está inmerso en el universo de Peirce y que su autora ha conseguido no sólo definir un pensador sino que su escrito es en sí mismo demostrativo de una teoría, pues es desde esos postulados como va apareciendo su propia manera de concebir la representación triádica. He ahí el gran valor público de una teoría que enseña algo de donde se desprenden los otros secretos: que el ser es signo".

Desde aquí felicitamos cordialmente a la prof. Mariluz Restrepo por la publicación de este libro que contribuye notablemente a la bibliografía hispánica peirceana.





"No llamo ciencia a los estudios solitarios de un hombre aislado. Sólo cuando un grupo de hombres, más o menos en intercomunicación, se ayudan y estimulan unos a otros al comprender un conjunto particular de estudios como ningún extraño podría comprenderlos, [sólo entonces] llamo a su vida ciencia". C. S. Peirce, "The Nature of Science", MS 1334, Adirondack Summer School Lectures, 1905.

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