Curso doctorado Metodología Filosófica
Prof. Jaime Nubiola
Universidad de Navarra

Escribir un artículo que llegue a publicarse

Hay muchas opciones para que los investigadores vean su nombre impreso

Por Kate Devine
Cortesía de M. Celeste Simon



Traducción al castellano de Martha Rivera Sánchez. El original fue publicado en The Scientist 15 [7]: 2 de abril 2001 y está accesible en Tomorrows Professor Mailing List

Los expertos coinciden en que el lema "Publicar o perecer" sigue todavía vivo y bien en la comunidad de investigación. La regla fundamental es: "Un experimento científico no está terminado hasta que no se hayan publicado los resultados", observa Bob Day, profesor emérito del departamento de inglés de la University of Delaware y autor de un libro sobre publicación de artículos científicos1. Además de "completar un experimento", la publicación en la literatura científica es un medio para asegurar los derechos de propiedad del conocimiento y es un vehículo eficiente para comunicar este conocimiento2. Bruce Lewenstein, profesor asociado de comunicación y de estudios de ciencia y tecnología, de Cornell University, expone: "El conocimiento científico es un recurso común que existe solamente porque está disponible para que otros lo juzguen y ratifiquen como importante". Otros expertos tienen una perspectiva más pragmática. "Los investigadores publican por interés económico propio, (…) proporciona notoriedad y es una evidencia de productividad", comenta Ed Huth, director emérito de Annals of Internal Medicine y autor de un libro sobre publicación en medicina3. Jeremy Flower-Ellis, profesor asociado del departamento para ecología de la producción, de la Swedish University of Agricultural Sciences, que desde 1968 ha impartido un curso sobre cómo escribir y publicar un artículo científico, de manera sucinta sentencia: "Si no hay publicaciones, no hay fondos; si no hay fondos, no hay trabajo".

Lewenstein, que es también director de la revista, Public Understanding of Science, dice que es importante reconocer que los científicos son individuos dentro de un gran sistema con razones personales y poco altruistas para publicar. Explica que publicar es el medio por el cual un científico puede ser recompensado. Esas recompensas pueden incluir el reconocimiento de las ideas, otros pedidos de colaboración al autor, invitaciones a encuentros para hablar acerca de las ideas y, por consiguiente, permanecer intelectualmente vivo; invitaciones a reuniones en lugares que sean personalmente agradables, el reconocimiento de los decanos y de los jefes de departamento con respecto al valor del trabajo de los investigadores bajo la forma de recursos incrementados (es decir, espacios de laboratorio y estudiantes graduados), y salarios más altos de aquellos mismos decanos y directores cuando otra institución trate de contratar al científico porque ellos valoran el trabajo que ven publicado.

No todas las revistas son iguales

Esta presión para publicar y el número limitado de páginas en las revistas existentes ha contribuido a una proliferación de las revistas, observa Lewenstein. Añade que aunque se estima que hay aproximadamente unas 70.000 revistas, sólo unos pocos miles se consideran realmente importantes. Jeff Skousen, profesor de ciencia del suelo en West Virginia University, señala que hay niveles variables del prestigio de una revista y no cualquier artículo vale para la más conocida. Las revistas de primer nivel generalmente rechazan más del 50 por ciento de los artículos presentados a ellas, y algunas tienen un índice de rechazo tan alto como el 70 por ciento, dice Skousen. Estas revistas se editan con rigor y requieren ciencia muy sólida y unos resultados significativos y que tengan aplicación en su campo. Otras revistas tienen un índice de rechazo mucho más bajo y no se editan tan rigurosamente, pero generalmente contienen buena investigación.

Las revistas de tercer nivel rara vez rechazan un artículo a menos que el estudio íntegro sea defectuoso o los datos estén indebidamente interpretados. Estas revistas son también aceptables porque generalmente responden a cuestiones reales y divulgan buena ciencia, pero a menudo no dan cuenta de todas las variables requeridas por una revista de primer nivel. Huth está de acuerdo en que como el prestigio de las revistas disminuye, la tendencia a publicar todo lo que sea legítimo aumenta. "Las revistas más prestigiosas tienden a publicar lo que es más importante en el trabajo reciente", observa. Flower-Ellis también afirma, "un artículo rechazado por una revista puede ser ligeramente recompuesto, y presentado a otra, luego a otra, y así sucesivamente, hasta que finalmente es aceptado por una revista con un umbral suficientemente bajo. De este modo, debido a las numerosas revistas disponibles, y al prestigio variable, mucha gente puede publicar su trabajo en algún nivel". Huth señala que puede haber un balance a considerar entre cuán importante es publicar rápidamente y obtener resultados en el expediente personal contra cuán importante es publicar en la revista más prestigiosa posible.

Además del prestigio de la revista, la trayectoria del autor también puede ser un factor en el éxito de la publicación. Day dice, "Los editores son humanos y, por consiguiente, pueden ser afectados por el trabajo anterior e influenciados por un nombre que reconocen". Probablemente, "por eso (...) muchos artículos incluyen los nombres de científicos consagrados entre sus autores aun cuando los nombres consagrados puedan haber contribuido poco al trabajo", señala.

La experiencia conseguida de las publicaciones anteriores también ayuda. Según Skousen, "Los científicos que publican conocen algunos de los escollos y obstáculos que obstruyen el proceso de publicación, especialmente en las revistas de primer nivel", sin embargo, Daniel W. Byrne, director del plan de estudio y bioestadísticas, del centro de investigación clínica general del Vanderbilt University Medical Center, cree que ello probablemente no mejora mucho las probabilidades de aceptación. En cambio, Byrne, que ha escrito un libro sobre la publicación de artículos de investigación médica4, dice, una vez que una persona ha desarrollado las habilidades para publicar un artículo; los próximos artículos son mucho más fáciles de publicar.

Criterios para los autores

Si bien la originalidad puede ser un factor persuasivo, "la gente no obstante puede  publicar su trabajo aunque parezca similar a trabajos publicados previamente", observa Skousen. Aun cuando uno pueda pensar que muchas de las preguntas pertinentes de un área del tema podrían responderse después de largos períodos de prueba y experimentación lo que no parece ser el caso, continúa. "Me sorprende que no haya tantas ideas nuevas en nuestras revistas hoy en día en comparación con décadas pasadas", observa. "Sin duda, conseguimos nuevos instrumentos y herramientas que permiten mayor precisión o exactitud de medición, pero las ideas no son tan disímiles, ni son tan disímiles los resultados después de la interpretación y la recopilación de datos". Flower-Ellis pronostica que más y más artículos serán evaluados como "confirmaciones valiosas" antes que como "contribuciones originales al conocimiento". Otra consideración es el tema del manuscrito. Un tema actual "es más probable que sea publicado que  un artículo igualmente sólido que trate de un tema actualmente pasado de moda" dice Flower-Ellis. La comunidad científica exhibe algunas de las características proverbiales de los lemings en la publicación no menos que en la elección del área de investigación.

Los criterios que los editores usan como medida para aceptar un artículo varían mucho más de lo que algunas veces se reconoce, observa Lewenstein. La publicación no es un proceso preconcebido, es infinitamente variable y flexible. En especial, "la revisión por pares" no es un criterio simple, continúa. Algunas revistas pueden enviar un artículo a tres o cinco examinadores, y los directores hacen un juicio bien fundado sopesando todas las críticas. Otras revistas pueden mandar un artículo a un solo examinador y tomar decisiones simples de sí/no basadas en una sola crítica. Algunas revistas pueden hacer mucho más trabajo editorial con un autor, mientras que otras aceptan los originales más o menos como se presentan.

Aunque el proceso de revisión puede ser flexible, los criterios de aceptación son relativamente estándar. Los expertos consultados brindan consejos simples para optimizar el éxito de la publicación. Muchos dicen que los factores influyentes comprenden la necesidad de claridad, originalidad de pensamiento, novedad del descubrimiento, organización, completud y buena escritura. Los consejos de los expertos pueden parecer evidentes. Sin embargo, Skousen, afirma que la investigación más elegante es, por lo general, simple y directa.

Según Byrne, que el año pasado publicó un artículo sobre las razones frecuentes  para el rechazo de un original5, un estudio diseñado pobremente o con falta de detalle en los métodos son los dos elementos que más a menudo llevan al rechazo.

Un investigador de ciencia de la vida, con un historial de publicación impresionante (71 artículos en 20 años con 50 de esos artículos desde que llegó a ser miembro del cuerpo docente en 1993) es M. Celeste Simon, profesora asociada de biología celular y del desarrollo de la University of Pennsylvania. La filosofía de Simon, investigadora asociada del Howard Hughes Medical Institute de Abramson Family Cancer Research de Pennsylvania, es para que la tomen en cuenta todos los investigadores: "Publicar es la moneda con la que los investigadores tratan".

 Kate Devine puede ser contactada en kdevine@the-scientist.com


Notas


1. R. A. Day, How to Write & Publish a Scientific Paper, 5th ed., Phoenix, Ariz.; Oryx Press, 1998.

2. A. G. Gross, J. E. Harmon, "What's right about scientific writing", The Scientist, 13[24]:20, diciembre 6, 1999.

3. E. J. Huth, Writing and Publishing in Medicine, 3rd ed., Philadelphia: Lippincott William & Wilkins, 1999.

4. D. W. Byrne, Publishing Your Medical Research Paper: What They Don´t Teach you in Medical School, Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 1997.

5. D.W. Byrne, "Common reasons for rejecting manuscripts at medical journals; a survey of editors and peer reviewers", Science Editor, 23[2]:39-44, marzo-abril 2000.


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Última actualización: 5 de junio 2012