6. 3. Teatro Massimo. Palermo 1864

Fondazione Teatro Massimo. Official webpage

 

El Teatro Massimo fue promovido por el Ayuntamiento de Palermo en 1864. Palermo se había incorporado tarde al reino de Italia (tomada por Garibaldi en 1860). Con ello, la vieja y populosa capital de Sicilia (unos 200.000 habitantes: la mitad que Napoli) pasó a ser simplemente cabeza de una de las siete provincias sicilianas. Se deseaba un monumento nacional (moderno, laico), y la idea despertó cierto entusiasmo popular. Se le adjudicó uno de los lugares más señalados de la ciudad, un solar muy grande en Porta Macqueda (Maqueda). En conjunto, el Teatro Massimo, proyectado por Filippo Basile es el proyecto de teatro más importante de Italia, en el siglo XIX.

La gestión fue trabajosa, y la ejecución muy lenta. Se estaba estudiando desde 1862; la resolución se tomó el 25 de mayo de 1864, y se convocó un concurso el 10 de septiembre siguiente, señalando un plazo de dos años (hasta el 10 septiembre de 1866; prorrogado al 10 marzo 1867). Se presentaron 35 proyectos. El jurado se componía de tres miembros: actuaba de presidente Gottfried Semper, que ya era una celebridad por sus teatros; y era ayudado por dos arquitectos italianos, el florentino Mariano Falcini (1804-1885) y el palermitano Francesco Saverio Cavallari (1810-1896). En septiembre de 1868 otorgaron el primer premio al arquitecto palermitano G. B. Filippo Basile, arquitecto jefe de la oficina del Ayuntamiento.

G. B. Filippo Basile (1825-1891)

La elección parece forzada. Pero era merecida. Basile era de familia modesta, formado en Palermo y con una breve estancia en Roma (1847-1848); era sucesor de Cavallari en algunos cargos, y compartía intereses.

Sus intereses eran amplios, desde la arqueología a las teorías "modernas"; y aunque su trabajo era abundante, y en gran parte oficial, estaba implicado en varias instituciones educativas, particularmente la escuela local de ingenieros y arquitectos. En ella impartió sucesivamente Geometría Descriptiva, Decoración Arquitectónica e Historia de la Arquitectura. En 1868, Basile tenía una gran preparación (y una imaginación bien poblada), aunque sus obras tienen un toque un tanto ingenuo. Después se convertiría en un erudito y ganaría reconocimiento nacional.

Quizá el rasgo más interesante de su personalidad como diseñador era su convicción, también un poco ingenua, de que en los antiguos monumentos estaba presente una armonía numérica; y debía ser revelada y mostrada plásticamente. La idea era ampliamente compartida, pero en Basile tenía una especial definición. En 1856 había escrito un ensayito sobre "Forme Mumentali in Musica", donde incluso entreveía una transcripción del pentagrama. Y en 1859 había llegado a proponer una "Teoria sull'aussetismo architettonico": por "aussetismo" (un neologismo: acrecentar) entendía una especie de modulor para generar formas proporcionadas; y lo ejemplificó en un proyecto de Museo, cuyas exteriores semejan a los que propuso después para el Teatro.

Para Basile el teatro fue una fuente de disgustos, aunque trabajó en otros varios proyectos y escritos. El Teatro Massimo era desmedido: alcanzaría las 3200 plazas; y demasiado costoso para Palermo. Las obras comenzaron muy tarde, en 1875. Los apuros económicos y las discrepancias con la sociedad constructora determinaron que las obras fueran suspendidas en 1881. El ayuntamiento finalmente le despidió como director.

Las obras fueron retomadas solo después de 1890. La reanudación supuso un cierto desagravio público. Basile murió al año siguiente. Su hijo Ernesto (1857-1932), una figura importante (conocido por los concursos del Parlamento y Palazzo de Giustizia de Roma), quedó a cargo de la dirección, hasta su conclusión en líneas generales. El teatro fue inaugurado el 16 de mayo de 1897 con Falstaff, la última ópera que compuso Verdi, estrenada cuatro años antes en la Scala.

Programa y plan

Es evidente que el planeamiento del edificio sufrió directamente la fascinación de la Opera de Paris, según se manifiesta en el plan de masas, muy expresivo al exterior, y en su planta. La monografía publicada coloca al Teatro Massimo entre las Operas de Viena y Paris, para dejar claras sus referencias.

La planta aunque con un contorno movido es bastante clara, y evidencia el propósito de dotar a cada espacio de su carácter: vestíbulo, circulaciones, escaleras, salones laterales (para música de cámara, recepciones o juegos), sala, etc. Es muy famosa y es lo mejor del proyecto. Los espacios principales se desarrollan con generosidad, aunque hay una cierta cicatería en los espacios secundarios, demasiado aprovechados, lo que perjudica el dibujo general y lo confunde un poco; además conforme la obra avanzaba, los pasajes y sobre todo las escaleras parecieron insuficientes (con todo, eran mayores que en otros teatros italianos).

Los accesos son múltiples, tanto por decoro, como por seguridad; y como en Paris, los pabellones laterales permiten el acceso a cubierto en coche, de invitados de honor (de hecho, el Soberano), a la izquierda de la sala, y de abonados a la derecha (y Basile los destaca en su plano).

Las dimensiones de la sala y el escenario son enormes. En cambio, como podía esperarse, se reducen los espacios de relación social que en los otros edificios ocupan una parte significativa de la superficie. Las circulaciones son sencillas: una vez subida la escalinata de entrada, el parterre o sala de butacas queda a pie llano. Como es costumbre, la sala se tapiza de celdillas o palcos de igual tamaño. Pero el loggione final se levanta mucho, y el encuentro con el techo es particularmente acertado, a diferencia de otros donde resulta opresivo.

La orquesta se coloca bajo el arco escénico, lo que mejora la acústica de los intrumentos, aunque los intérpretes quedan en la misma boca del escenario. Bajo la orquesta se decidió colocar esa especie de cámara acústica que había aparecido en el proyecto de Alfieri para el Teatro Regio de Turin.

El escenario está especialmente cuidado. Las dimensiones en anchura y altura triplican las de la embocadura: los escenarios pueden correrse enteros a los lados, subirse o bajarse.

Además, como sucede en Paris, el fondo del escenario puede abrirse hasta el límite del edificio. Bajo la sala de butacas se halla un gran taller de decorados.

Masas exteriores y fachadas

Basile evitó el efecto de esplendor que en los otros dos teatros, que servían de punto de referencia, era un primer objetivo. Buscó una monumentalidad severa, que se tachó de demasiado austera para un edificio recreativo.

Como compensación, subrayó el movimiento de masas: la planta, aunque netamente dibujada, es más movida, a pesar de que el programa no lo requería. Los volúmenes definitorios de la sala y la torre de telares (con una apariencia de gravedad romana) están bien marcados; quizá por ello el encuentro entre la sala y la torre no es del todo satisfactorio (en proyecto se añadía una importante ornamentación que conjuntaba mejor). Surgen sobre una masa horizontal, cuyas fachadas apuestan también por una grave compostura monumental, a la antigua, con columnatas y arcadas. En la fachada principal se añade, como cabía prever, un peristilo de columnas exentas coronadas por un frontón.

Sin embargo, para lograr monumentalidad Basile empleó masas formidables de fábrica, aunque finalmente las cubiertas se resolvieron con armaduras metálicas ligeras. No obstante, la construcción en sólido se justificaba por la resistencia que proporcionaba contra el fuego, que fue un objetivo prioritario del diseño. Grueso y altos muros definen y separan los dos grandes ámbitos y sus cubiertas.

Para la construcción los arquitectos hicieron uso abundante de decoración prefabricada en varios materiales. Los detalles abundan en referencias arqueológicas (también sicilianas), aunque interpretadas de un modo personal, que hoy es difícil valorar (capitel basado en el Templo de Vesta en Tivoli, pero con acantos especiales, etc.). De todos modos quizá el diseño peca por exceso de erudición y por defecto de gracia: los motivos son más interesantes que atractivos.

En su momento, frente a los otros teatros, al reducir los dispendios inútiles, y potenciar los efectos arquitectónicos, éste parecería más racional. El proyecto mostraba una gran coherencia y fue admirado: era una muestra de sensatez arquitectónica (a diferencia de otros).

Por lo demás, el teatro no pudo equiparse convenientemente; y al concluirse parecía bastante anticuado; los remates escultóricos que deberían puntuar los volúmenes no se terminaron. Las líneas generales del exterior son imponentes (evidentes en vistas aéreas), pero el diseño arquitectónico carece del peculiar encanto que logra la frivolidad decimonónica, que en tanta medida derrochan los demás (Sachs, II, 13-14). Para valorarlo bien hay que recordar tanto la fecha de su diseño, 1864, como sus connotaciones teóricas. En cambio, los interiores de la sala, bajo la dirección de Ernesto, son estupendos, todo lo que cabía esperar de este gran teatro italiano.

Bibliography

Sobre el Teatro Massimo, lo más interesante es la monografía con la breve introducción revisada por su hijo Ernesto:

  • Il teatro Massimo Vittorio Emanuele in Palermo : ricordo offerto ai congressisti dal Comitato esecutivo del 7. Congresso nazionale italiano e 1. internazionale degli ingegneri ed architetti tenutosi in Palermo nell'aprile 1892, Palermo : Alberto Reber, 1896.

Pero existe una buena historia:

  • Maniscalco Basile, Luigi , Storia del Teatro Massimo di Palermo, Firenze : Casa Editrice Leo S. Olschki, 1984.

También los dibujos que corresponden en la exposición:

  • Mauro, Eliana & Sessa, Ettore (eds.) Giovan Battista Filippo ed Ernesto Basile. Settant'anni di architetture. I disegni restaurati della dotazione Basile 1859-1929, Palermo : Novecento, 2000.

Sobre la vida de Basile (con particular atención al teatro):

  • Lo Nardo, Salvo, Giovan Battista Filippo Basile 1825-1891, Modena : Franco Cosimo Panini Editore, 1995.

Sobre el tratamiento teórico de Basile, son muy interesantes sus escritos sobre historia de la arquitectura, publicados parcialmente, con interesante introducción:

  • Samonà, Antonio, L'eclettismo del secondo Ottocento : G.B. Filippo Basile, la cultura e l'opera, Palermo : Mazzone, 1983.
 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

VII. Theaters

6. Great Theaters and Operas

6. 1. Semper: Dresde Opera, 1838-1841/1871-1878
6. 2. Staadtsoper. Vienna 1863
6. 3. Teatro Massimo. Palermo 1864
6. 4. Wagner in Bayreuth, 1872
6. 5. Hofburgtheater, 1874. Vienna
6. 6. Municipal Theatre. Odessa 1884
6. 7. 19th century scenography
 
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