ERASMO, SENTADO A SU ESCRITORIO -BUSTO EN HOPALANDA, CUELLO ENTRE VELLUDOS, NUCA BAJO MELENA, CRÁNEO EN BOINA, LA ATENCIÓN EN LOS OJOS BAJOS, LA INTELIGENCIA EN EL PLIEGUE DE LOS LABIOS Y SU COMISURA, CODOS JUNTO A FLANCO, SORTIJAS EN LOS DEDOS, CÁLAMO EN DIESTRA, ZURDA EN PUPITRE-; ERASMO, TAL COMO LO PINTÓ HOLBEIN, EN FIGURACIÓN ADMIRABLE - TAL VEZ LA ÚNICA ENTERAMENTE ADMIRABLE SALIDA DE LAS MANOS DE ESE ARTISTA, CUYA PRODUCCIÓN, EN BASILEA Y EN OTROS MUSEOS DEL RHIN, AL VERLA DE CERCA, ME HA DESILUSIONADO UN POCO-, NOS APARECE COMO EL SÍMBOLO INMORTAL DE UNA ACTITUD ANTE LA VIDA.
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(ABC, 22-I-1930, pp. 4 y 6; recogido en Nuevo Glosario, vol. II, pp. 579-580)

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