Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
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TRAS NUESTRO NÚMERO DE CATOLICISMO
(La Gaceta Literaria, 15-IV-1928, p. 7)
“Éxito. Comentarios. Y alguna reclamación.
Entre ellas, nos parece muy respetable la de Eugenio d’Ors y la servimos con gusto.
—En primer lugar, nos dice el autor de “Religio est Libertas”, he de protestar de la posición de “convertido” que se me atribuye en el artículo de fondo de este número, al lado de otros nombres respetables
(1). Yo no soy un “convertido”, por la sencilla razón de que no tenía por qué convertirme. Sólo he tenido que ir conduciendo recogidamente cierta posición de creencia, un poco matizada de vaguedad y de estetismo, y que fue la que nos comunicaron los maestros de la generación anterior (Maurice Barrés, por ejemplo, o Juan Maragall), por otra, cada día más intelectualista, cada día más adherida a las fórmulas mismas de lo teológico…
También advierte Eugenio d’Ors alguna infidelidad en nuestra fórmula “confesarse católico, pero no cristiano
(2).
—El católico presupone al cristiano, porque la unidad entre los hombres presupone su fraternidad. Si se dice: “católico por encima de cristiano” no se excluye por esto el cristianismo; como si se dice “artista antes que mujer”, por ejemplo, no se excluye por esto la feminidad.
Nuestra atribución procedía de haber puesto redactadas por nosotros, que creíamos aventar en boca del consultado fórmulas y expresiones —aunque no inventar— sobre las palabras escuchadas…
También reclama el Sr. d’Ors por los términos de la opinión vertida sobre el libro de Henri Massis
(3).
—No se trata de un libro flojo en sí mismo. Lo que puede ser floja, en términos generales, una posición defensiva del Occidente, que no se funde en juicios de valores ya filosóficos y separados del terreno de la historia; por la misma razón que hacía que la apologética histórica de Balmes fuese menos fuerte, a mi juicio, que la apologética metafísica y casi matemática de Cournot.

(1)“Al ofrecer hoy a nuestros lectores este número monográfico sobre Catolicismo, hemos de advertirle previamente nuestra misma crítica sobre él. Sus imperfecciones.
Faltan opiniones heterodoxas que hubieran enriquecido, por contraste, los puntos de vista de la conciencia religiosa católica. Pero esa falta que, al fin y al cabo, no es de importancia, si se considera la homogeneidad que estas monografías deben comportar en sí, se olvida frente a otra más aguda. La de muchos ortodoxos que se retiraron de nuestras preguntas con un recelo tan injustificado como dañoso para su propia alta causa.
Nos ha sido imposible conseguir, por ejemplo, las reflexiones de los jóvenes católicos que nutren las más avanzadas filas de nuestra joven literatura. Para algunos de ellos, como Gerardo Diego, una cosa así era blasfematoria. Para otros, simplemente intimidante.
Pero con todas esas imperfecciones, nuestro presente número puede envanecerse de ostentar una gran riqueza de artículos y de informaciones. Desde las líneas incitantes de un Ossorio y Gallardo o un P. Getino, hasta el ensayo audaz de un José Bergamín. Desde las confesiones interesantísimas de un Sánchez Rivero, hasta las delicadas reseñas de un Antonio Marichalar. En este número cruzan su meteoro las encuestas a Zaragüeta, Minguijón, Arboleya, Rodríguez San Pedro y otros católicos de firme fe. Las luces instructivas del movimiento católico en el extranjero: Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, Bélgica. Y en la Península: Portugal, Cataluña. La fisonomía de alguna Editorial específica, como “Voluntad”. Las firmas de nuestros convertidos más eminentes, como Maeztu, d’Ors, Salaverría, Pedro Sáinz Rodríguez”, La Gaceta Literaria, 1-IV-1928, p. 1.

(2)
Vid. nota 3.
(3)   “—Qué le parece el libro de Massis, d’Ors, sobre la defensa de Occidente?
—Pues mi obra, hecha mucho después que yo y en un libro no del todo mal escrito, pero algo flojo.
Toda mi obra de escritor es esa: defensa de Occidente. Alerta contra todo Oriente. Hasta tal punto, que yo me podría confesar Católico, pero no cristiano. ¿Ha hecho esa pregunta a alguien? Yo se la responderé un día gustosamente”, “Con Eugenio d’Ors”, La Gaceta Literaria, 1-IV-1928, p. 7.

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Última actualización: 30 de enero de 2012