Anuario Filosófico
XL/2 (2007), pp. 413-433

William James en Eugenio d’Ors


Antonino González y Jaime Nubiola
antoninoglez@unav.es, jnubiola@unav.es



This article tries to show William James’s presence in the works of Eugenio d’Ors by offering key textual evidence. Both the agreement and disagreement between these two philosophers can help to understand the intellectual itinerary of the Spanish philosopher.

Keywords: pragmatism, Boutroux, Spanish philosophy.

1. INTRODUCCIÓN1

En los últimos años han venido detectándose cada vez con mayor claridad las afinidades y relaciones entre el pragmatismo americano clásico de Peirce, James, Royce y Dewey y las concepciones filosóficas de Unamuno, Ortega y d’Ors. Si se prescinde de George Santayana, que vivió siempre fuera de España, es probablemente Eugenio d’Ors (1881-1954) el filósofo español que más abiertamente reconoció la matriz pragmatista de su pensamiento. En las primeras páginas del libro que culmina su vida intelectual, El secreto de la Filosofía (1947), d’Ors atribuirá el ensanchamiento temático de sus intereses filosóficos a todo lo espiritual, lo social, la vida y la historia "a quienes, hace media centuria, propugnaron el que se llamó 'Pragmatismo', escuela teórica bastante endeble, pero de gran fertilidad humanística en el resultado"2. Efectivamente ya en 1908 d’Ors había caracterizado el programa filosófico que preconizaba para la renovación cultural catalana como el

"… ideal científico de que la Acción es la prueba de la Verdad, es decir, una Filosofía Pragmática, en gran relación con la que, predicada por un Peirce, por un William James, por un Schiller, agita actualmente la conciencia del mundo sajón y tiene ya su representación latina en los esfuerzos aislados de algunos grandes pensadores franceses contemporáneos, como mi maestro Bergson, y en el pequeño grupo intelectual Leonardo de Florencia..."3.

En ese contexto, el objetivo de este trabajo es identificar con cierta precisión textual las referencias a William James que se encuentran dispersas en la amplia producción orsiana, desde sus primeros escritos hasta los de su última etapa, de forma que quede manifiesta la vigencia de la figura y el pensamiento de James en las obras de Eugenio d’Ors. Se expondrán estas referencias siguiendo el arco vital de d’Ors y se prestará especial atención al eco del encuentro de d’Ors con William James en París en la primavera de 1910.

2. EL DESCUBRIMIENTO DEL PRAGMATISMO POR EL JOVEN D’ORS

Muy probablemente es en 1906 en París, adonde se había trasladado como corresponsal de La Veu de Catalunya, donde Eugenio d’Ors recibe las primeras noticias de William James y del pragmatismo. Aquellos años en París, en los que contó con una beca de investigación de la Diputación de Cataluña, constituyen una etapa decisiva en su formación4. En París descubre las ciencias experimentales, la biología, la psicología experimental, asiste a clases de los filósofos Emile Boutroux y Henri Bergson, conoce a Henri Poincaré y a Madame Curie. De todo ello —que tanto contrasta con la ciencia española de la época— va dando noticia en las glosas que envía desde la capital francesa. Así en diciembre de 1907 en una glosa titulada "Pragmatisme" se definirá a sí mismo como un pragmatista, movido por los mismos afanes de los pensadores norteamericanos, a los que aspira a superar mediante el reconocimiento de una dimensión estética de la acción humana no reductible a la meramente utilitaria5 . En las memorias con las que justifica las ayudas recibidas se advierte con claridad la influencia del pragmatismo de James y, en particular, del Dictionary of Philosophy and Psychology editado por James M. Baldwin6.

Un momento culminante en la maduración filosófica del joven d’Ors es el III Congreso Internacional de Filosofía, que tiene lugar en Heidelberg en septiembre de 1908 y en el que las propuestas pragmatistas se encuentran en el centro del debate internacional. Acuden al congreso James M. Baldwin, Emile Boutroux, Wilhelm Jerusalem, Christine Ladd-Franklin, Emile Meyerson, Josiah Royce, Ferdinand C. S. Schiller y Giovanni Vailati entre muchos otros7. D’Ors presentará dos comunicaciones, "El residuo en la medida de la ciencia por la acción" y "Religio est libertas", con las que pretende dar cuenta de su peculiar superación del pragmatismo. Al publicar pocos meses después la primera de estas comunicaciones en castellano en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, dará d’Ors noticia bastante pormenorizada de los trabajos de C. S. Peirce, W. James, J. Dewey, J. M. Baldwin, F. C. S. Schiller, G. Papini y ofrecerá como bibliografía disponible en castellano el libro del uruguayo C. Vaz Ferreira Conocimiento y Acción y su propio Glosari de 1907. Este simple detalle muestra de manera persuasiva su alistamiento en las filas del pragmatismo en estos momentos de su desarrollo intelectual8.

En esa relación bibliográfica menciona expresamente las obras de William James The Will to Believe (1897), The Varieties of Religious Experience (1902), de la que advierte que se ha traducido a diversas lenguas, y Pragmatism; a New Name for Some Olds Ways of Thinking (1907). En este sentido, la segunda comunicación de d’Ors en Heidelberg, encuadrada en la sección de "Filosofía de la Religión" viene a ser una crítica de algunos desarrollos de William James en sus Varieties: "es un intento de mostrar los límites forzosos del determinismo científico, cuando pretende estudiar la Religión considerándola como un fenómeno psicológico. Había interés en puntualizar esto —explica d’Ors en su memoria a la Diputación de Barcelona—, teniendo en cuenta las tendencias que, procedentes del protestantismo liberal se han extendido últimamente en el campo de la filosofía y han sido vulgarizadas por William James"9. Aunque en su comunicación d’Ors no cite a James, rechaza el estudio supuestamente científico de la religión mediante su reducción a fenómenos psicológicos: la religión es el ámbito de la libertad y "la libertad no constituye materia de ciencia, sino un imperativo de creencia, es decir, religión"10.

En su glosario de 1908-1909 William James aparece en cuatro ocasiones. En dos glosas de enero de 1908 sobre la secta americana de la "Curación mental", fundada por Horace Fletcher, a partir de su lectura de la reciente traducción castellana de The Varieties of Religious Experience, realizada por Miguel Domenge y publicada con el título Fases del sentimiento religioso. Estudio de la naturaleza humana. Las descripciones de James le parecen a d’Ors "de una gran lucidez"11. En diciembre de 1908, a propósito de la última obra de Royce The Philosophy of Loyalty explica a sus lectores que "Josiah Royce, en compañía de William James, y en cierto sentido en oposición a éste, figura a la cabeza del pensamiento americano contemporáneo"12. En octubre de 1909 menciona a James y su Will to Believe en un comentario del libro de Albert Schinz Anti-Pragmatism que acababa de publicarse. En una glosa de diciembre de 1909 se refiere al tomo de The Will to Believe encuadernado en tela gris y con una etiqueta de papel en el lomo en la que se lee el título en letras rojas y a un retrato de William James13. Todas estas referencias muestran con claridad la familiaridad que d’Ors ha adquirido en estos años de París con los libros y el pensamiento de William James. De hecho, consta por la correspondencia de d’Ors con Joan Maragall que estaba preparando una colección de libros de filosofía contemporánea traducidos al castellano en la que pensaba incluir a James, Peirce, Royce y Schiller, junto a Bergson, Boutroux, Croce y otros14.

3. EL RECUERDO PERSONAL DE WILLIAM JAMES (1910)

En las glosas de 1910 d’Ors identificará a William James como un romántico que invita a rechazar la forma de pensar de los griegos y en la del 5 de mayo anuncia su próxima venida a París15. A raíz de la muerte de James el 26 de agosto de 1910, Eugenio d’Ors escribirá desde Munich para La Veu de Catalunya lo que parece su recuerdo personal de James en París. Merece la pena transcribir por entero aquella glosa titulada sobriamente "William James", en la versión castellana que verá la luz en La Cataluña pocos días después:

"- Esta primavera tendremos la buena ventura de que el profesor William James venga a visitarnos.
Es M. Boutroux quien me hablaba así, el mes de febrero último. Sus ojos brillaban de contento, con resplandor alegre, como el de quien recuerda una graciosa frase o una ingenua calaverada de juventud.
- ¿Y la arterioesclerosis?
Sabíamos al gran filósofo americano en mala salud. Tiempo ha que estaba jubilado y que Münsterberg le había sucedido en la cátedra de la Harvard University. Le imaginábamos acurrucado, acaso, en un sillón de inválido.
- La arterioesclerosis no se porta bien, desgraciadamente. Pero ¿qué queréis? Estos americanos son como son. Ya veréis con qué facilidad se desplazan. Para nosotros ir a América es una grave cuestión. Ellos, en cambio, vienen tranquilamente a veranear en Europa como nosotros a la Normandía. Mi hija se casa en mayo. Y Mr. James, con su buen humor de costumbre, me ha prometido asistir a la fiesta.
En efecto con las golondrinas llegó William James.
¡Ah! ¡Cuánto le había consumido la enfermedad! Sobre el pequeño abanico de la barba, las mejillas se hundían, la boca incolora respiraba con dificultad. Las cejas hirsutas avanzaban extrañamente sobre los ojos. En su cuerpo parecían dolorosamente combatir, a cada instante, agitaciones ricas de aliento con desesperadoras inercias... A pesar de esto, solamente al escucharle dos palabras, ya habíamos comprendido, -si antes sus libros no nos lo habían hecho comprender- por qué, al hablar de él, brillaba sonriente la mirada de M. Boutroux.
Sí: "con su buen humor habitual"... En su persona como en sus libros, el autor de La voluntad de creer ha sido, por primera vez en la historia del pensamiento humano, el filósofo del Buen Humor. -No se trata aquí de optimismo. No se trata de risa como la legendaria de Demócrito. No se trata de ironía socrática, de humorismo baconiano, de alegría rabelesiana, de mundanidad elegante a lo enciclopedista, de entusiasmo y estímulo a lo Emerson.
No: la cualidad a que me refiero es algo muy diferente, y como he dicho, algo nuevo. Corresponde a una posición espiritual a la vez juvenil y honrada, delante del mundo y de los misterios del mundo, y a un instinto de buena compañía para con los hombres. - Decimos en Cataluña de tal o cual sujeto amable y rico en palabrería: "Es un buen compañero para ir a Montserrat". William James ha sido un buen filósofo para ir a Montserrat.
Para ir y subir a los Montserrats del espíritu, no como peregrino ascético, pero tampoco como turista profanador. Nada más contrario a cualquier frivolidad de dilettantismo que este "buen humor" a que quiero referirme; es, al contrario, de naturaleza esencialmente seria... -algunos pedantes de ambos continentes, para vengarse de las magníficas dotes literarias de nuestro filósofo, iban murmurando: "¡William James es un gran periodista!"- ¡Oh, profesores biliosos, oh, mandarines de botón amarillo! Cuando decís "periodista" queréis significar hombre que hace obra de un día ¿no es eso?... Pues bien, yo he de deciros que esta obra guardará su juventud por largo tiempo. O si no, mirad: el Manual de Psicología, que no hace más que un año que está traducido al francés, tiene ya dieciocho años. Y aun no constituye sino el resumen de otro libro aún más extenso, publicado en 1890. Y todavía, varios de los capítulos de este libro habían sido ya compuestos y publicados en 1879. Y todo esto se aguanta fresco y gana en sabor. Y todo esto es, aun hoy, palpitante y apasionada actualidad... - ¡Ah, gran periodista, sí, gran periodista, este filósofo del Buen Humor que se llamó William James!"16.

Este amplio texto que d’Ors publica como obituario de William James expresa bien la admiración que siente hacia el filósofo americano por la calidad literaria de su forma de escribir y la frescura de sus textos, y sobre todo por su talante personal, a pesar de que su enfermedad se encontraba en situación muy avanzada. Muchas de las ideas que en él se expresan serán repetidas de una u otra forma por nuestro autor en numerosas ocasiones a lo largo de su vida.

Eugenio d’Ors asistía regularmente a las clases semanales de Emile Boutroux en la Fundación Thiers de París. Boutroux era amigo de James desde hacía años y había intimado mucho con él con ocasión del curso que había impartido en Harvard en marzo de 1910 durante el que se había alojado en casa de los James. En la estancia en Cambridge había podido comprobar su cordial hospitalidad y también la gravedad de la enfermedad del corazón que James padecía. Quizá fue a sugerencia de Boutroux que James decidió como último recurso viajar a París para poder ser reconocido por el prestigioso especialista Moutier, quien le diagnosticó una dilatación de la aorta para la que no había tratamiento17. William James estuvo en París diez días de mayo en los que mantuvo una intensa vida social a pesar de la precariedad de su salud. Se entrevistó con Edith Wharton, con Charles Strong, con Henri Bergson, con Emile Boutroux e incluso asistió a una sesión del Instituto de Francia18.

Sabemos por la correspondencia que William James no se sintió con fuerzas para acudir a la boda de la hija de Boutroux, pero sí que acudió a visitarle a la Fundación Thiers, que Boutroux dirigía. La visita fue probablemente el día 12 de mayo de 1910 a la 1.45 p. m. y en ella se reunió también con los "intelligent young laureates at the Foundation", entre los que muy probablemente se encontraba Eugenio d’Ors19. Un año después, en julio de 1911, dedicará d’Ors una glosa al libro William James, escrito por Boutroux, en la que evoca aquel encuentro:

"Las ideas de William James le son queridas [a Boutroux], le han de ser queridas, en más de un sentido. Tanto como la persona del gran americano, al que le unía estrecha amistad. - Yo he visto una tarde, en París, a estos dos hombres juntos. Nada más verles, ya se les adivinaba en las cimas de la inteligencia, de la sociabilidad, de la elegancia. Y también en las cimas del carácter, a los dos. El francés, enfermizo de toda su vida, se sustentaba aquellas jornadas milagrosamente con unas cuantas cucharadas de líquido. El americano bordeaba ya el sepulcro y había ido justamente a París a probar, como último recurso, a los médicos franceses. Pero los dos conversaban rebosando viveza, fuego, ingenio, buen humor. Era el francés esbelto dentro de su levita estrecha; el americano, señorial, dentro de su cazadora holgada. El uno sonreía jovialmente; reía el otro con unas francas carcajadas"20 .

La propia naturaleza del encuentro y la limitada salud de William James hacen impensable una conversación personal del ya maduro filósofo norteamericano con el joven d'Ors. De hecho, su recuerdo se completa con la siguiente evocación sobre el contenido de aquel encuentro:

"Riendo, riendo fue como nos explicó la anécdota que ahora veo reproducida en este precioso pequeño libro. -Contaba cómo, en los primeros tiempos de su profesorado en la Harvard University, él se esforzaba por dar a los estudiantes una visión viva y cálida de la ciencia, comunicándoles sus propios entusiasmos, asociándolos a sus trabajos, revelándoles de inmediato el resultado de sus investigaciones y meditaciones, haciéndoles partícipes de sus descubrimientos, huyendo en una palabra de cualquier dogmatismo pedagógico... Esto no tenía el don de gustar a todos. Alguno de los que accedía a su curso, buscando solamente respuestas hechas al programa de exámenes, podía considerarse defraudado. Tanto que hubo un auditor que osó una vez interrumpir la disertación del maestro, tan llena de vivacidad y de originalidad, para decirle: "To be serious, for a moment". (...) William James no escuchó las palabras del pedante"21.

4. LECTURAS Y REFERENCIAS A WILLIAM JAMES (1911-1921)

En otoño de 1910 Eugenio d’Ors vuelve a Barcelona donde desarrollará por una década una amplia actividad intelectual, cultural y política. A lo largo de estos años son relativamente frecuentes sus referencias a William James, de las que daremos ahora cuenta, al menos de las más importantes. Por ejemplo, en enero de 1911, escribe acerca de "la parábola de William James" para mencionar el relato del hombre perseguido por una fiera furiosa que salta más allá de sus fuerzas para salvar su vida porque cree que puede conseguirlo, mientras que el pesimismo le quitaría el coraje y paralizaría las piernas22. En marzo menciona las Variedades de la experiencia religiosa en una glosa titulada "Europa" dedicada a Ramiro de Maeztu23. En mayo se refiere a William James como "el buen filósofo romántico que fue un hombre de buen humor" y parece recordar "la voz senil, pero fresca de William James que dice '¡Un universo pluralístico!'"24. En otra glosa de mayo se refiere de nuevo a las Varietys [sic] y en una de julio recuerda que "la danza ha de contentar a la inteligencia, y, sobre todo, a aquella traducción afectiva de la inteligencia que James denominó un día 'el sentimiento de racionalidad'"25. Finalmente en noviembre de 1911, publica d’Ors en Arxius de l’Institut de Ciencies una recensión relativamente amplia del reciente libro de Emile Boutroux William James (Colin, París, 1911), que con algunas ligeras modificaciones sería utilizada diez años después como prólogo a la traducción castellana de aquel libro realizada por Mario Falcao y publicada en 1921 en Montevideo. En esa recensión además de evocar con trazos firmes los contrastes entre Boutroux y James, d’Ors destaca particularmente de James que "tuvo una personalidad hondamente, esencialmente protestante"26:

"Bien podría ser que un día la Historia reconociera que no se encuentra a través de los siglos, si no es en Shakespeare, un espíritu tan íntimamente "luterano" como el del autor de las Variedades de la experiencia religiosa. Lo que precisamente da valor a este libro (no demasiado interesante desde el punto de vista de las descripciones psicológicas) es la especie de declaración de libertad que en él se contiene, no del todo explícita, pero siempre clara y vigorosa; su sentido, pudiéramos decir, de "Carta", de los derechos de las almas a la piedad; el fuero que establece para la experiencia religiosa personal, no ya sólo enfrente de lo dogmático, sino también enfrente de lo científico, (que es como lo dogmático, traducción de una experiencia colectiva). La lógica conclusión del silogismo, cuya premisa mayor se formuló en Worms protestando contra el Papa es la que James formula en Edimburgo, en el curso de 1901-1902, protestando en cierto sentido, contra la ciencia".

En el glosario de 1912 recordará la teoría James-Lange sobre las emociones "No lloramos porque estemos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos", que entronca bien con la concepción orsiana del papel de la memoria en la vida psíquica27.

En agosto de 1912 escribe d’Ors una glosa titulada "La responsabilidad como tónico" a propósito de un libro póstumo de James en el que se recoge su famoso artículo "On Some Mental Effects of the Earthquake" a raíz del terremoto de la madrugada del 18 de abril de 1906 que James vivió en Stanford28. La lectura de aquel artículo da pie a d’Ors para plantearse la capacidad tónica del ejercicio de la responsabilidad. El punto de partida es la condensación de James de los efectos del terremoto de San Francisco en la fórmula un singular periodo de actividad tranquila, en el que, movidos por la responsabilidad, los californianos retomaron sus quehaceres y se pusieron a levantar de nuevo el desolado panorama que había dejado el terremoto tras de sí. Y esa responsabilidad deriva, a juicio de d’Ors, del hecho de no considerar a la naturaleza como sabia, sino como elemento a vencer. Ése es el tónico: enfrentarse a algo que no es más sabio que uno mismo; algo de lo que uno no puede dejarse llevar; algo a lo que uno debe imponer su propia jerarquía, lo que cuadra con los planteamientos orsianos de la estética arbitrarista de imposición del orden por el arbitrio de la voluntad. La misma idea volverá a ser recogida en una glosa de la serie titulada Paliques, publicada en Nuevo Mundo el 28 de mayo de 1926, donde d’Ors escribirá que

"(…) el estado moral que en San Francisco subsiguió a la catástrofe se encuentra muy bien analizado en un ensayo de William James bajo el rótulo On some mental effects of the earthquake. (...) Es el James psicólogo quien encontró entonces la fórmula para caracterizar la reacción producida en el ámbito público como resultado del golpe tremendo. (...) La "actividad tranquila" de James es precisamente hija de una reacción violenta..."29.

En 1914 Eugenio d’Ors publica su primer libro de filosofía bajo el título general de La filosofía del hombre que trabaja y que juega. Se trata de una antología de sus escritos filosóficos publicados hasta entonces en forma de glosas —artículos sueltos o series de artículos en la prensa— o de trabajos académicos: "No es todavía una filosofía, —explica el propio autor— sino una introducción a la filosofía. No es un sistema, sino un índice orgánico de trabajo. Sobre todo esto, cabe aún mucha elaboración"30. Como señaló Ferrater Mora31, el empeño de d’Ors en este libro era la superación del pragmatismo mediante un intelectualismo de nuevo cuño en el que veía la característica principal del noucentisme:

"El intelectualismo a que aspiramos es post-pragmático y tiene en cuenta el pragmatismo. Las verdaderas adquisiciones que el pragmatismo ha traído a la Filosofía, las juzgamos incontrovertibles: sabemos por él, ya de un modo definitivo, que la imagen que nuestra razón nos da de la realidad es menos rica y menos vasta que la realidad misma... Pero la filosofía del hombre que trabaja y que juega nos trae la noción de que aquella imagen, con no ser completa y rigurosamente fiel, es lo mejor de la realidad, lo mejor para nosotros"32.

En esta recapitulación del pensamiento orsiano es William James uno de sus interlocutores. Se reproducen en esta antología tanto algunos extractos de Religio est libertas como la recensión del librito de Boutroux sobre James33.

En el año 1914 planeaba con Ortega una colección de monografías filosóficas para un público amplio con la editorial Estudio. De James concretamente pensaba incluir su ensayo titulado "El sentimiento de la racionalidad", traducido por E. Díez-Canedo, pero finalmente el proyecto no salió adelante34. En los años siguientes, William James reaparece intermitentemente en el glosario orsiano. Por ejemplo, en enero de 1917 lo identifica como uno de los fundadores de la psicología moderna; en febrero del mismo año como adversario teórico de Royce al mismo tiempo que fue quien le invitó a enseñar en Harvard35. Figura también James en la recopilación de glosas que compondrán el volumen La Vall de Josafat de 1918 como "un buen filósofo para ir a Montserrat", como "el periodista" y como "llama" de pensamiento que d’Ors ha visto florecer36.

5. WILLIAM JAMES EN EL D’ORS MADURO (1921-1940)

En enero de 1922, en la Revista de Filosofía, aparecía el artículo "Belleza y verdad", un texto central en el pensamiento de Eugenio d’Ors que suponía la conferencia final del curso sobre la Doctrina de la Inteligencia impartido por d’Ors en la Universidad de Córdoba, Argentina, en la primavera de 1921. En él el autor caracteriza el pragmatismo como la posición de la que "había tenido que librarme de dos maneras: cronológicamente en nuestra biografía filosófica como proceso de estudio, y analíticamente en el campo concreto de esta dialéctica"37. Tal dialéctica es precisamente la nueva filosofía que d’Ors traza en esa serie de conferencias, y que se apoya en la distinción de dos actitudes y sus correspondientes visiones del mundo: una es la que entiende la verdad como belleza y, consiguientemente, la inteligencia como contemplación, mientras que la otra es la que entiende la verdad como bien, y así entiende el mundo como voluntad, como interés. Esta es la postura del pragmatismo, de la que d’Ors pretende zafarse, ya que "acaso estas aparentes actitudes imparciales, no estéticas respecto de la verdad, escondan, tras de sí, intereses de una visión del mundo según voluntad”38.

A finales de 1921 d’Ors se encuentra impartiendo un curso en la Universidad de Montevideo cuando recibe la noticia de la muerte de Emile Boutroux. A su regreso a España, d’Ors escribe en enero de 1922 una serie de glosas acerca del filósofo francés, al que, justamente por su volumen sobre James, considera d’Ors "un buen historiador de la filosofía", ya que en aquel libro Boutroux "cree en la libertad del espíritu creador" de James al tiempo que "está dotado de tanta simpatía como lucidez”39 hacia el filósofo norteamericano.

En otro palique, éste de 1923, recuerda d’Ors la anécdota de que "William James empezaba alguna vez una disertación filosófica de este modo: «El reclamo de una pasta para los dientes que traía el New York Herald de ayer...»"40. Y en la glosa de ABC del 7 de marzo de 1924, al dar noticia del libro de Giuseppe Prezzolini La cultura italiana, acoge la expresión de este autor italiano acerca del devenir intelectual de Italia en el primer cuarto del siglo XX bajo la fórmula sono passati degli anni, ecco tutto, sólo han pasado los años, pero no se ha aportado ninguna novedad real, ya que, incluso la ideología de Mussolini no es más que “un jamesismo más”:

"No necesitaba Benedetto Croce venir a señalarnos en una entrevista reciente la identidad teórica de la última etapa política italiana. Teóricamente, Mussolini es sólo un pragmatista más. Lo que William James aplicó a las variedades de la experiencia religiosa, él ha venido a aplicarlo a las variedades de la experiencia política. (...) La síntesis de La cultura italiana puede hoy escribirse sin hacer otra mención a la grave experiencia nacional del fascismo..."41.

Y en una glosa posterior afirma d’Ors que "un «universo pluralístico» —la palabra la pronunció William James— es lo que hemos recibido, en herencia y práctica, de nuestros antecesores inmediatos”42, frente al universo jerárquico que d’Ors se propone legar al porvenir.

Todavía habrían de aparecer referencias a William James en el Glosario de 1923 y 1925, en que d’Ors condensa en breves frases su concepción del pensamiento pragmatista de James. Así, al tratar de Vernon Lee y de su fórmula obscurantism para indicar el "conjunto de tendencias filosóficas, estéticas y morales de cuya influencia y poder va desprendiéndose penosamente el Novecientos", define precisamente como "oscurantista, en este nuevo y precioso sentido, la ciencia psicológica de William James"43, junto a la metafísica de Bergson, la sociología de Sorel o la poesía de Tagore. En 1925, volviendo a la contraposición tan querida para d’Ors de inteligencia y sensibilidad en geometría, afirma que "hay también una ternura en la línea recta. (...) Hay lo que Pirandello acaba de llamar «la pasión por la inteligencia», y lo que ya William James designaba con el nombre de «sentimiento de racionalidad»"44, noción muy próxima al seny orsiano o, como repite continuamente d’Ors dándole la vuelta a Pascal, sentires de la razón en que el corazón no palpita.

6. WILLIAM JAMES EN EL ÚLTIMO D’ORS (1941-1954)

A pesar de que el contacto de d’Ors con el pragmatismo, y su debate con él, se desarrolló particularmente en sus comienzos como filósofo, en la última etapa de su vida continúa haciendo referencias a William James y al pragmatismo, cuya impronta queda en d’Ors por más que considere que su propia obra supone la superación del pragmatismo. Cualquier tema o anécdota sirve para que reaparezca en d’Ors la referencia a James, y así en 1945, al celebrarse el centenario de la muerte del Cardenal Newman, d’Ors pasa revista a las relaciones entre fe y filosofía, apelando a la experiencia religiosa de "aquellos buenos sujetos, más o menos coroneles, más o menos alcoholizantes, biografiados por el bueno de William James"45. La misma cita aparece recogida posteriormente en El secreto de la Filosofía46.

El secreto de la Filosofía, "un texto sistemáticamente total, bien que elemental, de Filosofía"47, que vio la luz editorial en 1947 y supone la sistematización del pensamiento orsiano. En esta obra no podía faltar la referencia a William James. Cuando d’Ors se propone trazar su teoría del saber, se plantea la noción de humanismo, y recuerda una significativa anécdota de James de la que había dado ya noticia en 191548:

"No recordamos qué institución docente inglesa recibió un día las lecciones del americano William James, llamado para disertar allí sobre las «variedades del sentimiento religioso». Admisibles como eran las dos versiones, parece que la mañana misma de la llegada del profesor, los organizadores del curso le condujeron al local en que éste debía desarrollarse. Frente por frente, separadas por un corredor, dos aulas se abrían, presentadas a la elección del mismo. Leíase a la puerta de la una: «Divinity Class Room» y a la de la otra: «Humanity Class Room»... William James, sonriendo, escogió la primera. Sin hacer profesión escolástica de «humanismo» —como su casi correligionario J. C. [sic: se trata de F. C. S.] Schiller, muy comentado a la sazón entre los pragmatistas y que había bautizado con aquel término su propia doctrina filosófica, renuevo sistematizado del principio de Protágoras «el hombre es la medida de todas las cosas»—, estaba William James lo suficientemente emancipado del dogmatismo —del dogmatismo empirista inclusive, tan habitual en su raza y que ha olvidado que la palabra «hecho» es el participio pasado del verbo «hacer»— para no imaginarse que su saber representaba una religión, o sustituía a la religión, a estilo respectivamente de Augusto Comte o de Schelling o de Croce. Allá la Divinidad se quedaba en paz, con sus dogmas, si había lugar a ello. Parte de acá estaba el saber del hombre, que no es tal vez «la medida de las cosas», pero que ha colaborado en traerlas a la existencia, y desde luego, nombrándolas, ha transformado este lenguaje en saber”49.

Seis años más tarde, retomará nuevamente la anécdota en la glosa "Para la Asamblea de Universidades" publicada en el diario Arriba el 28 de junio de 1953, si bien en esta ocasión le dará el signo opuesto a la elección de James:

"En Cambridge [las conferencias fueron en Edimburgo], cuando William James fue a dar sus famosas conferencias sobre las «Variedades del sentimiento religioso», parece que, en el Colegio en que iban a darse, le dieron a escoger al nuevo profesor entre dos aulas sobre cuyas puertas se ostentaban sendos rótulos: «Humanity Class Room» y «Divinity Class Room». William James escogió la clase de las Humanidades. Pero la lógica no exigía la separación de la otra clase. De hecho, el resultado filosófico en una de las dos clases obtenido, podía servir para las dos”50.

En el Glosario de 1949 aparece una nueva mención del filósofo pragmatista americano, y una vez más se inserta esta cita en la temática religiosa y en la confrontación de d’Ors con la emotividad religiosa propugnada por James:

"Por la penuria de los valores racionales, por la carencia de filosofía, la religiosidad empírica de William James, la pintoresca de las "pequeñas religiones de París", pretendieron avanzar sin más nutrición que la emotiva, sin dogmas, sin liturgia, con el solo recurso de una vaguedad sentimental, que, a lo sumo, podía valer como estimulante, nunca como alimento"51.

Finalmente, la obra póstuma La Ciencia de la Cultura, publicada en 1966, y que supone el compendio de las enseñanzas y pensamientos de Eugenio d’Ors sobre esta materia a lo largo de toda su vida, contiene dos amplias referencias a William James. La primera consiste en una caracterización del pensamiento pragmatista, especialmente de James, como un alejamiento de la racionalidad, heredera de la filosofía nietzscheana y diversificada en varias corrientes que convergen al fin en sus tesis de fondo:

"La actitud pragmatista, resultado de toda una filosofía de valores, continúa el impulso de Nietzsche y, en ciertos medios, de Kierkegaard, se vuelve empirista radical en William James, se dice "humanista" en el inglés Schiller y en su escuela de Cambridge, regresa al espiritualismo cuando Boutroux propaga "la contingencia de las leyes de la Naturaleza". (...) Un renuevo del espiritualismo da signo y constelación a todo ese "Fin de Siglo". (...) Cabe decir que, en aquellos momentos, el mundo occidental estuvo a punto de renegar sacrílegamente de la fidelidad a la concepción racional de las cosas, nervio de su propia tradición.
Y, sin embargo, en el mismo instante en que se declaraba en quiebra a la Ciencia, ésta veía aparecer a quienes iban a ser sus salvadores. Veía aparecer, por ejemplo, a Henri Poincaré. "Pragmatista", se pudo llamar a Henri Poincaré, como se llamaba a William James: sólo que lo que el pragmatismo del uno venía a arruinar, el pragmatismo del otro redimía"52 .

La segunda cita de James insiste en esta perspectiva, muy propia del pensamiento orsiano, que sitúa al filósofo pragmatista dentro del fin de siglo, como integrante de aquella corriente de pensamiento contra la que ya el joven d’Ors reacciona y contra la que el d’Ors maduro todavía combate. El romanticismo, el modernismo —aparente reacción a este último movimiento—, el impresionismo, el barroco, todos los fenómenos culturales que d’Ors recoge bajo el eón de lo barroco, serán expresión de aquellas concepciones contra las que d’Ors levantará, mediante su particular heliomaquia, el reconstituyente noucentisme. En esa dinámica barroca sitúa d’Ors a James:

"Su culminación [del barroco romántico] hay que buscarla, tras de un breve período de "positivismo", en el arte y en la civilización entera del período que se llamó a sí propio "Fin-de-Siglo", es decir, en el término del siglo XIX. El Bar. Finisecularis [la condición de barroco propia del fin-de-siglo] es el de Wagner y el de Rodin, el de Rimbaud y Aubrey Beardsley, el de Bergson y William James"53.

7. CONCLUSIÓN

Las referencias a William James en la vasta producción orsiana podrían multiplicarse mucho más, pero el espigueo que hemos llevado a cabo, nos parece que muestra bien la presencia de William James en el horizonte intelectual de Eugenio d’Ors. Nuestro autor admira profundamente al pensador norteamericano y aspira a superar las que considera limitaciones de su pensamiento motivadas por su romanticismo y protestantismo.

Como se ha podido ver, el pragmatismo y de manera especial la filosofía de William James no sólo se encuentran en el inicio del itinerario vital e intelectual de Eugenio d’Ors, sino que, precisamente como fruto de ese primer e impactante contacto, la entera obra orsiana supondrá un continuo retomar y repensar el pragmatismo de James. Lo que en él encuentra de atractivo, de sugerente y de acertado, y lo que al tiempo considera erróneo, supondrán un constante estímulo al que d’Ors volverá una y otra vez, en unas ocasiones para tratar a fondo planteamientos e ideas del filósofo norteamericano y en otras ocasiones con el fin de recordar alguna anécdota alusiva a James para, a partir de allí, seguir su propio derrotero. Sin embargo, ambos tipos de referencias muestran claramente que la filosofía de James está presente en el pensar cotidiano de Eugenio d’Ors.

Más allá de las simpatías personales que James inspira a d’Ors, más allá de su aprecio por la notable inteligencia del filósofo americano, d’Ors encuentra en James un pensador con ideas propias y vigorosas con las que debatir, y así como, por ejemplo, d’Ors opone frontalmente su universo jerárquico al universo pluralístico jamesiano, no duda en elogiar el sentimiento de racionalidad que propugna James y que no dista del seny orsiano. De esta forma, tanto en el acuerdo como en el desacuerdo, James supone un verdadero lugar común en el pensamiento y la obra de d’Ors. Desde esa inequívoca presencia de William James en Eugenio d’Ors se puede comprender mejor la entera filosofía de uno de los más importantes filósofos pragmatistas españoles y el por qué de su peculiar condición de pragmatista sui generis.


Notas

1. Agradecemos a Izaskun Martínez, Ángel d’Ors y Marta Torregrosa su ayuda en este trabajo, particularmente en el acopio de las referencias a James en los textos de d'Ors.

2. E. d’ORS, El secreto de la filosofía, Iberia, Barcelona, 1947, p. 12. La relación de Eugenio d’Ors con el pragmatismo es estudiada en este mismo volumen por Marta Torregrosa.

3. E. d’ORS, "Habla Eugenio d’Ors", La Cataluña, 8 febrero 1908, p. 93.

4. M. TORREGROSA, Filosofía y vida de Eugenio d’Ors: etapa catalana, 1881-1921, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona, 2003, pp. 63-115; "Eugenio d’Ors y la superación del pragmatismo", en C. X. Ardavín et al (eds.), Oceanografía de Xènius, Reichenberger, Kassel, 2005, pp. 89-92.

5. E. d’ORS, Glosari 1906-1907, X. Pla (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 1996, pp. 729-730.

6. M. TORREGOSA, Filosofía y vida de Eugenio d’Ors, pp. 71-74.

7. T. ELSENHANS (ed.), Bericht über den III. Internationalen Kongress für Philosophie zu Heidelberg 1.bis 5. September 1908. Kraus reprint, Neldeln/Liechtenstein, 1974.

8. E. d’ORS, "El residuo en la medida de la ciencia por la acción", Boletín de la Institución Libre de Enseñanza 1909 (33), p. 188 n.

9. E. d’ORS, Treballs d’introducció á l’estudi de la Lógica, Genève, julio 1909, p. 3.

10. E. d’ORS, Religio est libertas, Madrid, 1925, p. 31.

11. E. d’ORS, Glosari 1908-1909, X. Pla (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 2001, pp. 15-17.

12. E. d’ORS, Glosari 1908-1909, p. 356.

13. E. d’ORS, Glosari 1908-1909, p. 684.

14. V. CACHO, Revisión de Eugenio d’Ors, Quaderns Crema, Barcelona, 1997, pp. 197, 202, 208, 211, 304.

15. E. d’ORS, Glosari 1910-1911, X. Pla (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 2003, pp. 60-61 y 136.

16. Traducción de L. C. La Cataluña año IV, núm. 154, 17 septiembre 1910, p. 596; E. d’ORS, Glosari 1910-1911, X. PLA (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 2003, pp. 271-273.

17. Cf. E. BOUTROUX, William James, Longmans, Green, New York, 1912, p. 17.

18. L. SIMON, Genuine Reality. A Life of William James, Harcourt, Brace, New York, 1998, pp. 379-380.

19. R. B. PERRY, The Thought and Character of William James, Little, Brown, Boston, 1936, vol. II, pp. 567-569; I. K. SKRUPSKELIS & E. BERKELEY (eds.), The Correspondence of William James, University of Virginia Press, Charlotesville, VA, 2004, vol. XII, p. 570.

20. E. d’ORS, "'William James' per Emile Boutroux", 5 julio 1911, Glosari 1910-1911, p. 682.

21. E. d’ORS, Glosari 1910-1911, 682-683; E. BOUTROUX William James, p. 12.

22. E. d’ORS, Glosari 1910-1911, p. 424.

23. La Cataluña, 18 de marzo de 1911, p. 172.

24. E. d’ORS, Glosari 1910-1911, p. 612.

25. E. d’ORS, Glosari 1910-1911, pp. 669 y 687.

26. E. d’ORS, "Emile Boutroux. William James", Arxius de l’Institut de Ciencies, I/1 (1911), pp. 151-152; seguimos en parte la traducción castellana de la edición de Montevideo, 1921.

27. E. d’ORS, Glosari 1912-1913-1914, X. Pla (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 2005, p. 99; J. ROURA ROCA, "Filosofia i educació a Catalunya: El pensament d’Eugeni d’Ors", Enrahonar 5/6, 1983, p. 22.

28. Se trata de Memories and Studies, publicado originalmente en 1911; se publicará en castellano esta glosa en La libertad, Madrid, 1 de diciembre de 1922, p. 1.

29. E. d’ORS, Paliques II (1926-1929), Áltera, Barcelona, 2006, pp. 27-29.

30. E. d’ORS, La filosofía del hombre que trabaja y que juega, Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1995, p. 161.

31. J. FERRATER MORA, "Ors, Eugenio d'", Diccionario de Filosofía, Sudamericana, Buenos Aires, 1968, II, p. 346.

32. E. d’ORS, La filosofía del hombre que trabaja y que juega, pp. 62-63.

33. E. d’ORS, La filosofía del hombre que trabaja y que juega, pp. 68, 78, 116-121.

34. M. TORREGROSA, Filosofía y vida de Eugenio d’Ors, p. 169.

35. E. d’ORS, Glosari 1917, J. Murgades (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 1991, pp. 28-29 y 56.

36. E. d’ORS, La Vall de Josafat, J. Murgades (ed.), Quaderns Crema, Barcelona, 1987, pp. 16, 144 y 194.

37. E. d’ORS, "Belleza y verdad", Revista de Filosofía, año VIII, 1, enero de 1922, p. 82.

38. E. d’ORS, "Belleza y verdad", p. 80.

39. E. d’ORS, "Boutroux, historiador de la filosofía", Nuevo glosario I, Aguilar, Madrid (1922, 1947), p. 559.

40. E. d’ORS, Paliques I (1922-1925), Áltera, Barcelona, 2006, p. 136.

41. E. d’ORS, "¿Novedades?", ABC, 7 de marzo de 1924.

42. E. d’ORS, "Pluralidad o jerarquía", ABC, 19 de marzo de 1924.

43. E. d’ORS, "Vernon Lee", Nuevo glosario I (1923, 1947), p. 634.

44. E. d’ORS, "Diálogo con José Luis Zorrilla de San Martín", Nuevo glosario I (1925, 1947), p. 1008.

45. E. d’ORS, "«In memoriam»", Novísimo glosario, Aguilar, Madrid (1945, 1946), p. 840.

46. E. d’ORS, El secreto de la Filosofía, Tecnos, Madrid (1947, 1998),p. 91.

47. E. d’ORS, "Advertencia previa", El secreto de la Filosofía (1947, 1998), p. 21.

48. E. d’ORS, "William James escogió", España, 7 mayo 1915, p. 7.

49. E. d’ORS, El secreto de la Filosofía (1947, 1998), p. 357.

50. E. d’ORS, "Para la Asamblea de Universidades", Arriba, 28 de junio de 1953, p. 13.

51. E. d’ORS, "No hay tal materialismo", El designio y la ensalada, Último Glosario IV, La veleta, Granada (1949, 2002), p. 97.

52. E. d’ORS, La Ciencia de la Cultura, Rialp, Madrid, 1966, pp. 22-23.

53. E. d’ORS, La Ciencia de la Cultura, p. 184.

 



Fecha de la página: 12 de noviembre 2007
Última actualización: 30 de marzo 2022

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