Nacimiento del pragmatismo en Norteamérica. C. S. Peirce

Francisco Larroyo (1946)

Se reproduce aquí la sección primera del capítulo IV "Las direcciones pragmáticas"del libro de F. Larroyo, Historia de la filosofía en Norte-América (Stylo, México, pp. 63-67). Se trata de un libro que aspira a integrar la cultura norteamericana con la latinoamericana. Merece la pena transcribir aquí también el "Prólogo":

"Las relaciones entre Estados Unidos de Norteamérica y Latinoamérica han sido hasta ahora, predominantemente, de carácter político y comercial. Existe incluso una nutrida literatura acerca de estas relaciones internacionales. La discusión en torno de la manera de concebir y tomar partido acerca del problema del panamericanismo es un vivo ejemplo de este estado de cosas.

Los vínculos culturales, en cambio, son, en su conjunto, pobres y deficientes. Acaso sólo en el dominio del arte se ha promovido y fomentado un intercambio digno de consideración.

Dentro de los nexos culturales, las relaciones filosóficas en particular han sido raquíticas en extremo. Fuera del movimiento filosófico del pragmatismo, de trascendencia mundial, la Filosofía norteamericana es poco conocida en los países de Latinoamérica. No es hipérbole el señalar que, en general, se ignoran los filósofos profesionales de aquende y allende el río Bravo.

Y sin embargo, nada más fructífero para la evolución y progreso de la Filosofía en el Nuevo Mundo que un esfuerzo común y de colaboración en esta rama del saber. Precedente digno de elogio en este sentido lo tenemos, nada menos, en las grandes direcciones de la Filosofía en Norteamérica. La escuela de los Pragmatista de Chicago y la de los Realistas de Columbia, para no mencionar otras más, confirman cuán eficaz en la Filosofía es laborar coordinadamente en las tareas enderezadas a plantear y resolver las cuestiones del conocimiento y del valor de la vida.

El autor del presente opúsculo, ha pensado, al redactar este trabajo que la literatura filosófica en lengua española venía careciendo de una exposición de conjunto de las fuentes y direcciones del pensamiento filosófica en Norteamérica. Ojalá este inicial esfuerzo cumpla el cometido de despertar el interés por conocer la vida y doctrina de los grandes clásicos de la Filosofía norteamericana y de avivar las relaciones filosóficas entre este país y las naciones de Latinoamérica".





1. LA INTERPRETACIÓN PRAGMÁTICA DE LAS IDEAS

La concepción metafísica de la Filosofía se reveló improcedente en Norteamérica. Incluso en la forma que vino a tomar en el idealismo absoluto de ROYCE y de BOWNE fue combatida con denuedo. Así se comprende que ya hacia fines del siglo XIX se hayan hecho ensayos enderezados a trazar nuevas rutas en la filosofía. De parecida manera que en Europa, el punto de reunión fue la Filosofía de KANT1. Muy pronto se desarrolla en el pensamiento norteamericano un estilo de filosofar próximo a aquel aspecto de la doctrina kantiana que subraya el postulado de la acción, el primado de la voluntad. Haciendo acaso omiso de la significación constitutiva de las categorías (esto es, de los principios teoréticos y ontológicamente determinativos de la realidad), se trata de explicar el mundo y la vida en función de la significación regulativa y práctica que puedan tener para la experiencia dichas categorías. Semejante doctrina es el pragmatismo, y su fundador, CHARLES SANDERS PEIRCE2.

PEIRCE parte conscientemente de KANT. Lo que este filósofo afirmaba de las ideas de la razón como principios para orientar la conducta, vale decir, como principios regulativos, lo extiende ahora PEIRCE a todas las categorías del pensamiento, a toda actividad del pensar humano. Hay que explicar o esclarecer los conceptos3 en términos teleológicos y pragmáticos. Esencia y fin del pensamiento son las reglas de la acción, o como suele decir Peirce, las convicciones. Un mismo pensamiento puede revestir distintas formas verbales, pero si éstas son incapaces de sugerir diferentes actos, no pasan de ser un lujo exterior. Desarrollar el significado de una idea es determinar la conducta que ella es capaz de sugerir. Para dar a nuestras ideas la claridad apetecible, deben ser estudiados todos los efectos prácticos que podemos hallar en un objeto.


2. DEL TIQUISMO AL SINEQUISMO

PEIRCE mismo ha descrito el origen de su pensamiento: "Nací y me eduqué en la vecindad de Concord, quiero decir Cambridge, en aquellos tiempos cuando EMERSON, HEDGE y sus amigos diseminaban las ideas que ellos habían aprendido de SCHELLING —y SCHELLING de PLOTINO—, de BOEHM, o de sabe Dios qué espíritus semejantes al monstruoso misticismo del Este. Pero la atmósfera de Cambridge contenía más de un antiséptico contra el trascendentalismo de Concord. Ignoro si fui poseído por aquel virus, pero es probable que algún cultiva bacilo, alguna benigna forma de la enfermedad se implantó de improviso en mi alma, y que ahora, después de larga incubación, viene a la superficie, modificado por las concepciones matemáticas y por el entrenamiento de las investigaciones físicas".

Esta primitiva concepción es llamada por PEIRCE tiquismo (del gr. tyche, accidental), que es la base de "una cosmología evolucionista, en la que todas las regularidades de la naturaleza y del espíritu se consideran como productos de un desenvolvimiento imprevisto y casual. El tiquismo expresa la objetividad universal de lo fortuito, no como un recurso creado por incompletedness del conocimiento, sino como manifestación objetiva de la evolución. Hay pues, para esta doctrina, eventos absolutamente sin causa. Tal doctrina, empero, es falsa. La experiencia revela, al contrario, una idea de continuidad y de orden universal, cierto e indudable sinequismo (de la palabra griega sineché, continuo). El sinequismo no es una doctrina absolutista y metafísica, sino un principio regulador de la Lógica. La continuidad no es sino la perfecta generalidad de una ley de relación, y la verdadera generalidad no es más que una forma rudimentaria de la verdadera continuidad4.

Con el tiempo, PEIRCE pondera en extremo el valor de la experiencia. Los conceptos válidos se obtienen de la experiencia. La vigencia de los conceptos así obtenidos, su utilidad en la esfera de la acción, depende de los efectos que producirán en la práctica las sensaciones que deben ser esperadas de él y las reacciones que deben ser preparadas. Por ello, esta concepción de la Filosofía debe ser llamada pragmatismo. El "pragmatismo" significa acción. Su raíz etimológica es la misma de donde provienen las voces "práctico" y "práctica".


3. EL EMPIRISMO PRAGMÁTICO

En otro aspecto, el pragmatismo significa una revisión biogenética de la teoría del conocimiento, conforme a la cual hay que considerar las categorías como los procedimientos o formas con arreglo a las cuales el espíritu humano se adapta a la realidad.

PEIRCE reconoce, como se ha dicho renglones arriba, la influencia kantiana en su doctrina. Hace notar que tanto el término "pragmatismo" o "pragmaticismo", como prefirió designarlo más tarde, así como el contenido de su pensamiento, le fueron sugeridos por la lectura de la Crítica de la Razón Práctica, "I learned philosophy from Kant", dice con frecuencia Peirce5. Por eso, ver en el pragmatismo la mera expresión del poder creciente de los EE.UU., la expresión de las relaciones sociales de este país, es punto menos que superficial. Bien vistas las cosas, el pragmatismo es una consecuencia natural de las grandes direcciones de la filosofía moderna. Según propias palabras de Peirce6, confirmadas por James y Dewey, el pragmatismo es un ensayo de introducir en la epistemología "the experimental method of reasoning". A él impórtale ante todo llevar a la filosofía el espíritu y método de las ciencias. En esta ponderación de la experiencia, el pragmatismo debe no poco a Hume, con su radical empirismo.

En suma: para PEIRCE el pragmatismo afirma la idea de que los conceptos sólo mediante la experiencia se adquieren, se extienden y se aclaran; que ellos (los conceptos) tienen significación regulativa para la experiencia y no significación constitutiva para la realidad. Si damos un paso más y se iguala la ecuación: "la verdadera realidad es la experiencia", entonces estaremos ya en James7.



Notas

1. Recuérdese ese movimiento del tercer tercio del siglo XIX bajo la bandera de "Volvamos a Kant".

2. CARLOS SANDERS PEIRCE nació en Cambridge en 1839 y murió en el mes de abril de 1914. Obtuvo en Harvard y en la Lawrence Scientific School sus grados académicos. En 1869 fue nombrado profesor auxiliar en la propia Universidad de Harvard. Siete años más tarde era recibido en la Academia Nacional de Ciencias.

Al iniciarse su carrera académica se consagró a la investigación científica. Su primer estudio filosófico, verdaderamente importante, fue publicado en el Popular Science Monthly, bajo el título How to Make Our Ideas Clear, que de inmediato no fue ponderado en todo su valor, pero que constituye nada menos que la primera formulación norteamericana del pragmatismo. A W. James cabe la honra de haber señalado la importancia de este artículo en la Historia de las Ideas en el Nuevo Mundo. En 1883 publicó Peirce, en colaboración con otros filósofos, sus Studies in Logic, también de suma importancia, como quiera que significan el origen de la logística o lógica simbólica en Norteamérica. La fama llevó a Peirce a la cátedra de Lógica en la Universidad de John [sic] Hopkins. Después, a la de Harvard. Al fin, fue nombrado profesor de Filosofía en el Instituto Lowell, de Boston. Otros notables artículos filosóficos publicados en el Monist y en el Hibbert Journal consolidaron su prestigio internacional: What Is Pragmatism (1905). The Issue of Pragmatism (1905). On Non-Aristotelian Logic (1908).

3. C. S. Peirce, How to Make Our Ideas Clear.

4. Baldwin, Dictionary of Philosophy and Psychology, Artículo "Sinechism".

5. Peirce tomó el propio término "pragmatismo" de las obras de Kant. En la Metafísica de las costumbres, Kant distingue entre lo práctico y lo pragmático (practisch y pragmatisch). Al paso que lo práctico tiene que ver con las normas a priori de la conducta moral, lo pragmático se aplica a las reglas de la técnica basadas en la experiencia y útiles para la experiencia.

6. En la autoexposición de su doctrina.

7. Cf. G. C. Cell, La filosofía en Norteamérica.



Fecha del documento: 9 de marzo 2009
Ultima actualización: 10 de marzo 2009

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