I Jornada "Peirce en la Argentina"
10 de septiembre de 2004

SUPUESTOS METAFÍSICOS DE PEIRCE EN
LA NUEVA LISTA DE CATEGORÍAS DE 1867


Adriana Gallego
(agallego3@hotmail.com )



"La lista de categorías (...) es una tabla de conceptos
obtenidos a partir del análisis lógico del pensamiento y
considerados como atribuibles al ser. Esta descripción
no solamente se aplica a mi lista publicada en 1867
(...), sino también a las categorías de Aristóteles y a
las de Kant. (...) Mi propia lista surgió originalmente
del estudio de la tabla de Kant." (CP 1.300, 1894)





Peirce propone la Nueva Lista de Categorías como alternativa a la filosofía kantiana, y como base para la construcción de un nuevo sistema filosófico que de respuesta a muchos de los interrogantes de la filosofía. Si bien Peirce establece en esta obra una nueva lista de categorías de acuerdo con un método esencialmente lógico, no son ellas exclusivamente lógicas. No solamente porque el método que emplea Peirce depende de un procedimiento mental denominado ‘prescision’, que es el mismo que empleará posteriormente en la deducción fenomenológica de las categorías, sino principalmente porque el nuevo sistema filosófico que Peirce pretende construir es un sistema metafísico semejante al de Aristóteles, tal como lo anunciaró formalmente en 18901.

En este trabajo se intenta señalar los supuestos metafísicos de la Nueva Lista de Categorías, y para ello, primeramente se establece su ubicación e importancia en la obra filosófica de Peirce, luego se presenta su estructura y línea argumentativa, y finalmente se exponen sus supuestos metafísicos.

1. Ubicación e importancia de la Nueva Lista de Categorías de 1867 en la obra filosófica de Peirce

Peirce comenzó a estudiar filosofía seriamente cuando cursaba su carrera de química en Harvard durante los años 1855 y 1859. Además de las obras de Schiller y Kant, Peirce estudió las obras de Hume, James Stuart Mill, William Hamilton, Aristóteles (cuyo estudio retomó mucho más intensamente a partir de 1883), Locke, Mansel, Whewell, y Whately, entre otros autores. Aproximadamente desde 1860 y hasta 1870 Peirce ya había adquirido un buen conocimiento del latín y particularmente del griego, y continuó dedicándose al estudio intenso de la filosofía, especialmente los diálogos de Platón, los filósofos estoicos y epicúreos, Diógenes Laercio, Spinoza, Hegel, Hobbes, los lógicos ingleses tales como De Morgan, George Boole, Ockham, Duns Scoto, y también, Descartes, Leibniz, la common sense philosophy de la escuela escocesa, particularmente a través de las obras de Henry Home, Lord Kames y, sobre todo, Thomas Reid, a quien Peirce identificaba como el origen de su critical common-sensism. Pero, en general, desde los comienzos mismos de la carrera filosófica de Peirce las influencias más fuertes y más próximas a su corazón filosófico, se derivaban de los escritos de Schiller, Kant y Hegel.

Como consecuencia de estos estudios filosóficos, Peirce comprendió que era necesario reconstruir la tradición filosófica a la luz de los desarrollos más recientes de las ciencias naturales y formales, pues concebía la filosofía como una unión de investigaciones centradas en el conocimiento de la realidad en su totalidad. De acuerdo con esta concepción de la filosofía, Peirce no trató por separado la cosmología de la ontología, como tampoco separó la epistemología de la metafísica, pues estaba convencido del recíproco requerimiento que se da entre estas disciplinas. Para Peirce, era necesario conocer algo de la estructura metafísica de la realidad para poder afirmar la posibilidad de una adecuación entre el cognoscente y lo conocido, y a esta tarea se dedicó desde sus primeras especulaciones entre los años 1854 y 1863 procurando encontrar las categorías elementales del conocimiento y de la naturaleza.

Así fue como Peirce elaboró una teoría jerárquica de categorías que consistía en una primera formulación hipotética de abstracciones basadas en un análisis preliminar de las condiciones del conocimiento. Pero como estas condiciones, de alguna manera, ponían en evidencia que todo aspecto de la realidad tenía la capacidad de ser reflejado o representado por otro, esto es, de actuar como "signo" de algo para algo, Peirce debió concluir que, antes de plantear la cuestión sobre la adecuación entre el conocimiento y la realidad, era necesario admitir que el conocimiento es una especie de "estructura-signo" de alguna estructura real u objeto; y, a su vez, esto requería una metafísica de naturaleza necesariamente "triádica" integrada por el sujeto cognoscente, el objeto conocido, y el medio representativo, independientemente de cual fuese la ontología aceptada2.

Una vez que Peirce tuvo una idea clara de cual sería su método filosófico, a partir de 1862 comenzó a evaluar y a experimentar el alcance de esta estructura metafísica triádica en diversos aspectos y ámbitos de la realidad cognoscitiva y física. Para ello elaboró y distinguió cuidadosamente una "lista corta" de categorías, que son las que se encuentran presentes necesariamente en todos los temas filosóficos; y una "lista larga", que abarca todas las categorías que tienen una aplicación localizada y contextual. Finalmente, cuando en 1867 Peirce concluyó su Nueva Lista de Categorías, continuó hasta el final de su vida elaborando, creando y recreando su sistema filosófico dentro de estos límites.

La Nueva Lista de Categorías constituye, pues, la piedra angular del sistema filosófico de Peirce y la culminación de diez años de trabajo filosófico intenso y sostenido en los que el tema de las categorías fue su preocupación central. Esos diez años tuvieron su comienzo en 1857 cuando Peirce intentaba combinar sus tres categorías básicas I, It, Thou, derivadas de los tres impulsos opuestos del alma expuestos por Schiller en las Aestetische Briefe (Formtrieb, Stofftrieb y Spieltrieb), con el método analítico de Kant y con el método sintético de Schiller; y continuaron con los veintitrés ensayos cortos que Peirce escribió durante los años 1859 y 1860 con el propósito de comenzar a construir una metafísica sistemática, después de haber descubierto la interrelación subyacente a las categorías kantianas y de haber logrado combinarlas con las tres relaciones correspondientes a su triada I, It, Thou.

2. Estructura y línea argumentativa de la Nueva Lista de Categorías de 1867

El punto de partida de Peirce en la Nueva Lista de Categorías, consiste en la elaboración de un análisis lógico riguroso de las tablas kantianas de las funciones del juicio y de las categorías con el prop6oacute;sito de mejorarlas, de suprimir redundancias y de descubrir los principios que permitieran derivar unas de otras; todo lo cual, le llevó a descubrir ciertos puntos lógicamente débiles en el sistema kantiano, y a su reformulación sobre una base lógica sólida inspirada en los trabajos de Aristóteles, Anselmo, Abelardo, Pedro Hispano, Juan de Salisbury, Duns Scoto, Tomás de Aquino, y Ockham, entre otros3. Como consecuencia, Peirce debió transformar radicalmente la noción misma de categoría asignándole una función completamente nueva que consistía en regir todo acto de conocimiento o de representación en general, sin excepción. De esta manera, las categorías dejaban de ser predicados o conceptos puros del entendimiento determinados a partir de las funciones del juicio, y se convertían en conceptos universales elementales, presentes en todos los juicios independientemente de cuáles fueran sus formas o los predicados que se les atribuyeran4.

Peirce parte de la teoría establecida por Kant en el libro I de la Analítica Trascendental de la Crítica de la Razón Pura relativa a la función unificadora que tienen los conceptos y al criterio para determinar la validez de los mismos, y señala que no solamente las sensaciones pueden ser unificadas bajo un concepto, sino que también pueden serlo los mismos conceptos, generándose de esta manera una gradación jerárquica entre ellos en la que los conceptos superiores o más generales abarcan a los menos generales e inferiores.

Uno de los primeros problemas que se plantea en esta teoría, y en toda teoría del conocimiento, es la de explicar la manera en la que se relacionan el mundo de las sensaciones físicas y el mundo de los conceptos intelectuales. Peirce intenta resolver el problema situándose en una zona intermedia entre lo puramente sensible y lo puramente intelectual, y en esa zona descubre que "el concepto universal que está más próximo al sentido es el de lo presente, en general" (W1: 49, 1867). Se trata ciertamente de un concepto, porque es universal; pero, sin embargo, carece de la función unificadora típica de los conceptos universales porque no es el resultado de un acto de pensamiento en el que, por ejemplo, se atribuye un predicado a un sujeto, sino que es simplemente el resultado de un acto de atención de la mente ante un objeto presente en ella. En ese acto de atención la mente solo toma conciencia de que algo está presente en ella, pero no ejerce ninguna otra actividad como podría ser, por ejemplo, la de unificar sensaciones, o juzgar, u otras actividades semejantes. Se trata de un acto de la mente, dice Peirce, que "no tiene en absoluto connotación, sino que es la capacidad puramente denotativa de la mente, es decir, la capacidad que dirige la mente hacia un objeto, en contraposición de la capacidad de pensar cualquier predicado de ese objeto" (W 1: 49, 1867)

A este concepto de "lo presente en general", Peirce también lo llama "It", "ello", y señala que en lenguaje filosófico es expresado por la palabra "sustancia" en uno de sus significados5; y a continuación, Peirce añade que "antes de que se pueda llevar a cabo cualquier comparación o discriminación en lo que está presente, lo que está presente ha de ser reconocido como tal, como ello; posteriormente las partes metafísicas que son reconocidas por medio de la abstracción son atribuidas a este ello; pero en sí mismo el "ello" no puede ser un predicado. Este "ello" no es, por consiguiente, ni predicado de un sujeto ni tampoco es en un sujeto, y por esta razón, es idéntico al concepto de sustancia." (W 1: 49, 1867)6.

En este sentido, el concepto "sustancia" representa la multiplicidad de impresiones sensibles simplemente como multiplicidad, pero sin unificarla. La unificación es obra de los conceptos universales y, complementariamente, también del concepto de "ser", que es el que une el sujeto con el predicado en la unidad de la proposición. En sí mismo, el concepto de ser no tiene ningún contenido, ni tampoco asevera la existencia real del sujeto; por eso, en la proposición, dice Peirce, "expresa tanto lo que actualmente es como lo que podría ser" (W1: 50, 1867). El concepto de "ser" no añade nada ni afecta en nada al sujeto, sino que simplemente explicita alguna propiedad del sujeto a través del predicado, y con ello, manifiesta la determinabilidad indefinida del predicado, ya que una proposición cuyo predicado fuera completamente indeterminado carecería de sentido, a diferencia del sujeto que sí puede ser indeterminado.

Luego de haber encontrado un concepto intermediario y vinculante entre el mundo sensible y el mundo intelectual, y de haber identificado la función mental que produce tal concepto, y de haber definido el significado que tienen y la función que cumplen los conceptos de sustancia y de ser en la proposición, Peirce comienza la búsqueda de otros conceptos universales que sean también intermediarios, pero no ya entre el mundo sensible y el mundo intelectual, sino entre la multiplicidad y variedad del concepto de sustancia y la unidad del concepto de ser. El punto de partida para la búsqueda consistirá en profundizar en el análisis de la proposición, y en encontrar el método apto para ello.

Con este propósito Peirce analiza la operación mental de la atención y advierte que se trata de una actividad mental contrapuesta a otra actividad mental implícita, que es la "desatención" a todo aquello que, precisamente, no es objeto inmediato de ese acto de atención. Esta actividad mental de atención denotativa con su implícita desatención, es un tipo particular de separación mental que Peirce denomina "prescision" o "abstracción", empleando los mismos términos que en la antigüedad abarcaban toda clase de separación mental y no mental, pero que Peirce los restringe aquí "no solamente a la separación mental, sino a aquella que surge de la atención a un elemento y desatención de otro." (W 1: 50, 1867)7. Así también, Peirce señala que la prescision no es un proceso recííproco, es decir, que si un elemento es prescindido de otro, la inversa no se cumple. Esta característica es importante porque permite determinar los conceptos universales intermediarios entre el ser y la sustancia, esto es, las categorías.

Por su parte, el análisis de la proposición pone de manifiesto que es en ella donde surge el concepto de ser; y que la proposición siempre tiene, además del término que expresa la sustancia, otro que expresa la cualidad de esa sustancia, unida a ella por el concepto de ser. Por consiguiente, concluye Peirce, "la cualidad, en su sentido más amplio, es el primer concepto en orden a pasar del ser a la sustancia" (W 1: 52. 1867).

Pero como no podemos comprender la conformidad entre dos cosas, sino como una conformidad según algún aspecto y ese aspecto es una abstracción pura, toda cualidad o atributo general se constituye como tal en referencia a esa abstracción pura, la cual, dice Peirce, "puede denominarse fundamento"; y si bien, "la referencia a un fundamento no puede ser prescindida del ser, sin embargo, el ser puede ser prescindido de ella." (W 1: 53, 1867)

El segundo concepto intermediario entre el ser y la sustancia, se descubre reflexionando sobre una teoría de la psicología empírica que sostiene que la cualidad se conoce por contraste o por semejanza con otra cualidad. En tal sentido, tanto el contraste como la conformidad son los modos como una cosa se refiere a un correlato, entendiendo este término en un sentido más amplio que el habitual. Y como lo que hace posible la referencia a un fundamento es la referencia a un correlato, el segundo concepto intermediario entre la multiplicidad de la sustancia y la unidad del ser es el concepto de "referencia a un correlato" o "relación". En este caso también se cumple la no-reciprocidad de la prescision, pues "la referencia a un correlato no puede ser prescindida de la referencia a un fundamento, pero la referencia a un fundamento puede ser prescindida de la referencia a un correlato." (W 1: 53, 1867)

La referencia a un correlato, o relación, es un tipo de comparación entre dos entidades según algún aspecto determinado, y este aspecto constituye el fundamento de la comparación. De ello se desprende, dice Peirce, "que toda comparación requiere —además de la cosa relacionada, el fundamento y el correlato— también una representación intermediaria que represente que el relato es una representación del mismo correlato que esta misma representación intermediaria representa." (W 1: 53, 1867)

Por ejemplo, si se comparan la letra "b" y la letra "p", imaginando a una de ellas volcada sobre la línea de escritura, y apoyada encima de la otra letra, y tornándose transparente, de manera que pudiera verse la otra letra a través de ella, el resultado sería la obtención de una tercera imagen además de las imágenes correspondientes a cada una de las dos letras, que ya se tenían. Esta tercera imagen sería la imagen de la perfecta correspondencia, o semejanza, de una letra con respecto a la otra y constituiría la imagen intermedia entre las otras dos. Esto es, se tendría la imagen de "b", la imagen de "p" y la imagen de la semejanza de "b" con "p", como intermediaria entre las otras dos imágenes.

Finalmente, como esta representación intermediaria "cumple el oficio de un intérprete que afirma que un extranjero dice lo mismo que él mismo dice", Peirce la denomina "interpretante"; y, dado que toda referencia a un correlato, dice Peirce, "une a la sustancia el concepto de una referencia a un interpretante, este es, por consiguiente, el concepto que sigue en orden a pasar del ser a la sustancia." Y si bien "la referencia a un interpretante no puede ser prescindida de la referencia a un correlato, sin embargo, la última puede ser prescindida de la anterior." (W 1: 54, 1867)

La multitud de impresiones solo alcanza la unidad cuando las concebimos juntas como nuestras, es decir, cuando las referimos a un concepto como a su interpretante. Por eso, dice Peirce, "la referencia a un interpretante surge de la posesión simultánea de impresiones diversas, y, por consiguiente, no une un concepto a la sustancia, como lo hacen las otras dos referencias, sino que une directamente la multiplicidad a la sustancia misma. Por lo tanto, es el último concepto en orden a pasar del ser a la sustancia." (W 1: 54, 1867)

Estos cinco conceptos, dice Peirce, "pueden denominarse categorías. Esto es,

SER,

SUSTANCIA." (W 1: 54, 1867)

De los cuales, "los tres conceptos intermediarios pueden denominarse accidentes." Y, "puesto que ninguna de las categorías puede ser prescindida de las que están más arriba, la lista de los objetos suponibles que proporcionan es,

Lo que es.

Eso." (W 1: 55, 1867)

A partir de aquí y hasta el final del texto, Peirce muestra de qué manera estos tres conceptos —de referencia a un fundamento, de referencia a un objeto y de referencia a un interpretante—, son los conceptos fundamentales de la más universal de la ciencia, esto es, la lógica.

3. Supuestos metafísicos de la Nueva Lista de Categorías de 1867

En opinión de Hookway, la posición de Peirce en la Nueva Lista de Categorías de 1867 es completamente kantiana; las categorías son derivadas a partir de un análisis de la estructura del pensamiento, y la realidad es lo que se conoce al término de un proceso que emplea necesariamente las categorías. En sentido estricto la realidad es configurada por la estructura formal del conocimiento, no es independiente del pensamiento en general8.

Sin embargo, como señala De Tienne, ha de tenerse presente que Peirce era principalmente un científico rigurosamente entrenado en técnicas de laboratorio y en experimentos sobre el terreno, y para él no había hiatos entre el método de pensamiento científico y el método de pensamiento filosófico, sino al contrario, los consideraba métodos complementarios y recíprocamente necesitados uno del otro. Y en ambos métodos de pensamiento Peirce se apoyaba en la misma fe metafísica que lo llevaba a afirmar que todo lo real es cognoscible y todo lo cognoscible es real, tanto en astronomía como en química o en filosofía9.

No obstante, no ha de interpretarse esta posición o actitud intelectual de Peirce como un reduccionismo positivista o un empirismo estrecho. Más bien ha de interpretarse como signo de una suerte de preferencia instintiva por el realismo más que por el nominalismo, que efectivamente animó a Peirce desde los primeros años de sus estudios e investigaciones, y que a partir de los años 1872 y 1879 encontró su manifestación explícita en su doctrina del pragmatismo. Por otra parte, la fe metafísica de Peirce también se pone de manifiesto en su rechazo del dogmatismo dialéctico, del trascendentalismo crítico y del psicologismo. De ahí que, a diferencia de Hookway, De Tienne sostiene que la deducción de las categorías de 1867 no es el resultado de una deducción trascendental en sentido kantiano, ni de una axiomatización o ascenso hasta los primeros principios inmutables y soberanos, ni de una introspección psicológica.

La misma opinión comparte Rosensohn cuando sostiene que por su experiencia como científico, Peirce confiaba profundamente en la realidad del conocimiento y estaba animado por un intenso deseo de conocer las cosas, a las que les reconocía una existencia realmente individual aun antes de su descubrimiento de la haecceitas de Scoto en 1890. Y esta era precisamente una de las razones por las que Peirce rechazaba todo tipo de trascendentalismo kantiano de principios y entidades, tales como el yo trascendental y la cosa existente en sí, pero incognoscible. Para Peirce es completamente compatible la existencia real e infinitamente determinada de las cosas —esto es, su existencia absolutamente individual y determinada en todos sus posibles aspectos—, con cierto grado de generalidad no solo mental, sino también realmente constitutiva de la realidad. Y este cierto grado de generalidad intrínseca a toda realidad individual es lo que permite la inclusión de los individuos en clases sobre la base de ciertos aspectos o características comunes10.

La Doctrina de las Categorías —o Fenomenología, como Peirce la denomina en 1902 cuando establece su división de las ciencias—, constituye una de las tres partes integrantes de la Filosofía, junto a las Ciencias Normativas (Estética ética y Lógica) y a la Metafísica. La Fenomenología o Doctrina de las Categorías es la encargada de descubrir y analizar los conceptos universales o categorías de toda experiencia y de todo pensamiento. Por eso, su punto de partida es la observación del fenómeno, entendido como todo lo que está presente en la mente en cualquier momento y de cualquier manera, sin considerar si se trata de un objeto real o ilusorio. Por esta razón, las categorías se manifiestan como las propiedades universales y últimas de todo lo que es en tanto es, independientemente de que se trate de un ser real o ficticio. En este sentido, las categorías son ontológicas, esto es, son propias del ser y del pensamiento. Las categorías son los modos de ser que asume todo lo que es, son los modos de ser como se presenta todo lo que es.

Peirce pretendió mostrar esta índole ontológica de sus categorías en 1890, en una obra que no logró acabar y que tituló A Guess at the Riddle, cuyo propósito era mostrar la manera como se hallaban presentes estas tres categorías universales en la metafísica, la psicología, la fisiología, la biología, la física, la sociología y la teología. Y es también en este año cuando Peirce anuncia su intención de construir un sistema filosófico semejante al de Aristóteles, para lo cual, "el primer paso es encontrar conceptos simples aplicables a toda materia" (CP 1.1, 1890)

Por consiguiente, si bien Peirce comienza su análisis a partir de la consideración de un objeto mental, no ha de verse en ello una posición filosófica idealista, sino más bien el método que Peirce siguió a imitación del que habían seguido los filósofos estudiados por él, y que eran de escuelas muy variadas. De hecho, Peirce declara que durante los años 1865 y 1866, los más apasionadamente laboriosos de su vida, intentó clasificar los fenómenos de acuerdo con su materia para elaborar a partir de allí una lista de categorías materiales, pero tuvo que abandonar su intento porque o bien era algo que excedía a su capacidad o bien no le resultaba afín a su genio. En cambio, invirtiendo el punto de partida y comenzando por el análisis del fenómeno mental fue como pudo descubrir las categorías del pensamiento y encontrarlas luego en la naturaleza.

Este punto de partida de Peirce constituye precisamente la novedad que introduce respecto de las listas de categorías aristotélicas y kantianas. Kant no realiza un análisis pre-lógico de la tabla de juicios lógicos a partir de la cual deduce su tabla de categorías, y de esta manera no tiene ninguna garantía respecto de la exactitud de la tabla original. Por su parte, Aristóteles, elaboró su lista de categorías tomando como punto de partida el lenguaje griego de su época; y realizando un análisis del mismo, en parte lógico y en parte gramatical, derivó una lista de diez tipos de expresiones lingüísticas simples predicables de un sujeto, a las que llamó categorías o predicamentos. En cambio, Peirce no parte del lenguaje, ni de la lógica, sino directamente de la experiencia, esto es, del fenómeno presente en nuestra mente, sin ninguna mediación de construcciones lingüísticas (como ocurría en el caso de Aristóteles), ni de un sistema de lógica dado (como ocurría en el caso de Kant). En esto consiste la novedad y la originalidad de la Nueva lista de Categorías.




Notas

1. Cf. CP 1.1, 1890.

2. Cf. Esposito, Joseph L., Evolutionary Metaphysics. The Development of Peirce's Theory of Categories. Ohio: Ohio University Press, 1980. pp.3-4.

3. Cf. Murphey, Murray G., The Development of Peirce's Philosophy. Cambridge, MA: Harvard University Press; 2a. edición, 1993, Indianapolis: Hackett, 1961, p. 56.

4. Cf. De Tienne, André, L’analytique de la représentation chez Peirce. La genèse de la théorie des catégories. Bruxelles: Facultés universitaires Saint-Louis, 1996, pp. 18-19.

5. Concretamente, según el significado que Aristóteles le asigna en Categorías V cuando dice que "Substancia, en el sentido más primario, verdadero y definido de la palabra, es aquello que no es ni predicable de un sujeto ni presente en un sujeto; por ejemplo, el hombre individual o un caballo".

6. Peirce emplea un argumento muy semejante en su Syllabus del año 1902 y en la versión abreviada de 1903, cuando en su división de la filosofía explica por qué la fenomenología precede a las ciencias normativas y a la metafísica.

7. En la edició,n de la Nueva Lista de los CP 1.549, 1901 esta operación mental aparece escrita como precision en lugar de prescision que es como figura en la edición de EP 1.1, 1867; mientras que en CP 2.428, 1893 aparece como prescission, y se mantiene igual en CP 5.449, 1905.

8. Cf. Hookway, Christopher, Peirce. Londres: Routledge & Kegan Paul,1985, p.113.

9. Cf. DE Tienne, André, L’analytique de la représentation chez Peirce, pp.333-334.

10. 10 Cf. Rosensohn, W. L., The Phenomenology of Charles. S. Peirce. Amsterdam, B. R. Grüner, 1974, p. 17




Bibliografía



Fecha del documento: 5 mayo 2005
Ultima actualización: 5 mayo 2005

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