CASOS DEGENERADOS1


Charles S. Peirce (1903)

Traducción castellana y notas de Fernando C. Vevia (1997)*







Tipos de alteridad

521. La noción [de las categorías] que puede ser transmitida en una lectura es muy mezquina. Tiene que crecer en la mente, bajo la ardiente luz del sol del pensamiento riguroso, diario, brillante, bien enfocado y bien apuntado, y usted debe tener paciencia, pues es necesario largo tiempo para cosechar el fruto. No hay hallazgos repentinos de una mina. Cuando aparecen, sería suficiente para condenarlos. Nociones confusas de estos elementos aparecen en la primera infancia de la filosofía, y nunca fueron totalmente olvidados. Su importancia fundamental está señalada en el De Caelo, de Aristóteles, donde se dice2 que los pitagóricos tenían noticia de ellos.

522. En Kant se presentan con cercanía de lucidez, pues Kant posee en grado sumo las siete calificaciones mentales de un filósofo:

    1. La habilidad de discernir que hay ante la conciencia propia.
    2. Originalidad inventiva.
    3. Poder de generalización.
    4. Sutilidad.
    5. Severidad crítica y sentido del hecho.
    6. Procedimiento sistemático.
    7. Energía, diligencia, persistencia y dedicación exclusiva a la filosofía.

523. Pero Kant no tuvo ni la más leve sospecha del embrollo inagotable de la fábrica de las concepciones, que es tal, que yo no me lisonjeo de haber analizado una idea simple en sus elementos constitutivos.

524. Hegel, en algunos aspectos el filósofo más grande que haya vivido, tuvo una noción algo más precisa de esa complicación, aunque también una noción inadecuada. Si hubiera visto cuál era el estado del caso, no hubiera intentado en sólo el espacio de una vida cubrir el vasto campo que intentó aclarar. Pero Hegel fue lamentablemente deficiente en el quinto requisito de severidad crítica y sentido del hecho. Hizo aparecer los tres elementos mucho más claramente [que lo hizo Kant]; pero al elemento de alteridad, o hecho duro, no le concedió su debido lugar en su sistema, y en menor grado lo mismo se puede decir de la primeridad. Después de que Hegel escribió, pasaron cincuenta años que fueron notablemente fructíferos en todos los sentidos por alcanzar el quinto requisito. Con todo, los seguidores de Hegel, en lugar de ir a la labor de reformar el sistema de su maestro y hacer el estado de aquel obsoleto, como todo verdadero filósofo debe desear que hagan sus discípulos, sólo propusieron, en el mejor de los casos, algunos cambios superficiales sin sustituir todo el material podrido con el que estaba construido el sistema.

525. No les molestaré a ustedes ahora con un relato de mis propios trabajos. Bastará con decir que mis resultados me han proporcionado gran ayuda en el estudio de la lógica.

Quiero, sin embargo, hacer unos pocos señalamientos sobre estas categorías. A modo de prefacio, debo explicar que al decir que las tres, primeridad, alteridad y terciedad completan la lista, no quiero negar que haya otras categorías. Por el contrario, en cada paso de cada análisis nos hemos encontrado con concepciones que, presumiblemente, no pertenecen a esta serie de ideas. Ni una investigación sobre ellas, que hice durante dos años, reveló cualquier análisis de ellas en estas como sus constituyentes. No diré nada más sobre ellas, excepto de manera incidental.

526. En cuanto a las tres categorías universales, como yo las llamo, quizá con no muy buena razón para pensar que son más universales que otras, hacemos nota primero que la alteridad y la terciedad son concepciones de complejidad. Sin embargo, esto no es decir que haya concepciones complejas. Cuando pensamos en alteridad, naturalmente pensamos en dos objetos reaccionando, un primero y un segundo. Y junto con ellos, en cuantos sujetos, está su reacción. Pero ellos no son constituyentes a partir de los cuales haya sido construida la alteridad. La verdad es precisamente lo contrario, [en] que el ser un primero o un segundo o el ser una reacción cada uno implica alteridad. Un objeto no puede ser un segundo de sí mismo. Si es un segundo, tiene un elemento de ser que otro le hace ser. Es decir, el ser un segundo implica alteridad. La reacción implica mucho más manifiestamente el ser que otro hace ser al sujeto. Así, mientras que la alteridad es un hecho de complejidad, no es un compuesto de dos hechos. Es un hecho simple acerca de dos objetos. Observación similar se aplica a la terciedad.

527. Esta observación nos lleva a la vez a otra. La alteridad del segundo, cualquiera de los dos objetos que sea llamado segundo, es diferente de la alteridad del primero. Es decir, esto es así generalmente. Matar y ser matado es diferente. En el caso de que hay uno de los dos al que haya buena razón para llamarlo primero, mientras que le otro queda segundo, se trata de que la alteridad es más accidental para aquél que para este último; de que hay más o menos acercamiento a un estado de cosas en el cual algo, que es ello mismo primero, accidentalmente entra en una alteridad que realmente no modifica su primeridad, mientras que su segundo en esa alteridad es algo cuyo ser es de la naturaleza de la alteridad y no tiene primeridad separada de ésta. Ha de ser extremadamente difícil para los que no están entrenados en tales análisis de concepciones sacar algún sentido a todo esto. Por esa razón, he de infligirles a ustedes un poquito de esto -lo suficiente para mostrarles a los que pueden soportar esto que digo en sus mentes, que no se trata de un sin sentido-. El tipo extremo de alteridad que acabo de describir es la relación de una cualidad con respecto a la materia en la cual esa cualidad inhiera. El modo de ser de la cualidad es el de primeridad. Es decir, es una posibilidad. Está relacionada con la materia accidentalmente, y esa relación no cambia la cualidad nada en absoluto, excepto que imparte existencia, es decir, esa relación de inherencia con ella. Pero la materia, por otro lado, no tiene ser, excepto siendo sujeto de cualidades. Esta relación de tener realmente cualidades constituye su existencia. Pero si se le quitaran todas sus cualidades, y fuera dejada como materia sin cualidades, no solamente no existiría, sino que no tendría una posibilidad positivamente definida -tal como la tiene una cualidad no corporeizada-. No sería nada de nada.

528. Así, tenemos una división de segundos entre aquellos cuyo verdadero ser, o primeridad, es ser segundos, y aquellos cuya alteridad es solamente una adherencia (accretion). Esta distinción surge de los elementos esenciales de la alteridad. Pues la alteridad implica primeridad. Los conceptos de dos tipos de alteridad son conceptos mezclados, compuestos de alteridad y primeridad. Uno es el segundo cuya verdadera primeridad es alteridad. El otro es un segundo cuya alteridad es segunda para una primeridad. La idea de primeridad y alteridad mezcladas de este modo particular es una idea distinta de las ideas de primeridad y alteridad que ella combina. Aparece siendo una concepción de una serie totalmente diferente de categorías. Al mismo tiempo, es una idea de la que primeridad, alteridad y terciedad son partes componentes, dado que la distinción depende de si los dos elementos de primeridad y alteridad que están unidos y estén unidos de tal manera que sean uno o sigan siendo dos. Esta distinción entre dos tipos de segundos, que está casi implicada en la idea verdadera de un segundo, hace una distinción entre dos tipos de alteridad; a saber, la alteridad de los segundos genuinos, o materias, que yo llamo alteridad genuina, y la alteridad en la cual uno de los segundos es solamente una primeridad, que yo llamo alteridad degenerada; de tal manera que esta alteridad no vale para nada, sino para que un sujeto, en su ser un segundo, tenga una primeridad o cualidad. Hay que hacer notar que esta distinción surge de atender a casos extremos, y por consecuencia le será asignada una subdivisión según la naturaleza más o menos esencial o accidental de la genuina o degenerada alteridad. La terciedad no tiene nada que ver con esta distinción, o en todo caso tiene tan poco que ver, que una explicación satisfactoria de la distinción no necesita mencionar la terciedad.

529. Quiero mencionar que dentro de la primeridad no hay distinción entre genuina y degenerada, mientras que en la terciedad encontramos no solamente una genuina, sino también dos grados de degeneración.


La primeridad de la primeridad, alteridad y terciedad

530. Pero ahora deseo llamar su atención sobre un tipo de distinción que afecta a la primeridad más que a la alteridad, y a la alteridad más que a la terciedad. Esta distinción surge de la circunstancia de que donde usted tiene una tripleta, tiene usted tres pares, y donde tiene usted un par, tiene usted dos unidades. Así, la alteridad es una parte esencial de la terciedad, aunque no de la primeridad, y la primeridad es un elemento esencial de las dos: alteridad y terciedad. De aquí que hay una cosa como primeridad de la alteridad y tal cosa como primeridad de la terciedad, y hay algo como alteridad de terciedad. Pero no hay alteridad de pura primeridad, ni terciedad de pura primeridad o alteridad. Cuando usted se esfuerce en lograr las más puras concepciones, puede usted hacerlo de primeridad, alteridad y terciedad, pensando en cualidad, reacción y mediación -lo que usted se está esforzando en aprehender es pura primeridad, la primeridad de la alteridad, esto es lo que la alteridad es, de sí misma, y la primeridad de la terciedad-. Cuando usted contrasta la ciega compulsión, en un suceso de reacción considerado como algo que sucede y que, de su naturaleza, puede que nunca vuelva a suceder, puesto que usted no puede cruzar el mismo río dos veces, cuando, decía yo, contrasta usted esa compulsión con la necesidad lógica de un significado, considerado como algo que no tiene ser en absoluto, excepto en la medida en que está encorporeizado en un acontecimiento de pensamiento, y mira usted esa necesidad lógica como un tipo de compulsión actual, dado que el significado tiene que estar actualmente encorporeizado, lo que usted está pensando es una alteridad implicada en una terciedad.

531. Una primeridad está ejemplificada en cada cualidad de una sensación total. Es perfectamente simple y sin partes, y cada cosa tiene su cualidad. Así, la tragedia del Rey Lear tiene su primeridad, su sabor sui generis. Allí donde todas esas cualidades concuerden es primeridad universal, el verdadero ser de la primeridad. La palabra posibilidad se ajusta a eso, excepto que la posibilidad implica una relación a lo que existe, mientras que la primeridad universal es el modo de ser de sí mismo. He ahí por qué se requería una nueva palabra. De otro modo, "posibilidad" hubiera satisfecho el requerimiento.

532. En cuanto a la alteridad, he dicho que nuestro único conocimiento directo de ella es en la voluntad y en la experiencia de una percepción. Es en el querer cuando la alteridad aparece con más fuerza. Pero no es pura alteridad. Pues, en primer lugar, el que quiere tiene un propósito, y esa idea del propósito hace que el acto aparezca como medio para un fin. Ahora bien, la palabra medio es casi un sinónimo exacto de la palabra tercero. Ciertamente, implica terciedad. Por otra parte, el que quiere es consciente de hacerlo, en el sentido de representarse a sí mismo que hace eso. Ahora bien, la representación es precisamente terciedad genuina. Tiene usted que concebir una conciencia instantánea que es instantánea y totalmente olvidada y un esfuerzo sin propósito. Es un emprender sin esperanza intentar realizar lo que sería la conciencia sin el elemento de la representación. Sería como escuchar inesperadamente una gran explosión de nitroglicerina antes de que uno del silencio. Quizá no esté muy lejos de lo que el sentido común ordinario concibe que tiene lugar cuando una bola de billar hace carambola con otra. Una bola "actúa" sobre la otra; es decir, hace un esfuerzo menos el elemento de la representación. Podemos decir, con cierta aproximación a la exactitud, que la primeridad general de toda alteridad es existencia, aunque este término se aplica más articularmente a la alteridad en la medida en que es un elemento de los interactuantes primero y segundo. Si entendemos alteridad en cuanto que es un elemento de la "oc-currencia" (algo que nos sale intempestivamente al encuentro), la Primidad de ella es actualidad. Pero actualidad y existencia son palabras que expresan la misma idea con diferentes aplicaciones. La alteridad, hablando estrictamente, es precisamente cuando y donde tiene lugar, y no tiene otro ser, y por eso alteridades diferentes, propiamente hablando, no tiene cualidades comunes en sí mismas. De acuerdo con esto, la existencia, o la primeridad universal de toda alteridad, no es realmente una cualidad en modo alguno. Un dólar actual para su saldo favorable en el banco no difiere en ningún aspecto de un dólar imaginario. Pues, si lo hiciera, podríamos imaginar que el dólar imaginario hubiera cambiado en el aspecto de concordar con el dólar actual. Vemos así que la actualidad no es una cualidad, o mero modo de sentir. De aquí que Hegel, cuyo no prestar atención a la alteridad fue debido principalmente a su reconocer otro modo de ser que la existencia -y lo que él llama Existenz=existencia, es una variedad especial de ella- considerando el puro ser como casi lo mismo que nada. Es verdad que la palabra "existencia" nombra, como si fuera una posibilidad abstracta, aquello que es precisamente no el tener ningún ser en posibilidad abstracta, y esta circunstancia, cuando usted mira la existencia como lo único que es, parece hacer que la existencia sea todo menos la nada.

533. Para expresar la primeridad de la terciedad, el sabor peculiar de la mediación, no tenemos realmente una buena palabra. Mentalidad es quizá tan buena como cualquier otra, aunque sea pobre e inadecuada. Aquí pues hay tres tipos de primeridad, posibilidad cualitativa, existencia, mentalidad, resultantes de aplicar primeridad a las tres categorías. Podemos acuñar nuevas palabras para ellas: primidad, secundidad, tercialidad.

534. Hay, por tanto, otros tres tipos de primeridad que surgen por una vía algo similar; a saber, la idea de una cualidad original simple, la idea de una cualidad esencialmente relativa, como la de ser "una pulgada de largo", y la idea de una cualidad que consiste en la vía en que algo es pensado o representado, tal como la cualidad de ser manifiesto.

535. No entraré en el análisis de estas ideas. Sólo deseo darle a usted un ligero vistazo tal cual yo puedo, del tipo de cuestiones que ocupan a los estudiosos de la fenomenología, meramente para guiarnos a la terciedad, único objeto del estudio lógico. Quiero mostrarle a usted en primer lugar qué es la terciedad genuina y cuáles son sus dos formas degeneradas. Ahora bien, encontramos las formas genuinas y degeneradas de la alteridad considerando las ideas cabales de primero y segundo. Encontramos que la alteridad genuina es relación, en la que primero y segundo son ambos verdaderos segundos y la alteridad es algo distinto de ellos, mientras que en la alteridad degenerada, o mera referencia, el primero es un simple primero, que nunca logra una alteridad plena.

536. Procedamos de la misma manera con la terciedad. Tenemos aquí un primero, un segundo y un tercero. Lo primero es una posibilidad cualitativamente positiva, nada más en sí mismo. Lo segundo es una cosa existente sin cualquier modo de ser menos la existencia, pero determinada por aquel primero. Un tercero tiene un modo de ser que consiste en la alteridad que determina, el modo de ser de una ley o concepto. No confundamos esto con el ser ideal de una cualidad en sí misma. Una cualidad es algo capaz de ser completamente encorporeizada. Una ley nunca puede ser encorporeizada en su carácter en cuanto ley, excepto determinando un hábito. Una cualidad es cómo algo puedo o pudo haber sido. Una ley es como un futuro indefinido puede continuar siendo.

537. Ahora bien, en la genuina terciedad, lo primero, lo segundo y lo tercero son, los tres, de la naturaleza de lo tercero, o pensamiento, mientras que con respecto a otro son primero, segundo y tercero. Lo primero es pensamiento en su capacidad como mera posibilidad; es decir, mera mente capaz de pensar, o una mera idea vaga. Lo segundo es pensamiento jugando el rol de una alteridad, o acontecimiento. Es decir, es de la naturaleza general de la experiencia o información. Lo tercero es pensamiento en su rol de gobernar la alteridad. Trae la información a la mente, o determina la idea y le da cuerpo. Es pensamiento informante, o cognición. Pero dejemos a un lado el elemento humano, psicológico o accidental, y en esta terciedad genuina vemos la operación de un signo.

538. Todo signo está en lugar de un objeto independiente de él mismo; pero solamente puede ser un signo de ese objeto en la medida en que ese objeto es él mismo de la naturaleza de un signo o pensamiento. Pues el signo no afecta al objeto, sino que es afectado por él; de tal manera que el objeto tiene que ser capaz de comunicar pensamiento, es decir, tiene que ser de la naturaleza del pensamiento o de un signo. Cada pensamiento es un signo. Pero en el primer grado de degeneración la terciedad afecta al objeto, de tal manera que no es de la naturaleza de la terciedad -no es así, hasta en lo que concierne a esta operación de terciedad degenerada. Es que lo tercero hace surgir una alteridad, pero no mira esa alteridad como otra cosa que un hecho. En resumen, es la operación ejecutar una intención. En el último grado de degeneración de terciedad, hay pensamiento, pero no traslación o encorporeización de pensamiento en modo alguno. Es meramente que un hecho, del cual tiene que haber, supongo yo, algo como conocimiento es aprehendido de acuerdo con una idea posible. Hay una instigación sin ninguna insinuación. Por ejemplo: usted mira algo y dice, "esto es rojo". Bien, yo le pregunto qué justificación tiene usted para hacer tal juicio. Usted me replica: "yo vi que era rojo". De ninguna manera. Usted no vio nada de ninguna manera como eso. Usted vio una imagen. no había sujeto ni predicado en ella. Era precisamente una imagen no desmenuzada, que no se parecía a una proposición en el más pequeño detalle. Le instigó a usted al juicio, debido a una posibilidad del pensamiento; pero nunca le dijo eso. Ahora bien, en toda imaginación y percepción hay tal operación, por la cual surge el pensamiento, y su sola justificación es que subsecuentemente cambia para ser útil.

539. Ahora bien, pudiera ser que la lógica deba ser la ciencia de la terciedad en general. Pero como yo la he estudiado, es simplemente la ciencia de lo que puede y debe ser verdadera representación, en la medida en que la representación puede ser conocida sin ninguna acumulación de hechos especiales más allá de nuestra vida cotidiana ordinaria. Es, en resumen, la filosofía de la representación.

540. El análisis que yo acabo de usar para darle a usted alguna noción de la genuina terciedad y de sus dos formas de degeneración es el más simple esbozo del verdadero estado de cosas, y tengo que comenzar el examen de la representación, definiendo la representación de un modo más exacto.

En primer lugar, en cuanto a mi terminología, limito la palabra representación a la operación de un signo o su relación al objeto para el intérprete de la representación. El sujeto concreto que representa lo llamo signo o representamen. Uso estas dos palabras diferentemente. Por signo entiendo cualquier cosa que transporta cualquier noción definida de un objeto de cualquier manera, en cuanto tales transportadores de pensamiento son conocidos familiarmente por nosotros. Ahora parto de esta idea familiar y hago el mejor análisis que puedo hacer de qué es esencial a un signo, y defino un representamen como cualquier cosa a la que se aplica el análisis. Si luego he cometido algún error en mi análisis, parte de lo que diga acerca de los signos será falso, pues en ese caso puede no ser un representamen. El análisis es ciertamente verdadero del representamen, dado que es todo lo que la palabra significa. Incluso si mi análisis es correcto, puede suceder que algo sea verdad de todos los signos, es decir: de todo aquello que, antecedentemente a cualquier análisis, estuviera queriendo considerar como portador, una noción de cualquier cosa en tanto que podría haber algo que mi análisis describa de lo cual la misma cosa no sea verdad. En particular, todos los signos portan nociones para las mentes humanas; pero no veo razón por qué todo representamen deba hacer así.

541. Mi definición de representamen es como sigue:

Un representamen es un sujeto de una relación triádica con respecto a un segundo, llamado su objeto, para un tercero, llamado su interpretante, siendo esta relación triádica tal, que el representamen determina que su interpretante se mantenga en la misma relación triádica con relación al mismo objeto para algún interpretante.

542. Se sigue a la vez que esta relación no puede consistir en un suceso actual que pueda haber ocurrido; pues en ese caso sería otro suceso actual que conectara el interpretante a un interpretante de sí mismo, del cual sería verdad lo mismo, y así habría una serie sin fin de sucesos, que tendrían que haber ocurrido actualmente, lo cual es absurdo. Por la misma razón, el interpretante no puede ser un objeto individual definido. Por consiguiente, la relación tiene que consistir en un poder del representamen para determinar a algún interpretante para ser un representamen del mismo objeto.

543. Aquí hacemos una nueva distinción. Usted ve el principio que guía nuestro procedimiento. Comenzamos preguntándonos cuál es el modo de ser del sujeto de la investigación, es decir: ¿cuál es su primeridad absoluta y más universal? La respuesta es que es o la primeridad de la primeridad, la primeridad de la alteridad, o la primeridad de la terciedad.

Luego preguntamos qué es la alteridad universal, y qué la terciedad universal del sujeto. A continuación decimos que la primeridad de la terciedad, que ha sido descrita, ha sido la primeridad de la primeridad en cada caso, pero, ¿2qué es la alteridad que está implicada en ella y qué es la terciedad? Así, las alteridades, como han sido primeramente dadas, son las primeridades de esas alteridades. Nos preguntamos qué alteridades implican y qué terciedad. Y así tenemos preguntas sin fin, de las cuales sólo he dado pequeñas migajas.

Las respuestas a estas cuestiones no viene por sí mismas. Requieren el estudio más laborioso, el examen más cuidadoso y exacto. El sistema de cuestiones no ahorra esta molestia en último grado. Lo aumenta enormemente multiplicando las cuestiones sugeridas. Pero nos fuerza a avanzar paso a paso hacia concepciones mucho más claras de los objetos de la lógica, de lo que habían sido conseguidos hasta ahora. El "hecho incontestable" de que haya redituado tal fruto es el principal argumento a su favor.

El método tiene una similitud general con el de Hegel. Sería históricamente falso llamarlo una modificación del de Hegel. Surgió en el estudio de las categorías de Kant y no de las de Hegel. El método de Hegel tiene el defecto de no funcionar en absoluto si usted piensa con gran exactitud. Por otra parte, no presenta una cuestión tan definida a la mente, como éste lo hace. Este método trabaja mejor, cuanto más fino y más preciso sea el pensamiento. La mente sutilísima no puede lograr los mejores resultados de él, pero una mente de una habilidad moderada puede hacer mejores análisis mediante este método que la misma mente, con mucho podría obtener sin él.

Análisis aparentemente contrarios pueden ser obtenidos por este método por mentes diferentes, debido a la imposibilidad de conformarse estrictamente a las exigencias. Pero no se sigue que los resultados sean del todo erróneos. Puede haber dos análisis imperfectos que tengan cada uno una parte de verdad.


Traducción de Fernando C. Vevia



Notas

* (N. del E.) Reproducido con el permiso de Fernando C. Vevia. Esta traducción está publicada en Charles S. Peirce. Escritos filosóficos, El Colegio de Michoacán, México 1997, pp. 293-302.

1. De "Lowell Lectures of 1903", Lecture III, vol. 2, 3er. Draught, siguiendo al 349.

2. 268 a 11.




Fin de "Casos degenerados", C. S. Peirce (1903). Traducción castellana y notas de Fernando C. Vevia. En: Charles S. Peirce. Escritos filosóficos, F. Vevia (tr., intr. y notas), El Colegio de Michoacán, México 1997, pp. 293-302. "Degenerate Cases" corresponde a CP 1. 521-543.

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Fecha del documento: 23 de mayo 2001
Ultima actualización: 30 de enero 2011

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