J. Nubiola: "Recensión de H. Putnam: Realism with a Human Face".
Anuario Filosófico XXIV/2, (1991), pp. 389-392.

PUTNAM, H.: Realism with a Human Face, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1990, IXXIV y 347 págs.


"Mientras escribo —relata con emoción James Conant en la introducción— tienen lugar cambios decisivos: muchedumbres inmensas se arremolinan en las calles y plazas de Praga, blandiendo pancartas que, entre otras cosas, reclaman una época en la que la gente pueda empezar a vivir como seres humanos; el Muro de Berlín se ha derrumbado: la estructura que fue el símbolo más concreto en nuestro mundo contemporáneo de la aspiración humana dividida contra sí misma. La chispa de la visión de Dubcek está reavivándose no sólo en Checoslovaquia, sino que ha prendido fuego y ahora está extendiéndose como una llamarada por toda la Europa del Este. A la luz de estos progresos el título del libro de Putnam parece bien atinado" (p. xvi). Efectivamente, Hilary Putnam, Professor de Matemática Moderna y Lógica Matemática en la Universidad de Harvard, ha elegido el título Realism with a Human Face para esta compilación, tanto en alusión a aquel eslogan de Alexander Dubcek en la Primavera de Praga de 1968, como para reflejar el ‘drama’ del realismo filosófico angloamericano, que en los últimos años está desmoronándose por su incapacidad efectiva de dar cuenta cabal de la humana aspiración al conocimiento de la realidad. Mientras originariamente significaba el sueño de nuestra aspiración al conocimiento y la objetividad, "ahora realismo filosófico nombra sólo una corriente intelectual que en el fondo sirve sólo para corroer nuestra posibilidad de alcanzarlos" (p. xv). El empeño de Putnam es reformar el "Realismo con mayúscula" (la imagen metafísica del mundo que ha imperado hasta ahora en la filosofía analítica) para acoger al "realismo con minúscula" (la imagen del mundo de nuestro sentido común), de modo que nuestra imagen del conocimiento y de la objetividad tenga rostro humano y se cierre así la radical escisión en el área angloamericana entre la filosofía en cuanto disciplina académica y las más genuinas aspiraciones de los hombres a saber y a llevar una vida buena.

El volumen está precedido de una clarificadora introducción de sesenta páginas a cargo de James Conant, discípulo de Putnam y en la actualidad Assistant Professor de Filosofía en la Universidad de Pittsburg. Conant traza con acierto las líneas de fuerza que vertebran esta recopilación. Tiene singular interés el paulatino descubrimiento de Kant por parte de Putnam, en especial ante las implicaciones éticas de las concepciones de objetividad más en boga en filosofía de la ciencia y en filosofía moral. Putnam intuye que el progreso en la filosofía contemporánea ha de hallarse en buena medida en el retorno a Kant y en volver a considerar los problemas en los términos en que Kant los formuló; en retornar el filosofar al punto en que Kant lo dejó y superar decididamente el declive escolástico de la filosofía analítica mediante su imbricación en una filosofía de carácter mundano (Weltbegriff). "El aspecto más característicamente kantiano de Realism with a Human Face es —sugiere Conant (p. xxxii)— su insistencia en la dualidad de estos dos conceptos diferentes de filosofía; su insistencia en que los aspectos esotérico y exotérico de la filosofía contemporánea constituyen momentos complementarios de un único empeño reflexivo. De ahí que estas páginas estén penetradas por una insistencia en la unidad de la filosofía: una oposición a toda forma de dualismo metafísico que tome las aspiraciones gemelas de la filosofía al rigor y a la relevancia humana como marcas características de dos clases distintas e inconmensurables de actividad filosófica".

De otra parte, es también creciente la influencia en Putnam del segundo Wittgenstein, a quien califica como "simplemente el filósofo más profundo del siglo". Es posible incluso que el título del libro aluda a "la boca sonriente" del Wittgenstein de las Investigaciones Filosóficas que "sólo sonríe en un rostro humano" (§ 583). Wittgenstein ha logrado reconstruir el andamiaje de la arquitectónica kantiana y rejuvenecer su legado filosófico mediante un equilibrio estable entre el concepto escolástico y el concepto mundano de filosofía (p. xxxiv). La tercera gran influencia es la de la filosofía "genuinamente americana": William James y Stanley Cavell; éste último, colega suyo en Harvard a quien Putnam atribuye buena parte de su actual "rostro humano": "Por supuesto que los problemas filosóficos son insolubles, pero, como señalaba en una ocasión Stanley Cavell, 'hay maneras mejores y peores de pensar acerca de ellos'" (p. 19). La toma de posición respecto a otros filósofos americanos como Willard Quine, Richard Rorty o Saul Kripke resulta también de gran interés.

De los veintidós artículos que constituyen el libro, todos menos tres se habían publicado ya separadamente. El más antiguo, The Place of Facts in a Word of Values, se publicó en 1979 y todo el resto corresponde a la década de los 80. El material está organizado en tres partes: "Metafísica", que incluye ocho trabajos; y "Ética y Estética" y "Estudios de Filosofía Americana", que incluyen siete cada una. "si hay algún rasgo de mi pensamiento en el que se hace hincapié a lo largo de todo el libro, es el de la importancia de la relatividad conceptual" (p. x). Considera Putnam que la relatividad conceptual es un fenómeno omnipresente: facticidad y convencionalidad están tan interpenetradas que afirmar que en un enunciado verdadero hay una 'parte convencional' y otra 'parte fáctica' sería incurrir en un "error filosófico irremediable" al que denomina "falacia de la división". Esta posición refleja la noción putmaniana de verdad como "aceptabilidad racional idealizada" (p. 41), sometida a amplio debate en la filosofía americana del momento. Otra de las consecuencias de esa concepción es la descalificación de la popular dicotomía hecho/valor que Putnam ya desarrolló en Reason, Truth and History (1981) y que ahora aplica tanto en metafísica como en ética y estética: esa falsa dicotomía —tan cara a economistas y periodistas— resulta definitivamente insostenible.

Dar noticia, siquiera sumaria, del contenido de esta compilación resultaría tarea excesiva. El recensor se conforma con señalar de nuevo el revuelo suscitado por el realismo de Putnam, a quien W. Stegmüller atribuyó un lugar central en la discusión contemporánea de habla inglesa y a quien su discípulo refiere como alguien que, lejos de dejarse llevar por los vientos de las modas intelectuales, "actúa como la conciencia de nuestra cultura filosófica" (p. xxxix); y con anotar el legítimo empeño de Putnam por defenderse de quienes le acusan de una impenitente volubilidad filosófica. "Debo decir algo acerca del marxismo-leninismo por una razón autobiográfica, por lo que espero ser perdonado. He sido marxista por dos veces en mi vida, durante mis tiempos de high school y de nuevo por varios años durante la guerra del Vietnam. El marxismo de mis tiempos de high school era en gran parte reflejo de las opiniones en aquel entonces de mi padre, pero el marxismo-leninismo de mis años de madurez fue una reacción contra las injusticias (...). En mi desesperación por lo que este país estaba haciendo en Latinoamérica y en Vietnam, me parecía que sólo una revolución podía poner fin a la injusticia. Finalmente abandoné mis opiniones marxistas-leninistas cuando advertí —fue en 1972— que prefería ser gobernado por Nixon que por mis propios 'camaradas'" (p. 189).

Como es habitual en la Harvard University Press, la edición es magnífica, con la incomodidad en este caso de reunir todas las notas y referencias bibliográficas al final del libro.



Última actualización: 17 de agosto 2017


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