J. Nubiola: "Recensión de Apolonio Díscolo: Sintaxis".
Anuario Filosófico XXI/1, (1988), pp. 185-187.

APOLONIO DISCOLO, Sintaxis, Ed. de V. Bécares, Gredos, Madrid 1987, pp. 405.



La "Biblioteca Clásica Gredos" ha celebrado su número 100 con la publicación, por primera vez en castellano, de la Sintaxis del gramático alejandrino Apolonio Díscolo (s. II d. C.), quizá renombrada, pero hasta ahora realmente desconocida en la España contemporánea.

Vicente Bécares, profesor titular de la Universidad de Salamanca, es el autor de esta traducción, a la que Carlos García Gual califica "de extrema precisión y fidelidad" ("Prefacio", p. 8), y Francisco Rodríguez Adrados como "fiel y ceñida al texto", valorando la presencia de notas explicativas "siempre que es necesario" (Saber/Leer, XI/87, p. 10). Además, el Prof. Bécares aporta una amplia introducción (pp. 9-70) sobre los orígenes de la gramática en la Alejandría helenística y una apasionada presentación de Apolonio Díscolo (vida, obra, ideas lingüísticas y método), así como del plan de la Sintaxis y de su herencia. El Prof. Bécares da razón de sus criterios de traductor, de sus lecciones divergentes respecto del texto de G. Uhlig (Leipzig, 1910) y compila una valiosa bibliografía, en la que da noticia de las dos únicas traducciones que existían hasta ahora: la de A. Butmann al alemán (Berlín, 1877) y la reciente de F. W. Householder al inglés (Ámsterdam, 1981). Aparte del propio Bécares, en esa bibliografía no hay ningún otro autor español: "Las ideas lingüísticas de Apolonio no han recibido aún la atención que su importancia les hace merecer. (...). De los cinco códices españoles de Apolonio que Uhlig menciona (y es probable que haya más), quizá ninguno de ellos haya recibido el estudio que está necesitándolo" (p. 64).

Frente a lo sostenido por los filósofos e historiadores de la filosofía que incluyen a Apolonio en la tradición estoica (Bécares cita a D. L. Blank, R. Camereer, K. Barwick y H. Steinthal), Bécares defiende rotundamente la inclusión de Apolonio Díscolo en la tradición filosófica alejandrina: "Es un hecho —afirma en p. 29— que los gramáticos antiguos fueron siempre conscientes de su especificidad frente a la filosofía y de la independencia de su propio sistema, y si citan a los filósofos (estoicos), es a menudo para reducir o equiparar sus términos o conceptos a los gramaticales, cuando no para rechazarlos claramente". Así mismo, señala con destreza las influencias platónicas, aristotélicas y estoicas, propugnando para Apolonio un eclecticismo conciliador ante las grandes cuestiones filosóficas y lingüísticas: naturaleza-convención, racionalismo-empirismo, analogía-anomalía (pp. 35-6).

La lectura directa de la Sintaxis desvanece cualquier duda en contra de la opinión defendida por Bécares: "Apolonio es, ante todo, un filólogo de fines y de contenidos, y como tal se siente en la tradición alejandrina" (p. 46). Precisamente esta calidad filológica de la Sintaxis de Apolonio la hace —en mi opinión— más merecedora de la atención de los filósofos del lenguaje y de los historiadores de la disciplina, pues con frecuencia nuestro conocimiento de la Gramática se limita a una vaga rememoración de nociones elementales aprendidas en la enseñanza secundaria. "Hay en los gramáticos antiguos —griegos y latinos— muchas cosas que nos están aguardando. Si tardan en descubrirse —se lamenta el Prof. Adrados en su recensión de esta obra— es por el temible problema que a tantas ciencias plantea el especialismo reinante".

El peligro de un especialismo esterilizante atenaza también —en mi opinión— a los filósofos del lenguaje. La lectura —por ejemplo— de las setenta páginas del Libro I que Apolonio dedica al artículo determinado o prepositivo (35-141) y al artículo pospositivo o pronombre relativo (142-57) disipará cualquier apresurado intento de simplificación sobre la materia. En los otros tres libros que componen la Sintaxis se abordan las materias siguientes: II. Sintaxis del pronombre (1-170). III Casos de incoherencia oracional (1-53); sintaxis general del verbo (54-190). IV. Las preposiciones. En contraste con la Téchne Grammatiké de Dionisio Tracio, "el tratado sintáctico de Apolonio —valora García Gual (pp. 7-8)— es un estudio amplio y bastante original. (...) En sus análisis hay atisbos que sorprenden por su modernidad, evocando en el lector algún comentario sobre sintaxis griega de J. Wackernagel o algún apunte sobre funciones sintácticas de K. Bühler o Noam Chomsky". A su vez, Bécares concluye su introducción con un encendido elogio a Apolonio como "padre indiscutible de la sintaxis y firme pilar de la teorización gramatical, en la que alcanzó logros definitivos, tanto por haber hecho el primer gran intento de sistematización, como por la superioridad intelectual que demuestra sobre antepasados y seguidores a la hora de encarar cuestiones lingüísticas" (p. 66).

Para ahuyentar el fantasma del especialismo que he mencionado, apuntaré tres observaciones de carácter menor: 1) La definición de teoría como "mecanismo de conceptos-términos" (p. 16), y las expresiones "mecanismo gramatical"(p. 16) y "mecanismos teóricos del método" (p. 47) resultan, cuando menos, extrañas. 2) En el libro I, 120, para mantener el paralelismo, podría resultar más clara —quizá sin detrimento de la fidelidad— la expresión "la construcción con el progreso interrogativo". Asimismo, la nota aclaratoria de este pasaje resulta escasamente inteligible para el lector pervertido filosóficamente: "Los pronombres significan el ente sin más, y sólo conociendo su referencia es posible conocer el ser concreto; el nombre, por el contrario, lo designa por sí mismo" (p. 138). Quizá esta nota podría resultar más clara si se evitaran las ocurrencias de "su", "lo" y "sí mismo" (que introducen antecedentes oscuros). En todo caso, el verbo "designar" —que puede aludir a "señalar"— no se compadece bien con la tesis de que los nombres no tienen poder deíctico (II, 22, 45). 3). Es una pena —dada la naturaleza de la obra y el interés especializado del lector— que el "Índice temático" (pp. 407-9) se limite a "los grandes temas" (n. 1), sin incluir un índice de nombres ni dar noticia de todos los lugares de la obra en que se abordan siquiera esos grandes temas.

La presencia del libro, la tipografía y la encuadernación —como es habitual en Editorial Gredos— son muy buenas, y las erratas escasísimas.



Última actualización: 22 de octubre 2007


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