J. Nubiola: "Recensión de T. L. Short: Peirce's Theory of Signs
Anuario Filosófico
XL/3 (2007), 748-749

SHORT, T. L.: Peirce's Theory of Signs, Cambridge University Press, New York, 2007, 374 págs.

Este es un libro importante en el campo de los estudios peirceanos y probablemente está llamado a corregir muchas de las interpretaciones desafortunadas que han plagado la semiótica contemporánea. El autor, que preside el Board of Advisors del Peirce Edition Project en la Indiana University, es un conocido especialista en Peirce y es del todo consciente del tono polémico de algunas de sus afirmaciones. Sin embargo, Short no sólo pretende corregir esas malinterpretaciones, sino que aspira además a demostrar la relevancia de la teoría peirceana de los signos para la filosofía analítica contemporánea que se ocupa del lenguaje, lo mental y la ciencia. En este sentido, se trata de un libro ambicioso en el que su autor se pone en la cabeza de Peirce y completa y enmienda sus textos donde es preciso para tratar de dotarlos de sentido. Los manuscritos de Peirce son un laboratorio, un muestrario de un pensamiento en marcha: "después de todo, él nunca estuvo satisfecho con las propias formulaciones de su teoría; nunca terminó una presentación de ella. Y además, Peirce escribía filosofía 'como un científico', proponiendo ideas que no pretendían ser finales, sino ser aplicadas y desarrolladas quizá por otros" (p. xii).

El libro está organizado en doce apretados capítulos. Arranca el primero (pp. 1-26) con el estudio de los antecedentes y alternativas a la teoría del signo de Peirce, prestando particular atención a su contraste con la semiología de Saussure (pp. 16-21). El segundo capítulo sobre "El desarrollo de la semiótica de Peirce" (pp. 27-59) tiene una notable importancia pues Short defiende que la teoría del joven Peirce en 1868-69 sobre el pensamiento-signo tenía deficiencias que no serían definitivamente corregidas por él hasta 1907. Los capítulos 3-6 están dedicados a exponer la semiótica madura de Peirce: "Faneroscopia" (pp. 60-90), que presenta la arquitectónica peirceana y su teoría de las categorías, "Prefacio a la causación final" (pp. 91-116) y "Causación final" (pp. 117-150), que dan cuenta de la teleología peirceana y su aceptabilidad como parte de la ciencia natural. El capítulo sexto "Significación" (pp. 151-177) está dedicado a una reconstrucción sistemática de la semiótica madura de Peirce en la que se da razón de la intencionalidad. Los capítulos séptimo y octavo, "Objetos e interpretantes" (pp. 178-206) y "Una taxonomía de signos" (pp. 207-234), se destinan a la clarificación de los enrevesados intentos de Peirce en la primera década del siglo XX para presentar una clasificación precisa de los signos, sus objetos e interpretantes. El capítulo noveno está dedicado a los principios implícitos en la taxonomía semiótica y su discusión contemporanea ("More Taxa", pp. 235-262). Short concluye que "a pesar del entusiasmo que la taxonomía tardía de Peirce ha suscitado, con su promesa de un vasto sistema, una estructura formal interminable ramificada que se aplicara en todo lugar y a todo, su examen de cerca decepciona. Es un boceto, tentativo y —a mi leal entender— incoherente. Su importancia no radica en lo que contiene, sino en el tipo de proyecto que define" (p. 260).

En los tres últimos capítulos el autor esboza una comparación entre Peirce y algunas figuras prominentes de la filosofía analítica contemporánea en el ámbito de la teoría del lenguaje, filosofía de lo mental y teoría de la ciencia. En el décimo "¿Cómo crecen los símbolos" (pp. 263-288), muestra Short con acierto cómo Peirce anticipa —y supera en algunos aspectos— la idea de designación rígida y las teorías de la referencia desarrolladas por Donellan, Kripke, Putnam y otros. En el capítulo undécimo, "Semiosis y lo mental" (pp. 289- 316), presenta Short una teoría naturalista no reduccionista de la mente, esto es, no behaviorista, basada en la semiótica de Peirce y en la intencionalidad. Finalmente en el capítulo duodécimo, "La estructura de la objetividad" (pp. 317-347), da cuenta del antifundacionalismo de Peirce y su concepción realista de la ciencia.

El libro se cierra con el habitual elenco bibliográfico y un útil índice de nombres e índice analítico que facilitan mucho la lectura para el lector especializado. Como es habitual en Cambridge University Press, la edición es excelente y contiene muy pocas erratas. Se trata de un libro de obligada lectura para cualquiera que a partir de ahora quiera adentrarse en la rica y fascinante teoría del signo de Charles S. Peirce.




Fecha del documento: 19 de mayo 2008
Ultima actualización: 21 de mayo 2008

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