Revista Latinoamericana de Filosofía
XIII, n. 1 (1987), 105-107

Recensión de
El compromiso esencialista de la lógica modal. Estudios sobre Quine y Kripke

Rodolfo Gaeta



JAIME NUBIOLA, El compromiso esencialista de la lógica modal. Estudio de Quine y Kripke. Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 1984, 349 pp.

Desde hace ya varias décadas se han multiplicado los estudios sobre la lógica modal, rescatando así la vigencia de antiguas nociones. Pero ha sido sobre todo la incorporación de la cuantificación en los sistemas modales lo que ha suscitado mayores polémicas en los círculos filosóficos. En este panorama se destacan las figuras de Quine y Kripke como representantes de posiciones encontradas. El primero —consecuente con su conocida postura acerca de la idea de analiticidad y todas las otras que se vinculan con su elucidación— desconfía del uso de las modalidades en general y rechaza especialmente todo intento de introducir operadores modales en el interior de fórmulas cuantificadas, recurso que viene a reeditar en la moderna notación lógica el viejo concepto de las modalidades de re. Por su parte, Kripke elabora formalmente la metáfora leibniciana de los mundos posibles y proporciona una semática intuitiva de la lógica modal.

Pero las cuestiones características de la lógica modal confluyen con los problemas que tratan de resolver las teorías acerca del significado y la referencia de las expresiones lingüísticas. Los enunciados de la forma "a" y "b", donde "a" y "b" son distintas denominaciones de un mismo objeto, constituyen un caso paradigmático, pues dan lugar a una serie de resultados prima facie paradójicos. En efecto, si se acepta que el enunciado "a=a" expresa una relación necesaria que todo objeto mantiene con sí mismo, ¿debe concluirse que se conserva el carácter necesario de la relación cuando sustituimos una de las figuraciones de la "a" por la denominación "b"? En este punto, como era de esperar, la respuesta varía conforme a la teoría del significado y la referencia que se acepte y de acuerdo también con la actitud que se adopte con respecto a las modalidades. Además, como la utilización irrestricta de los operadores modales permite hablar de propiedades necesarias y propiedades contingentes de las cosas, aparece una vez más en escena el concepto de esencia, en la medida en que una propiedad que pertenece necesariamente a un objeto forma parte de su esencia.

Esta problemática es la que aborda Nubiola en la obra que estamos reseñando. El libro adopta la forma de un extenso y documentado estudio crítico. Su cuerpo principal —que sigue a una breve presentación de las nociones de lógica modal y esencialismo— se desarrolla en los capítulos segundo y tercero, en los cuales el autor se refiere sucesivamente a las objeciones de Quine en contra de la lógica modal y a la intepretación semática que Kripke propuso para esta rama de la lógica. Nubiola lleva a cabo, en primer lugar, una pormenorizada exposición de las opiniones de Quine acerca de la legitimidad de la lógica modal, transcribiendo sus argumentos conforme al orden cronológico en el que fueron formulados y estableciendo relaciones entre las ideas de Quine y las de otros lógicos, tales como Frege, Lewis, Russell, Barcan y Church. Similar tratamiento reciben las tesis de Kripke, examen que recoge los aportes de una vasta lista de filósofos que se ocuparon del tema.

Desde las primeras páginas se hace evidente que Nubiola toma partrido por la posición de Kripke en defensa de la validez de la lógica modal cuantificada y la aceptación de sus consecuencias filosóficas, esto es, la admisión de las modalidades de re y la atribución del carácter necesario de los enunciados que afirman la identidad de un objeto por medio de lo que Kripke denomina "designadores rígidos", aquellas expresiones que designan una misma cosa en todos los mundos posibles o situaciones contrafácticas en las que el referente existe. Los designadores rígidos se manifiestan, fundamentalmente, en los nombres propios del lenguaje corriente y en las palabras que nombran clases naturales, tales como "tigre" o "calor".

El propósito declarado del autor es el de superar el antagonismo entre la metafísica y la filosofía analítica, que aún advierte en el pensamiento español de nuestros días. Con este fin se esfuerza por subrayar la relevancia filosófica de la lógica modal, aludiendo repetidamente a las connotaciones ontológicas de las modalidades de re y sus contrastes con la lógica no modal. Estima que el rechazo de la lógica modal por parte de Quine importa la desvalorización de una rama importante de la lógica contemporánea en virtud de una decisión enimentemente metafísica. Argumenta, al respecto, que el repudio de las modalidades sobre la base de una adhesión de la lógica extensional es insuficiente para descalificar el concepto de la necesidad, pues juzga que las dificultades técnicas aducidas por Quine no autorizan a concluir que en el ámbito de lo real no haya lugar para la distinción entre necesidad y contingencia. Más aún, califica de irracional la postura de Quine (p. 147) y reivindica el carácter primariamente ontológico de la doctrina modal aristotélica.

La línea argumental seguida por Nubiola, y su intención ya mencionada de tender un puente entre la metafísica tradicional y la filosofía analítica, lo impulsan a encontrar en Kripke un filósofo que "supera la consideración analítica del ser como existencia en el sentido del cuantificador existencial para adentrarse, ciertamente con titubeos y lagunas, en la dilucidación del ser real de cada cosa " (pp. 12-13). Precisamente, la resolución de tales titubeos y el sortear esas lagunas es la tarea que el propio Nubiola intenta lleva a término. Sin embargo, dedica relativamente poco espacio a la consideración explícita del cuantificador existencial y sus presuntas limitaciones, aunque alude al tema en varias oportunidades. Concluye, de todos modos, que la posibilidad de caracterizar semánticamente la existencia como un predicado monádico, desde la perspectiva de Kripke, autoriza a pensar que se trata de un "predicado real". En consonancia con estas ideas, Nubiola intenta aproximar las tesis de Kripke al esencialismo estrictamente aristotélico, y atribuye las distancias que el mismo Kripke marca entre su pensamiento y el de Aristóteles a un desconocimiento de la doctrina de éste último.

Por nuestra parte —sin que esta opinión signifique disminuir el valor de la investigación de Nubiola en lo que concierne al análisis de las ideas de Quine y de Kripke— estimamos que su meritorio intento de justificar la formulación de las tesis de Kripke en un lenguaje mejor apreciado por los que sienten cierto antagonismo hacia la filosofía analítica no está plenamente cumplido y así parece reconocerlo el autor cuando alude, en las palabras fnales de su obra, a un puente entre el análisis del lenguaje y las cosas, mas un puente que aún ha de recorrerse. Creemos que los titubeos y lagunas que subsisten en los trabajos de Kripke responden a razones que no pueden identificarse, por caso, con su presunto desconocimiento del pensamiento de Aristóteles. El motivo debe buscarse, más bien, en la dificultad intrínseca del tema y en las dudas que naturalmente asaltan a un filósofo cuando arriesga una teoría que pretende, entre otras cosas, dar cuenta del funcionamiento efectivo del lenguaje. En última instancia, Kripke apela a la distinción de los planos metafísico y gnoseológico para poder sostener que hay juicios de identidad que no dejan de ser necesarios por más que su verdad se descubra a posteriori. El hecho de que el concepto de designador rígido cumpla un papel tan destacado en su doctrina es un fuerte indicio de que el problema que trata de resolver no apunta finalmente a dilucidar en qué consiste el ser real de una cosa. O, al menos, es muy posible que Kripke se resista a aceptar que la cuestión sea planteada en términos semejantes. Los intereses de Kripke parecen tener otros objetivos. Es difícil convencerse de que Quine y Kripke discrepan acerca de la "mismidad ontológica de un objeto", como gustaría decir Nubiola. El propio Quine suscribe, en "Notes on Existence and Necessity", que la identidad es una relación que un objeto mantiene consigo mismo y con nada más, como bien señala Nubiola (p. 44). Las diferencias que separan a Quine y Kripke están centradas en el análisis de los enunciados modales en general y en la interpretación de los enunciados de identidad; y la discusión sobre cuestiones ontológicas o metafísicas no aparecen desvinculadas de la consideración de tales enunciados. Por este motivo —creemos— hay razones para temer que la aproximación que Nubiola intenta establecer entre las perspectivas que la aproximación que Nubiola intenta entre las perspectivas "tradicional" y "analítica" quizá no termine de colmar las expectativas de ambas partes.

 


Fecha del documento: 18 de julio 2007
Última actualización: 18 de julio 2007
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