EL FONDO DE LA ACTUALIDAD
La Gaceta de los Negocios
,
15 de marzo de 2003, Fin de Semana/4

PRAGMATISMO, IDEAS Y CERTEZAS


Jaime Nubiola
jnubiola@unav.es



Una de las tesis centrales del reciente libro El Club de los Metafísicos de Louis Menand, es la de que los pensadores pragmatistas Holmes, James, Peirce y Dewey tenían en común quizá solo una idea, pero se trataba de una importante, pues era una idea sobre las ideas. "Todos ellos creían que las ideas no están 'ahí fuera' esperando a ser descubiertas, sino que son instrumentos —como los tenedores y los cuchillos y los microchips— que la gente elabora para habérselas con el mundo en el que se encuentran. Creían que las ideas no son producidas por los individuos, sino por grupos de individuos, esto es, que las ideas son sociales. Creían que las ideas no se desarrollan según una lógica interna propia, sino que son enteramente dependientes, como los gérmenes, de sus portadores humanos y del ambiente. Y creían que como las ideas son respuestas provisionales a circunstancias particulares e irrepetibles, su supervivencia no depende de su inmutabilidad, sino de su capacidad de adaptación".

Oliver Wendell Holmes y los pragmatistas clásicos aprendieron de la sangrienta Guerra Civil americana que la certeza lleva muchas veces a la violencia. Como escribía Alan Ryan al dar noticia del libro de Menand en el New York Times Review of Books, "el problema de la creencia al que el pragmatismo proporciona una respuesta no era el problema tradicional en la cultura victoriana de la pérdida de la fe, sino el problema de un exceso de fe". Puede sonar fuerte expresarlo así, pero la convicción de poseer la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad es la vía más insidiosa por la que a menudo se introduce la violencia en la convivencia humana tanto a un nivel mundial como a la pequeña escala de una familia, una comunidad de vecinos o una organización profesional.

Lo realmente perverso no es que los malos hagan el mal, sino que lo hagan "los buenos" creyendo hacer el bien: así eliminaron a Jesucristo los príncipes de los sacerdotes y los escribas de su tiempo, y así eliminan hoy en día muchas veces "los demócratas" a quienes piensan de manera distinta que ellos. Nadie es inmune a este peligro que acecha más cuanto más convencido se esté de la verdad y la fuerza de la propia posición en una materia determinada. Sin embargo, del hecho de que yo esté convencido de mis opiniones no se sigue lógicamente que sea esa la única manera posible de considerar un asunto. Por el contrario, la mejor herencia de la filosofía medieval es la convicción de que en cada esfuerzo intelectual hay algún aspecto luminoso del que podemos aprender, de que todas las opiniones formuladas seriamente dicen en algún sentido algo verdadero y son por tanto merecedoras de nuestra atención: Omnes enim opiniones secundum quid aliquid verum dicunt, escribió Tomás de Aquino. Como la realidad es multilateral, como tiene una ilimitada multiplicidad de aspectos, la verdad no puede ser agotada por ningún conocimiento humano, sino que queda siempre abierta a nuevas formulaciones.

La defensa del pluralismo no implica una renuncia a la verdad o su subordinación a un perspectivismo culturalista. Al contrario, el pluralismo estriba no sólo en afirmar que hay diversas maneras de pensar acerca de las cosas, sino además en sostener que entre ellas hay —en expresión de Stanley Cavell— maneras mejores y peores, y que mediante el contraste con la experiencia y el diálogo racional los seres humanos somos capaces de reconocer la mayor parte de las veces la superioridad de un parecer sobre otro. Nuestras teorías, como los artefactos que fabricamos, son construidos por nosotros, pero ello no significa que sean arbitrarias o que no puedan ser mejores o peores. Al contrario, que nuestras teorías sean creaciones humanas significa que pueden —¡deben!— ser reemplazadas, corregidas y mejoradas todo lo que haga falta hasta que aprendamos a vivir en paz y concordia. En este horizonte —creativo y exigente a la vez— aspiran a situarse estas reflexiones mías desde el fondo de la actualidad.


Fecha del documento: 9 de junio 2006
Última actualización: 9 de junio 2006
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