Curso Filosofía del Lenguaje
Prof. Jaime Nubiola
Universidad de Navarra

Investigaciones Filosóficas
§65-71

"Juegos de lenguaje"




65. Aquí topamos con la gran cuestión que yace tras todas estas consideraciones. —Pues podría objetarse ahora: "¡Tú cortas por lo fácil! Hablas de todos los juegos de lenguaje posibles, pero no has dicho en ninguna parte qué es lo esencial de un juego de lenguaje y, por tanto, del lenguaje. Qué es común a todos esos procesos y los convierte en lenguaje, o en partes del lenguaje. Te ahorras, pues, justamente la parte de la investigación que te ha dado en su tiempo los mayores quebraderos de cabeza, a saber, la tocante a la forma general de la proposición y del lenguaje".

Y eso es verdad. —En vez de indicar algo que sea común a todo lo que llamamos lenguaje, digo que no hay nada en absoluto común a estos fenómenos por lo cual empleamos la misma palabra para todos, —sino que están emparentados entre sí de muchas maneras diferentes. Y a causa de este parentesco, o de estos parentescos, los llamamos a todos "lenguaje". Intentaré aclarar esto.

66. Considera, por ejemplo, los procesos que llamamos "juegos". Me refiero a juegos de mesa, juegos de cartas, juegos de pelota, juegos de lucha, etc. ¿Qué hay común a todos ellos? —No digas: "Tiene que haber algo común a ellos o no los llamaríamos 'juegos'" —sino mira si hay algo común a todos ellos. —Pues si los miras no verás por cierto algo que sea común a todos, sino que verás semejanzas, parentescos y por cierto toda una serie de ellos. Como se ha dicho: ¡no pienses, sino mira! —Mira, por ejemplo, los juegos de mesa con sus variados parentescos. Pasa ahora a los juegos de cartas: aquí encuentras muchas correspondencias con la primera clase, pero desaparecen muchos rasgos comunes y se presentan otros. Si ahora pasamos a los juegos de pelota, continúan manteniéndose varias cosas comunes pero muchas se pierden. —¿Son todos ellos 'entretenidos'? Compara el ajedrez con el tres en raya. ¿O hay siempre un ganar o perder, o una competición entre los jugadores? Piensa en los solitarios. En los juegos de pelota hay ganar y perder; pero cuando un niño lanza una pelota a la pared y la recoge de nuevo, ese rasgo ha desaparecido. Mira qué papel juegan la habilidad y la suerte. Y cuán distinta es la habilidad en el ajedrez y la habilidad en el tenis. Piensa ahora en los juegos de corro: Aquí hay el elemento del entretenimiento, ¡pero cuántos de los otros rasgos característicos han desaparecido! Y podemos recorrer así los muchos otros grupos de juegos. Podemos ver cómo los parecidos surgen y desaparecen.

Y el resultado de este examen reza así: Vemos una complicada red de parecidos que se superponen y entrecruzan. Parecidos a gran escala y de detalle.

67. No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresión "parecidos de familia"; pues es así como se superponen y entrecruzan los diversos parecidos que se dan entre los miembros de una familia: estatura, facciones, color de los ojos, andares, temperamento, etc., etc. —Y diré: los 'juegos' componen una familia.

68. [...] Y así es como empleamos de hecho la palabra "juego". ¿Pues de qué modo está cerrado el concepto de juego? ¿Qué es aún un juego y qué no lo es ya? ¿Puedes indicar el límite? No. Puedes trazar uno: pues no hay aún ninguno trazado. (Pero eso nunca te ha incomodado cuando has aplicado la palabra "juego").

"Pero entonces no está regulada la aplicación de la palabra; no está regulado el 'juego' que jugamos con ella". ——No está en absoluto delimitado por reglas; pero tampoco no hay ninguna regla para, por ejemplo, cuán alto se puede lanzar la pelota en el tenis, o cuán fuerte, y no obstante el tenis es un juego y tiene reglas también.

69. ¿Cómo le explicariamos a alguien qué es un juego? Creo que le describiríamos juegos y podríamos añadir la descripción: "esto y cosas similares se llaman 'juegos'". ¿Y acaso sabemos nosotros mismos más? ¿Es acaso sólo a los demás a quienes no podemos decir exactamente qué es un juego? —Pero esto no es ignorancia. No conocemos los límites porque no hay ninguno trazado. Como hemos dicho, podemos —para una finalidad especial— trazar un límite. ¿Hacemos con ello utilizable ahora el concepto? ¡De ningún modo! Excepto para esta finalidad especial. Tan poco como haría utilizable la medida de longitud '1 paso' quien diese la definición: 1 paso= 75 cm. Y si quieres decir "Pero anteriormente no era una medida de longitud exacta", entonces respondo: perfecto, era una inexacta. —Aunque todavía me debes la definición de exactitud.

70. "Pero si el concepto de 'juego' está de tal modo falto de delimitación, entonces no sabes en realidad lo que quieres decir con 'juego'". ——Si doy la descripción: "El suelo estaba totalmente cubierto de plantas" —¿querrás decir que no sé de qué hablo mientras no pueda dar una definición de planta?

Una explicación de lo que quiero decir sería, digamos, un dibujo y las palabras: "Este aspecto más o menos tenía el suelo". Quizá también yo diga: "tenía exactamente este aspecto". —Así pues, ¿estaban ahí exactamente estas hierbas y hojas, en esas posiciones? No, no se quiere decir eso. Y no admitiría ninguna figura, en este sentido, como la exacta.

71. Puede decirse que el concepto de 'juego' es un concepto de bordes borrosos, —"¿Pero es un concepto borroso en absoluto un concepto?" —¿Es una fotografía difusa en absoluto una figura de una persona? Sí; ¿puede siempre reemplazarse con ventaja una figura difusa por una nítida? ¿No es a menudo la difusa lo que justamente necesitamos?

Frege compara el concepto con un área y dice: un área delimitada sin claridad no podría en absoluto llamarse un área. Esto probablemente quiere decir que no podríamos hacer nada con ella. —Pero, ¿carece de sentido decir: "¡Detente aquí aproximadamente!?" Imagínate que yo estuviera con otro en una plaza y dijese eso. Mientras lo hago ni siquiera trazo un límite, sino que quizás hago con la mano un movimiento ostensivo —como si le mostrase un determinado punto. Y justamente así es como se explica qué es un juego. Se dan ejemplos y se quiere que sean entendidos en un cierto sentido. —Pero con esta expresión no quiero decir: él debe ahora ver en estos ejemplos la cosa común que yo —por alguna razón— no pude expresar. Sino: él debe ahora emplear estos ejemplos de determinada manera. La ejemplificación no es aquí un medio indirecto de explicación —a falta de uno mejor. Pues también cualquier explicación general puede ser malentendida. Así jugamos precisamente el juego (me refiero al juego de lenguaje con la palabra "juego").

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Alguien me dice: "¡Enséñales un juego a los niños!" Yo les enseño a jugar dinero a los dados y el otro me dice "No me refería a un juego así". ¿Debe haberle venido a las mientes la exclusión del juego de dados cuando me dio la orden?

 

 

L. Wittgenstein: §65-71, Investigaciones Filosóficas (1953).
Traducción castellana de A. García Suárez y U. Moulines.
Crítica, Barcelona, 1988, pp. 85-93.




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Última actualización: 16 de marzo 2016