Curso Filosofía del Lenguaje II
Prof. Jaime Nubiola
Universidad de Navarra

The Truth=La verdad

Markel Otsoa de Etxaguen
motsoadeetx@alumni.unav.es




La filosofía ha recorrido un largo camino desde su nacimiento en la Grecia clásica hasta nuestros tiempos. Se puede observar una evolución importante en el pensamiento de los diferentes autores, pero es curioso que los temas de los que tratan sean siempre los mismos. Problemas como los que plantean la ética, el Ser, o Dios han sido tratados desde siempre con mayor o menor acierto. Si el ser humano se plantea estos asuntos es porque existe una verdad, si no, no tendría sentido dedicar el tiempo a pensar. Sin verdad no existe la filosofía, pero ¿qué es la verdad?

La verdad se da en el plano mental y tiene que ver con los hechos. La definición más clásica defiende que la verdad es la adecuación de los contenidos mentales con los hechos. Y yo creo que no le falta razón. Podría parecer una definición simplista, a la que se la han puesto miles de objeciones, pero creo que sigue siendo muy válida. Los mayores críticos de esta definición son los filósofos del lenguaje. La definición que aparece unas líneas más arriba no parece tener en cuenta el lenguaje. Y el lenguaje es la base de todo pensamiento filosófico, no se puede pensar sin lenguaje. De corregir esa definición se ocupó el filósofo inglés J. L. Austin. Según el filósofo inglés "se dice que un enunciado es verdadero cuando el estado histórico de cosas con el que está correlacionado por las convenciones demostrativas es de un tipo con el que la oración usada al hacerlo está correlacionada por las convenciones descriptivas". Austin fue acusado por su colega Strawson de suavizar la definición clásica y adaptarla a los nuevos tiempos. Si esto fuera así la verdad dependería exclusivamente del lenguaje, algo puramente convencional.

Pero la verdad no depende únicamente del eso. Ese contenido mental que defendían los filósofos clásicos no es solamente lenguaje. La verdad no depende exclusivamente del lenguaje porque de lo contrario, habría tantas verdades como lenguas hay en el mundo. La mente humana tiene la capacidad de hacerse con la verdad de las cosas con independencia del lugar en el que se encuentre. La verdad es la misma aquí que en Inglaterra. Tiene algo en común que todas las personas podemos alcanzar independientemente de los enunciados que usemos. La verdad entonces, sería la adecuación de los hechos con los contenidos mentales, los que podemos expresar mediante el lenguaje, y los que no dependen de éste.

Otro problema que trata el filósofo de Oxford es el de la precisión del lenguaje. Un enunciado puede ser más o menos preciso, adecuado o inadecuado para el receptor... en estos casos es inútil hablar de los enunciados en términos de verdad y falsedad. Austin defiende que hay diversos grados y dimensiones de éxito de hacer enunciados dependiendo de la situación, la precisión y de los conocimientos del receptor. En estos casos no se habla de verdad o falsedad, sino de adecuación o inadecuación del enunciado en un contexto determinado.

En conclusión se podría decir que la verdad tiene que ver con los hechos y con los contenidos mentales, no sólo con el lenguaje. Yo estoy de acuerdo con Austin en la mayoría de las cosas que dice, pero me gustaría restar un poco de importancia al lenguaje. Debe haber algo más, algo que universalice la verdad, algo que no la haga arbitraria y dependiente del idioma. Una persona es capaz de pensar una verdad universal de la misma manera que lo hará otro que no hable su mismo idioma, o que simplemente use enunciados distintos. Para terminar me gustaría remarcar la importancia que tiene el hecho de que Austin se haya dado cuenta de que todos los enunciados no pueden ser reducidos en términos de verdad y falsedad. Podría parecer que esto da lugar a ambigüedades, pero es necesario para una comunicación apropiada entre las personas.


Diseño de la página: Izaskun Martínez
Última actualización: 25 de abril 2006

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