III Congreso General de Historia de Navarra, Pamplona, 19-24 septiembre 1994
CD ROM, Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra, Pamplona, 1998.

Area III: El mundo de las ideas
Ponencia: Corrientes educativas europeas en la educación navarra



LA CREATIVIDAD LINGÜÍSTICA EN
HUARTE DE SAN JUAN Y NOAM CHOMSKY



José M. Gurpegui y Jaime Nubiola
Universidad de Navarra





En esta comunicación1 aspiramos, en primer lugar, a mostrar la conexión de las concepciones sobre la creatividad entre dos figuras importantes en su respectiva época, por una parte, el navarro Huarte de San Juan en el Renacimiento y, por otra, Noam Chomsky en nuestra época contemporánea. En segundo lugar, queremos estudiar con cierto detalle textual la interpretación chomskyana de Huarte, para destacar el singular papel que la noción huartiana de creatividad tuvo como precursora del desarrollo de la articulación de lenguaje y pensamiento en la tradición cartesiana y, en consecuencia, en la gramática generativa de las últimas décadas.

1. Introducción: Huarte y Chomsky

El médico Juan Huarte de San Juan de Pie de Puerto (1529?-1588) entró en la historia de la cultura por su único libro Examen de ingenios para las ciencias (Baeza, 1575), reimpreso en Pamplona en 1578 y traducido en seguida a las principales lenguas europeas (Rey Altuna 1983). Huarte se cuenta entre los fundadores de la psicología diferencial (Iriarte 1948; Santoyo y García Vega 1990; García Vega 1991; Carpintero 1992), y ha tenido también notable influencia en la crítica y teoría literaria de su época (Vilanova 1953; Bahner 1966; Torre 1977, 1984): se aprecian sus huellas en el mismo Quijote (Serés 1989, 62) y puso en circulación una noción de ingenio todavía en boga actualmente (Ayala 1990; Marina 1993).

En palabras de Huarte en el segundo proemio al lector de 15752, "saber, pues, distinguir y conocer estas diferencias naturales del ingenio humano, y aplicar con arte a cada una la ciencia en que más ha de aprovechar, es el intento desta mi obra" (Huarte 1989, 164). Pero además del examen o distinción de los diferentes ingenios, otro de los motivos que mueve a Huarte a escribir su libro es —como ha señalado Serés (1989, 41)—"el de defender las (...) capacidades creativa y cognoscitiva del hombre; su posibilidad de inventar, de generar".

Noam Chomsky, el conocido lingüista norteamericano, publicó en 1966 un pequeño libro titulado Cartesian Linguistics, traducido al español tres años después, en el que exponía las líneas principales del desarrollo histórico de las ideas racionalistas acerca del lenguaje desde el Renacimiento hasta principios del s. XIX, centrando su atención particularmente en Descartes, la escuela de Port-Royal y Humboldt. Nuestro Huarte de San Juan es mencionado en el primer capítulo como posible fuente de Descartes (Chomsky 1969, 22-23), pues el rasgo más característico de la lingüística cartesiana sería la acentuación del aspecto creativo del lenguaje que, libre de la servidumbre de los estímulos, se convierte así en la expresión esencial de la naturaleza humana. Dos años después en Language and Mind, traducido al español en 1971, Chomsky dedicó también cierta atención a la contribución de Huarte a la tradición racionalista del lenguaje y el entendimiento (Chomsky 1986, 28-30).

2. La creatividad en Huarte de San Juan y su interpretación chomskyana

La capacidad inventiva, creadora, del hombre es una de las ideas del Examen de ingenios que alcanzó una mayor difusión. En el capítulo V de su obra Huarte defiende el carácter individual de la capacidad creativa cuando describe cierta diferencia de ingenios

"inventivos [que] llaman en lengua toscana caprichosos, por la semejanza que tienen con la cabra en el andar y pacer. Esta jamás huelga por lo llano; siempre es amiga de andar a sus solas por los riscos y alturas, y asomarse a grandes profundidades; por donde no sigue vereda ninguna ni quiere caminar con compaña. Tal propiedad como ésta se halla en el ánimo racional cuando tiene un cerebro bien organizado y templado: jamás huelga en ninguna contemplación, todo es andar inquieta buscando cosas nuevas que saber y entender. (... ) Porque hay otros hombres que jamás salen de una contemplación ni piensan que hay más en el mundo que descubrir. Estos tienen la propiedad de la oveja, la cual nunca sale de las pisadas del manso" (Huarte 1989, 344-345).

Además, la dimensión creativa de la actividad humana aparece en muchos otros lugares del texto huartiano: desde la definición de ingenio que lo deriva de ingenero 'engendrar' hasta la identificación de esta capacidad creativa y engendradora como la propiedad que asemeja a los seres humanos con Dios y los diferencia de los animales (Serés 1989, 34). Para Huarte, el entendimiento es fundamentalmente una facultad generativa

"de la manera que en la primera generación el animal o planta da ser real y sustantífico a su hijo, no lo teniendo antes de la generación, así el entendimiento tiene virtud y fuerzas naturales de producir dentro de sí un hijo, al cual llaman los filósofos naturales noticia o concepto, que es verbum mentis " (Huarte 1989, 188).

En esto Huarte de San Juan, movido por un afán de defender la capacidad creativa, inventiva y cognoscitiva del hombre, se aparta de la anamnesis platónica y de la tabula rasa aristotélica. Para Huarte, el entendimiento ni es un recuerdo de ideas preexistentes, ni procede de los sentidos, sino que —como señala Serés (1989, 188)—"el 'ánima racional' está dotada de una energía propia que le capacita para ejercitar las funciones del entendimiento de forma análoga a como realiza las de vegetación, sensación y estimación; el entendimiento posee su peculiar energía, composición y figura para engendrar imágenes, ideas y conceptos".

En el Examen de Huarte la dimensión creativa juega un papel decisivo para la delimitación de los diversos niveles del ingenio. En primer lugar, Huarte describe dos géneros distintos de docilidad a los que corresponden dos ingenios diferentes: el primer género de docilidad es aquel "cuya habilidad no se extiende a más de aprender y retener en la memoria lo que el maestro dice y enseña" (Huarte 1989, 198) y se aviene bien con el dicho aristotélico nihil est in intellectu quin prius fuerit in sensu. El segundo tipo de docilidad corresponde al de los ingenios cuyo entendimiento no tiene necesidad

"de memoria que le guarde las figuras y especies para discurrir con ellas otra vez, antes las mesmas cosas naturales se las dan todas las veces que las quieren contemplar; y siendo sobrenaturales, sin especies ni figuras que hayan pasado por los sentidos, las entienden" (Huarte 1989, 197-198).

y

"que con sólo el objeto y su entendimiento, sin ayuda de nadie, paren mil conceptos que jamás se vieron ni oyeron" (Huarte 1989, 194).

Finalmente describe Huarte una tercera diferencia de ingenio "con la cual dicen los que la alcanzan (sin arte ni estudio) cosas tan delicadas, tan verdaderas y prodigiosas, que jamás se vieron, ni oyeron, ni escribieron (...) Llámala Platón ingenium excellens cum mania " (Huarte 1989, 202). Huarte considera un "error claro y manifiesto" de Platón su recurso a la revelación divina para dar cuenta de esta tercera clase de ingenio y atribuye el peculiar comportamiento de los poetas, prototipo de este ingenio, al particular temperamento de estas personas (teoría de los humores).

La interpretación que Chomsky desarrolla del texto de Huarte de San Juan se enmarca dentro de su proyecto de recuperación de la tradición racionalista en el estudio del lenguaje. Chomsky descubre en Huarte un precedente ilustre del énfasis en el aspecto creativo que más tarde desarrollarán Descartes y otros pensadores de aquella tradición. Pero además, Chomsky encuentra en el texto de Huarte la afirmación de una distinción radical entre seres humanos y animales, que estribaría en el aspecto creativo, en la facultad generativa, en suma, en el ingenio (Chomsky 1969, 23; 1986, 30).

Sin embargo, aunque es cierto que en Huarte de San Juan el aspecto creativo es un elemento clave, no es del todo claro que en el Examen de ingenios sea el aspecto creativo lo que distinga radicalmente a hombres y animales como afirma Chomsky, puesto que Huarte emplea la diversidad creativa exclusivamente para diferenciar clases de ingenios entre los tipos humanos, pero no para distinguir a estos de los brutos.

Por una parte, las tres clases de ingenio están estrechamente ligadas a los grados de docilidad, esto es, a los grados de aptitud para ser enseñado por los maestros (primer grado), por la naturaleza (segundo grado), o por una cierta inspiración poética (tercer grado). Así lo han interpretado Esteban Torre (1977, 85-86) y también Guillermo Serés (Huarte 1989, 198). El error de Chomsky estaría en equiparar la primera clase de ingenios (a la que llama "ingenio dócil") con los animales y la segunda clase con la inteligencia humana normal: "Huarte sostiene que la distinción entre el ingenio dócil, que satisface la máxima empirista, y la inteligencia normal, con su irrestricta capacidad creadora, es la que se da entre los animales brutos y el hombre" (Chomsky 1986, 30). La primera diferencia de ingenio es una diferencia entre los hombres y en ninguna parte Huarte la emplea para distinguir a éstos de los animales. Además, la docilidad, la disponibilidad para ser enseñado "no define, peyorativa y exclusivamente, al primer grado de inteligencia" (Torre 1977, 86), y es la naturaleza quien enseña los ingenios de segundo grado.

De otra parte, Huarte distingue en su Examen de los ingenios tres diferentes géneros de "inhabilidad" que responden a los tres diferentes ingenios (Huarte 1989, 214): por una parte están los "capados" o "entendimientos impotentes" para engendrar; por otra los que logran "concebir la figura de los primeros principios", pero no tienen memoria; en tercer lugar, los que tienen un cierto grado de memoria, pero "no poseen entendimiento suficiente, ni son capaces de disponer o estructurar los razonamientos". Chomsky se equivoca nuevamente al equiparar el primer grado al del ingenio dócil (Chomsky 1969, 23; 1986, 30; Huarte 1989, 217).

El estudio detenido de la interpretación chomskyana de Huarte ilustra al menos dos cosas. Por una parte, hay una interpretación errónea de algunos pasajes del texto huartiano, quizás debido a que Chomsky descubre al autor navarro después de haber establecido las tesis básicas de la gramática generativa para las que busca sólido aval histórico. Por otra parte, hay dos aspectos del pensamiento de Huarte que interesan particularmente a Chomsky —su énfasis en el aspecto creativo del entendimiento como facultad "generativa" y su concepción de la naturaleza humana como opuesta a la de los animales— que van a encontrarse explicitadas en Descartes y sus continuadores.

3. La discusión acerca de la creatividad conceptual y la creatividad lingüística

Huarte emplea en varios pasajes el símil del parto para explicar la relación entre el entendimiento y los conceptos: "el entendimiento tiene virtud y fuerzas naturales de producir dentro de sí un hijo, al cual llaman los filósofos naturales noticia o concepto, que es verbum mentis" (Huarte 1989, 188). (...) "el entendimiento es potencia generativa y que se empreña y pare, y que tiene hijos y nietos, y una partera (dice Platón) que le ayuda a parir" (Huarte 1989, 187-188), y más adelante afirma Huarte que Sócrates "no podía hacer parir ciencia a sus discípulos, no teniendo ellos de suyo el entendimiento preñado" (Huarte 1989, 221). Estos textos de Huarte sobre el entendimiento como facultad generativa que produce creativamente conceptos, llamaron poderosamente la atención de Chomsky: el descubrimiento clave de Huarte es para el lingüista americano la capacidad del ser humano normal de "generar nuevos pensamientos y de darles expresión apropiada e inédita, de un modo que trasciende por completo los hábitos y la experiencia previamente adquiridos" (Chomsky 1986, 29).

Ahora bien, ¿cuál es para Huarte la relación entre los conceptos y el lenguaje, entre la creatividad conceptual y la creatividad lingüística? Esteban Torre ha objetado a Chomsky que el símil del proceso generativo conceptual no es original de Huarte, pues ya aparece en San Agustín, Aristóteles y Platón (Torre 1977, 84). Pero en defensa de Chomsky puede decirse que en estos autores, salvo quizás Platón, la creación de conceptos no está enmarcada en una teoría de la inteligencia humana.

La crítica más interesante a la interpretación chosmkyana de Huarte es la que hace Malcolm Read (y ha reiterado José Mondéjar 1984). Esta crítica consiste esencialmente en acusar a Chomsky de haber malinterpretado a Huarte, pues éste sólo se refería a la creatividad en el ámbito del pensamiento y no a la creatividad lingüística de la que no hay mención explícita en el Examen (Read 1975, 425). Si se argumentara en defensa de Chomsky que la creatividad lingüística está implícita en la creatividad conceptual, sería difícil dar sentido a la asociación que Huarte hace del lenguaje (o más bien de las lenguas) con la memoria en el capítulo VIII del Examen (X en la edición de 1594):

"En el catálogo de las ciencias que dijimos pertenecer a la memoria, pusimos la lengua latina y las demás que hablan todas las naciones del mundo. Lo cual ningún hombre sabio puede negar; porque las lenguas fue una invención que los hombres buscaron para poder entre sí comunicarse y explicar los unos a los otros sus conceptos, sin haber en ello más misterio ni principios naturales de haberse juntado los primeros inventores, y a buen pláceme, como dice Aristóteles, fingir los vocablos y dar a cada uno su significación. Resultó de allí tanto número de ellos y tantas maneras de hablar tan sin cuenta ni razón, que, si no es tiniendo el hombre buena memoria, con ninguna otra potencia es imposible poderse comprender." (Huarte 1989, 397-398).

Malcolm Read sugiere algunas razones por las que Huarte consideró que las lenguas debían pertenecer a la memoria, en lugar de al entendimiento o a la imaginación. Entre ellas están el que Huarte creía que las lenguas vernáculas eran aprendidas por arte como el latín en la escuela y el que la teoría pedagógica renacentista asociaba las destrezas lingüísticas principalmente con el aprendizaje infantil, pues se consideraba que el ser humano en su primera etapa de vida tenía una existencia más receptiva y pasiva, semejante a la de los animales. Huarte sostiene también una opinión parecida:

"Cuán impertinente sea la imaginativa, y el entendimiento, para aprender lenguas y maneras de hablar, pruébalo claramente la niñez, que, con ser la edad en la cual el hombre está más falto de estas dos potencias, con todo eso dice Aristóteles que los niños aprenden mejor cualquiera lengua que los hombres mayores, aunque son más racionales (...) Luego, si en la edad que más reina la memoria y menos hay de entendimiento y de imaginación, se aprenden mejor las lenguas que cuando hay falta de memoria y sobra de entendimiento, cierto es que con la memoria se adquieren y no con otra potencia ninguna" (Huarte 1989, 398).

Para Huarte de San Juan la memoria "es un gran almacén cuya capacidad va disminuyendo conforme pasan los años", pues hay relación directa entre el paso del tiempo y el número de datos almacenados; (...) es algo inerte sin fuerza de generación y de transformación" (Mondéjar 1984, 122). A diferencia de la escolástica medieval, —apunta Malcolm Read— el humanismo renacentista creía que los ámbitos del entendimiento y del lenguaje eran bastante distintos y estaban separados. Tras estas razones que explicarían la inclusión de las lenguas en la memoria, Read concluye con rotundidad que "para Huarte la creatividad está claramente limitada al ámbito del pensamiento y concibe su formulación lingüística como un proceso mecánico controlado por la memoria" (Read 1975, 427).

Lo que resulta de singular interés es preguntarse si Chomsky es consciente de que en Huarte la creatividad está restringida al ámbito conceptual o por el contrario simplemente lo malinterpreta por su peculiar concepción de las relaciones entre pensamiento y lenguaje. Esto último es lo que Mondéjar parece entender cuando afirma que

"creer y defender, en consecuencia, que por la mente de Huarte pudo pasar que una de las características de la lengua, de la gramática, es la 'creatividad', tal y como se concibe en la obra de Chomsky, es forzar hasta la desconsideración el pensamiento de nuestro genial, por muchas y muy distintas razones, psicólogo y humanista" (Mondéjar 1984, 122-123).

Para apoyar esta tesis Mondéjar se basa en el pasaje de Lingüística cartesiana en el que Chomsky cita a su vez a Huarte: "muchos hombres han nacido que llegaron muy cerca de ella [la perfección de la segunda clase de ingenio], inventando y diciendo lo que jamás oyeron a sus maestros ni a otro ninguno (Huarte 1989, 202). Mondéjar subraya que cuando Huarte escribe "inventando y diciendo lo que jamás oyeron" Chomsky interpreta que se refiere al modo de hablar, a las construcciones gramáticales, mientras que realmente —afirma Mondéjar— a lo que Huarte se refiere es a los conceptos, a las ideas. Para Mondéjar, Huarte "nunca se preocupó ni directa ni indirectamente del mecanismo lingüístico", y sostiene que en Huarte pensamiento y lenguaje son entidades de naturaleza muy distinta. La única preocupación de Huarte por la lengua —viene a afirmar Mondéjar— es su origen y su utilización por parte de los distintos grupos sociales, legisladores, predicadores, etc. (Mondéjar 1984, 125-126).

Sin embargo, es posible obtener una nueva luz sobre esta controvertida cuestión si se estudia con detenimiento el contexto en que Chomsky da noticia de Huarte en la nota 9 de Lingüística cartesiana (1969, 21-23). Esta nota se localiza al comienzo del apartado que Chomsky dedica al aspecto creador del uso del lenguaje en la tradición cartesiana. En ese apartado, Chomsky expone en primer lugar que para Descartes el lenguaje "existe para la libre expresión del pensamiento o para una respuesta apropiada en cualquier situación nueva, y no se encuentra determinado por ninguna asociación fija de las expresiones a estímulos externos o a estados fisiológicos" (Chomsky 1969, 20) y continúa con el tratamiento del lenguaje como solución al problema de la existencia de otras mentes. Las mentes pueden servir como instrumento universal para toda clase de situaciones, a diferencia de los órganos de los animales o de las máquinas que requieren "alguna adaptación especial para cualquier acción particular". En este punto es donde Chomsky inserta la nota 9 en la que cita a Descartes sobre la incapacidad de las máquinas para conocer (pues tan sólo tienen disposiciones) y acerca de la manera de determinar si algo es humano. Como uno de los aspectos constitutivos de la acción humana es su diversidad, Descartes niega que haya diversidad suficiente en una máquina como para que pueda actuar en la vida ordinaria del mismo modo que nos hace actuar nuestra mente (Descartes 1628; Chomsky 1969, 21).

Chomsky afirma que Descartes amplía su concepción de la 'potencia cognoscitiva' como facultad que no es puramente pasiva y que "se denomina, con propiedad, mente cuando forma nuevas ideas con la imaginación o cuando atiende a las ya formadas" (Descartes 1628), actuando de un modo que no está por completo bajo el control de la percepción, de la imaginación o de la memoria" (Chomsky 1969, 21-22). Chomsky destaca que "la idea de que la potencia cognoscitiva se llama, con propiedad, mente sólo cuando en algún sentido es creadora, tiene orígenes anteriores", y aporta una serie de citas de Huarte de los dos primeros capítulos del Examen con un escueto comentario. No hay nada en ese comentario que lleve a pensar que Chomsky creyera que Huarte hablaba explícitamente del aspecto creador del uso del lenguaje; más bien Chomsky cita a Huarte como antecedente de la tesis de que la mente es creadora, en el sentido de generadora de nuevas ideas, más allá de la limitación de los estímulos sensoriales (Chomsky 1969, 22).

Mondéjar afirma que la supuesta atribución por parte de Chomsky a Huarte de la tesis de que la creatividad no es sólo conceptual, sino lingüística es más clara en El lenguaje y el entendimiento. La única prueba que Mondéjar aporta en apoyo de su afirmación es el énfasis —que él hace— en las dos últimas frases del siguiente pasaje de ese libro:

"Así pues, la inteligencia humana normal es capaz de adquirir conocimiento mediante sus propios recursos internos, haciendo uso tal vez de los datos de los sentidos, pero sólo para proseguir edificando un sistema cognoscitivo en términos de ciertos conceptos y principios desarrollados independientemente; y es capaz de generar nuevos pensamientos y de darles expresión apropiada e inédita, de un modo que trasciende por completo los hábitos y la experiencia previamente adquiridos" (Chomsky 1986, 29).

Mondéjar sostiene que las dos últimas frases son de la exclusiva responsabilidad de Chomsky y que en ningún momento Huarte imaginó ni dijo cosa parecida. Según él "Chomsky ha establecido por analogía, el hecho paralelo siguiente: si la mente humana genera nuevos conceptos simultáneamente generará los medios lingüísticos adecuados para expresarlos. Pero esto es un pensamiento de hoy, no del ayer del doctor Huarte" (Mondéjar 1984, 126).

De nuevo, nos parece que hay que atender al contexto en que Chomsky expresó sus ideas para lograr una mejor comprensión del pasaje citado. Antes de ese párrafo Chomsky está comentando las tres clases de ingenio en Huarte y en concreto Chomsky identifica la segunda clase con la inteligencia humana normal, que "transciende con mucho la limitación empirista" y que "con sólo el objeto y su entendimiento, sin ayuda de nadie, pare[n] mil conceptos que jamás se vieron ni oyeron" (Huarte 1989, 194); "[muchos hombres han nacido]... inventando y diciendo lo que jamás oyeron a sus maestros, ni a otro ninguno" (Huarte 1989, 202). De estos textos parece inferirse con nitidez que Huarte afirma al menos implícitamente algo sobre la expresión de los conceptos, pues alude a decir lo que jamás oyeron. Mondéjar señala que estas últimas palabras —que también menciona Read (1975, 425)—"no son de Huarte, sino un añadido que no se encuentra en la edición de 1594", y concluye que "por lo tanto, no se puede atribuir a Huarte esta nueva matización, sino a cualquiera de los editores de turno" (Mondéjar 1984, 121). Sin embargo, según muestran la edición crítica de Guillermo Serés y la edición de Esteban Torre que Mondéjar manejaba en su artículo, ese pasaje es precisamente una de las adiciones de Huarte en la edición de Baeza de 1594 (Torre 1977b, 432), por lo que puede afirmarse de modo rotundo que la suposición de Mondéjar es equivocada.

Malcolm Read en su trabajo de 1975 no presentó objeción alguna a la insistencia de Chomsky sobre el papel de Huarte como precursor de la doctrina cartesiana. Más aún, Read aporta en defensa de la continuidad entre Huarte y la tradición cartesiana el testimonio del autor francés Pierre de Deimier, que en 1610 publicó en París la obra Academe de l’art poétique, en la que basándose en la traducción francesa del Examen, no sólo desarrolló las ideas de Huarte, sino que incluso en un pasaje (Deimier 1610, 224) parece sostener la tesis de la creatividad lingüística:

"puesto que la invención es de una tal dignidad..., está incorporada en la disposición, ya que hay siempre invención para bien disponer los sujetos, como también la hay en la elocución, visto que en la colocación de las palabras y términos, y en la elección de ellos, el espíritu parece no menos inventivo que industrioso" (citado por Read 1975, 427).

Este texto de Deimier, próximo a Huarte en el tiempo, muestra que el puente entre la creatividad conceptual y la creatividad lingüística no es una invención interesada y extemporánea de Chomsky. Se trata más bien del paulatino desarrollo de una doctrina que destaca sobre todo el protagonismo de la persona singular en la articulación de pensamiento y lenguaje, y que da buena prueba de la continuidad de tradición entre Huarte y la lingüística cartesiana y del singular papel que el navarro Huarte de San Juan tuvo en ella, y en consecuencia, en la gramática generativa en boga en las últimas décadas.

4. Conclusiones

La creatividad en Huarte es asunto importante y complejo, pues Huarte no trata de modo totalmente coherente los ámbitos conceptual y lingüístico. En Huarte pueden observarse algunos indicios de lo que más tarde será la doctrina cartesiana del lenguaje, aunque con la cultura renacentista sostiene todavía que las lenguas pertenecen a la facultad de la memoria y no al entendimiento.

La interpretación chomskyana yerra al identificar la segunda clase de ingenios con la inteligencia normal y la primera clase con el ingenio dócil, pero resulta exagerada la acusación de Mondéjar a Chomsky de forzar hasta la desconsideración el pensamiento de Huarte. Chomsky está interesado en llamar la atención sobre la potencia generativa del entendimiento humano creador, propuesta por Huarte que es un claro precedente de la doctrina cartesiana.






Referencias bibliográficas




Notas

1. Este trabajo forma parte del Proyecto de Investigación "El humanismo pedagógico de Huarte de San Juan", financiado por el Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra según Orden Foral 516/92.

2. Las referencias al texto de Huarte se hacen por la rigurosa y reciente edición crítica de Guillermo Serés, a la que la comunicación remite con la expresión Huarte 1989.



Última actualización: 27 de agosto 2009

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