3. 4. Le Palais de Justice. Bruxelles

Este superpalacio de una arquitectura superlativa trataba de mostrar, que ahora sí -y definitivamente- la justicia sería ciega, insobornable e implacable. Por de pronto hubo que cegar un poco a los contribuyentes porque los dos proyectos superaron en mucho el presupuesto original.

El diseñador se enfrentó con un programa que ya era megalomaníaco en su origen : conseguir como fuera un monumentazo; y se dejó llevar por el entusiasmo, arrastrando a sus promotores por los pantanos de la financiación; lo que causó repetidos quebraderos de cabeza a su ministro en los sucesivos parlamentos.

Palace de Justice. Bruxelles

El Palais de Justice de Bruxelles se sacó a concurso en 1862. Pero finalmente se optó por dárselo al arquitecto municipal, Joseph Poelaert (1817-1879), que lo proyectó enteramente y dirigió su ejecución hasta su muerte, ocurrida poco antes de su conclusión (inaugurado en 1883).

Poelaert acertó en muchas cosas. Antes que nada, en el plan de masas: en cómo dispuso el edificio, sobre la plataforma artificial, faraónica, que se le destinaba, que requirió derribar un barrio popular y pobre de la ciudad.

Sobre semejante pedestal, el extenso edificio se eleva con una apostura verdaderamente justiciera. Y sobre este inmenso cuerpo arquitectónico, gravita, más que se levanta, la cúpula, con un poderío y una majestad propios de la Roma Imperial como recordando la solidez de las leyes. Precisamente, para atenuar su pesantez, en las reparaciones que sufrió el edificio tras la segunda guerra mundial, se elevó un poco su punta.

Uno de los temas que distinguen al edificio, y un hallazgo de Poelaert, fue el modo de combinar órdenes clásicos de escalas muy dispares. El ejemplo más llamativo se da en la entrada principal.

El ciclópeo atrio recoge las columnatas de orden grande que articula todo el edificio, y las prolonga en la boca de entrada. Con la ayuda de unos grifos o quimeras, se introduce un orden todavía mayor. Merece la pena observar con detenimiento este arriesgado encuentro, resuelto tan airosamente. Además, el orden megalítico sostiene uno de los mayores y más célebres dinteles de Europa : de una dimensión desaforada; que exigió -como casi todos los grandes dinteles- una tremenda y tupida armadura metálica.

El tema, se repite de un modo u otro en las zonas nobles del edificio; así Poelaert consigue articular coherentemente el conjunto, desde el famoso atrio a los alzados menores de los interiores de la inenarrable Salle des Pas Perdus, vastísimo ámbito un tanto anodino si no fuera por su desmesurada escala, que forma el corazón, y en realidad la mayor parte del edificio.

Sin embargo, el diseño es llamativamente tosco en cuanto se baja a los detalles; y alguno de ellos -que no voy a mencionar- chirría espantosamente; y es lastimoso que nadie lo insinuara a su diseñador. Es un diseño brutal -viril, enérgico- pero también muy bruto.

Al fin al cabo, Poelaert aprendió a diseñar con este edificio, que es monumental por encima de toda medida. Se puede decir, exagerando, que mientras un arquitecto cualquiera se resignaría a retocar un pedestal, Poelaert suprimía o añadía una columnata.

 
Joaquin Lorda. CLASSICAL ARCHITECTURE

VIII. Building Types

3. The Super-Monuments

3. 1. Houses of Parliament. London
3. 2. L'Hotel de Ville. Paris
3. 3. The Town Hall. Vienna
3. 4. Le Palais de Justice. Bruxelles
3. 5. Il Vittoriano. Roma
 
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