4. 3. The Mastery of Pozzo
El hermano jesuita Andrea Pozzo es uno de los grandes arquitectos clásicos; dejó mucha obra construida y grandes decoraciones pintadas.
Pero su influencia se debe a Perspectiva pictorum et architectorum, uno de los mejores libros de arquitectura que se hayan publicado : no tanto por los textos, sino por sus imágenes. Aunque se planteaba como un tratado de perspectiva, los ejemplos que ofrecía con edificios y detalles son estupendos y enseñaban a diseñar con libertad.
El tratado recoge el repertorio romano de fines del XVII, que combina el elegante clasicismo de Bernini y los chocantes descubrimientos de Borromini. Esta mezcla, imaginativa y sin estridencias, constituye el núcleo del clasicismo internacional que se extendió en Europa durante el siglo XVIII.
El libro se hallaba habitualmente en las bibliotecas de los colegios de jesuitas; y allí lo hojearon muchos profesionales. Los principales arquitectos europeos del siglo XVIII -también en España y México- lo conocieron a fondo : y por todas partes se perciben rasgos de esta publicación.
Los capiteles corintios y compuestos son bastante convencionales
Pozzo presenta un capitel especial, bastante atractivo. Está ejecutado principalmente con variantes de acanaladuras. Como es patente, responde a las formas generales del corintio.
Estos son los famosos retablos que Andrea Pozzo diseñó para la iglesia del Gesú (la casa principal de los Jesuítas en Roma), y para la iglesia de San Ignacio (el gran Colegio Romano). Fueron muy admirados y copiados. El primero es el dedicado a San Ignacio en el Gesú. Los demás son los de San Luis Gonzaga en la iglesia de San Ignacio. Interesante es la segunda versión, que no se construyó con entablamentos redondeados en planta.
El tratado de perspectiva incluye una buena selección de marcos para ventanas, de las que presentamos algunas.
Pozzo se esfuerza en presentar soluciones muy variadas, y recoge ideas de toda la tradición. Los marcos de estas primeras proceden de la tradición renacentista.
Por ejemplo, las dos primeras, con los frontones al revés, provienen de diseños florentinos a mediados del siglo XVI del grupo alrededor del historiador Vasari.
Pozzo también incorpora las novedades que ha introducido Borromini. Con cambios de ejes (esquinas saliendo 45º), desaparición de piezas del frontón, y sobre todo una plasticidad mucho más audaz, en el dibujo de orejas y remates. Y también con molduras mucho más pronunciadas.
