HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
WILLIAM JAMES
(versión catalana publicada en La Veu de Catalunya, 8-IX-1910; versión castellana publicada en La Cataluña, 17-IX-1910, p. 596)
—Esta primavera tendremos la buena ventura de que el profesor William James venga a visitarnos.
Es M. Boutroux quien me hablaba así, el mes de febrero último. Sus ojos brillaban de contento, con resplandor alegre, como el de quien recuerda una graciosa frase o una ingenua calaverada de juventud.
—¿Y la arterio-esclerosis?
Sabíamos al gran filósofo americano en mala salud. Tiempo ha que estaba jubilado y que Münsterberg le había sucedido en la cátedra de Harvard University. Le imaginábamos acurrucado, acaso, en un sillón de inválido.
—La arterio-esclerosis no se porta bien, desgraciadamente. Pero, ¿qué queréis? Estos americanos son como son. Ya veréis con qué facilidad se desplazan. Para nosotros ir a América es una grave cuestión. Ellos, en cambio, vienen tranquilamente a veranear en Europa, como nosotros a Normandía. Mi hija se casa en mayo. Y Mr. James, con su buen humor de costumbre, me ha prometido asistir a la fiesta.
En efecto, con las golondrinas llegó William James.
Es M. Boutroux quien me hablaba así, el mes de febrero último. Sus ojos brillaban de contento, con resplandor alegre, como el de quien recuerda una graciosa frase o una ingenua calaverada de juventud.
—¿Y la arterio-esclerosis?
Sabíamos al gran filósofo americano en mala salud. Tiempo ha que estaba jubilado y que Münsterberg le había sucedido en la cátedra de Harvard University. Le imaginábamos acurrucado, acaso, en un sillón de inválido.
—La arterio-esclerosis no se porta bien, desgraciadamente. Pero, ¿qué queréis? Estos americanos son como son. Ya veréis con qué facilidad se desplazan. Para nosotros ir a América es una grave cuestión. Ellos, en cambio, vienen tranquilamente a veranear en Europa, como nosotros a Normandía. Mi hija se casa en mayo. Y Mr. James, con su buen humor de costumbre, me ha prometido asistir a la fiesta.
En efecto, con las golondrinas llegó William James.