Eugenio d'Ors
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SERIES DE PRENSA DEL GLOSARIO
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GLOSARI en El SoL (1919)
 
La intelectualidad catalana. "Glosarios de "Xenius", El Sol, Madrid (publicación de la version castellana de las Gloses de la vaga)    20-IV-1919—28-IV-1919.
Versión castellana de las Gloses de la vaga, que, por haberse suspendido la edición de La Veu de Catalunya en razón de la huelga, en su versión original catalana fueron distribuídas en forma de folleto multicopiado.
 
3ª Serie (1 a 5-IV, glosas IX a XIII: Manchester en principios, Manchester en espectro / ¿Decamerón? / Benjamín Taborga / Poesía de Benjamín Taborga / Españas por nacer) (26-IV-1919, p. 1)
XIV. Las Oceánidas (9 de abril) (El Sol, 28-IV-1919, p. 1)
Encadenado, clavado a la roca, Prometeo queda solo ante la tempestad…
Entonces, acontece la escena de suprema misericordia. A hablar con Prometeo, a llorar con él, a hacerle compañía, acuden, dulces y generosas, las Oceánidas.
—Fortuna tenemos —decía nuestro acerbo amigo Mison— de que la hipotética trilogía esté mutilada.
—¿Por qué?
—Porque la continuación es demasiado triste.
—Yo la conozco —siguió diciendo—, yo os puedo contar la continuación. — Comienza la tragedia siguiente. Ha pasado tiempo. Pero he aquí Prometeo y la roca. He aquí las cadenas y el buitre. He aquí el mar crespo y la bronca tempestad.
Faltan nada más las Oceánidas. Poco a poco, han ido desapareciendo todas… Presentósele a una proporción de casarse con un fuerte comerciante de pasas del Istmo… Sigue estotra, en todos los concursos y romerías, a un elástico y frenticorto gimnasta milesio…
XV. En Semana Santa (14 de abril) (El Sol, 28-IV-1919, p. 1)
—Invita a tu novia a que salga un día contigo con la cara cubierta por un velo — decía el padre prudente y eugenista al hijo que estaba a punto de prometerse. Invítala a salir en tal guisa, y tú colócate unos pasos a la zaga. Entonces, contempla a tu sabor.
—¿Y esto, por qué?
—Horacio ha escrito — prosiguió el padre:
Regibus his mos est: ubi equos mercantur opertos    
Inspiciunt; ne, si facies, ut saepe, de cora           
Molli fulta pede est, emptorem inducat hiantem,
Quod pulchrae clunes, breve quod caput, ardua cervix.
Las piernas del caballo, y de la mujer, la cintura. El genio de la especie ha dado a los hombres el amor de los bellos troncos centrados por las bellas cinturas… Pero cada genio tiene un genio enemigo. El enemigo del genio de la especie inventó la belleza del rostro, a fin de distraer la atención de los mortales de las bellas cinturas.
Conviene a los pueblos ávidos de porvenir contrarrestar ese maleficio. ¡Gentes del Korán, que aspiraban al más vasto de los imperios! ¡Viejos españoles que debían combatir a las gentes del Korán! Vuestros fueron, y son aún, velo y mantilla. La cara cubierta, olvidada. La íntegra invitación del genio de la especie, subrayada y —para decirlo a la inglesa— enfasizada, en otro lugar.
Nada había de sorprenderme —concluyó el buen padre— conocido el quebranto demográfico con que los pueblos beligerantes han salido de la guerra, nada había de sorprenderme que la moda de los encubridores velo y mantilla renaciera en ellos… Tú, en tanto, hijo mío, no dejes de invitar a tu novia a salir así, y, no a su lado, sino unos pasos detrás de ella, contémplala a sabor tuyo, minuciosamente y sin precipitación.
XVI. "C'est la lutte finale" (15 de abril) (El SOl, 28-IV-1919, p. 1)
Nos dicen que las tendencias económicas igualitarias matan el estímulo del progreso. — ¿Es tan importante el progreso? Un espíritu clásico siempre preferirá, en cualquier cosa, al progreso, la perfección… — Yo creo que hoy la escultura es un arte sin ningún porvenir de mejora; y que las soluciones dadas en este punto por los griegos no se han visto ni se verán superadas, como lo prueba, en plano elevado, el fracaso de Augusto Rodín, y, en plano más elevado todavía, el fracaso de Miguel Ángel. En cambio, la escenografía guarda en el siglo XX riquísimas inéditas posibilidades. — ¿Es ésta una razón para preferir la escenografía a la escultura?
Y la política, y la organización social y la administración, y aun las condiciones más generales de la vida industrial, ¿a qué preferirías que se parecieran, en el inmediato mañana, a la escenografía o a la escultura? — Yo, a la segunda. Encontraría, en que la sociedad diese por fin con un tipo clásico de estructura, que hiciese ya inútil la inserción en ella de las inquietudes del progreso, una gran fuente de nobleza y una firme garantía de serenidad.
De Cournot —¡de Cournot el grande!— hemos disertado ese invierno en el Seminario de filosofía. Saben los amigos cómo presenta el Maestro del Azar su doctrina sobre la institución, después de las etapas humanas de la Prehistoria y la Historia, de la que llama Posthistoria. Contingencia pura, la Prehistoria; mezcla de contingencia y de razón, la Historia; triunfo de ésta, la Posthistoria. Saben también los amigos que nosotros llamamos a la Posthistoria, sencillamente, Cultura; porque no parece que el afianzamiento de una sólida normalización y de una racional seguridad en las condiciones de la existencia humana, haya de representar precisamente un acercamiento a la muerte; sino que pueden significar, al contrario, la entrada en una vida mejor.
Pensemos en lo que acontece en las existencias individuales. — ¿Quién tendría posibilidad de darse fuertemente a las puras actividades del espíritu? Aquel para quien las circunstancias de la profesionalidad no sean demasiado angustiosas. ¿Quién puede darse el lujo de tener problemas sentimentales? Aquel para quien no sea demasiado perentorio los apremios del genio de la especie. — Ensanchemos el cuadro. ¿Qué pueblo podrá tener ciencia, arte, pensamiento puro, limpia religión? Aquel que no tenga mucha hambre ni administración excesivamente insegura. — Ampliemos más: incluyamos en el cuadro a la humanidad entera. ¿Cuándo podremos decir que ella entra en etapa de Cultura? Cuando vayan apagándose en ella las inquietudes del progreso.
***
Perdonadme si la expresión de este pensar queda consignada aquí por manera en exceso concisa y difícil. Vuelven a aparecer los periódicos de Barcelona, y debemos ahora dar por terminada la serie íntima del Glosario, que la activa generosidad de unos amigos ha querido copiar y distribuir, en las horas negras y vacías de la ciudad. Y convenía, antes de separarnos, para cita nueva en más dilatado ámbito, una palabra de resumen que fuese como un santo y seña.
Pero rueda una canción por las calles del mundo que trae palabra y resumen mejor. Aquella que, al anunciar también el advenimiento de un período de seguridad clásica en la Humanidad y al llamar al heroísmo a los dolores de la última agitación, dice así — entre luces de incendio, tal vez, pero también entre luces de aurora:
C'est la lutte finale.

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Última actualización: 24 de marzo de 2009