Eugenio d'Ors
presentación | vida | obra | pseudónimos | retratos y caricaturas | galeria fotográfica |dibujos |entrevistas| enlaces    
SERIES DE PRENSA DEL GLOSARIO
volver
LAS OBRAS Y LOS DIAS en España
XENIUS, «Las obras y los días», España. Semanario de la vida nacional, Madrid (edición facsimil Topos Verlag, Vaduz, 1982), 29-I-1915—28-V-1915.
Serie inédita, probablemente reservada para el volumen Amigo de Platón, nunca publicado.
 
Del neologismo / Documentos sobre el estado de la filosofía y de la enseñanza de la filosofía en la España de los comienzos del siglo XX / "Muy siglo XVIII" / Rubén Darío, poeta del "muy siglo XVIII" / Memento
[año 1, nº 8, 19-III-1915, p. 5 (p. 89)]
(España, 19-III-1915, p. 5 (p. 89))
(recogido parcialmente «Muy siglo XVIII», Glosas. Páginas del Glosari de Xenius 1906-1917, 1920, p. 267-268; Las Obras y los Días, 1920, p. 14)
Del neologismo
¿Neologismo? Pero en cualquier verdadero escritor —en cualquier escritor de raza—, ¿no es cada palabra dibujada por la pluma un neologismo?
La única diferencia entre los buenos neologismos y los dañados hela aquí: los buenos, apenas inventados, ya diríais que han vivido siempre. Los malos, por más que se repitan, siempre parece que han de morir al siguiente día.
Documentos sobre el estado de la filosofía y de la enseñanza de la filosofía en la España de los comienzos del siglo XX
Primer documento. — Nos lo proporciona un libro nuevo que nos ha sido remitido por sus autores.
Este libro está dedicado al mayor honor y gloria de la Ciencia española. Los autores se proponen, según francamente lo manifiestan a D. Alfonso XIII desde el principio, «hacer que renazca el estudio de la Filosofía, bastante olvidada en nuestra España, y aparezca orlada con todo su antiguo esplendor. Para ello hemos de hacer justicia, antes a su vez, a todos aquellos que la cultivaron con tanto provecho y supieron dejar una estela luminosa en sus grandes y maravillosas obras, haciendo aparecer a la Filosofía española enriquecida, al propio tiempo que se honraran a sí mismos y proporcionaran a su patria una aureola más de gloria y un motivo mayor de orgullo por tener hijos tan esclarecidos y varones tan dignos de loor y prez».
Esos patriotas son partidarios del método comparativo. Este loor y prez de su patria no quieren dejar de encararlo con el loor y prez de las tierras extranjeras. Por eso ya en la introducción del libro, y antes de adentrarnos en las substanciosas filosofías de D. Francisco Valles, llamado «el Divino», aunque divino no lo es él solo, nos dan un resumen sucinto de la historia universal de la Filosofía. Ese documento es el que reproducimos aquí. Lo reproducimos completo, sin selección ni trunque, textual en su orden y distribución, textual hasta en sus sorprendentes grafías:
«Estudiado y conocido todo lo anteriormente dicho por los hombres a quienes llamamos filósofos porque supieron buscar en la Naturaleza creada e increada, vemos que Pitágoras, cuya agudeza de ideas y elevación de ingenio le permitieron conocer, por medio de la Filosofía, la Astronomía, la Música y Canto, la Poesía y la Sociología, defendió la teoría de la metempsícosis o transmigración de las almas.
«Samo, que conocía las leyes físicas, admitía la gran Unidad de donde dimana el Mundo, diciendo: «El mundo es una masa de la cual se desprenden todas las criaturas como moléculas que la componen».
«Platón, que mereció el epíteto de divino por su elevado ingenio, cayó en el politeísmo ideal.
«Aristóteles, que era modelo de elegancia, estilo, profundidad y sutileza en la dialéctica, predicó que «el mundo era eterno, tanto en la materia como en la forma».
«Epicuro defiende como único fin del hombre la felicidad y el deleite.
«Pirrón, que poseyendo aquel axioma de sólo sé que no sé nada, introdujo el escepticismo en la ciencia filosófica. Los estoicos defendían que la felicidad y la virtud estaban concentradas en la sabiduría, teniendo al sabio como a un dios, por creerle superior en todo a los demás hombres.
«Bacon, Descartes, Spinoza, Malebranche, Lutero, Calvino, Rousseau defendieron la evolución de la materia y todo lo atribuían al caso.
«Hobbes y Loke defendieron el sensualismo; Gassendi, la moral independiente; Condillac, Voltaire, Da La Maitre, Diderot, Vulneij y Darwin eran partidarios del ateísmo; Zola, Tolstoi, Gorki mostraron su decisión por el panteísmo y el socialismo; Anaxágoras, Leucipo y Empédocles eran partidarios del atomismo: Kant, Heggel, Krausse, Critias, Protágoras y Parménides defendieron el panteísmo individualista; Descartes, Baile, Hume, Berkeley, Pirro, Gorgias y Carneides se preocuparon de estudiar y defender el escepticismo, y en fin, Erigema, Eumónico y Plotino, con los modernos enciclopedistas y polemistas, fueron paladines defensores del racionalismo, teoría que hoy ostentan muchos de nuestros modernos filósofos.
«¿Y a que más? Cayetano y Suárez, Melchor Cano y Báñez, Soto, Campanella y Carranza, Reig, Bonald, Rosmini y Ráulica, Bossuet y Fenelón, Balmes, Lulio, Valles, que con sus teorías imprimieron carácter a sus obras y establecieron los distintos métodos de la Filosofía.
«Esto es en lo que se refiere a la parte general»…
(De la obra: Eusebio Ortega y Benjamín Marcos, Biblioteca Filosófica. Los grandes fi­lósofos españoles. Francisco de Valles el Divino. Biografía, datos bibliográficos y análi­sis de sus doctrinas filosóficas. Prólogo del Dr. D. Adolfo Bonilla y Sanmartín, Académi­co, etc., Madrid, MXMXIV).
«Muy siglo XVIII»
¿Qué cosa significa, en idealidad, esta fórmula «Muy siglo XVIII»? ¿Qué fue, en idealidad, el siglo XVIII?
En cierta ocasión, mi Octavio de Romeu decía que la fórmula moral de cada hombre y de cada siglo nos la podía dar al considerar cuál era la pasión que más dramáticamente había tenido que superar.
Así, continuaba, la fórmula de la civilización griega podría ser la siguiente: un esfuerzo para superar la Cólera. La tendencia a la cólera era, en efecto, el punto flaco de aquellos hombres rudos, pero que habían puesto su ideal en la vida serena. Recuérdese el sentido profundo de la trilogía de Edipo.
Parecidamente, la civilización de nuestro siglo, la gran obra nuevecentista, está en un esfuerzo para la superación de la Anarquía.
—¿Y el siglo XVIII? — preguntamos al Maestro bien amado.
—El siglo XVIII —nos dijo él— fue, en su literatura, en sus artes, en su pensamiento, en su religión, en su política, en sus costumbres, un esfuerzo magno para superar el Remordimiento.
Rubén Darío, poeta del «muy siglo XVIII»
Una noche, en el salón de Octavio de Romeu. El salón estaba a oscuras y, frente a nuestro Pantarca, había un hombre sentado. Les separaba toda la sombra de la habitación, cada uno con un beso de luna en el rostro. Grave y rasurado, así el del Pantarca, era el del huésped; pero no ya seco y finamente melancólico, sino adormecido tras una especie de inflor que le daba cierta nobleza sacerdotal y no le permitía abrir demasiado los ojos. Pero las narices, maravillosamente sensuales, de este hombre vibraban en sus aletas generosas, vivían más que los ojos mismos y parecían ser, en vez de éstos, el órgano inteligente, en la hierática criatura, para percibir el mundo exterior. «Rubén —le había dicho Maese Romeu (porque el huésped era Rubén Darío, el más melodioso poeta que hayan escuchado jamás orejas hispanas)—, Rubén, tú eres como un juguete en manos del Señor. Tú eres como un trompo lleno de música. Para oír este tu dulce zumbar, cuando bailas, las estrellas se vuelven locas. ¡Si te sientes envuelto el cuello y agarrotado por el dolor, Rubén, no llores! Es el Señor que te da cuerda».
Memento
Obras recientes: Rubén Darío: Muy siglo XVIII (Biblioteca Corona). — S. Gómez Santa Cruz: El solar numantino. Refutación de las conclusiones históricas y arqueológicas defendidas por Adolf Schulten, Madrid. — E. Ortega y B. Marcos: Los grandes filósofos españoles. Francisco Valles «el Divino», Madrid. — P. Carus: El Evangelio del Buddha, traducido por Rafael Urbano, Madrid. — León Martín: Impresiones de Italia, León. — Andrés Guilmain: El reino interior, Madrid. — «Azorín»: Al margen de los clásicos (Publicaciones de la Residencia de Estudiantes), Madrid.

Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 11 de marzo de 2009