Eugenio d'Ors
GLOSARIO INÉDITO
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PEDAGOGÍA
(La Veu de Catalunya, 26 - X -1910; La Cataluña, 5- XI - 1910)
—Siempre dije que un día nuestro país sucumbiría por la demasiada perfección de sus escuelas primarias.

Es un ilustre Profesor el que así me habla. Es un defensor constante de los fueros del espíritu, hoy día acaso un poco comprimidos —en los países donde las ciencias han avanzado mucho— por el desarrollo exclusivo del tecnicismo.

—Sí, nuestras escuelas son demasiado perfectas, sus métodos y sistemas demasiado refinados, demasiado completo y vigilante su espíritu de previsión.

Los niños salen de ellas admirablemente adornados de conocimiento, pero también miserablemente secos de alma. A fuerza de regularlo todo hemos acabado con aquellas dichosas irregularidades pedagógicas entre las cuales resbalaba el fecundo azar. A fuerza de rendir culto a la espontaneidad, la hemos matado, porque hoy la misma espontaneidad es ya prevista y predeterminada. Nuestras Escuelas resultan ya, y resultarán más cada día, oficinas de nivelación mental, seminarios de mediocridad satisfecha. Es preciso ver el lastimoso estado de «suficiencia» en que viven los primarios, niños aplicados y maestros de escuelas. Los primeros lo guardan con frecuencia, toda su vida; los segundos propagan, extienden, generalizan, doran el mal. Un sabio es un hombre modesto, prudente, dudoso, tolerante, respetuoso —por lo poco seguro que está siempre de su ciencia— de los valores fundamentales de la vida. Un primario, en cambio, encuentra siempre, en su media ciencia, el plano necesario para arriesgar las afirmaciones más temerarias, para fingirse que el saber está ya constituído y que él es su detentador… En 1880 los sabios eran todavía algunas veces escandalizadores de conciencias; hoy los escandalizadores de conciencias no son más que los primarios… Ya sabéis que no hay nadie que esté tan seguro de la teoría de la selección natural, por ejemplo, como los que la conocen de cuarta mano…

Una parte de la responsabilidad de este estado de espíritu corresponde a la concepción supersticiosa de la importancia de la enseñanza primaria. Y como el resultado fatal de aquél, si no se remedia, consistirá en la ruina de la tradición científica en nuestro país, yo temo siempre que un día sucumba nuestro país por la demasiada perfección de sus escuelas primarias.



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Última actualización: 7 de diciembre de 2006