Eugenio d'Ors
GLOSARIO INÉDITO
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ELOGIO DEL COHETE
(La Veu de Catalunya, 23-VI-1906; La Cataluña, 12-X-1907; recogido en Glosas. Páginas del Glosario de Xenius (1906-1917), pp. 52-53)

¡Cohete, cohete, ligereza y alegría de ritmo perfecto!

¿A qué compararte, cohete, sino a estas ágiles vidas, sencillas por lo lineales, y por lo curvas, graciosas, fáciles por su absoluta conformidad con la ley de una clara vocación? Así la vida de Mozart, dicen. Así la de Rafael —belleza, amor, amistad, sonrisa…—. Cortas vidas perfectas, como un epigrama de vida. Cortas por lo perfectas. «El varón amado de los dioses muere joven», es un decir <antiguo>. —¿No era también el cohete un predilecto de los dioses?
Bienaventurado el cohete, porque lleva en un solo junco-matriz su ley y su vida. No mano extraña, no extraño precepto le obligan a un camino. Pero su camino es tan regular, como si fuese ordenado por un precepto inflexible. Más regular aún que si fuese ordenado por un precepto inflexible, que no podría borrar las imperfecciones de una contenida rebeldía. Y es que la misma naturaleza del cohete es su ritmo.

Igual que en el soneto. Pero yo no sabría comparar el soneto, con su ritmo arquitectónico y simétrico, al cohete, tan unilateral (y que no cojea a pesar de esto)… Antes sería más perfecto llamar a los cohetes epigramas, en el noble y clásico sentido de la palabra, como a las venturosas vidas que he dicho. O bien, ahora, haikai, en recuerdo de aquellos haikais japoneses, de que entre nosotros habló el poeta que era más digno entre nosotros, de hablar de ella.
¡Toma! Yo le haría al cohete una especie de haikai:

La columna enhiesta.
Mas prefieren los dioses, del cohete
la curva, un poco escéptica…

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Última actualización: 22 de noviembre de 2006