Eugenio d'Ors
GLOSARIO INÉDITO
ESTILO Y CIFRA
ONTOLOGÍA ARCAICA
La Vanguardia (17-VI-1949, p. 4)

Lo único que me duele es que, el doctísimo Mircea Eliade, al publicar su libro sobre Le Mythe de l'eternel retour, no se haya acordado a punto de mí Concepción cíclica del universo, en que la creencia en la repetición era presentada como una constante histórica; bien que se la situara preferentemente como aplicable a lo cosmológico, allí donde Eliade lo coloca en lo mítico. Presumo que la razón del olvido no ha podido ser la ignorancia. De una parte, la bibliografía puesta por el autor, al final del volumen, le muestra a él en documentación rica y concienzuda. De otra parte, siendo el mismo un escritor rumano, no le asiste el derecho, que tal vez le asistiera de ser, por ejemplo, francés o alemán, para no aplicar a textos españoles o portugueses la fidelidad de dicha documentación, que alcanza hasta publicaciones de Helsinki y de Bombay. Añado que el curso en que se estudiaba la concepción cíclica se dio en Lisboa, ciudad donde el señor Eliade ha residido largos años. Por último, y según testimonio de Alejandro Bucinoceano, éste, con Beucinceanu mismo, preparaban, hace algún tiempo, una antología rumana de páginas mías… Bien es de creer que las teróricas entraban como las de corte más literario en la base de la selección.

Y sobre Octavio de Romeu, ¿le faltaban al señor Eliade noticias? Octavio de Romeu, que recibe el obsequio de libros originales de muchos contemporáneos suyos, les tiene a éstos clasificados en dos secciones, que caracterizan unas correspondientes iniciales. Hay, de un lado, Fulano de tal, «de la T.A.D.E.M.» (de la turba de admiradores con dedicatorias enfáticas y manuscritas), y Mengano de cual, «de la S.A.R.P.A.» (de la selección de admiradores, que regalan publicidad agradable). Es natural que no situe al uno y al otro en igual lugar, dentro de su reconocido corazón. Sin que esto quiera decir que esté, en este capítulo, excluído el aprovechar la lección de la parábola evangélica relativa a «los trabajadores de la última hora». Lo que más me conmueve —nos ha confesado Maese Octavio alguna vez— son las citas añadidas en las segundas ediciones…

Pero, en fin, ya que no vamos a repetir en la coyuntura el protocolo de la batalla de Rocroy, —y porque ahora resultaría poco gentil el decirlo: «Messieurs las Anglais, tirez les premiers»—, vamos a subrayar, desde el presente instante, cuanto en Le Mythe de l'eternel retour me ha interesado, entre mil otros temas de reflexión y, para mí, de oportunidad, lo referente a las repeticiones de la actitud de Creación en la vida ritual de las sociedades arcaicas. Precisamente a la tesis de la creación perpetua he podido consagrar dos recientes estudios: uno, aparecido en la revista bibliográfica Ínsula; otro, en la carmelitana Revista de Espiritualidad. Continuo simulacro, la creación humana, del tránsito entre el Caos y el Cosmos, exige el sacrificio de una corriente a una figura, que detiene a la primera, que la «obtura», en su carrera fatal hacia la muerte. Este sacrificio, en suma, permite que algo exista. La existencia constituye el premio de la creación, no su resultado. Cualquier existencia presupone la colaboración entre una actividad y una eternidad.

Eliade estudia en su obra esta doble fuente en las civilizaciones arcaicas. La figura se traduce a arquetipo, se la actividad propende a la repetición. Tres grupos de hechos traducen la ontología arcaica: Primero, los elementos cuya realidad es función de la repetición, de la imitación de un arquetipo celeste. Segundo, ciudades, templos, casas, cuya realidad es tributaria del centro supraterrestre que los asimila a sí mismo y que los transforma en «centros del mundo». Y tercero, los rituales y los gestos profanos que no realizan el sentido que se les preste más que repitiendo deliberadamente algunos actos pretéritos, propuestos por dioses, héroes, antepasados.

La ontología arcaica, que sólo ahora la ciencia ha comenzado a estudiar, nos ofrece una demostración nueva de la necesidad de una explicación de la metafísica de los seres por la metafísica de los gérmenes.


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Última actualización: 15 de marzo de 2007