"Una lectura, aproximadamente clandestina, debió de echar en la tierra blanda de una mentalidad infantil, que a la sazón andaba conciliando las remociones simultáneas, traídas por el iniciado aprendizaje del latín y del francés -enseñadas las dos lenguas por ilustrada procura de mi padre-, los gérmenes de una vocación triple, donde se juntaban ciertos gustos sietecentistas, la ambición literaria, de un estilo breve, lacónico, preciso y divertido, hasta donde se pudiera, y cierto designio oscuro de emplear éste en una obra vasta, y en cierto modo enciclopédica, como la que, andando el tiempo, había de constituir mi Glosario".

(Confesiones y recuerdos, 2000)