"TOMA Y DACA. EUGENIO D'ORS"
(J. Cabuti, Villanueva y Geltrú, 3-X-1953)
Sí, no, sí, no … ¡Sí!
Sí señor… ¡Habrá Toma y Daca! Vamos a hacérselo a uno que fue a San Cristóbal a ver a don Eugenio, a eso precisamente: a hacerle un Toma y Daca…
Dice que subió a la ermita y que fue recibido amablemente por el señor d’Ors…
—¿Y qué le preguntaste, amigo?
—Pues yo quería que me hablara de la Medalla de Oro de Barcelona, que recientemente le ha sido impuesta; del “Secreto de la Filosofía”… Quería saber si se consideraba también periodista… El porqué de su predilección por “San Cristóbal”. Que me dijera algo de Villanueva y de su amistad con los villanoveses…
—¿Y qué pasó?
—Pues nada… Que esperaba encontrar a un juez y hallé a un hombre amigo… Me dijo que no le gustaban los interrogatorios, pero que si quería podía hacer un pequeño reportaje de la visita, que él ya me daría tema…
—¿Hiciste el reportaje?
—¡Qué va!, ¿yo qué sé de reportajes? El Toma… y Daca… es mucho más fácil.
—¿De qué te habló don Eugenio?
—Pues, de un banquete en la Barceloneta, de la Biblia, de un pintor suizo, de unos “Goigs de San Cristóbal”. Me enseñó unos dibujos, una copa, una campanilla. Me tendió la mano… pero no me habló de la Medalla de Oro, ni de filosofía, pues cree que no está nada bien que uno mismo tenga que cantar sus propias excelencias…
—¿Qué te dijo de la Biblia?
—En una comida que desde hace 14 años le ofrecen en la Barceloneta —este año eran 140 comensales— después de una serie de parlamentos (señores Pisuñer, Conill, Sarró, Opisso, Pujols, etc.) le tocó a él hacer su “sermón”. Les habló de Tobías… Dice que Tobías cuando vio el pez en el río tuvo miedo y gritó, y el ángel fue a auxiliarle. Sacó el pez del agua y se acabó el miedo…
¿Era grande o pequeño el pez?… Como todas las tribulaciones de la vida, el pez era grande y pequeño a la vez. Grande dentro del agua —las tribulaciones cuando se abarcan con la mirada— y pequeño e inofensivo en manos de Tobías — las tribulaciones dominadas. Una buena lección, ¿sabes?
—¿Y lo del pintor suizo?
—Una anécdota original… Hace poco se le presentó un individuo vestido de rejoneador y montado a caballo. Le saludó muy a la española y se enteró de que no era, ni mucho menos, lo que aparentaba… Ni rejoneador, ni español; sino pintor y suizo. Hablaron, y don Eugenio le prometió que visitaría su estudio. El suizo —Schmid von Biel— para recordarle la cita, realizó un magnífico dibujo, y se lo mandó al día siguiente. Eran dos manos con mucha vida, y suplicantes con esta inscripción: ¡Maestro, acuérdese de mí! Al dorso se leía: El sábado a las doce.
—¿Qué hay de los “Goigs de San Cristóbal”?
—Pues que ha escrito unos… “San Cristóbal de Vilanova, doneu-me la bondat dels forts”… El maestro Vallribera les pone música.
—¿La campanilla y la copa?
—Unos regalos preciosos…
—¿Nada más?
—Oye, que estás hablando solo…
Sí señor… ¡Habrá Toma y Daca! Vamos a hacérselo a uno que fue a San Cristóbal a ver a don Eugenio, a eso precisamente: a hacerle un Toma y Daca…
Dice que subió a la ermita y que fue recibido amablemente por el señor d’Ors…
—¿Y qué le preguntaste, amigo?
—Pues yo quería que me hablara de la Medalla de Oro de Barcelona, que recientemente le ha sido impuesta; del “Secreto de la Filosofía”… Quería saber si se consideraba también periodista… El porqué de su predilección por “San Cristóbal”. Que me dijera algo de Villanueva y de su amistad con los villanoveses…
—¿Y qué pasó?
—Pues nada… Que esperaba encontrar a un juez y hallé a un hombre amigo… Me dijo que no le gustaban los interrogatorios, pero que si quería podía hacer un pequeño reportaje de la visita, que él ya me daría tema…
—¿Hiciste el reportaje?
—¡Qué va!, ¿yo qué sé de reportajes? El Toma… y Daca… es mucho más fácil.
—¿De qué te habló don Eugenio?
—Pues, de un banquete en la Barceloneta, de la Biblia, de un pintor suizo, de unos “Goigs de San Cristóbal”. Me enseñó unos dibujos, una copa, una campanilla. Me tendió la mano… pero no me habló de la Medalla de Oro, ni de filosofía, pues cree que no está nada bien que uno mismo tenga que cantar sus propias excelencias…
—¿Qué te dijo de la Biblia?
—En una comida que desde hace 14 años le ofrecen en la Barceloneta —este año eran 140 comensales— después de una serie de parlamentos (señores Pisuñer, Conill, Sarró, Opisso, Pujols, etc.) le tocó a él hacer su “sermón”. Les habló de Tobías… Dice que Tobías cuando vio el pez en el río tuvo miedo y gritó, y el ángel fue a auxiliarle. Sacó el pez del agua y se acabó el miedo…
¿Era grande o pequeño el pez?… Como todas las tribulaciones de la vida, el pez era grande y pequeño a la vez. Grande dentro del agua —las tribulaciones cuando se abarcan con la mirada— y pequeño e inofensivo en manos de Tobías — las tribulaciones dominadas. Una buena lección, ¿sabes?
—¿Y lo del pintor suizo?
—Una anécdota original… Hace poco se le presentó un individuo vestido de rejoneador y montado a caballo. Le saludó muy a la española y se enteró de que no era, ni mucho menos, lo que aparentaba… Ni rejoneador, ni español; sino pintor y suizo. Hablaron, y don Eugenio le prometió que visitaría su estudio. El suizo —Schmid von Biel— para recordarle la cita, realizó un magnífico dibujo, y se lo mandó al día siguiente. Eran dos manos con mucha vida, y suplicantes con esta inscripción: ¡Maestro, acuérdese de mí! Al dorso se leía: El sábado a las doce.
—¿Qué hay de los “Goigs de San Cristóbal”?
—Pues que ha escrito unos… “San Cristóbal de Vilanova, doneu-me la bondat dels forts”… El maestro Vallribera les pone música.
—¿La campanilla y la copa?
—Unos regalos preciosos…
—¿Nada más?
—Oye, que estás hablando solo…
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J. Cabuti
(Villanueva y Geltrú, 3-X-1953)
(Villanueva y Geltrú, 3-X-1953)