Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
CÓMO Y CUANDO PREFIERE USTED ESCRIBIR. EUGENIO d'ORS
(ABC, 22-XII-1945, p.9)
 
La particularidad de mis jornadas consiste, muy capitalmente, en que, dentro de ellas, resulta imposible el separar los tiempos que se dan al trabajo de los que se consagran dentro de las mismas al descanso o al recreo. En un investigador de física, por ejemplo —o aunque sea en un crítico de teatros—, se entiende que, al encontrarse fuera del laboratorio o de la sala de espectáculos, cuanto ve debe divertirle, es decir, alejarle de su dominante y especializado quehacer profesional… Pero el Glosario no se ha vedado a sí mismo ningún objeto, ningún tema. ¿Cómo evitar, por consiguiente, el que, si yo voy a una fiesta, o al teatro, o auque sea a una distracción más frívola, funcionen dentro de mí los resortes, que mañana han de traducirse en reflexión o comentario, es decir, en labor? Añada usted que, por el otro lado, mi ardor por ciertas empresas y finalidades de cultura ha sido siempre tal, que, inclusive hacia las épocas en que he debido emplear muchas horas en despachar los expedientes de alguna secretaría académica o en redactar cédulas para un diccionario enciclopédico o en arbitrar disposiciones legislativas, que otros iban a firmar, el entusiasmo por el fruto encendía de puro recreo las fatigas de la faena. Así creo haber sido y ser en todo instante «el hombre que trabaja y que juega», indiscerniblemente y con espíritu de totalidad.

Esto respecto del tiempo del trabajo. En cuanto a su lugar y a su inspiración, tenga usted en cuenta lo que he dicho repetidas veces: que, a despecho de apariencias de una poligrafía casi escandalosa, yo en realidad no he escrito y sigo escribiendo más que tres obras, reductibles a un solo pensamiento. Una obra, el sistema filosófico, que he llamado Doctria de la Inteligencia, y en la cual el pensamiento «se encara con su propia unidad». Otra, el Glosario, en que el pensamiento «se encara con la riquísima diversidad de los acontecimientos, del mundo y de las cosas». Y otra obra tercera, obra más vivida que escrita y que consiste en una milicia perpetua por la cultura, traducida a mil varios esfuerzos y empresas, en que «el pensamiento comulga con la acción»: en una Heliomaquia o lucha por la luz… Aunque la suerte de cada una de estas de estas tres partes ha sido bastante varia en el curso de mi vivir, hoy las tengo repartidas para un desarrollo metódico y simultáneo en el curso del día y en las varias partes de mi casa. El Glosario recibe la primera luz mañanera en un rincón del comedor, abierto a la plaza del Cordón; la Heliomaquia, la luz meridiana, en un despacho sito un poco más lejos o bien la vespertina, ya en lugares fuera de la casa; para el Sistema son las primeras horas de la tarde, en otro reducto, abierto sobre un viejo y abandonado jardín, y en una celda llamada «el cuarto negro», y que preside hoy el Ángel Custodio de talla, que, la pasada primavera, me fue regalado por mis amigos.


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Última actualización: 14 de diciembre de 2006
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