Eugenio d'Ors
ENTREVISTAS Y DECLARACIONES
volver
LA IMPORTANCIA ARTÍSTICA DEL CINEMATÓGRAFO
(ABC, 2-I-1929, p. 10)

(El ilustre colaborador de ABC, D. Eugenio d’Ors, contesta así a nuestra encuesta:)

Ni entremos en la mentirosa e interesada conspiración ni consintamos que nos den el timo de las frases hechas. Abramos los ojos y reconozcamos que la cinematografía decae. Y que sus resultados son ahora, generalmente, inferiores a los que empezaba a alcanzar hace tres lustros.
La razón de tal decadencia parece por demás sencilla. Ocurre que en la industria cinematográfica los productores se encuentran en la necesidad de gastar enormes sumas a fines de la propaganda más escandalosa. Cada suma que a estos se aplica, hay que regatearla, por otro lado, al producto y a su calidad. Así, la causa que hace que las cintas actuales no alcancen a la perfección de las de quince años atrás, es la misma que priva a los perfumes que hoy salen al mercado —¡hasta los ingleses!— de la intensidad y la persistencia que tenían aún los de los comienzos del siglo.
Hay quien no lo repara. Hay quien se figura lo contrario. Tienen ojos y no ven, tienen narices y no huelen. Lo mismo ocurre en todo caso de bluff, desde el teatral de Benavente hasta el financiero de madame Hanau.
Que el cinematógrafo se encuentra hoy en real decadencia no quiere decir que no apunten, marginalmente, para el mismo, algunas posibilidades de renovación, abiertas a perspectivas de progreso real. Los llamados “films de vanguardia” han consistido, hasta ahora, por lo común, en la transposición óptica, agravada por la más desoladora puerilidad, de ciertos estribillos del pobre vanguardismo literario. Al revés, por el camino de los films documentarios se han conseguido ya bellas cosas y seguramente otras mejores se van muy pronto a conseguir.
El día en que el cinematógrafo descubra para sí la ley de la objetividad que ya han aprendido los más grandes artistas modernos —aquello que hace reconocer que “las formas de las cosas son, en sí mismas, interesantes, aparte de cualquier significación, de cualquier alusión, de cualquier lirismo”— se habrá dado el paso definitivo en esta materia. Conocido el interés de las formas, vendrá el segundo paso, el de intentar llevarlas a la belleza, mediante un trabajo de estilización.
Pero esto, socialmente, significa un desdoble del cinematógrafo como espectáculo. Así como, en la literatura, la etiqueta “novela” se aplica a productos de categoría harto diferente, dirigidos a públicos muy distintos, desde el que lee los folletines hasta el que se deleita con las invenciones más abstrusas y delicadas; y, en artes gráficas, la restauración del fresco no impide que continúe la manufactura del cromo, así —esperémoslo— el cinematógrafo de mañana podrá dar, al lado de la baratería —sobre la cual parece hoy obligatorio manifestar entusiasmo—, creaciones de estilo, recreo y estímulo de sensibilidades ejercitadas.
Eugenio d’Ors

Diseño y mantenimiento de la página: Pía d'Ors
Última actualización: 3 de septiembre de 2009